Reseña: «Aproxímate» de Javier Fernández Panadero

Por Francisco R. Villatoro, el 26 marzo, 2016. Categoría(s): Ciencia • Libros • Noticias • Personajes • Recomendación • Science ✎ 8

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«Os voy a dejar el trabajo a vosotros, que midáis y comprobéis, que observéis a otros y a vosotros mismos. [Usaremos] sistemas de medida sencillos como reglas, metros o básculas. Los cálculos serán también muy fáciles. [Este] es el desafío: [llega] a un resultado científico por ti mismo. Mide, calcula, estima, decide, comprueba… Toma posesión del mundo, conquístalo».

Divertido e instructivo, un libro a la imagen y semejanza de su autor que te hará pensar y disfrutar. Porque «pensamos mal. Sí, pensamos mal y llegamos a conclusiones erróneas». Javier Fernández Panadero, «Aproxímate. Mide, calcula, estima», Páginas de Espuma (Marzo 2016) [254 pp.], su último libro en su serie La ciencia para todos, es un aporte relevante a la divulgación científica en español. Pocos autores españoles motivan tan bien al lector a realizar experimentos en primera persona.

Javier realiza una amplia labor divulgativa desde hace muchos años. Colabora en radio, televisión, prensa, imparte charlas de divulgación y realiza espectáculos de ciencia para público general. Te recomiendo su blog La ciencia para todos y su serie de libros La ciencia para todos en la Editorial Páginas de Espuma: «¿Por qué el cielo es azul?» (2008), «¿Por qué la nieve es blanca?» (2009), «¿Cómo le explico esto a un extraterrestre?: Incoherencias de la vida cotidiana» (2010), «Experimentos para Entender el Mundo» (2015) y «El Mundo de Max» (2015), entre otros. Si ya conoces la labor de Javier, seguro que disfrutarás con su nuevo libro. Si no la conoces, creo que es una puerta de entrada ideal a su ciencia para todos.

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Entre la introducción y el epílogo, el libro contiene 49 breves capítulos. Cada uno contiene una o varias propuestas de experiencias para medir, calcular o estimar cuestiones de la vida en las que seguro que no te has parado a pensar. «Este libro es para que lo hagamos juntos, tú y yo. Yo te propondré experimentos, pero lo divertido es que los hagas tú,» nos cuenta Javier en «Nota previa a los experimentos» [p. 17]. Muchos de los experimentos los puedes realizar tú mismo, sin ayuda, pero otros exigirán la ayuda de tu familia o amigos.

En la «introducción» [pp. 13-16], Javier nos confiesa que «los científicos nos hemos rendido. No somos capaces de dar resultados exactos, pero sí podemos usar modelos (imperfectos) de la realidad que nos permiten estimar, dar valores aproximados y predecir o controlar acontecimientos». Así funciona la ciencia en la práctica y ese es la columna vertebral del libro. Aprender ciencia haciendo ciencia. Si te atreves, ¡adelante!

Lo primero es que tú te midas. Sí, has leído bien. «¿Cuánto mides?» [pp. 21-24], «¿Cuánto pesas?» [pp. 25-29] y «¿Qué prefieres, una buena báscula o buenas pesas?» [pp. 31-32]. Porque «¿nadie te lo ha dicho? Tu altura no es constante durante el día». No te debería contestar, pero te lo anticipo, «varía como dos centímetros al día». Lo importante es que recuerdes que «no todo lo que queremos medir tiene un valor ‘exacto’. [Y] para esos trabajos que piden una altura mínima, ya sabes lo que puedes hacer…» (esto no te lo voy a contar, lo siento).

Por cierto, hay una inesperada errata en la página 32, donde pone «el conocido divulgador Grigori Perelman». ¿Divulgador? Por supuesto, ya sabrás que el autor se refiere al genial Yakov I. Perelman (1882–1942). Pero su errata viene al caso. Javier Fernández Panadero es el Yakov Perelman español, el mejor divulgador que conozco que ha seguido los pasos del ruso genial.

