«La mejor prueba de que la astrología funciona es el testimonio personal de los creyentes en ella. La astrología falla patéticamente al predecir eventos históricos, pero tiene gran éxito al predecir las circunstancias personales de cada uno. Incluso los no creyentes en la astrología tienen que aceptar que sus predicciones son fiables.» Esta paradoja se explica fácilmente con el efecto Forer (también conocido como efecto Barnum): todos creemos que son muy fiables las descripciones de nuestra personalidad que han sido realizadas específicamente para nosotros, cuando en realidad son generales y suficientemente vagas como para ser aplicadas a un amplio espectro de gente. P. T. Barnum era un mentalista que lo usaba en el s. XIX en sus shows. Los psicólogos la llaman la «falacia de la validación personal» desde que fue estudiada en 1948 por el psicólogo americano Bertram R. Forer, que demostró que se puede adivinar el carácter y la personalidad de una persona sin necesidad de ninguna dote adivinatoria especial.
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Ya comentamos en este blog el experimento de Narlikar que ha generado cierta polémica en la India. Los indios quieren dejar claro que aunque en el experimento se utilizó la astrología ancestral hindú (jyothisha) en realidad el resultado es extendible a todos los tipos de astrología. Nos aclara Manoj Komath, «Testing astrology,» Current Science 96: 1568-1572, 25 June 2009, que «los numerosos estudios críticos sobre la astrología occidental en los últimos 60 años han demostrado que los astrólogos no son capaces de predecir más allá de la suerte.» No sé por qué pero a mí me parece que no era necesaria tal aclaración.
Los interesados en más información al respecto pueden recurrir aquí, donde afortunadamente nos resumen en 60 palabras lo que se puede leer en más amplitud en 470 mil «There is more to astrology than being true or false.» Solamente 70 artículos en contra de la astrología. Me han resultado curiosas estas recopilaciones de artículos con el tiempo estimado que requiere su lectura, aunque no voy a molestar en leer ninguno. Quizás tú sí te atrevas… [los enlaces los he sacado del artículo de Komath, claro].