Según el Dr. Wigg, radiobiólogo clínico del Hospital Real de Adelaida, Australia, la mayor causa de la fobia a la radiación y sus consecuencias son las recomendaciones de la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP por International Commission on Radiological Protection), que de forma conservadora, pero incorrecta según Wigg, propuso en 1928 un modelo basado en un polinomio lineal sin umbral (LNT por Linear No Threshold) para ajustar las curvas que medían los efectos sobre la salud de una cierta dosis de radiactividad (desde 1991 se utiliza un polinomio cuadrático también sin umbral). Según Wigg, estas curvas no se pueden extrapolar para dosis bajas de radiactividad. El modelo L-Q (por Linear-Quadratic) desarrollado por ICRP para ajustar la correlación entre dosis radiactivas y efectos biológicos no presenta ningún umbral en la dosis, es decir, no hay una dosis mínima que no produzca efectos dañinos para la salud. Según Wigg, no hay datos científicos fiables que soporten el modelo LNT para la exposición durante un tiempo corto a dosis bajas de radiación inferiores a 0’2 Sv. Más aún, los hay en contra; la radiactividad podría tener un efecto hormético sobre el desarrollo del cáncer: las personas sometidas durante su vida a dosis muy bajas, por debajo del valor natural de fondo promedio, desarrollan cáncer con mayor probabilidad que las personas sometidas a dosis bajas ligeramente por encima del valor medio de fondo [yo no sabía lo que era la hormesis hasta hoy, gracias a Pedro, autor de «Ecos del futuro«]. Para Wigg la medicina nuclear, la minería del uranio (Australia es el mayor exportador mundial), el almacenamiento de los residuos radiactivos y la industria nuclear de generación de energía sufren una mala prensa terrible debido a este «error» del ICRP. Nos lo cuenta en detalle en su artículo D.R. Wigg, «Radiation: Facts, fallacies and phobias,» Review Article, Australasian Radiology 51: 21–25, 2007.
Los isótopos radiactivos son núcleos atómicos con un gran número de neutrones y protones que son inestables y se desintegran de forma espontánea en núcleos menos pesados. El elemento químico viene determinado por el número atómico o número de protones en el núcleo. El uranio tiene un número atómico de 92 pero su peso atómico es mucho mayor; el 99% del uranio natural tiene peso atómico 238. La radiación emitida por la desintegración de un isótopo radiactivo puede ser de tres tipos llamados gamma (rayos electromagnéticos o luz de alta energía), beta (electrones de alta energía) y alfa (núcleos de helio con dos protones y dos neutrones). La radiactividad beta se puede detener con una capa de 1 o 2 cm de agua o una lámina de aluminio. Las partículas alfa tienen un poder de penetración aún menor y nuestra piel (epidermis) es capaz de detenerlas. Sin embargo, los rayos gamma pueden penetrar en un bloque de agua o de hormigón de un metro de grosor. Para la salud humana los más peligrosos son los rayos gamma.
La actividad de un isótopo radiactivo se mide con su vida media, el periodo de tiempo promedio en el que la mitad de cierta cantidad del material se desintegra emitiendo radiación. Veamos dos ejemplos, el uranio 238 y el plutonio. La vida media del uranio 238 es de 4’47 mil millones de años (por ello sólo la mitad del uranio de la Tierra se ha desintegrado desde que se creó el Sistema Solar). El producto de desintegración más común del uranio 238 es el radón 222, un gas que es responsable de casi toda la radiactividad de origen natural (el radón 222 es el mayor peligro en las minas de uranio que por ello tienen que estar muy bien ventiladas). El uranio 238 decae en un proceso con unas 15 etapas produciendo radiactividad de los tres tipos (alfa, beta y gamma). Por otro lado, el plutonio es un metal pesado que existe en la naturaleza en cantidades minúsculas (pero que es fácil de producir en reactores nucleares). La vida media del plutonio es de 24 400 años; su proceso de desintegración es cpmlicado y pasa por el uranio 235 hasta llegar al plomo. La desintegración del plutonio en uranio 235 no produce rayos gamma por lo que una simple hoja de papel sirve para protegerse a una exposición externa al plutonio. Sin embargo, ingerir o respirar plutonio es muy peligroso ya que el plutonio se acumula en los tejidos y puede iniciar el desarrollo de un cáncer.
