Reseña sabatina: «S=ex². La ciencia del sexo» de Pere Estupinyà

Por Francisco R. Villatoro, el 7 septiembre, 2013. Categoría(s): Cerebro • Ciencia • Libros • Medicina • Noticias • Recomendación • Science ✎ 8

Dibujo20130907 book cover - sex2-la-ciencia-del-sexo-9788499922386 - pere estupinya

«En ciencia, cada investigador sabe que lleva una tenue linterna que le permite iluminar sólo una parte de una enorme habitación oscura. Uno enfoca hacia una dirección y otro en otra. Por separado pueden iluminar diferentes rincones y llegar a conclusiones totalmente dispares. Pero poco a poco, cuando las luces científicas van aumentando y juntándose unas con otras, la habitación empieza a revelar su contenido. Y sólo el que no quiere ver se resiste a modificar sus ideas preconcebidas.» Extracto de la página 78 del nuevo y muy recomendable libro de Pere Estupinyà, «S=ex². La ciencia del sexo,» Debate, abril 2013. El texto sigue más o menos así: «Muchas veces se descubre una ventana a otra sala oscura todavía más grande, que, vaya paradoja, aumenta nuestro desconocimiento sobre la realidad. Éste es el lento proceso que estamos siguiendo con la naturaleza, el universo y el cerebro humano, esperando que algún día la luz científica sustituya a la oscuridad y la elucubración.»

Dibujo20130907 sex2-la-ciencia-del-sexo - pere estupinya

Tengo un problema cada vez que hablo con alguien de Pere Estupinyà. Le presento como el divulgador científico autor de «El ladrón de cerebros,» pero no lo puedo evitar, siempre tengo que mencionar que trabajó en el programa «Redes» de TVE, dirigido por Eduard Punset, el abuelo que todo el mundo quiere tener. Entonces la cara de mi interlocutor cambia, como si Pere fuera el hijo de Eduard; ya no hay más que decir, todo el mundo entiende que tiene que ser un gran divulgador científico de la escuela de Punset. Lo que me pone en la tesitura de decidir si tengo que aclarar que son dos estilos de divulgación muy diferentes o si es mejor callar para asentir. El estilo de Pere es muy fresco en España, aunque similar al de los grandes divulgadores de EEUU, pero Eduard es la gallina de los huevos de oro de la divulgación en español.

Por supuesto, un libro sobre la ciencia del sexo escrito por Punset sería un libro sobre el papel de las neuronas espejo y sobre su importancia en el amor y en la felicidad. Un libro sobre una hipótesis, que las neuronas audiovisomotoras del giro frontal inferior (F5) del macaco también se encuentran en los humanos, una hipótesis que ya no es defendida ni por su propio descubridor. Por ello me alegra que Pere mencione esta hipótesis sólo de pasada en su libro (al final del capítulo 3 y luego en la página 275), en relación a los estudios sobre la pornografía. «En nuestra especie el sentido más involucrado en la atracción sexual es la vista.» [Página 93] «Una idea provocadora y mucho más especulativa es que el gran poder de la pornografía, sobre todo en hombres, procede de una supuesta activación de circuitos [neuronales] responsables de la imitación, en la que podrían estar involucradas neuronas espejo. Estas neuronas existen en muchos mamíferos, pero no se sabe todavía su influencia real en humanos; algunos autores sugieren que podrían estar relacionadas con la empatía (ver sonreír a alguien induce en nosotros otra sonrisa y cierto bienestar). Un estudio publicado en 2006 en la revista Neuroimage observó que las imágenes pornográficas activan la corteza frontal premotora, área donde (de existir) se situarían las neuronas espejo.» Dice Pere que le «sorprende que los neurocientíficos no utilicen el porno para analizar la existencia y el papel de las neuronas espejo o los circuitos de empatía.»

