El festival de Eurovisión, las redes sociales y la investigación en teoría para la toma de decisiones

Por Francisco R. Villatoro, el 27 mayo, 2008. Categoría(s): Noticias

Sofronis Clerides, Thanasis Stengos, «Love thy Neighbor, Love thy Kin: Strategy and Bias in the Eurovision Song ContestIDEAS, 2006, han analizado el voto en Eurovisión, 1981-2005, encontrando que hay una fuerte evidencia de que los países se agrupan en clusters que sistemáticamente intercambian votos independientemente de la calidad de las canciones y/o actuaciones. Estudian factores culturales, geográficos, económicos y políticos, así como la posición en la parrilla de emisión, el idioma de la letra, o el género del participante. Sorprendentemente encuentran que no hay evidencia de estrategias o alianzas de voto previos a la votación.

El artículo es muy interesante y los autores se atreven a afirmar «but also because musically the contest is mediocre at best, many people would argue that the most exciting part of the ESC is not the singing but the voting,» (el festival es musicalmente mediocre por lo que la parte más interesante es la votación), lo que está de acuerdo con los índices de audiencia. Lo más interesante del festival para los investigadores en redes sociales es que «the festival itself constitutes an example of a truly international forum where a country can express an opinion about another country, free of political or economic considerations» (el festival es un foro en el que se observa la opinión de un país sobre otros países vecinos). El análisis estadístico de los autores supone que todos los países participantes tienen la misma probabilidad de producir buenas y malas canciones, es decir, que en una votación «justa» los resultados serían completamente aleatorios. Algo, obviamente, que no es verdad. Aunque la globalización está tendiendo a ello.

En el caso ideal, como hay 58 puntos en juego (12+10+8+7+…+1) y N países, el número medio esperado de puntos por país (o participante) es de 58/(N-1), que para 23 participantes (media en los últimos 25 ediciones) resulta que cada país debería recibir unos 2.64 puntos de cada uno de los demás países. Si un país en media puntúa mucho más de 3 puntos a otro país es que hay un claro sesgo. Por ejemplo, Chipre y Grecia se puntúan más de 10 puntos entre ellos (clara afinidad), pero Rumania y Letonia nunca se han puntuado entre sí (obviamente, datos del estudio de 1981-2005).

Se puede construir una red de afinidades (alianzas) entre países. Los países se han colocado en su posición geográfica aproximada (con ciertos ajustes para facilitar la visibilidad del grafo) y se han conectado el país A y el B con una flecha desde A si este país ha dado al menos 6.1puntos (la media más dos desviaciones típicas) como media en todos los certámenes en los que han participado ambos.

La figura muestra claramente varias alianzas o grupos de países. Por un lado los países nórdicos (Sweden, Finland, Norway, Denmark, Iceland and Estonia), las antiguas repúblicas soviéticas (Estonia, Latvia, Lithuania, Moldova, Russia, Ukraine), y las antiguas repúblicas yoguslavas (Bosnia-Herzegovina,
Croatia, FYR Macedonia, Slovenia, Serbia & Montenegro).

Ninguna flecha apunta hacia España, aunque teníamos cierta preferencia hacia Italia (cuando participaba, claro).

Los autores han desarrollado un análisis econométrico tratando de identificar la razón de estos clusters de países en función de dos factores: la afinidad o simpatía que una país siente hacia otro y la calidad percibida en la canción a concurso. Este último factor lo han dividido a su vez en la calidad objetiva (atribuible a parámetros propios de la canción) y la calidad subjetiva (debida a la idiosincracia y preferencias del país por cierto tipo de canciones). Para la afinidad entre países han estudiado factores como la proximidad (si hay frontera común es 0 sino la distancia entre los aeropuertos de sus capitales), el idioma del país, la religión, las relaciones tipo colonia o colonizador, o si es el país anfitrión. Para las preferencias en relación con la canción han tenido en cuenta si es o no en inglés, un intérprete masculino solo, uno femenino, un dueto, un grupo, así como la posición de intervención.

Los resultados son muy interesantes, aunque no puedo resumirlos todos. La afinidad entre países es un factor muy importante en las votaciones, pero sorprendentemente es más importante la afinidad cultural qeu la proximidad geográfica. El estilo de la canción también es un factor muy importante. El idioma preferido es el inglés (esto era una desventaja cuando era obligatorio que la canción de un país fuera en su idioma propio, hace años que eliminaron esta restricción). El orden de aparición también es importante, y los últimos son más votados que los primeros. Ser el país anfitrión también influye en recibir más votos. Las intérpretes femeninas reciben más votos que los masculinos, además se prefieren los duetos a los grupos.

Han testeado varias hipótesis. ¿Qué es más justo el voto de un jurado «técnico» (pre-1998 ) o el televoto público (post-1998 ) ? Claramente, todas las variables que miden la afinidad entre países son mucho más relevantes en el voto tras 1998. El idioma inglés en la canción era más importante antes de 1998. Ser intérprete femenina era más importante antes de 1998 y ahora menos.

¿Hay alianzas entre países para premiar las canciones (de países afines) que se encuentran entre TOP5 de los favoritos antes del festival? Por ejemplo, este año Rusia partía de favorita. ¿Se han puesto los países del eje ex-soviético de acuerdo para votar más a este país y lograr que gane? De este año no tenemos datos pero los autores desde 1981-2005 no encuentran evidencia estadística de este tipo de estrategias de voto. Sin embargo, antes de 1998 sí encuentran estrategias del tipo, este año te voto yo y el próximo vótame tú (sí cuando el jurado era «técnico»). Ahora que vota el público parece que «todos» tenemos menos memoria colectiva.

¿Se pueden corregir los resultados de las votaciones eliminando los sesgos que se han encontrado? Los autores se atreven y ofrecen su propuesta de reordenación «justa» de los participantes (por supuesto, algo muy discutible como cuando una tortilla me la como yo pero digo que te has comido la mitad). Acabaré con sus resultados para los años 1998 (16º puesto de Mikel Herzog, hubiera quedado 10º) y 2004 (10º puesto de Ramón, hubiera quedado 4º).



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