Reseña: «Física de Hollywood» de Arturo Quirantes

Por Francisco R. Villatoro, el 18 diciembre, 2016. Categoría(s): Ciencia • Cine • Docencia • Física • Libros • Noticias • Physics • Recomendación • Science

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«En la película Tango y Cash (1989) Sylvester Stallone y Kurt Russell interpretan a dos policías injustamente encarcelados. [Le] tengo un cariño especial [porque] me dio una idea para mis clases de Física. Después de ver la película pensé algo así como «si mis alumnos no me hacen caso a mí, puede que le presten más atención a Kurt Russell», y eso fue lo que me dio la
idea para explicar Física usando casos de película. […] ¿Realmente somos tan simples? ¿Necesitamos a Sylvester Stallone para aprender que tocar dos cables de alta tensión es una mala idea? En una palabra: sí. El cine y la televisión ejercen una influencia enorme sobre nuestra forma de pensar».

El nuevo libro de El profe de Física no solo es imprescindible para todos los profesores de física, también lo es para todos los estudiantes de física y para todos los aficionados a la divulgación. Arturo Quirantes (Universidad de Granada), «Física de Hollywood», Naukas/Glyphos (2016) [web], es el libro ideal para aprender física a través de escenas de películas. Más aún, tras su lectura es imposible volver a ver una película sin buscar leyes físicas en sus escenas. Un libro que he disfrutado y me ha recordado muchas películas de las que también disfruté.

Arturo, además de buen amigo, es autor de muchos libros, como «Hackers del espacio», «Cuando la criptografía falla», «Un físico sin complejos», «La física de la Catarata», «¿Homeopatía? Va a ser que no», entre otros. Gran divulgador, su estilo de escritura, de fácil lectura, siempre con ciertas dosis de humor, aunque sin exagerar, nos demuestra que además es un gran docente y un profesor comprometido con su labor. Su nuevo libro nos ofrece una guía de estilo y una máxima, en clase, «ante todo, no aburrir». Sin lugar a dudas un libro muy recomendable e ideal para regalar estas navidades. Tú ya sabes a quién…

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Tras la presentación [pp. 13-16] nos encontramos con la introducción [pp. 17-20] y trece capítulos cuyos títulos recuerdan a los epígrafes de un curso de Física de bachillerato o de primer curso de universidad. «El libro que está usted leyendo ahora mismo, amigo lector, es un breve curso sobre Física en el que podrá disfrutar de más de un centenar de ejemplos sacados del cine (y algunos de la televisión). Por encima de todo disfrute de la lectura, y también de las películas que le recomiendo. [Creo] firmemente que los profesores debemos aplicar [la] máxima: ante todo, no aburrir».

El capítulo 1, «El método científico» [pp. 21-47], se inicia con «era una cálida tarde verano» que nos conduce a la pregunta: «¿por qué existen las leyes de la Física?» Se contesta en «un universo con reglas»: «Para interrogar a la naturaleza hay que medir, es decir, realizar valoraciones cuantitativas de un suceso. ¿Cuál es la propiedad que caracteriza a los espectros? [En] Cazafantasmas 2 (1989) miden variables como PKE y GEV, lo que se supone son propiedades espectrales que pueden ser medidas. Conceptos como el de «cantidad de energía psicoquinética» de los cazafantasmas implica la existencia de algo que podamos observar cuantitativamente, y eso nos permite medir».

Las unidades de medida no siempre son bien usadas en las películas. En La Guerra de las Galaxias (1977) aparecen los parasegundos, «[la] traducción al castellano de parsec (PARallax-SECond), una unidad de distancia». Se arregla en la película Star Wars VII, El Despertar de la Fuerza (2015), donde se dice «en catorce pársecs.» Confiesa Arturo que «a mí me molestó la respuesta, acostumbrado como estaba ya a los parasegundos».