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Tras el capítulo 4, «Midiendo lo que (casi) no puedo ver. Grosor de un folio» [pp. 33-39], llega el momento de hablar de análisis de errores. «No es lo mismo 1 que 1,0 que 1,00» [pp. 41-42], «Errores absoluto y relativo» [pp. 43-45], y «¿Cómo eres de rápido? Midiendo el tiempo de reacción» [pp. 47-55]. Los que hemos estudiado los fundamentos de la metrología echamos de menos una discusión más profunda del análisis estadístico de errores. Pero para un libro ligero como éste, las ideas presentadas por el autor son más que suficientes.

Me ha gustado «Medir de «oído»» [pp. 57-64] sobre el eco, que introduce el error cuadrático medio como «el mejor estimador de cual es el error que tiene nuestra media aritmética». Pero lo que seguro que te gustará más a tí son las cuestiones sobre la vida cotidiana, como «¿Es importante cerrar el grifo mientras me cepillo los dientes?» [pp. 65-68]. Por cierto, «podéis ir a por un recibo de agua, mirar allí el precio de cada litro de agua y calcular cuál es el precio que pagáis por [ese] agua que perdéis».

También me han gustado «Viendo lo invisible» [pp. 69-78] y «¿Crees que lo oyes todo?» [pp. 79-83]. Tras un breve capítulo 12, «Supervivencia matemática» [pp. 85-87], llegan tres capítulos sobre el desarrollo del espíritu crítico: «¿Están bien las etiquetas? ¿Me están engañando? Azúcar en los refrescos» [pp. 89-92], «Entonces, ¿están bien todas las etiquetas? Peso de envases y folios» [pp. 93-96] y «Contabilidad mental, contabilidad compartimentada» [pp. 97-99]. Por cierto este último se inicia con una curiosa pregunta: «¿Cuánto vale un euro, en euros?»

El anumerismo es el protagonista del siguiente capítulo, en concreto, el famoso problema de los «Sorteos por letra del apellido» [pp. 101-103]. Tras una recomendación para la vida diaria, «¿Qué es más importante y cuánto tiempo le dedicamos?» [pp. 105-106], un pequeño ejercicio de cálculo matemático en «¿Podemos deducir las dimensiones de un din a4?» [pp. 107-109]. No me ha gustado «Problema del viajante, o cómo hacer que la Naturaleza me haga el trabajo» [pp. 111-114], pues sugiere entre líneas que la Naturaleza resuelve problemas NP de forma eficiente, lo que no es cierto.

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Retorna el anumerismo  con «Loterías y probabilidad» [pp. 115-118], porque «la lotería es un impuesto voluntario para gente que no sabe matemáticas». Muchos capítulos son tan breves que dejan con la miel en los labios, como «Más probabilidad, lotería y ADN» [pp. 119-120], pero creo que la intención de Javier es provocar al lector para que profundice si lo considera oportuno.

La historia de la medición del mundo no podía faltar. Me ha gustado y me ha traído buenos recuerdos «¿Dónde estoy? Midiendo nuestra latitud y longitud» [pp. 121-128]. Los métodos de Montecarlo son los protagonistas de «Usando el azar para medir» [pp. 129-131], pero hubieran merecido varios capítulos. Javier prefiere pasar a «Ensayos a ciego y a doble ciego. ¿Qué bebida
me gusta más?» [pp. 133-136], un ejercicio ideal para jugar con los amigos que presumen de ser buenos catadores.

Muy curioso, «Caldo de… ¿pollo?» [pp. 137-138], que lleva a «un curioso experimento» de física en «Un termómetro con una pajita» [pp. 139-146]. La vida cotidiana retorna en «Puntas y valles de demanda. Ahorro eléctrico» [pp. 147-151]. El gran divulgador Sergio L. Palacios y Rapunzel son los protagonistas de «¿Cuánto peso aguanta un pelo?» [pp. 153-155]. Javier Fernández Panadero no tiene recelo en mencionar a sus amigos y colegas en la divulgación. También lo hace en «¿Optimizan o son malvados?» [pp. 157-159].