Todos estamos expuestos a muchas fuentes naturales de radiactividad. La unidad más útil para medir las dosis de radiación es el milisievert (mSv). La dosis normal de radiactividad natural a la que todos estamos expuestos oscila entre 1’0 y 3’5 mSv p.a. (por año), con una media de 2’4 mSv p.a. Sin embargo, hay lugares en que esta radiación es hasta 100 veces mayor. Las fuentes «naturales» de radiactividad de fondo son unos 0’39 mSv p.a. (por año) debido a los rayos cósmicos que atraviesan la atmósfera, 0’59 mSv p.a. de fuentes terrestres (tierra o rocas), 1’26 mSv de radón en la atmósfera y de unos 0’29 mSv p.a. debido a los alimentos que ingerimos. Incluso nuestro propio cuerpo contiene potasio 40 y carbono 14 que son radiactivos y producen unas 7500 desintegraciones por segundo (7500 becquerelios, Bq). MiGUi se hizo eco hace unos días del documental de La noche temática en RTVE.es titulado «La pesadilla de los desechos nucleares» (lo puedes ver en la web). Aparece un señor vestido con una bata blanca de un laboratorio francés llamado CRIIRA que se alarma en el minuto 28:30 por medir en el agua de un río 16000 desintegraciones por segundo (debajo de un puente sin protección alguna para cualquier paisano que pase por allí). Según este señor son niveles similares a los de Chernóbil… ¿en qué lugar de Chernóbil? Para dar mayor dramatismo al documental, el señor sale corriendo por culpa de… por culpa de… Obviamente, un documental de este tipo tiene que tener este tipo de (d)efectos dramáticos. Más tarde, en el laboratorio el mismo señor manipula las muestras radiactivas en su laboratorio provisto sólo de unos guantes de goma.
La evolución nos ha hecho resistentes a cierta dosis de radiactividad de origen natural. Por ejemplo, nuestro cuerpo recibe unos mil millones de partículas radiactivas de origen natural al día sin efectos sobre nuestra salud (durante la vida de una persona). En una célula humana se producen unos 10 millones de mutaciones espontáneas al año). Pero gracias a la maquinaria de reparación celular del ADN no nos afectan, salvo al exponernos a dosis altas de radiación. Por ejemplo, el estudio de los efectos del desastre de Chernóbil ha permitido cuantificar estos daños en mujeres embarazadas; el feto sufre daños importantes que provocan malformaciones para dosis por encima de 0’5 Sv.
Wigg nos recuerda la hormesis. «En Toxicología, la hormesis es un fenómeno de respuesta a dosis caracterizado por una estimulación por dosis bajas y una inhibición para dosis altas, que resulta en una curva de respuesta a nuevas dosis en forma de J o de U invertida. Un contaminante o toxina que produzcan el efecto de hormesis tiene a bajas dosis el efecto contrario al que tiene en dosis más elevadas.» Según Wigg, la toxicología de la radiación presenta el fenómeno de hormesis debido a la adaptación natural de nuestro cuerpo a la existencia de dosis bajas de radiactividad en el entorno. Los estudios de la incidencia del cáncer en EE.UU. muestran que en las regiones con una mayor radiactividad de fondo, la tasa de cáncer es inferior a las regiones con una radiactividad de fondo más baja. Todo lo contrario a lo que uno podría esperar.
En 1986 en Chernóbil hubo dos grupos de personas que recibieron altas dosis de radiación. Veinte y ocho trabajadores murieron en 4 meses como consecuencia de dosis muy altas recibidas durante los procedimientos de limpieza de emergencia de la central y 19 más murieron después. Los niños, que son más sensibles a la radiación, recibieron altas dosis de yodo 131 radiactivo (cuya vida media es de 8 días). Este yodo se acumula en la tiroides y provoca cáncer. En el año 2000, aproximadamente 4000 niños habían sido diagnosticados con cáncer de tiroides, aunque sólo 9 murieron (el cáncer de tiroides no suele ser mortal si se diagnostica y trata a tiempo). Se estima en 2004 que Chernóbil provocó 56 víctimas mortales debido a las altas dosis recibidas. El entorno de la central presenta dosis bajas de contaminación del medio ambiente por isótopos radiactivos que son mucho mayores que los niveles normales, sin embargo, no hay ninguna evidencia de un incremento en cánceres como la leucemia, ni ninguna del aumento de las enfermedades hereditarias en esta gran población. Por desgracia, la fobia generalizada a la radiación ha provocado unos 1250 suicidios y entre 100 y 200 mil abortos voluntarios en el oeste de Europa. Según Wigg, la gran tragedia del desastre de Chernóbil, que ha provocado cientos de miles de muertes por abortos, ha sido el miedo irracional a la radiactividad.