La pregunta «¿qué es la ciencia?» se discute en «Hipótesis y teorías»: «La diferencia entre las ciencias reales y las llamadas pseudociencias es precisamente el uso o no del método científico. [Un] conjunto de reglas de trabajo que permiten la autocorrección de errores y la depuración de fallos. [A] la espera de que el método científico forme parte habitual de los temarios en las carreras científicas, podemos acudir al cine para ilustrar algunos de sus principios. Una de las películas que podemos usar es Cazafantasmas (1984)». Me gusta que el autor no olvide la cuestión «¿existe realmente el método científico?» y finalice con un «ejemplo de película: el oro de McClane» en Jungla de Cristal 3 (1995).

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El capítulo 2, «Cinemática» [pp. 48-70], se inicia «comenzando por el principio» que nos lleva a «velocidad», «aceleración», «movimientos en 3-D» y un «ejemplo de película: el salto imposible de Speed (1994)». «Un ejemplo perfecto de cómo Hollywood evita por todos los medios que la verdad se interponga en el desarrollo de una historia». Pero es la excusa ideal para poner a calcular movimientos parabólicos a los alumnos.

En «Dinámica» [pp. 71-88], el tercer capítulo, nos encontramos con las tres leyes de Newton: «primera ley: acepta términos y condiciones», «segunda ley: siente el poder de la fuerza» y «tercera ley: empuja que yo te empujo». «La aplicación de las leyes» y «girando, girando», con Un Trabajo en Italia (1969) nos lleva a un nuevo «ejemplo de película: el efecto Coriolis-Simpson» en referencia al episodio Bart contra Australia (6×16). «Personalmente debo decir que ese episodio de los Simpson arranca risas de mis alumnos todos los años y constituye un momento especialmente relajante en clase».

Todos los capítulos están repletos de escenas de películas. A veces hasta tres por página. Todas ellas útiles para explicar los conceptos básicos de física. El capítulo 4, «Trabajo y energía» [pp. 89-102], empieza «aclarando conceptos [como] la energía, el trabajo o la potencia» y nos ilustra «la conservación de la energía» con James Bond en Goldeneye (1995), Indiana Jones y el Templo Maldito (1984) y Peter Parker en Spiderman 2 (2004). «Muerte desde el espacio» nos habla de las graves caídas de los graves en Independence Day (1996) y en Los Vengadores, la Era de Ultrón (2015). Finaliza con el «ejemplo de película: el asteroide asesino de Armageddon (1998)».

«Ejemplos de este tipo son abundantes en el cine de ciencia ficción: grandes ideas que sobre el papel pueden funcionar, pero que en la práctica se quedan cortos cuando hacemos los números. ¿Es capaz la Estrella de la Muerte de destruir un planeta? No. ¿Es factible siquiera su construcción? No. ¿Puede Superman invertir la rotación de nuestro planeta? No. ¿Soy un aguafiestas? Tampoco. No tengo problema en suspender mi incredulidad. [Lo] único que tenemos que hacer es no creérnoslo literalmente y limitarnos a disfrutar del espectáculo».

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En el capítulo 5, «Sistemas de partículas» [pp. 103-117], el centro de masas es el primer protagonista, «el representante del sistema» y sirve para estudiar los movimientos de «traslación y rotación» del sistema de partículas. ¿Te acuerdas de la moneda que lanza Michael Jackson en Moonwalker (1998)? «Al comienzo podemos ver claramente cómo la moneda gira alrededor de un eje horizontal; pero cuando entra en la ranura del tocadiscos, la moneda se encuentra en posición vertical. Eso no es posible a menos que la moneda haya cambiado su eje de giro noventa grados».

El fallo más típico en las películas de superhéroes, que se supone que ilustra lo fuertes que son, se nos desvela en «conservando el momento». Tras «frena con suavidad» nos encontramos al anti-superhéroe por excelencia en el «ejemplo de película: Hancock contra el tren». Además de Hancock (2008), también se citan escenas de Batman, el Caballero Oscuro (2008) y Los Vengadores (2012).

