Todos los obesos llevamos a alguien delgado en nuestro interior

Por Francisco R. Villatoro, el 11 abril, 2011. Categoría(s): Ciencia • General • Medicina ✎ 9

Mira bien esta imagen por resonancia magnética de una persona obesa. Mírala otra vez. Me ha llamado poderosamente la atención en el artículo de David H. Freedman, «Combatir la obesidad,» Investigación y Ciencia, Abril 2011. No me llamó tanto la atención cuando la ví por primera vez en el número de febrero de Scientific American. Una prueba indiscutible de que todos los obesos llevamos a una persona delgada en nuestro interior.

Permíteme unos extractos de dicho artículo.

«Cuando seguimos una dieta o un programa de ejercicios para adelgazar, confiamos en nuestra fuerza de voluntad para vencer la tentación de comer más de lo que necesitamos. La recompensa de lograr un cuerpo más delgado y sano nos ayuda a mantener nuestro propósito. Es gratificante perder peso, por supuesto, pero el tiempo juega en nuestra contra. A medida que adelgazamos, nuestro apetito va creciendo, nos volvemos más ansiosos y nos cuesta más hacer ejercicio. Mientras tanto, la pérdida de peso se enlentece, al tiempo que nuestro metabolismo intenta compensar esta privación gastando menos calorías. El sacrificio por mantener nuestro régimen se hace cada vez más difícil y la esperanza de una recompensa se desvanece.»

«¿Por qué resulta tan difícil deshacerse de los kilos que sobran y no recuperarlos? La fórmula básica para perder peso es sencilla y conocida por todos: consumir menos calorías de las que se gastan. Si fuera así de fácil la obesidad no constituiría ningún problema de salud. (…) Nuestra especie evolucionó hacia el consumo de alimentos muy energéticos en un entorno en que el hambre representaba una amenaza constante. (…) Quizás algún día se invente una píldora que reajuste nuestro metabolismo para que queme más calorías o modifique nuestras preferencias alimentarias.» Pero hasta entonces, pequeños cambios en nuestros hábitos de vida son la mejor solución a este problema. ¡Muévete!

Y recuerda, unos kilos de más no están reñidos con la belleza. Tara Lynn, la bellísima modelo de talla 48 que fue portada de la revista Elle, es un claro ejemplo.



9 Comentarios

  1. Llevo más de 30 años haciendo deporte, y puedo asegurar que es lo mejor que hay para el cuerpo y para mantenerse delgado y saludable.
    Si lo haces de forma regular, el cuerpo te lo agradece.
    Además, en contra de lo que la mayoría de la gente opina, la actividad deportiva ejercita el cerebro más que una actividad intelectual.
    No hablo de una moda, sino de una forma de vida. Hablo de llegar a participar de cierto sentimiento de UNIDAD con el mundo mientras prácticas deporte.

    Por otra parte, la clave para perder peso es practicar fondo. Intentar ejercitarse más allá de 45 minutos para activar el consumo de grasas (aunque esto depende de muchas variables). Un pulsómetro bien regulado te ayudará mucho a la quema de calorías correctamente.

    Respecto a la alimentación, escucha a tu cuerpo, pero ínflate de verduras y fruta.

    Ontológicamente, el cuerpo es anterior. Decimos: «Yo pienso», pero habría que decir que en el cuerpo ocurren pensamientos. Nietzsche lo expresa así: «Hay más razón en tu cuerpo que en tu razón. Y también aquello que llamas tu sabiduría; quién sabe para qué tiene tu cuerpo necesidad de esa sabiduría»

    Os recomiendo el libro de Marukami, «De qué hablo, cuando hablo de correr» donde relaciona su literatura con la práctica del atletismo.

    Durante milenios se ha hablado de ALMA, pero es precisamente al antiplatonismo a partir de figuras del pensamiento como Nietzsche o Marx que hemos comprendido el error milenario, y la consecuente importancia del CUERPO.

    Me encanta este blog, aunque la mayoría de las veces, no puedo entender las entradas por falta de conocimientos sobre física y matemáticas.

    Gracias

  2. Es curioso, pero es así, las personas obesas llevan una delgada en su interior. En muchas poblaciones cazadoras-recolectoras no hay obesos, pero aparecen cuando se les somete a una dieta con aportes calóricos diarios. La disponibilidad diaria de alimento es algo que sobrevino recientemente, comenzando con la domesticación de la cabra.

    Una de las intervenciones más prometedoras en el terreno del envejecimiento, y que imita de algún modo esas condiciones primitivas es el llamado Intermitten fasting. Al parecer mejora rápidamente el balance de lipoproteínas y otros muchos beneficios, casi todos ellos relacionados con la señalización de la insulina.

    Por curiosidad, yo la he experimentado y la verdad es que lamentablemente es muy difícil de llevar.

  3. Lo que más llama la atención es el desproporcionado tamaño del hígado y el pequeño tamaño de los pulmones.
    La persona de la resonancia tiene que tener auténticos problemas para caminar más de 20 metros, no por su peso (que también), sino por su limitada capacidad pulmonar. Y lo del hígado… probablemente beba más de la cuenta…

  4. @Renaissance, ten en cuenta que es solo una sección. Puede ser perfectamente de cerca de la columna, con lo que es distinto a si pilla justo por la mitad del cuerpo.

    Lo que estaría guapo sería realizar un modelo 3D de la persona delgada que hay debajo de la grasa. Creo que sería impresionante.

  5. bufalo1973 lo pensé, pero desde ninguna perspectiva es normal que un hígado humano esté a la mitad de la altura del corazón y baje hasta casi la cadera. Aunque, bueno, ni soy médico ni sé nada en absoluto de anatomía, pero me deja un poco desconcertado que no se parezca en nada a los maniquíes anatómicas esos que hay en todos los colegios.

  6. Venga, la imagen:
    Es un corte medio frontal un poco por detras de las costillas, por detrás de las órbitas y antes de las astas laterales de los ventrículos cerebrales. Realmente el tipo debía estar bastante mal: El lóbulo izquierdo del hígado parece caído… la distribución de grasa abdominal empuja el diafragma hacia arriba y la posición del árbol visceral está bastante alterada.

    Lo siento, no. Con esta imagen, un obeso tiene decididamente a un obeso por debajo. Si hablamos de genética, es otra cosa

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Por Francisco R. Villatoro, publicado el 11 abril, 2011
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