Esta entrada es una traducción y resumen del artículo de D.R. Wigg. Prometo una entrada sobre la hormesis para el final de la semana santa. Me basaré en el artículo de Edward J. Calabrese, «Hormesis: Why it is important to toxicology and toxicologists,» Environmental Toxicology and Chemistry 27: 1451–1474, 2008. Lo pongo aquí para recordarme a mí mismo que tengo que hacerlo.
PS (20 abril 2011): Recomiendo la lectura de las siguientes entradas de otros blogs a los interesados en más detalles:
Fernando del Álamo (omalaled), «Radiactividad y probabilidad,» Historias de la Ciencia, 20 de febrero de 2011.
Fernando del Álamo (omalaled), «Daños de la radiactividad,» Historias de la Ciencia, 15 de mayo de 2009.
Xurxo Mariño, «Gráfico sobre dosis de radiación,» Per Ardua ad Astra, 20 marzo 2011.
Ezequiel Del Bianco, «Gráfica para entender la radiación y los miliSieverts,» Proyecto Sandía, marzo 18, 2011.
Esther Samper Martínez (Shora), «¿Qué dosis de radiación recibiría si…?,» MedTempus, 23 noviembre, 2010.
Alvy, «Una gran visualización para entender mejor los riesgos de la radiación,» Microsiervos, 30 Marzo 2011.
Fernando del Álamo (omalaled), «Chernóbyl-4,» Historias de la Ciencia, 30 de abril de 2006 [la secuencia de acontecimientos que condujo al accidente de Chernóbyl-4 está perfectamente documentada y estudiada; YuriGagarin la describe a partir del libro “The truth about Chernobil” de Grigori Mevdedev, que era el ingeniero nuclear de planta que no estaba presente en el accidente].
Francis, todo eso está muy bien.
Y tú estás muy bien informado.
Yo tambíen sé todo eso.
Pero luego está la vida real (y aquí hay que ser sinceros): Si esta tarde van a tu casa a preguntarte si quieres un cementerio nuclear de plutonio en tu barrio, vas a decir que NO. Y yo voy a decir que NO. Y el tío que ha escrito el artículo va a decir que NO. Y los propietarios de las centrales nucleares van a decir que NO. Y los defensores de la energía nuclear van a decir que NO.
La energía nuclear «no es tan peligrosa», mientras el peligro no sea para «mí y mi familia» … y esta es la pura verdad (es hipócrita no reconocerlo abiertamente).
Seamos sinceros: Una central nuclear, un cementerio nuclear, barriles de plutonio, o similares, no los queremos en nuestro barrio, ni en nuestra ciudad, ni en nuestra comunidad autónoma. Y es verdad que en la tele sale mucha «gente-bien» (suelen ser -estadísticamente- muy de derechas, católicos y apostólicos) diciendo que la energía nuclear es necesaria, pero ellos viven en barrios residenciales megalimpios y jamás dejarían un cementerio de plutonio en sus lindas urbanizaciones o cerca de los colegios privados de sus hijos …
Porque los datos objetivos, y las estadísticas te dicen «sólo el X% de Chernobil se murieron, y sólo el X% tuvo un cancer» … y tu piensas que si tienes que decidir sobre TUS HIJOS o sobre TÍ MISMO, resulta que el «tanto %» es irrelevante, porque la VIDA tuya y la de TUS HIJOS es única, insustituible … y morirte de cáncer con una probabilidad del 10% es, para el que se muere y su familia, lo mismo que morirse de cáncer con una probabilidad del 100%
EN OTRAS PALABRAS:
¿Alguien de los que defienden la energía nuclear tendrían narices para irse a vivir un año o dos a Chernobil con sus familias ?
¿el tío del artículo tendría narices a irse?
Porque por mucho que uno piense que «la energía nuclear es imprescindible ahora» y la «energía nuclear no es tan peligrosa» … REALMENTE TODOS la queremos «lejos de mí y de mi familia y de la gente que me importa».
