La Traca #12 Luciérnagas: Pareidolias marcianas

Por Francisco R. Villatoro, el 15 marzo, 2018. Categoría(s): Ciencia • Colaboración externa • Noticias • Recomendación • Science

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Ya está disponible el podcast #12 de La Traca (de la Ciencia), mi sección en el programa de radio Luciérnagas de Dante Cáceres. Divulgación científica en la Radiotelevisión Diocesana, en el canal de Radio Santa María de Toledo. Se emite todos los martes a las 22:40 horas (hora de Madrid), los miércoles a las 03:00 horas y los domingos a las 24:00 horas.

Pareidolias marcianas. Nuestro cerebro está tan especializado en reconocer caras de personas, que muchas veces las vemos incluso en lugares donde no hay ninguna. Esta ilusión óptica se llama pareidolia y se da cuando vemos animales en la forma de las nubes, siluetas de personas en el suelo, o rostros con ojos, nariz y boca en objetos que nos rodean, desde un reloj, a un grifo, unas manchas en la pared o una fotografía de un terreno con piedras. Quizás la pareidolia más famosa es la cara de Marte que observó Richard Hoagland, de Nueva Jersey, en las imágenes fotográficas tomadas en 1976 por la nave espacial Viking 1 de la NASA.

He extraído este texto (con cambios) del capítulo «Atreverse a ver lo que otros no ven» [pp. 172-175] del libro de Marc Abrahams, «Los premios Ig Nobel. Cuando la ciencia hace reír», Vergara (2004). También he consultado Alejandro Polanco Masa (@Alpoma), «El gran lío de los canales marcianos», Cuaderno de Cultura Cientifica, 23 May 2014, Nahún Chazarra @nchazarra, «El jardín de las pirámides marcianas (y una curiosidad geológica)», Naukas, 26 Jun 2015, y Ian O’Neill (traducido por LuisRN), «Las más raras ilusiones y pareidolias de Marte», Marcianitos verdes, 15 May 2017.

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En la fotografía se observa una meseta marciana con varias colinas en la región de Cydonia. Una de las mesetas muestra un enorme rostro de más de 200 km cuadrados que mira fíjamente a la cámara. Richard Hoagland extendió el rumor de que se trataba de una señal de una civilización marciana ya extinta que había esculpido este rostro como un monumento para que en el futuro algún terrícola pudiera observarlo. En el año 1987 Hoagland publicó el libro «The Monuments of Mars: A City on the Edge of Forever» (Los monumentos de Marte: una ciudad al borde de la eternidad), llenó de fotografías y repleto de explicaciones pseudocientíficas. Según este libro la sonda Viking había observado una ciudad en Marte, con un grupo de pirámides y fortalezas erosionadas por el paso del tiempo de las que solo quedaba en buen estado la que tenía forma de cara.

En el año 2001 la sonda de Mars Global Surveyor (MGS) de la NASA tomó imágenes de alta resolución de la colina que parecía una cara y los rastros del rostro en la imagen se desvanecieron. Las rocas y las sombras habían jugado una mala pasada. Aún así, Richard Hoagland ganó el Premio Ig Nobel de Astronomía en 1997 por su labor sacando a la humanidad de su ignorancia respecto a la civilización que habitó Marte en el pasado.

El Planeta Rojo ha estado rodeado de muchos misterios desde que el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli afirmó haber descubierto canales en Marte en 1877. Según sus observaciones Marte estaba recorrido por líneas, algunas gruesas, otras difusas, a veces muy oscuras, otras veces grises o brillantes. Schiaparelli utilizaba la palabra italiana “canali” (canales), para nombrar a estas manchas cuyo origen él pensaba que era natural. Pero en inglés se tradujo dicha palabra por “canals” (en lugar de «channels») un término que alude a canales de origen artificial. El astrónomo norteamericano Percival Lowell buscó estos canales artificiales y los encontró en sus observaciones.

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Lowell interpretó las manchas que veía a través de su telescopio como pruebas de una civilización marciana que construía inmensas obras hidráulicas (en esta época estaban de moda los grandes canales artificiales en la Tierra, como el canal de Suez y el de Panamá). Lowell un prestigioso científico, pero ello no evitó que imaginara seres inteligentes que construían canales en Marte para llevar el agua, que escaseaba en la superficie marciana, desde los casquetes polares hasta las regiones desérticas. Muchos otros astrónomos trataron de reproducir sus observaciones, la mayoría no lograba ver nada, otros intuían líneas y manchas, pero algunos también eran capaces de imaginar los canales de Lowell. En el siglo XX quedó claro que todo se debía a una ilusión óptica. Las observaciones realizadas con telescopios más potentes por José Comas y Solá y Eugène Antoniadi también a principios del siglo XX demostraron que, aunque realmente existían ciertos accidentes geográficos de trazado aparentemente más o menos lineal en la superficie marciana (que correspondían a los llamados canales de Lowell), de ningún modo poseían las notables características que denotaban construcción artificial descritas por él. Hoy sabemos que estos «canales artificiales» del astrónomo norteamericano tenían su origen en un efecto óptico producido por las imperfecciones inevitables de las lentes de los telescopios de entonces.

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En tiempos recientes también se han observado otras pareidolias en Marte. Son famosas la «orquídea de Marte” (Morchid) que observó Curiosity (Mars Science Laboratory o MSL) de la NASA en 2012 en el Cráter Gale. En un roca se observaba algo que parecían los pétalos de una flor. Para los científicos lo más probable es que fuera una concentración de minerales de color claro y no una orquídea marciana. Los rovers en Marte han tomado miles de fotos de la superficie de Marte, muchas de ellas presentan pareidolias que los magufos interpretan como evidencias de tecnología alienígena. En 2008 el rover Oportunity obversó en un afloramiento rocoso en el cráter de Victoria lo que parece una escultura marciana, una especie de faraón junto a un objeto enterrado en la arena que parece artificial. Por supuesto, solo son formas naturales de rocas que no tienen nada de artificial. En 2008 el rover Spirit observó el llamado Yeti de Marte, una imagen oscura con silueta humanoide; eso sí, la mancha es muy pequeña, tiene unos 6 cm de alto, y se trata de una simple roca.

Hay tantas imágenes de Marte recabadas por los rovers marcianos y por las sondas que estudian el Planeta Rojo que en muchas de ellas se encuentran pareidolias. Animales, plantas y estructuras artísticas de todo tipo. Las redes sociales y la web son un caldo de cultivo para la difusión de dichas imágenes, que a muchos nos causan más risas que otra cosa.



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