La vida de una mosca gira en torno a una monótona rutina, despertarse antes del amanecer, tomar una siesta al mediodía y tomar un largo paseo antes del anochecer, como muestra la figura que representa la actividad locomotriz de moscas del vinagre a lo largo de 24 horas. Los genetistas británicos Ezio Rosato and Charalambos P. Kyriacou, en «Sleep, arousal, and rhythms in flies,» PNAS 105: 19567-19568, December 16, 2008 , nos resumen los últimos avances en las investigaciones que tratan de desentrañar los mecanismos genéticos responsables de esta monótona vida, básicamente una compleja conexión entre ritmos circadianos (día/noche), efectos sociales y efectos medioambiantales.
Los ritmos circadianos asociados al aparato locomotor en las moscas son generados por una red de unas 150 neuronas. Estas neuronas se suelen clasificar en células de noche (evening cells o células E) y células de mañana (morning cells o células M. Pero también hay otras neuronas que son importantes en estos proceos. Ciertas neuronas situadas en la retina (ojos) que reciben la luz, la amplifican y modulan el ritmo circadiano del resto de la red (en la figura vemos un corte transversal de una mosca, mostrando los dos ojos a ambos lados y las neuronas de estos circuitos que se encuentran en la retina, azul, y las que se encuentran en el cerebro de la mosca, verde). Estas neuronas no sólo son fotosensibles sino que también se ven influidas por el entorno ya que expresan ciertas histaminas (por ejemplo, les afecta la cocaína).
Para estudiar el efecto de cada una de las neuronas de estas redes es necesario un método que permita estimular o eliminar una a una cada una de estas neuronas. Lo han logrado Yuhua Shanga, Leslie C. Griffith, Michael Rosbasha, «Light-arousal and circadian photoreception circuits intersect at the large PDF cells of the Drosophila brain,» 105: 19587-19594, December 16, 2008 . Los autores han aplicado la técnica para estudiar la función de las neuronas laterales ventrales grandes (l-LNvs, en azul en la figura) parte fundamental del control de los ritmos circadianos en el cerebro de la Drosophila. Resultados similares han sido obtenidos por V. Sheeba et al., «Large ventral lateral neurons modulate arousal and sleep in Drosophila,» Curr. Biol. 18: 1537-1545, Oct 28 , 2008 .
Estos estudios, todavía en fase muy primitiva, muestran cómo genéticamente se puede controlar la calidad y la cantidad del sueño (en moscas), así como el efecto del entorno. No sólo se estudian moscas, sino también algunas hormigas (como Camponotus compressus) en las que hay obreras que trabajan de noche y obreras que trabajan de día. Sin entrar en detalles técnicos, los que padecen insomnio y otras enfermedades relacionados con el sueño, deben estar contentos por estos descubrimientos.