Qué fácil es predecir las crisis económicas a toro pasado (o Philip Ball va de economista)

Por Francisco R. Villatoro, el 19 noviembre, 2008. Categoría(s): Ciencia • Física • Matemáticas • Noticias • Personajes

Los artículos de Philip Ball me gustan. Químico de carrera, doctor en físicas, ahora se dedica a ser periodista científico para las revistas y periódicos de mayor prestigio, así como escritor de libros de divulgación de gran éxito. A veces se las da de «listorro,» pero ese defecto también lo tengo yo. Afirma que hasta un estudiante de económicas podría haber predicho la actual crisis financiera, en «What you don’t learn at school about the economy,» Nature, 29 October 2008 . Señor Ball (aunque sé que no va a leer esto), no sea tan visionario. A toro pasado…

Conforme la crisis financiera empeora, las opiniones de los expertos mejoran. Un gran mercado sin regulación es un fracaso anunciado, opinan unos. El libre mercado podría superar la crisis si le dejaran, opinan otros.

Los políticos conocen a Smith, neoclásico, y a Keynes, reformador del neoclasisismo. Sus teorías se basan en suponer que los agentes económicos conocen (tienen información «perfecta» sobre) el estado de los mercados. Cual entes «racionales» toman decisiones «racionales». Sin embargo, todos sabemos que nadie lo sabe todo. Los mercados financieros funcionan manejando información imperfecta, objeto de estudio de Joseph Stiglitz, de la Universidad de Columbia, en Nueva York, Premio «Nobel» de Economía en 2001.

Pregúntale a un político por Smith o por Keynes. Te hablará largo y tendido. Como podría hablar de Cervantes o de Lorca. ¡Faltaría más! Pregúntale por Stiglitz. ¿Por quién? ¡Mande…! Según el Sr. Ball, «el problema es que nadie enseña las deficiencias de los modelos económicos obsoletos [neoclásicos] a nuestros políticos».

El Sr. Ball afirma que la infalibilidad y supremacía absoluta del libre mercado es justamente eso, una ideología. Así como el fascismo y el comunismo son ideologías, el libre mercado también lo es. «La economía necesita una revolución científica, como la newtoniana, la relativista, o la cuántica en física.»

Sr. Ball, no vaya usted de economista. Desde el burladero se ven muy bien los toros… ¿cómo se ven desde el cossío?

Jean-Philippe Bouchaud, «Economics need a scientific revolution,» ArXiv preprint, 29 oct. 2008 , economista francés, nos habla de lo mismo: los «ingenieros» en finanzas tienen demasiada fe en los «axiomas» de la economía y no en los resulatados de los modelos de simulación. Compara la economía con la física. La última «vive» del experimento, la primera de las «ideas.»

La economía clásica se basa en la hipótesis de la racionalidad de los agentes económicos (que actúan para maximizar sus beneficios). ¿Cómo entender el «salvajismo» de los mercados bajo esa hipótesis? Los físicos, amparados en el método científico, han aprendido a desconfiar de los axiomas «sabidos,» especialmente cuando los hechos experimentales «hablan» en su contra. La duda metódica. El método científico. ¿Existen en Economía?

Los «psicohistoriadores» de Asimov, incapaces de preveer el nacimiento de «El Mulo,» se parecen bastante a los economistas que confían ciegamente en sus modelos, como las ecuaciones de Black-Scholes, inventadas en 1973 para modelar el precio de las acciones. El gran problema de estos modelos es que hay que estimar las probabilidades de los riesgos. La mayoría de los economistas tienen el vicio de ser optimistas al respecto. La minoría restante, por el contrario, tienden a ser pesimitas. ¿Dónde está el punto medio? En el experimento. Pero el caos determinista de los mercados, pequeñas perturbaciones pueden dar lugar a efectos salvajes, que impide tomar datos experimentales fiables para los parámetros de los modelos, mina la confianza de los economistas en estos modelos.

Bouchaud propone que hay que cambiar la mentalidad de los economistas (e ingenieros financieros). Se necesita un enfoque más pragmático, basado en una representación más realista de lo que realmente está sucediendo en los mercados financieros. Hay que centrarse en el análisis de los datos y no en los modelos basados perfectas ecuaciones perfectas y axiomas «estéticamente atractivos».

La biografía de Greenspan dice que se pasaba los días mirando las curvas que en su ordenador mostraban el estado de los mercados financieros. En su momento, considerado un Dios. Hoy en día, el demonio culpable de todo lo malo, pasado y por venir. ¿Era Greenspan un experimentador? Bernanke, su sucesor, es mucho más teórico. También mirará las curvas. Pero tiene fama de buen conocedor de la historia de los mercados, de las crisis de los mercados, ¿le servirá de algo? ¿Acabará siendo Dios en vida y demonio en «muerte»? Bernanke, mano derecha de Greenspan en el pasado, no puede limpiarse las manos ahora y echarle la culpa a su maestro. Los demás tendremos que confiar. La confianza, la irracionalidad de la confianza «racional» es la llave que nos abrirá las puertas de una pronta recuperación. ¡Que así sea!



Deja un comentario