El informe sobre el sistema universitario español … a Wert (II). La selección del profesorado

Por Francisco R. Villatoro, el 17 febrero, 2013. Categoría(s): Ciencia • Noticias • Política ✎ 4

La selección del profesorado es clave para garantizar la calidad de una universidad. La comisión de expertos recomienda cargarse la ANECA (relegarla sólo a contratar profesorado no funcionario), reforzar la CNEAI (que concede los sexenios que deberían servir para todo) y volver al sistema de habilitación introducido por la LOU cuando era Presidente Aznar. La clave es prevenir la endogamia, algo que la habilitación no logró, por lo que la comisión recomienda medidas como que un doctor no pueda ser profesor en su propia universidad (salvo que haya estado 3 años fuera). Todas estas medidas ya fracasaron (y hace menos de una década, qué desmemoriados son los miembros de la comisión de expertos). ¿Por qué recomendar lo que ya fracasó? En mi opinión, los expertos de la comisión tienen muy poca imaginación. Volver a un sistema que fracasó sin alterar las condiciones de contorno que llevaron a dicho fracaso no tiene ningún sentido.

Hay cosas en el informe que me gustan, como que la gestión no sea tenida en cuenta en la promoción del profesorado, pues basta que esté bien pagada, pero hay muchas otras cosas que me disgustan. Entre estas últimas, yo destacaría el maltrato a los jóvenes y la ausencia de una sólida carrera docente e investigadora. Tratar de imitar el sistema de contratación de profesorado de las universidades privadas de EEUU sin eliminar la figura del profesor funcionario no tiene ningún sentido. El gran problema de la universidad española no es la endogamia, sino el funcionariado. En mi opinión, todo profesor, incluidos los miembros de la comisión, que se les ve el plumero y ninguna de sus recomendaciones les afectan, salvo a favor, deberían ser evaluados cada cierto tiempo (pongamos cinco o seis años) y sólo si superan dicha evaluación mantener su plaza como PDI permanente. Cualquier alternativa que mantenga la «mierda» en un sistema «podrido» será un simple lavado de cara a gusto de los burócratas, pero que no servirá absolutamente para nada.

Permíteme unos extractos del texto (aquí tienes la versión completa). Para la comisión, la selección del profesorado es una de las claves hacia la excelencia. «Las universidades deben tener capacidad para aprovechar las oportunidades y captar profesores e investigadores de primera fila con facilidad y sin importar de su origen. Actualmente esto es muy difícil, incluso imposible en la práctica, con el actual sistema de acreditaciones de la ANECA.»

Lo más urgente sobre el PDI permanente y funcionario. «Modificar el baremo y el procedimiento de las presentes acreditaciones no presenciales de la ANECA, por ser muy inadecuado. Una vez establecido el sistema de acreditaciones públicas nacionales, la ANECA perdería sus actuales competencias como agencia acreditadora del PDI de las universidades (programa ACADEMIA). Esta competencia se mantendría en el caso de doctores contratados por las universidades tanto públicas como privadas. Los acreditados por la ANECA aún sin plaza en una universidad pasarían a estar equiparados a los acreditados por el nuevo sistema de acreditaciones públicas, con idénticos derechos.»

«Esta Comisión recomienda que la gestión no sea valorada como mérito para las plazas de PDI, pues no forma parte del bagaje intelectual necesario para ser un buen profesor e investigador. Se recomienda que la gestión tenga incentivos económicos adecuados así como la tradicional disminución de obligaciones docentes. Los complementos temporales por cargos de gestión no deberían ser consolidables en ningún caso. La excelencia docente e investigadora de un posible gestor puede favorecer su gestión académica, al menos por la especial sensibilidad que cabe suponerle para la docencia y la investigación, pero la recíproca es falsa. Premiar la gestión per se sólo ha promovido que se genere más gestión y burocracia cuyo fin es proporcionar «méritos» por gestión al CV de quienes participan en ella, en detrimento de la docencia y la investigación.»

Me gusta, pero se me ve el plumero, que la comisión «recomiende incrementar muy considerablemente los puntos por méritos investigadores y de transferencia (por ejemplo, al 85% del total o, al menos, 20 puntos por sexenio de investigación a título orientativo). El baremo de la ANECA otorga 55 puntos por ‘investigación’ (el máximo hasta para un Nobel), 35 por «actividad docente y profesional» y 10 por «gestión, administración y otros méritos.» Incluso el Einstein de 34 años que en 1913 aceptó su cátedra berlinesa hubiera tenido dificultades si se le hubiera juzgado con el baremo de la ANECA.» También se menciona que el baremo actual «no permitiría acreditar como catedrático a más de un premio Nobel y que perjudica muy especialmente a los jóvenes más brillantes.» Por otro lado, la comisión recomienda «reducir complementariamente (por ej. al 15%) los méritos por «docencia.» Siendo inapropiado valorar los méritos docentes por el número de años que el candidato ha dado clase o por los cursillos de «innovación educativa» que ha seguido (de hecho, estos «méritos» están generando la proliferación de «cursillos» sin valor alguno).» Junto con la eliminación por completo del baremo los «méritos por gestión,» estoy completamente de acuerdo con la Comisión en este punto. Pero repito, muchos diréis que se me ve el plumero.

