Publicado en Science: Un estudio neurocientífico analiza cómo la interacción social moldea nuestros propios recuerdos

Por Francisco R. Villatoro, el 30 junio, 2011. Categoría(s): Cerebro • Ciencia • Medicina • Noticias • Science ✎ 3

 

De mi infancia temprana solo recuerdo algunos hechos puntuales. No sé si los he vivido o me los han contado. Junto a estos recuerdos y sensaciones también recuerdo a alguien en mi infancia tardía que me relató estos hechos como si yo los hubiera vivido y me surge la duda. Mi mujer se sorprende porque no sé si mis recuerdos tempranos son vividos o contados. Un nuevo artículo en Science aclara que no soy el único «raro» de la fiesta. Los recuerdos son sociales y pueden cambiar cuando un individuo se expone a los recuerdos de los demás. Así lo ratifican los experimentos de Edelson et al. que muestran que la actividad de dos regiones involucradas en la memoria de un individuo, el hipocampo y la amígdala, pueden variar en función de su interacción con los demás. Los contadores de historias las embellecen con objeto de reflejar mejor los intereses de su audiencia y se permiten licencias poéticas que distorsionan los hechos. Los psicólogos cognitivos le llaman «contagio» a este proceso social que altera la memoria de los oyentes. Lo que puede ser negativo en las declaraciones de testigos en tribunales de justicia tiene un papel positivo en nuestras relaciones sociales que no podemos desdeñar. Nos lo ha contado Henry L. Roediger III, Kathleen B. McDermott, «Neuroscience: Remember When?,» Perspective, Science 333: 47-48, 1 July 2011, que se hace eco del artículo técnico de Micah Edelson, Tali Sharot, Raymond J. Dolan, Yadin Dudai, «Following the Crowd: Brain Substrates of Long-Term Memory Conformity,» Science 333: 108-111, 1 July 2011.

La resonancia magnética funcional permite registrar la actividad cerebral de una persona mientras es sometida a un test psicológico. Edelson et al. la han usado para estudiar a 30 adultos en un experimento en el que, tras ver una película de tipo documental, se pusieron a prueba sus recuerdos del documental durante 2 semanas. Los investigadores trataron de inducir errores en la memoria de algunas personas diciéndoles lo que los demás recordaban sobre el documental, pero en realidad falsearon estos «recuerdos» colectivos de forma aleatoria e intencional. Sus resultados muestran vías neurales separadas para los errores «transitorios» de memoria (que reflejan la conformidad social) y los errores «persistentes» de memoria (que reflejan lo que se recuerda de verdad). En concreto, la activación neural del hipocampo es mayor para los errores de memoria persistentes que para los transitorios. También han sido capaces de distinguir entre los errores en los recuerdos debidos a la influencia social (los expuestos por otras personas) y los otros (los debidos a las respuestas a un cuestionario hecho mediante ordenador), los primeros presentan una mayor activación de la amígdala.

Estos resultados son sorprendentes, aunque todavía no se entienden sus causas de forma completa. Investigaciones futuras serán necesarias para clarificar la situación, aunque la hipótesis de Edelson et al. es que actúa un proceso llamado inhibición social que moldea los recuerdos propios en función de los relatos de los recuerdos por parte de otras personas. Este proceso neural es un arma de doble filo. Por un lado es beneficioso para cada miembro del grupo social, que si olvida alguna información importante (sobre recursos alimenticios o posibles peligros) puede recuperar dicha memoria gracias a la información de otros miembros del grupo. Por otro lado es perjudicial ya que, al igual que las ilusiones perceptivas, puede generar contradicciones entre recuerdos propios interrelacionados que conduzcan a falsear los recuerdos propios fiables. El estudio científico de la memoria tiene ya más de 125 años, pero el estudio de los aspectos sociales en la memoria está en fase emergente. El artículo de Edelson et al. es un prometedor primer paso en el estudio de las bases neurales de la psicología social de la memoria.



3 Comentarios

  1. Una sociedad formada por «periodistas» que dependen de lo que dicen otros y, a partir de la autoconsciencia de su «debilidad» proceden a desear contrastar lo que reciben, acaban dedicando todas sus energías en plasmar con rigor sus conocimientos. Por otro lado los «sabuesos» no sólo no necesitarán ese rigor inicial, sino que además, para adquirir los conocimientos (empero) necesitan deshacerse de algún posible error social que se suela cometer.

    Quizá la anomalía de ser un buen sabueso suponga la debilidad de no tener instinto para ciertas actividades sociales aun siendo sensible a ellas: es a eso a lo que yo llamaría tener madera de líder, pues a falta de talento no sería más que un inútil dentro de su sociedad al no poder adquirir los talentos ajenos si no es mediante un aprendizaje autoconsciente.

    (La última vez que se me ocurrió definir cosas como el conocimiento, los criterios de demarcación, el protolenguaje, etc. el administrador -en aquella página – me censuró a escondidas, porque a un filósofo no le gustaba mis argumentaciones. Así que ya veremos si mi sistema axiomático llega a alguna parte o simplemente acabará en la basura)

  2. Es por lo que las chicas nos enamorábamos todas del mismo veraneante.

    Tras un par de ¿Te has fijado…?, sentadas en un banco del paseo marítimo, nuestros corazones desbordaban de amor por el misterioso recien llegado.

    …aunque al verano siguiente nos negáramos unas a otras, sonrojadas haber albergado semejante sentimiento.

    Es por lo que los viejos siempre decimos que «cualquier tiempo pasado fue mejor»

    Tras un par de ¿Te acuerdas cuando…?, apoyados en la barra del bar, cervecita en mano, las neuronas del grupo entero burbujean en perfecta sintonía, optimismo y felicidad.

    …y es cuando los nietos dicen eso de «ya está el abuelo con sus batallas»…

    supongo que es la manera de que un arrebujamiento de personas con intereses diversos se convierta en un grupo con un interés común.

  3. ¿Puede ser esto una evidencia científica de la teoría del meme? Y si es así, ¿»nos esta diciendo» la evolución que simplemente somos receptores y transmisores del meme de nuestra especie?

    Nietzsche se tiene que estar retorciendo en su tumba.

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