El presente y futuro de la formación de doctores en el marco de la Universidad 2.0

Por Francisco R. Villatoro, el 14 marzo, 2013. Categoría(s): Ciencia • Noticias • Política • Science ✎ 7

Dibujo20130314 MOOCs rising - supply and demand - student origins - courses offered

La universidad tiene un doble papel formativo, producir profesionales competentes y formar a los futuros investigadores. Los cursos masivos online, MOOC por sus siglas en inglés, están transformando la educación superior en todo el mundo. Estos cursos están diseñados para que participen miles de estudiantes de forma simultánea (en el verano de 2011 un curso de inteligencia artificial ofrecido por la Universidad de Stanford, California, atrajo a 160 000 estudiantes de todo el mundo, de los que 23 000 lo culminaron con éxito). ¿También servirán para formar a los futuros investigadores? Normalmente, en la universidad presencial los profesores seleccionan a los mejores estudiantes y les orientan hacia la investigación. ¿Se puede realizar lo mismo en los cursos masivos online? La universidad tiene mucho inercia y en las últimas décadas nunca se había producido un cambio tan rápido y tan importante como se está produciendo en estos momentos. Todo lo que ofrecen las universidades tiene que cambiar para adaptarse a la nueva filosofía de los cursos masivos online, incluyendo la formación de investigadores. Las grandes universidades de EEUU son conscientes de ello y están acelerando todos los cambios necesarios para posicionarse en la cabecera del pelotón. Nos lo cuenta M. Mitchell Waldrop, «Online learning: Campus 2.0. Massive open online courses are transforming higher education — and providing fodder for scientific research,» Nature 495: 160-163, 14 March 2013.

Según la Conferencia Mundial sobre Educación Superior 2009 de la UNESCO, la tendencia dominante en la educación superior es la masificación. Casi un tercio (29,3%) de la población mundial son menores de 15 años. En el mundo hay 165 millones de personas matriculadas en la educación terciaria (datos de 2011) y para el año 2025 se espera que se alcance un pico de 263 millones de personas. Para acomodar los 98 millones de nuevos estudiantes universitarios en el mundo se han de crear cuatro universidades de 30 000 alumnos cada semana durante los próximos quince años. La movilidad de estudiantes va en aumento, pero la solución a bajo coste más obvia son los nuevos modelos de enseñanza masiva online. Más información en Stamenka Uvalić-Trumbić, Sir John Daniel, «Let a thousand flowers bloom! Rankings and Accountability in Higher Education: Uses and Misuses,» UNESCO GLOBAL FORUM, UNESCO, Paris, 16-17 May 2011.

Las ventajas de los cursos MOOC son bien conocidas. Por ejemplo, pueden incorporar décadas de investigación pedagógica sobre cómo los estudiantes aprenden mejor y permiten que los profesores se liberen de la monotonía que supone repetir lo mismo todos los años en cursos introductorios. Además, la información sobre los alumnos y su proceso de aprendizaje que se puede recabar gracias a los datos que se pueden obtener a partir de la participación online de miles de alumnos promete revolucionar la investigación en pedagogía, con lo que los cursos MOOC acabarán reinventándose varias veces en los próximos lustros. Sin embargo, también hay problemas. Las empresas MOOC se enfrentan al reto del alto fracaso (baja tasa de finalización), de cómo obtener beneficios y de cómo involucrar de forma masiva a los profesores (muchos no muy convencidos de las ventajas que para ellos suponen este tipo de cursos). Por otro lado, los sistemas de educación superior públicos, como el español, se enfrentan al reto de reinventar la rueda o incorporarse a la tendencia en EEUU confiando la labor de gestión a empresas privadas. Producir un vídeo de alta calidad requiere muchas horas de trabajo y un equipo de profesionales. ¿Quién va a financiar los costes?

Pero la cuestión que quiero poner sobre la mesa en esta entrada es la formación de científicos e investigadores. ¿Habrá algún día cursos MOOC de postgrado y doctorado que habiliten a una tesis doctoral? A priori, nada parece impedirlo. ¿Puede realizarse una tesis doctoral vía online sin contacto físico con el director de la tesis y su equipo? Para la dirección de la tesis doctoral a miles de alumnos que han superado los cursos doctorado no parece factible recurrir a miles de profesores doctores. ¿Puede un gran investigador dirigir de forma masiva cientos de tesis  doctorales de calidad? En mi opinión, el cuello de botella de la educación MOOC es el doctorado (la formación de doctores). Quizás el futuro de los sistemas universitarios públicos, como el español, sea la formación de doctores. ¿Sabrá España recoger el testigo?

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7 Comentarios

  1. Bueno, la dirección de miles de tesis en simultaneo, la veo medio complicado, pero no así la dirección de la tesis a distancia (en modalidad 1 a 1). Igualmente, ayudaría mucho que cursos online te puedan habilitar para la tesis doctoral, a priori tendrías muchas mas oportunidades para personalizar el tema de la tesis.

  2. Solo comentar que las tesis doctorales tienden a «resumirse» a una pequeña cantidad de papers de cierto nivel. Dado que escribir un paper no requiere de una afiliación y que su publicación únicamente depende de su valía pues son anónimos (teórico todo 😉 , me río yo de esto). Nada impide que alguien pueda doctorarse aun sin matricularse de nada y que su doctorado se lo puedan rifar las universidades.

    Bueno es solo un comentario conceptual, no lo toméis demasiado en serio. Saludos.