Un punto con el que no estoy del todo de acuerdo es que se pretenda mantener el sistema de áreas de conocimiento, algo que no tiene ni pies ni cabeza se mire por donde se mire. En el programa ACADEMIA de la ANECA se mete a todas las áreas de conocimiento similares en el mismo cajón, la macroárea de conocimiento, de tal forma que «los «expertos» [que evalúan los CV de los candidatos a acreditación] sólo pertenecen al campo general [las macroáreas de conocimiento], pero no son necesariamente especialistas (del área de conocimiento específica del candidato), algo imprescindible para juzgar con conocimiento de causa.» En mi opinión, las áreas de conocimiento son un lastre para el sistema y habría que deshacerse de ellas en pro de los departamentos o de los centros.

A medio plazo, un cambio en el acceso a las plazas de PDI permanente y funcionario: «Reforma del acceso a las plazas de PDI permanente por medio de dos vías: (1) acreditaciones públicas nacionales en los dos niveles actuales de profesor funcionario titular (TU) y catedrático (CU); las universidades seleccionarían después a los acreditados como hasta ahora. Y (2) la contratación directa e indefinida por las universidades de doctores españoles y extranjeros, también como CU y TU, sin restricción; no sería necesaria la acreditación previa de la ANECA. Según la actual LOMLOU, el PDI contratado puede alcanzar el 49% del total de PDI de la universidad (aunque actualmente sólo representa el 15%).»

El vía (1) es un retorno al sistema de habilitación introducido por la LOU. Las novedades que se introducen son meros lavados de cara, como «que sólo formen parte de las comisiones los profesores permanentes que tengan concedido un número de sexenios próximo al período de tiempo necesario para obtenerlos, con un mínimo de dos,» o que «en el caso de que el número de candidatos fuera superior al triple de las acreditaciones públicas convocadas, la comisión procedería a seleccionar previamente entre ellos un número igual al triple de esas acreditaciones.» En la vía (2) destacaré que «los profesores contratados por esta vía serían elegibles para cargos académicos como los funcionarios, y podrían tener igualmente sexenios y complementos por docencia (quinquenios).»

El informe está lleno de frases vacías de contenido, como que «la comisión recomienda especialmente evitar la situación que viene repitiéndose desde hace decenios, la alternancia de períodos de relativa abundancia y de otros de gran escasez de plazas, que conduce a que el SUPE no seleccione sólo a buenos candidatos en el primer caso y a que se pierdan muchos de éstos en el segundo.» Muy bien, pero cómo se logra; según la comisión basta seguir sus recomendaciones, pero ni los miembros de la comisión se creen lo que están diciendo. ¿Por qué los «complementos salariales para el PDI» deberían estar «ligados al rendimiento investigador en su conjunto (Centro, Departamento, Instituto, etc.)»? Según la comisión para «que se incentive la selección de los mejores.» ¿Para qué sirve que quien trabaje más gane más sueldo para quienes no trabajan nada? En mi opinión, pagar más a quien más trabaja es necesario, pero los que trabajan menos no deberían recibir beneficios.

Las medidas para prevenir la endogamia en el informe no tienen ni pies ni cabeza. La endogamia está dentro del sistema y hay que extirparla, no basta con perjudicar a los más jóvenes. Se nota que en la comisión de expertos no había ningún joven. La comisión «recomienda impedir cualquier tipo de contratación por una universidad de un doctor propio, salvo que éste hubiera estado previamente vinculado a otra universidad, institución académica o centro investigador reconocido, español o extranjero, por un período no inferior de 3 años.» Además, que «las convocatorias de plazas de PDI deberían ser internacionales y las vacantes deberían aparecer en inglés en las webs de las universidades y en una sección especial de la web del Ministerio tipo Open positions in Spanish universities.» O rescatar el Programa Ramón y Cajal, pero con otro nombre tenure track. «Esta Comisión recomienda que las universidades ofrezcan contratos a doctores por un tiempo de cinco años con la indicación de que esas plazas podrían transformarse en plazas permanentes de PDI contratado doctor. Para favorecer a los jóvenes brillantes, la transformación de ese contrato en indefinido como profesor titular contratado, requeriría que la labor realizada por el doctor en esos cinco años fuera de elevado nivel científico.»

Obviamente, los que disfrutamos de muchos sexenios agradecemos que la comisión recomiende que «los tramos de investigación de seis años o «sexenios» deberían estar mejor retribuidos (y de forma creciente, más el segundo que el primero, el tercero que el segundo, etc.) y con independencia del cargo (titular o catedrático) con el que se hubieran obtenido; además, se puedan conceder con independencia del tipo de dedicación del PDI (i.e., a todo funcionario o contratado que los solicite) de forma que no estén limitados a los funcionarios; y, finamente, que no estén limitados a los seis actuales.» Supongo que el PDI que tenga pocos sexenios estará en contra de esta medida, pero a mí se me ve el plumero. Otra cosa diferente es que la comisión recomiende que los sexenios se utilicen para todo. «Se recomienda el uso de los sexenios como criterio básico para ocupar cargos académicos de responsabilidad. Para los cargos de Rector, Vicerrector, Decano y Director de Escuela o de Departamento se recomienda tener al menos 3/2/2/2 sexenios respectivamente, que deberán estar «vivos».» No sé, pero yo creo que los gestores, para ser buenos gestores, deben dedicarse sobre todo a la gestión y no a falsear sus CV con sexenios obtenidos con el esfuerzo de otros.