Y es un MENTIROSO quien diga lo contrario … porque nadie se va a ir a vivir a Chernobil ni regalándoles las casas … (y menos aún la gente-bien del mundo rico que defiende la energía nuclear).
Todo lo demás son gaitas.
Te equivocas. Yo desde luego si estaría dispuesto a guardar residuos nucleares en mi jardín. No solo es que una radiacion ligeramente superior a la habitual pueda ser beneficiosa, sino que ademas lo que se llama ‘residuos nucleares’ contienen cerca de un 10% de metales preciosos mas caros que el oro y en unos pocos años ya serían extraibles de forma segura. http://en.wikipedia.org/wiki/Synthesis_of_precious_metals.
Pues si me regalan una casa y un buen puesto de trabajo en investigación te aseguro qe me voy a Chernobil sin pensármelo dos veces. O bueno, tal vez sí, por temas de que allí hace mucho frio y no sé yo si la estabilidad política en Rusia es muy de fiar.
Por supuesto lo mismo digo, a nivel socio/político de los USA, con la permisividad de que la gente vaya con armas de fuego por la calle o la ausencia de una seguridad social (servicio médico) para la gente que se quede en paro.
Pero vamos, que me preocupan mucho mas otros factores y no el nivel de radiactividad en una zona donde se está viendo que no hay muertes por contaminación radiactiva.
¿A cuántos conoces que quieran al ladito de casa una depuradora, una central térmica, una granja eólica, una cárcel o cualquier cosa que pueda causarles molestias?
Vaya bobada de argumento, chico.
Muy bueno eso de que si recibes radioactividad luego vas y te mueres de suicidio.
A mí, vistas estas verdades, la verdad, todavía me da más miedo el asunto este de que los núcleos de los reactores se queden al aire, las barras sin refrigeración, y esas cosas que nunca iban a pasar con una energía tan segura como esta.
Menos mal que hay gente que no tiene miedo a nada, sino, en qué mundo andaríamos, aunque a lo mejor éramos simplemente todos más felices. ¡Ah! menos el LeoCano ese que no podría recuperar sus minerales preciosos que tanto le gustan.
¡Francamente poco presentable esto!
Salud y un abrazo,
Sime
Para «Sime»: el «LeoCano» es del del comentario de arriba primero (el largo) no el del jardín
🙂
El valiente que quiere residuos nucleares en su jardín es un tal «Fer137» … sin duda debe ser legionario o así … con un par …
¡Joder! es verdad, perdona pero es que además de no conoceros he asociado el de arriba … y eso que iba despacito …
Salud y un abrazo,
Sime
El artículo que comenta Francis (la mula) viene a confirmar una sospecha que ya tenía desde hace a-os: en ocasiones, las actitudes irracionales que muestran algunos ecologistas causan más daño a la Humanidad que las tecnologías que critican. Y respecto al cementerio nuclear, si fuera alcalde de un pueblo no dudaría un segundo en solicitarlo, aumque estuviera al lado de mi casa. Y, por cierto, nadie tiene derecho a llamarme mentiroso, ni católico ni de derechas (si lo hiciera, se equivocaría, pero es que ni siquiera tiene derecho a hacerlo). Y, lo más importante, cuando se trata de gestionar crisis y salvar vidas humanas y evitar que cunda el pánico, las estadísticas sí importan. El primer paso para solucionar problemas es racionalizar planteamientos.
Víctor y Fer137: uno que enterraría residuos nuclerares en su jardín, y el otro que no dudaría en poner un cementario nuclear al lado de su casa: Pues hale, solicitarlo, y que os lleven unos barrilitos de plutonio, uno en la despensa, otro en el jardín y en ese plan.
NOTA: También podéis iros voluntarios a Fukushima, y de vacaciones a Chernobil, total a machotes no os gana nadie, y lo del peligro es un bulo de los ecologistas irresponsables.
Sin duda los ecologistas hacen un daño a la Humanidad infinito, porque son unos inconscientes al pedir invertir en energía eólica, fotovoltaica y otras … con lo «barato» que es construir una central nuclear subvencionada con dinero de todos, que sólo puede rentabilizarse después de 30/50 años.