En «Rotación» [pp. 118-136] nos confiesa Arturo que «cuando yo era estudiante de Física, una de las cosas que se me grabaron con más fuerza en el cerebro fue la dificultad de estudiar la rotación en un sistema de partículas». Por supuesto, «un ejemplo cinematográfico útil es el de la típica estación espacial orbital, donde una estructura gira en torno a un eje con una velocidad angular constante, lo que proporciona una aceleración no inercial que hace de sustituto de la gravedad». Se pueden hacer números en películas como 2001 Odisea en el Espacio (1968), Planeta Rojo (2000) y Misión a Marte (2000).

«Giramos, sí, pero ¿por qué?» vuelve a la carga con el famoso autobus de Speed (1994), sin olvidar el camión de Operación U.N.C.L.E. (2015). Muchas películas aparecen en más de un capítulo, aunque la estrella es sin lugar a dudas El Núcleo (2003). «Lo cierto es que es una de las peores películas en cuanto a contenido físico se refiere, y creo que si no existiese los profes tendríamos que inventarla». Tras la «rodadura» y «cuando el eje de giro gira», retornamos a ella en el «ejemplo de película: el núcleo y su rotación». No podía ser de otra forma, «hay tarea para rato».

En el capítulo 7, «Gravitación» [pp. 137-157], Arturo nos recuerda que «todo comenzó con Kepler» y que «puede resultar extraño, pero en un universo cinematográfico con montones de películas hay pocos ejemplos buenos de gravitación». La gravitación universal de Newton aparece en Flubber y el Profesor Chiflado (1997) como recuerda «¡alinearse!». «La gravedad en el cine» y las «fuerzas de marea» nos llevan a una película a la que le tengo especial cariño, Interstellar (2014).

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Arturo es autor de «La Física de la Catarata» (disponible en formato electrónico en Amazon). Nos lo recuerda en «viajando por el espacio interior» de la Tierra. «En la película Total Recall (2012), un túnel horadado de parte a parte de la Tierra une las regiones de Europa y Australia. Los viajeros se suben a una especie de ascensor gigante que cae por su propio peso y salen por el otro extremo a los pocos minutos. El tren, metro o como quiera usted llamarlo, recibe en la película el nombre de Catarata«. Finaliza el capítulo con el «ejemplo de película: La mujer en la Luna (1929)», el clásico de Fritz Lang que es «uno de los primeros ejemplos de película que mencionan la velocidad de escape».

«Fluidos» [pp. 158-185] nos recuerda que «cuando nada es sólido» las cosas son más complicadas. «Trabajando bajo presión» nos lleva a «la ecuación fundamental», «Pascal y Arquímedes», con Titanic (1997) e «inmersión, inmersión». Curioso el título de «la ecuación de continuidad: las gallinas que entran…» y muy instructivo «Fórmula 1 y fluidos en movimiento». «Asuntos pendientes» antecede a el «ejemplo de película: el vehículo de los Hombres de Negro (1997)».

El capítulo noveno, «Oscilaciones» [pp. 186-202] se inicia con los «movimientos armónicos» de Spiderman (2000), con mención a otras películas, para llegar al «estado de resonancia», con «puentes que bailan», el «efecto Doppler y ondas de choque», y finalizar con un «ejemplo de película: Aterriza como Puedas (1980)». El siguiente capítulo, «Termodinámica» [pp. 203-224], compara las tres (cuatro) leyes de la termodinámica con las tres (cuatro) leyes de la robótica de Asimov en a «partir del cero». Arturo nos recuerda que muchas películas miden la temperatura en la escala Farenheit en lugar de la Celsius, luego aparecen cosas como −453 grados en El Hombre de la Pistola de Oro (1974). La «calorimetría» nos lleva a los «cambios de fase», la «radiación térmica», las «máquinas y refrigeradores» y «un ejemplo de película: las apuestas del Casino (1995)».