Me gusta, aunque veo poco factibles, algunas recomendaciones al estilo anglosajón como que «las universidades deben tener capacidad para mejorar los salarios de su PDI permanente y para captar talento y/o retener a los mejores, estableciendo incentivos, incluso de forma negociada con los interesados, y ello por razones de excelencia investigadora.» Y también «la creación de cátedras especiales con nombre (cátedras extraordinarias o «named chairs»). Sería deseable potenciar el mecenazgo, con un trato fiscal muy generoso.»

Sobre los Profesores Ayudantes: «Es conveniente que las universidades incrementen la oferta de Profesores Ayudantes, con una ocupación de las plazas muy limitada en el tiempo y absolutamente improrrogable. Su escasez actual es resultado de la errónea premisa de que todo Profesor Ayudante debe acabar siendo Profesor Titular, lo que ha llevado a las universidades a no ofrecer plazas de Profesores Ayudantes pese a que pueden constituir el primer paso de una carrera académica.»

Sobre los los Profesores Asociados: «Deberían responder al espíritu y la letra de la LOMLOU (profesionales muy cualificados que se prestan a ofrecer temporalmente su experiencia o especiales conocimientos a las universidades).»

Sobre los Profesores Eméritos: «Se debe incidir más en los méritos investigadores, requiriendo al menos cuatro tramos de investigación o sexenios reconocidos. Se recomienda que la condición de emérito sea concedida de forma automática a todo candidato con seis sexenios.»

Sobre el Personal de Administración y Servicios (PAS): «Mejora de la selección y eficacia del PAS introduciendo criterios de calidad y de rendimiento específicos para el PAS.» Por cierto, me ha hecho un poco gracia, pero es una gran verdad. «Evitar la actual «PASificación» del PDI que, desde hace años y al amparo de las mal llamadas «nuevas» tecnologías, está asumiendo cada vez más funciones administrativas que no le son propias.» Una gran verdad.

En resumen, me gusta que se recomiende un cambio en el baremo del programa ACADEMIA de la ANECA y que se recomiende reforzar las plazas de profesor permanente no funcionario, pero creo que la contratación de profesorado en el SUPE necesita un cambio más drástico y mucho mejor pensado.



4 Comentarios

  1. Al respecto de lo de Einstein y los catedráticos, una reflexión.

    En épocas anteriores la competencia que había era mucho menor, por lo que los candidatos podían optar a plazas permenentes con «apenas» 1 ó 2 artículos y a Cátedras con 3 ó 4.

    Hoy en día, en el que muchos somos los que intentamos llegar allí, ya sabemos que hay una gran competencia y que la única forma de dejarla atrás es sacando más y más artículos (por descontado que la calidad de los mismos es hoy por hoy no vale nada, se miran artículos «al peso»).

    1. Tito, tienes razón en que medir «al peso» no tiene mucho sentido, pero me gustaría comentarte una cosa el hilo de Einstein que parece que olvidas.

      Einstein en 1913, cuando aceptó la cátedra berlinesa, ya tenía 52 artículos publicados y desde 1908 era uno de los físicos más famosos e importantes del mundo (desde entonces todas las grandes universidades del mundo se lo rifaban).

      Cuando hablas de «épocas anteriores» supongo que te refieres a España (donde es verdad lo que dices). Pero en las grandes universidades del mundo no es cierto lo que dices. Muy poca gente llega o ha llegado en el siglo XX a full professor con sólo 4 artículos. En los 1990, un associate professor (equiv. a titular de universidad) en una rama científico-técnica tenía un índice-h superior a 12 en EEUU. La estadística siempre miente y habrá excepciones, pero la media es la media.

      Otra cosa es que en tu área, Matemáticas puras, haya casos espurios desde un punto de vista estadístico que son famosos. Pero según las estadísticas oficiales de la NSF no son la norma.

  2. No puedo estar más en desacuerdo con la afirmacióin del autor que dice: «En mi opinión, todo profesor, incluidos los miembros de la comisión, que se les ve el plumero y ninguna de sus recomendaciones les afectan, salvo a favor, deberían ser evaluados cada cierto tiempo (pongamos cinco o seis años) y sólo si superan dicha evaluación mantener su plaza como PDI permanente». Éste tipo de evaluaciones solo crean dificultades a la hora del trabajo en equipo en la investigación; por tanto se anula la cooperación. Preguntar en la universidades argentinas que pasó cuando se introdujo la evaluación cada 5 años y como bajaron los índices de investigación por no favorecer a la competencia que te podía quitar el puesto.

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