Un problema clásico de metrología y sesgos cognitivos, «¿Es la Luna en el horizonte más grande o me lo parece a mí?» [pp. 161-165], es la puerta de entrada para «¿Gráficas para explicar o para engañar?» [pp. 167-170] y para un poco de sano escepticismo en «¿Qué hay en un producto homeopático?» [pp. 171-176]. Pero sin lugar a dudas los grandes protagonistas del libro son los problemas de la vida cotidiana a los que nos enfrentamos día sí y día también. «¿Lámparas de bajo consumo (fluorescentes) o LED?» es la cuestión que se resuelve en «¿Invierto o no?» [pp. 177-180], que no olvida que hay «Electrodomésticos de mayor o menor eficiencia energética» [p. 181].

Seguro que conoces el cuento de la lechera, a eso me recuerda «¿A cuánto te vendo el pollo? Montemos una empresa» [pp. 183-186]. Tras varios capítulos breves y curiosos, como «Esto aguanta un huevo» [pp. 187-189], «Medir con un láser y cortar con un hacha» [pp. 191-192], «Un diez más un cinco por ciento no es un quince por ciento» [pp. 193-194], «Joven, invierte en tu futuro» [pp. 195-196] y «Tu dinero se encoge» [pp. 197-199], me ha gustado «Continente y contenido» [pp. 201-208].

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El estilo del libro es alegre y divertido, como su autor. Un diálogo tú a tú con el lector que le hace sentirse protagonista. Temas muy variados y siempre instructivos. En «¿Tiene que ver o no tiene que ver?» [pp. 209-216] se habla de datos anómalos (aunque se usa el término inglés outliers). Se les puede sacar mucho jugo, sobre todo en un contexto biosanitario. «El test me ha dado positivo, ¿estoy enfermo?» [pp. 217-221]. Por cierto, yo he dirigido una tesis doctoral en minería de datos anómalos para la detección de intrusos en sistemas de información, pero nos desvía del libro.

Tales de Mileto aparece en «¿Cuánto mide ese edificio?» [pp. 223-227], y Arquímedes podría aparecer en «Camarero, lléneme la copa» [pp. 229-232]. Siendo profesor, Javier no podía obviar «¿Cómo sacar mejor nota en un test?» [pp. 233-239], ni más escepticismo en «A mí me funciona» [pp. 239-240]. Me ha gustado «Medir la velocidad de la luz con un microondas» [pp. 241-243] y, por supuesto, el último capítulo «Falacias y sesgos cognitivos» [pp. 245-249]. No, no porque sea el último, sino porque el tema de las falacias y de los sesgos cognitivos son realmente apasionantes.

Finaliza el libro con el «Epílogo» [pp. 251-252] y con un recordatorio de todos los temas que aparecen en el libro que se pueden incorporar en la docencia en educación secundaria y bachillerato. Un libro muy recomendable. Que se lee fácil, aunque requiera el pequeño esfuerzo de hacer algunos experimentos.



8 Comentarios

  1. Mil millones de gracias, Francis.
    Agradecerte los comentarios y las correcciones. Para la segunda edición pongo solución!
    Es fenomenal oír cosas que uno quería producir, y coincido en que dejó con la miel en los labios muchas veces, pero como tú mismo apuntas, es complicado.
    Me encanta que digas que es un libro relevante para la divulgación, creo que no muchos ponen el acento en la «producción» del conocimiento científico por parte del lector y por ahí va mi aportación.
    Con el deseo de que sea verdad… Al menos algún día… Me quedo con eso del Perelman español!

    En fin, un abrazo y mil gracias por todo.

    Javi

  2. Hola Francis, soy lector de tu blog desde hace más de dos años. Soy argentino y vivo en Filipinas, tengo todos los ebooks del gran divulgador matemático argentino Adrian Paenza. Me gustaría poder comprar estos libros de Javier en ebooks, y que nos avises cuando esta modalidad es posible. Felicitaciones por tu trabajo! Saludos.

  3. «Por cierto, yo he dirigido una tesis doctoral en minería de datos anómalos para la detección de intrusos en sistemas de información, pero nos desvía del libro.»

    Aparte de que Javier es un amor de divulgador y el libro cae fijo, me llama mucho la atención ese tema (como informático ^_^). Espero que lo puedas tratar en alguna futura entrada.

  4. He leído el libro, me ha encantado esa manera de hacernos partícipes en él.
    Como bien dices Francis, muy recomendable en secundaria y bachillerato. A los profes (a mi) nos hace mucha falta entender que se aprende haciendo.
    Un saludo

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