El día que llevas a tu hijo a la guardería descubres que hay varios niños con su mismo nombre. Aunque hay nombres de «toda la vida,» también hay nombres de moda que aparecen, se ponen de moda y alcanzan una cúspide de popularidad, para luego casi desaparecer. No solo pasa en España. Damian H. Zanette ha estudiado la evolución de los nombres que se le han puesto a los recién nacidos en Quebec, provincia de Canadá, durante el siglo XX. Dos terceras partes de los 200 nombres más comunes han sufrido este proceso; siendo poco comunes, se pusieron de moda durante unas décadas, para después volver a una frecuencia similar a la inicial. La figura muestra varios ejemplos, como Diane, Marcel, o Yvonne. Para explicar este comportamiento, Zanette ha desarrollado un modelo matemático de biología de poblaciones basado en la idea de que unos padres imitan a otros a la hora de poner nombre a sus retoños, hasta que se saturan de oír dicho nombre y deja de ser usado para ser substituido por otro. El modelo ajusta muy bien los datos experimentales. El artículo técnico es Damian H. Zanette, «Dynamics of fashion: The case of given names,» arXiv:1208.0576, Subm. 2 Aug 2012.
El modelo matemático considera la interacción entre las personas con cierto nombre (N) y el número de parejas que van a ponerle nombre a sus hijos recién nacidos (P). La tasa de crecimiento del primer grupo (N) está dada por la diferencia entre su tasa de natalidad, que es proporcional al tamaño del segundo grupo (P), y su tasa de mortalidad. El tamaño del segundo grupo (P) debe superar un determinado umbral para que actúe el proceso de imitación («le pongo dicho nombre porque está de moda»), a partir del cual este grupo crece a un ritmo proporcional a su tamaño. Esta tasa de crecimiento, sin embargo, disminuye a medida que el primer grupo (N) crece; además, el segundo grupo (P) también inhibe su propio crecimiento cuando su tamaño es muy grande («el nombre ya suena demasiado»). A partir de estas leyes de crecimiento se puede construir el modelo matemático para ambas poblaciones que, como muestra la figura que abre esta entrada, conduce a un ajuste bastante bueno de los datos experimentales recabados por Zanette en Quebec.
Lo interesante del artículo es que la curva teórica es fácil de recordar y reconocer tras un vista rápida al histórico de estadísticas de nombres que publica, por ejemplo, el INE. La próxima vez que estés en la tesitura de ponerle un nombre a tu bebé, ojea estas estadísticas con la curva en mente y comprueba si el nombre que te gusta está de moda, va a estar de moda, o dejará de estar de moda, actuando en consecuencia.
Que sorpresa! tengo un afectuoso recuerdo de Damián, me dio una mano con un artículo que realicé para el número 233 de Revista Astronómica allá por el año 85. Si lee este comentario le mando mis saludos.
En chile se da una dinámica cada año distinta. Un boom de nombres y casi todos influenciados por la TV
Pues a mi me ha gustado y me ha parecido muy interesante el estrechamiento de las distribuciones apuntando a que cada vez nos cansamos mas rapido. Creo q seria muy interesante repetirlo con datos de la era internetiana.
A mi hija le vamos a poner Abril
Lo que parecen indicar también las gráficas es que las modas cada vez vienen y se van más rápido. Como en todo, vamos.
Aconsejaría a los padres que pongan a su hijo un nombre compuesto: el primero corriente y moliente (María, José, Luis, Ana…) y echen su resto de imaginación en el segundo: Prono/supino, Viva/mi/padre, Gotas/de/alcanfor, Bella/mariposa….
…de mayorcitos, ya elegirán ellos que tipo de nombre quieren llevar 😉