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El capítulo 11, «Electricidad y magnetismo» [pp. 225-246], se inicia con «flujo», que no fluzo como en Regreso al Futuro (1985). «La jaula de Faraday» nos recuerda los tin foil hats que aparecen en algunas películas. «La ruptura dieléctrica», «condensadores», «desfribiladores», «potencial eléctrico» y «superconductividad» aparecen en muchas películas. Por ejemplo, en Avatar (2009), «en diversas ocasiones podemos ver objetos de inobtanio que flotan en el aire a causa, aparentemente, de la naturaleza diamagnética perfecta del material. Según esto, parece que el inobtanio es un superconductor a temperatura ambiente. En la película, un kilogramo de inobtanio se vende a veinte millones de dólares. Personalmente me parece un precio muy elevado».

«Electroimanes» e «inducción» nos llevan a «la aventura de los polos magnéticos». Yo no sabía que «en el año 2007 la BBC emitió un episodio especial en el que se mostraba una carrera hacia el polo Norte entre [un] trineo y [una] camioneta Toyota. [Lo] que hicieron fue llegar… al polo Norte magnético [en] el año 1996, ¡no en 2007! La justificación oficial es que allí está la meta de una famosa carrera llamada Polar Challenge». Así Arturo nos recuerda que este polo está en continuo movimiento. En 1996 «estaba en una latitud aproximada de 79ºN, en 2007 era de unos 83ºN [y hoy] casi 87º de latitud norte». Como «ejemplo de película: El Núcleo (sí otra vez)».

El duodécimo capítulo, «Óptica» [pp. 247-281], se inicia «a la velocidad de la luz» con obvias referencias a los viajes interstelares y los agujeros de gusano. «Ahora me ves, ahora no me ves» sobre capas de invisibilidad nos lleva a las «imágenes en un espejo», sin olvidar «el mundo de las aberraciones». Por supuesto, muchas películas muestran fenómenos ópticos para ilustrar a los alumnos. Pero, en concreto, me ha gustado el uso de La Ventana Indiscreta (1954). «Formación de imágenes por lentes» ,»telescopios», «láseres y coherencia» ,»hologramas», «interferencia en láminas delgadas», «difracción e interferencia»y «polarización» son conceptos que se pueden encontrar en muchas películas. Finaliza Arturo con el «ejemplo de película: vigilancia desde el cielo» en Enemigo Público (1998).

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«Total, también el «Pont Neuf» (Puente Nuevo) de París fue «nuevo» cuando lo construyeron hace ya cuatro siglos». Así Arturo nos introduce en su último capítulo, «Física moderna» [pp. 282-308]. «Las posibilidades de la física actual» y «dualidad» nos llevan a «radiactividad». «Es posible que en alguna película se vea esa radiación azulada, [pero] lo habitual es que Hollywood nos muestre materiales radiactivos emitiendo luz verde brillante. [Dice] la leyenda que las primeras versiones del cómic presentaban un Hulk (entonces llamado La Masa) de color gris, y debido a problemas con la calidad de la impresión se decidió cambiarlo a verde».

«El gato de Schrödinger» y «vamos, átomos» acaban en «viajes superlumínicos» con «la reina de las películas que tratan temas relativistas de este tipo Interstellar (2014)». No todo lo que recomienda Arturo es bueno, «en el lado malo le sugiero El Abismo Negro (1979)», aunque yo hubiera recalcado su título original The Black Hole. «Tiempo al tiempo» menciona «la serie española El Ministerio del Tiempo, que les recomiendo sin reservas».

Finaliza el capítulo con «más allá de la física moderna», con mención a la teoría de cuerdas en TBBT, y un último «ejemplo de película: la maniobra de Picard» conocida por todos los trekkies. La bibliografía [pp. 309-310] da paso al listado de «películas y series» [pp. 311-316].

Este libro demuestra que Arturo Quirantes, además de físico, es un gran cinéfilo. Se mencionan escenas de más de cien películas y episodios de televisión. Yo he visto la mayoría de estas películas, pero no recordaba los detalles físicos que se descatan de estas escenas. Por su estilo de escritura ágil, por su pasión a la hora de divulgar física, este libro es muy recomendable. No te lo pierdas. ¡Lo disfrutarás!



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Por Francisco R. Villatoro, publicado el 18 diciembre, 2016
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