  3. Francis, como sabes, nuestro grupo de investigación trabaja un poquito en temas de enseñanza asistida por ordenador. Basándome en esta experiencia, y aprovechando el (relativo) anonimato, te confesaré mi opinión: la condición necesaria y suficiente para que un estudiante aprenda es que desee aprender y esté dispuesto a consagrar abundantes tiempo y esfuerzo a la tarea.

    Por eso me sulfura un poquito el «hype» -en este entorno hay que meter palabrejas en inglés para parecer alguien- que hay sobre Coursera y compañeros, ya bautizados con un acrónimo (MOOC) como todo invento informático que se precie. Vamos a ver, si alguno quería aprender Matemáticas a casi cualquier nivel, ¿no tenía ya los libros de la editorial Mir? Cómo se aprende más y mejor: ¿machacándose el Demidovich y su solucionario, o viendo el piojoso vídeo de una mano moviéndose por una pizarra vileda?

    En fin, los «trade journals» como Nature se creen obligados a sorprendernos cada día con «the greatest thing since sliced bread» (seguiremos con el guachi-guachi).

    En cuanto al doctorado, pues esperaremos a ver lo que dicen los gurús. En mi modesta opinión, el contacto mentorial maestro-discípulo no exige una universidad presencial, pero sí una relación uno-a-uno que queda fuera del modelo actual de MOOC, cuya principal ventaja sería la interacción masiva del estudiante con pares de todo el mundo.

    1. Gracias, JLPC, en parte tienes razón y digo en parte porque creo que muchos expertos en CAL (Computer Aided Learning) os ha pillado por sorpresa el éxito de los MOOC. No sé si pasará lo mismo que pasó con Google, llegó por sorpresa y dominó (ahora es dios), pero hay muy poco de CAL en los MOOC, hay muy poco, pero pronto habrá demasiado…

      Por otro lado, opino lo mismo en cuanto al doctorado. Creo que el futuro de las universidades presenciales es el doctorado porque no concibo MOOC en el doctorado, pero quien sabe…

      1. Sí; el éxito de los MOOC es un poco sorprendente. Pero, si se reflexiona un poco, la sorpresa desaparece: ¡ahí es nada, poder decir que uno está estudiando en Stanford!

        …pero no está estudiando en Stanford. Está siguiendo un curso de enseñanza a distancia, como los de toda la vida, y el aprovechamiento dependerá fundamentalmente de la voluntad y el esfuerzo que el alumno ponga. La «novelería» inicial puede que lo motive para esforzarse; pero a medio plazo… no sé. Aparte de que hay que resolver «pequeños detalles» como la evaluación del alumno o el diseño de un currículum completo (sí, donde figuren esas asignaturas tandesagradables pero tan necesarias).

        En realidad, el descubrimiento que hizo superflua la universidad no es el MOOC; fue _la imprenta_. Y, fíjate, cinco siglos después aquí seguimos 🙂

  4. Mientras el trabajo que hacen los profesores en cursos de doctorado y en la formación de alumnos como investigadores no se reconozca en forma de horas de trabajo (lamentablemente en todas las Universidades en las que he estado ese reconocimiento raya lo ridículo: 1 crédito por tesis leída y los cursos de doctorado no cuentan nada) NADIE va a querer coger el testigo.
    Me entristece mucho la forma en la que los equipos rectorales afrontan este reto, da la impresión de que buscan desincentivar la formación de nuevos investigadores y en tiempos de crisis eso se nota aún más 🙁

    Un curso tipo MOOC lleva muchísimo trabajo para ser montado la primera vez, y en el caso de cursos de doctorado y el tipo de orientación al que aludís requeriría que el contenido se renovase año a año, lo que implica no sólo recursos economicos, sino una inversión en tiempo por parte de los docentes que mermaría de forma radical su tiempo para investigación.

    Con la ley Wert, muchos profesores no funcionarios que no tienen la posibilidad de acceder a sexenios van a ver truncado sus espectativas en investigación, al incrementarse notablemente el número de créditos que tienen que dar. Si los créditos de estos cursos MOOC cuentan de la misma manera (o ni siquiera se cuentan) en la fuerza docente de los departamentos, difílmente se van a encontrar voluntarios.

    No es una cuestión de no querer trabajar duro, pero las horas del día al final son las que son, y si se invierten sólo en docencia la carrera investigadora se va al garete.

  5. En mi opinión y como estudiante del curso de Inteligencia Arificial del MITx que se menciona, creo sin duda que las clases de la universidad podrían mejorar muchísimo si se fijasen en estas plataformas.

    Ese curso en concreto estaba muy bien organizado y dirigido y te permitía «engancharte» al curso muy fácilmente. El poder repasar las explicaciones del profesor tantas veces como quisieras sin perderte algo de lo que dijo el profesor o pudiendo «asistir» a clase cuando mejor te vaya. El foro te permitía debatir con tus compañeros fácilmente permitiendo eliminar el «miedo escénico» de muchos a preguntar en la clase de toda la vida. El nivel de exigencia era bastante alto ya que le dediqué unas 12 horas a la semana durante 8 semanas.

    Está claro que no todos los cursos estarán tan bien hechos, pero poco a poco cada plataforma/universidad ganará reputación de igual forma que lo han hecho las universidades tradicionales a lo largo de los años.

    Pero al final lo más importante es lo que dice JLPC , solo se aprende algo si tienes ganas, ya sea un idioma o programar en python un brazo robótico para que aprenda a moverse solo por un suelo.

    Respecto a la investigación, no me dedico a ello – aunque acabé felizmente la ingeniería superior de telecos – así que no se si podrían ser útiles en este sentido, pero está claro que no todos los universitarios acaban como investigadores, pero creo que también se podrían ver beneficiados por estas plataformas al permitir un estudio rápido de temas bastante concretos.

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