Así, en vez de invertir los próximos 30/50 años en energías limpias, nos dedicamos a intentar recuperar inversiones ruinosas en centrales nucleares que construiríamos ahora …
Suma a eso la escasez de uranio, que caso de construirse más centrales, se calcula (según informes fiables) duraría más o menos lo que duraría el petróleo (el uranio es escasísimo y costosísimo de extraer y preparar para su uso industrial).
En definitiva: HAY QUE SER TONTO DE REMATE para defender la energía nuclear de fisión como opción de futuro, porque es peligrosísima, casi una ruina si se aumenta -como aumentará- el gasto en seguridad, y para colmo se agotará ANTES (o al mismo tiempo) que el petróleo.
POSDATAL: y sigo llamando MENTIROSO al que diga que pondría un cementerio de plutonio en su jardín sin dudarlo … y añado a eso TONTO de remate si defiende la energía de fisión como opción de futuro (salvo la gente de la industria nuclear, que no es tonta, y sabe bien los millones que puede ganar … porque el que venga detrás que «limpie» lo que quede … si puede … en fin, capitalismo-depredador en estado puro, pan para hoy, ruina para mañana).
¿pondrías tú un aerogenerador de 100 metros de altura en tu jardín?
P.D.: tonto de remate y mentiroso tú. Y por cierto, seguro que estás a favor de erradicar el hambre en el mundo, así tira tu de voluntario a África igual que les dices a los demás que se vayan de voluntarios a Fukushima.
David: Si tu argumento es que es «lo mismo» poner aerogeneradores en tu pueblo que poner una «central nuclear de fisión» … ya ni seguimos hablando … ( vamos, no te lo crees ni tú )
Si tu argumento es ver si alguien pone un almacén de residuos o no el jardín de su casa para ver si es un mentiroso o no….
La radioactividad da miedo a la gente porque es algo que no se vé ni se nota.
Y cuando te quieres dar cuenta te mueres.
Bueno, en fin, es la misma historia de siempre. ¿Hay necesidad de insultar a la gente? Algunas personas creen tener la verdad absoluta y punto. Y los demás son tontos. No vale la pena ni comentarlo. Sólo digo que el tema que ha comentado la mula francis me parece muy interesante y muy serio. Y si hubiera comentado un artículo que expusiera argumentos bien fundamentados contra la energía nuclear de fisión pues también me hubiera parecido interesante.
Muy buen artículo Francis. Muy claro y muy interesante.
Pues si tan saludables son las centrales nucleares, ¿para que hacer vasijas de contención y edificios de contención?, ale a poner los núcleos del reactor al aire libre que van a crecer las berzas mas grandes. Y los residuos a la casa de LeoCano. Pasaos por el psicólogo que lo vuestro es de estudio clínico.
¡Que no Miguel Angel! que no es Leo Cano el que quiere residuos en casa. Te ha pasado como a mi, que las firmas de los comentarios se prestan a la confusión.
Salud y un abrazo,
Sime
Estimada Mula Francis, permíteme tener la osadía de recordarte que prometiste un artículo sobre la hormesis para finales de Semana Santa. Esta noche, por una de las cadenas catalanas, han emitido «Txernòbil, una història natural?», un documental francés de Camera Lucida y ARTE. Algunos de los científicos que han entrevistado también recurrían a este efecto para explicar algunas de sus observaciones en la zona prohibida.
Acabo de encontrar el enlace al documental que mencionaba antes: http://www.tv3.cat/videos/3489590/Txernobil-una-historia-natural Se puede visualizar hasta el tres de mayo. Lo de la hormesis está alrededor del minuto 40 (sólo he encontrado la versión en catalán, lo siento).
Hay gente ignorante y otras que lo siguen. Para que poner en riesgo la vida, si lo que pretendemos es vivir mejor ?
No estoy de acuerdo con lo que propone el Sr. Wigg. De entrada es dudoso que el modelo de hormesis sea válido; yo no la descartaría del todo pero la base experimental se decanta a favor de la LNT y, mientras no se demuestre lo contrario, sería imprudente cambiar la LNT por otra hipótesis menos conservadora.
Por otro lado, ¿alguien duda que la contaminación del diésel responde también a la LNT? Y, sin embargo, ahí sigue.
