«La interacción de la ciencia con los medios de comunicación, en lugar de beneficiarla, está perjudicándola seriamente. Algunos científicos pueden desarrollar un tipo de ciencia susceptible de ser publicada como noticia periodística, pero carente de interés científico relevante. Detrás de este comportamiento puede estar la actual cultura de trabajo en la que los científicos viven bajo la presión de la dictadura de los índices de citación de las revistas de referencia. Los científicos se miden a sí mismos en función de sus publicaciones y, sobre todo, del índice de impacto científico (Science Citation Index o SCI), así como del número de veces que cada trabajo y cada científico sean citados. El problema es que este sistema de citas puede ser pervertido si los trabajos científicos son objeto de noticia periodística en los medios de comunicación de masas. ¿Hay científicos que eligen su área de investigación en función de su posible repercusión mediática?» Te recomiendo leer el artículo de Carlos Elías, «Ciencia y científicos convertidos en noticias y estrellas mediáticas desde las revistas científicas. Estudio de sus consecuencias en el comportamiento científico actual,» SISSA – International School for Advanced Studies, Journal of Science Communication 7, September 2008 [original en español]. Me he enterado en Twitter gracias a Alejandro Bellogin @abellogin. Permíteme un breve extracto de este interesante artículo para motivar su lectura.
«Las grandes revistas científicas como Nature o Science dedican un gran esfuerzo a sus gabinetes de prensa, a su comunicación mediática y que sus relaciones públicas tengan gran importancia. Se produce el efecto Mateo: “Porque a cualquiera que tuviese le será dado y tendrá más; y al que no tuviese, aun lo que tiene le será quitado”. La distorsión se produce porque Nature y Science poseen gabinetes de prensa muy profesionales que saben de verdad cómo funciona el periodismo. Debe aclararse que estas publicaciones son generalistas y que su objetivo principal, por supuesto, es publicar la mejor ciencia, pero también tener el mejor índice de impacto. Esto provoca que muchas veces sean criterios de noticiabilidad los que imperan a la hora de seleccionar sus artículos, no ya para el comunicado de prensa, sino en la propia aceptación del artículo científico, lo cual sí puede constituir una perversión del sistema científico.»
«Un ejemplo: el artículo publicado por Nature el 4 de enero de 1996 sobre los efectos analgésicos de la mirra. El artículo, según los tres expertos consultados, tenía una relevancia científica de 2,9 sobre 10. Se publicó en la semana que se celebra la festividad de Reyes Magos. El estudio de Nature tenía un título típicamente descriptivo de los artículos científicos (“Efectos analgésicos de la mirra”), pero en el comunicado de prensa, Nature titulaba el trabajo: “¿Por qué los tres Reyes Magos llevaban mirra?” Obviamente, la noticia fue seleccionada por muchos medios de comunicación porque se adaptaba perfectamente a la actualidad de la semana.»
«Lo que no cabe duda es de que todo esto contribuye a una caricaturización de la ciencia. ¿Quién tiene la culpa: los periodistas que simplemente copian lo que le aseguran los investigadores o los científicos que los utilizan para hacer currículo y tener más prestigio ante sus colegas? Cientos de científicos que en el mundo investigan los efectos analgésicos de diversas sustancias, mencionarán en sus referencias la relativa a la mirra publicada por Nature, de forma que un artículo, en principio irrelevante, se convertirá en importante y sus autores ganarán méritos con el actual sistema de evaluación de investigadores que impera en todo el mundo.»
«Otro ejemplo: el científico como estrella mediática, el caso Wilmut y la clonación de la oveja Dolly. Los más peregrinos opinadores sin formación científica llenaron páginas de periódicos, mientras que los que en realidad sabían del asunto se recluyeron, asustados, en sus laboratorios esperando que escampara el temporal. Este estrés mediático destruyó el equipo de investigación del instituto Roslin de Edimburgo (Escocia) dirigido por Ian Wilmut. Los relaciones públicas del gabinete de prensa de Nature y de PPL Therapeutics (que financió el estudio) escogieron a Ian Wilmut como principal portavoz. El elegido como portavoz se convirtió en estrella mediática y su resplandor aún continúa. En tan solo una semana tras la publicación atendieron a más de 2.000 llamadas telefónicas, hablaron con cerca de 100 periodistas y concedieron acceso a Dolly a 16 equipos de filmación y más de 50 fotógrafos de todo el mundo. PPL Therapeutics quería publicidad gratuita en los medios y para ello trazaron una estrategia que dio un buen resultado: solicitar a los científicos que hablaran de la posibilidad de clonar células humanas, un hecho que en el trabajo publicado en Nature ni siquiera se menciona como remota posibilidad.»
«En el caso del equipo de investigación que logró la clonación de Dolly, el impacto mediático de la noticia lo destruyó. En 2006 la prensa británica informó sobre el juicio contra Ian Wilmut por “apropiarse del trabajo de la clonación de Dolly y no dejar que sus colaboradores también tuvieran su parte de fama”. Durante el proceso judicial, Wilmut tuvo que admitir que otros hicieron la mayor parte del trabajo, aunque fuera él el que se llevara la fama mediática. Todo esto nos lleva a plantearnos que en los resultados científicos actuales no existe un claro protagonista y que, muchas veces, los investigadores usan a los medios para concederse una importancia que, científicamente, no poseen. El efecto mediático funcionó a favor de Wilmut, no a favor del científico que más había trabajado en el proyecto, Campbell, que aportó el 66% de todo el trabajo.»
Hoy en día en el mundo empresarial la competencia es feroz, y también aquí se ve algo parecido. Es imposible llegar a la utopía de que cada paper sea un avance en el estado del arte de una disciplina particular, pero el indice de impacto es una espada de Damocles bastante tajante que obliga a aplicar la manivela de hacer papers en cadena, sin alto valor añadido ni mucho menos.
Dado el background (escaso) científico que hay en la sociedad actual, no se van a hacer las cosas a la primera bien, iremos dando tumbos y esto es uno de ellos. Yo lo veo como un bache por el que hay que pasar hasta llegar a lo «utópico».
Muy bien Valdechiflado muy bien, el petroleo es una energía renovable, los duendes mágicos son los responsables de las imágenes que salen en la tele y los burros ponen huevos y mañana unos hombres muy simpáticos con batas blancas te invitarán muy amablemente a que visites un sitio muy simpático donde podrás explicar tus teorías a Elvis, Michael Jackson o el capitán trueno.
Espero se capte mi fina y sutil ironía jeje
Siempre han existido fraudes y exageraciones, hasta manipulación de resultados con el solo propósito de adquirir notoriedad. Un caso famoso es el del hombre de Piltdown, por solo citar algo que viene a mi memoria en esta madrugada. No solo la religión es dogmática, la pseudociencia lo es también.