Si vamos a la pregunta «Por qué la radiactividad causa miedo entre el público general» yo apuntaría las siguientes razones:
1 – El público general no sabe qué es la radiactividad, ni dónde se encuentra ni qué efectos causa según la dosis. Sólo le han dicho que es peligrosa y sólo se menciona la radiactividad asociada a la energía nuclear y a los accidentes. Así se logra (yo lo he visto) que una persona pueda tener miedo a ir cerca de la zona de exclusión de Fukushima (cuyo límite inferior son 20 mSv/año) pero, sin embargo, no tenga reparos en montar en el avión que la va a llevar a Japón (donde, más o menos, recibirá 40 mSv/año).
2 – El público general se informa a través de los medios de comunicación generales, no a través de las publicaciones científicas. Y las publicaciones generales son sesgadamente sensacionalistas en el tema nuclear, tal vez sea porque son «de letras» y no saben de ciencia, tal vez porque las catástrofes venden. Basta ver cómo han vendido la «epidemia» de cáncer de tiroides de Japón los medios de comunicación generales y cómo lo han hecho las publicaciones científicas. A este respecto recomiendo leer el libro de Bernard L. Cohen «The nuclear energy option», capítulo 4 (http://www.phyast.pitt.edu/~blc/book/chapter4.html) apartado referente a la opinión sobre la nuclear en función de la profesión.
3 – Falacia de autoridad moral. Los ecologistas se presentan como defensores del medio ambiente y la salud de las personas. En cambio, las empresas nucleares son máquinas de hacer dinero. En la disyuntiva, el público elige los ecologistas.
4 – Falacia de apelar a las emociones. El pensamiento antinuclear se centra en inculcar el miedo a la radiactividad. Es mucho más fácil inculcar el miedo que, una vez hecho, tratar de explicar racionalmente porqué ciertos miedos son infundados o exagerados.
5 – Existencia de un grupo de presión con interés en mantener el tema abierto. Si los ecologistas vieran que no consiguen afiliados y donaciones para sus campañas antinucleares probablemente no serían antinucleares.
6 – Sensación de falta de responsabilidad por parte del gran público. Lo explico con un ejemplo. Recuerdo, en entrevistas a conductores, que estos no se sentían responsables de la contaminación de mi ciudad (Barcelona). Alegaban que lo que contaminaba era «la industria» (eso sería válido hasta mediados del siglo XX pero basta echar un vistazo a la ciudad para constatar la actual inexistencia de chimeneas). Con la radiactividad sucede algo parecido. El público no maneja la radiactividad en su vida cotidiana, ni tiene un reactor nuclear en casa. Así, si hay un accidente, es fácil echar las culpas a la industria nuclear.
7 – Asunción de un riesgo externo. Viene como colofón al punto anterior. El público se ve expuesto a un riesgo que ellos no han generado y eso moralmente es difícilmente aceptable. Eso no quita que el público fume, haga barbacoas o se suba a aviones, en todos los casos exponiéndose a agentes cancerígenos, sin ningún problema. Pero los riesgos, cuando son creados por uno mismo, parecen menores que si vienen impuestos desde fuera.
8 – Los científicos se centran en el debate académico y rehúyen el debate público. Si el debate académico va en una dirección y el debate público en otra, por muy estúpido que sea el debate público, pocos científicos se van a atrever a salir a la palestra para intentar corregirlo. A esto se une que la gente, cuando está intentando salvar el mundo, suele ser poco amable con quienes la contradicen (varios científicos que negaron que el Pacífico se estuviera convirtiendo en una mar yermo debido a la «masiva» contaminación recibieron amenazas de muerte).
9 – La energía nuclear presenta un riesgo pequeño pero que, cuando se da, tiene consecuencias de gran alcance. En este sentido la población prefiere los riesgos continuos y controlados (aunque sean mayores). Es por ello que el carbón, que causa muchísimas más muertes cada año pero de forma continuada, no causa tanto miedo.
10 – Tecnofobia. La asociación de la tecnología con la percepción que se tiene de esta resulta en un efecto multiplicador. Si una tecnología es novedosa y es percibida como algo positivo, la población tiende a creer que es nueva tecnología tiene más virtudes que las que realmente tiene. En cambio, si la tecnología novedosa es asociada a peligro, muerte, cáncer, etc la población desarrolla una fobia a esta tecnología.
11 – Existencia de alternativas. Tenemos el carbón, el petróleo, el gas natural, la hidroeléctrica, la solar, la eólica… La nuclear no es imprescindible.
Creo que esto es todo ^_^ Saludos