El libro contiene un capítulo dedicado a la pornografía, el número once. [Página 276] «La idea básica es que ver porno es un acto placentero que activa el sistema de recompensa del cerebro haciéndonos segregar altas cantidades de dopamina desde el área ventral tegmental al nucleus accumbens. Como otras actividades placenteras, si la realizamos de forma obsesiva, puede llegar a volverse una adicción conductual. Algunos conciben la adicción al porno dentro de la «adicción a internet,» es decir, a la novedad y excitación constante que nos ofrece el mundo online. Somos buscadores compulsivos de novedades y es en este sentido que podemos pasarnos horas y horas navegando de un enlace a otro por internet o interactuando en redes sociales. La pantalla nos absorbe.» [Página 277] «Se entra en una rutina cibernética de la que es difícil escapar. Pero con el porno la situación se puede agravar por dos motivos. Primero, que nuestro cerebro está programado para preferir el sexo y es normal que atrape más a nuestro sistema límbico. Y segundo, si va acompañado de la masturbación, la liberación de dopamina es todavía mayor, el cerebro empieza a asociar esa actividad con placer intenso y con las repeticiones el condicionamiento se va reforzando.»

Dibujo20130907 book cover - el-ladron-de-cerebros - pere estupenya

Los libros de divulgación que más se disfrutan son los libros repletos de historias, y «S=ex²» es un buen ejemplo. No sólo historias de la historia, que las incluye, sino también historias vividas por el propio autor en su búsqueda de información para el propio libro. El capítulo «Sexo en nuestro cerebro» se inicia con las hazañas intelectuales del neurocientífico Barry Komisaruk, que lidera un novedoso proyecto sobre neurofeedback. [Página 77] «El biofeedback ya hace tiempo que se conoce y es la capacidad de modular algunas de nuestras constantes vitales si nos muestran sus valores en una pantalla (es como un entrenamiento para controlar las funciones del cuerpo). Tiene límites, pero funciona. Hay evidencias que sugieren que se podría hacer algo parecido con la actividad del cerebro al observar nuestro propio fMRI a tiempo real. Barry cree que un campo como el del sexo puede ser un modelo ideal para probar este neurofeedback. Es muy especulativo todavía,» pero como Pere nos cuenta en su libro, los primeros resultados son prometedores.

Barry Komisaruk le propuso a Pere ser «el primer hombre del mundo en tener un orgasmo bajo un escáner de fMRI» (las imágenes aparecen en la página 83 de su libro). [Página 79] «Pánico escénico y obvio pavor al gatillazo. La situación empeoró cuando se me insistió en que lo más importante era que mantuviera la cabeza lo más quieta posible. Sería bueno que practicaras.» [Página 84] «Barry me llamó muy alterado. Estaba viendo los resultados en ese mismo momento y me dijo que eran de una calidad excelente. Se ve que había cumplido muy bien mi misión de no mover la cabeza.» Barry comparó el resultado con sus estudios previos con mujeres. [Página 85] «Las similitudes eran mucho más grandes que las diferencias. Lo único distinto es que el hipotálamo no se activó durante el orgasmo, como sucedía con todas las mujeres.» Recuerda que «el hipotálamo es la zona donde se segrega la oxitocina, la llamada hormona del amor.»

La buena formación científica del autor (Pere es químico y bioquímico) se nota a lo largo de todo el libro. [Página 87] «Leyendo un artículo de Roy Levin sobre el período refractario tras el orgasmo decidí llamar a Barry Komisaruk. Le pregunté por qué tras mi orgasmo bajo el escáner no continuamos con el experimento para ver qué cambiaba en mi cerebro respecto a la estimulación inicial. Barry me respondió «¡Claro! ¡Cómo no se me había ocurrido antes! Se podrían comparar personas sanas con otras con disfunción eréctil. Quizá daría información muy interesante. ¡Nadie lo ha hecho aún!» Me sorprendió, pero al tiempo vi que no era una excepción.» Estos estudios «pueden ofrecer información muy interesante no sólo sobre el sexo, sino sobre las bases neurobiológicas de nuestra conducta.»

«Toda la información captada por nuestros sentidos llega al cerebro, pero sólo somos conscientes de una minoría. Tenemos atención selectiva.» [Página 93] «Analizando movimientos de cabeza y cambios de atención los investigadores observaron que los hombres heterosexuales respondían de forma positiva a las mujeres desnudas e ignoraban las imágenes masculinas, mientras que con los gays y las mujeres ocurría lo contrario. Cuando alguien nos diga «¡se te va la mirada!», podemos responder confiados: «¡Exacto! Se va sola. Yo no soy responsable, lo es mi inconsciente. Lo dice un artículo de la revista PNAS.» Bueno, en realidad, poca gente conoce la revista PNAS y su prestigio.

Dibujo20130907 pere estupinya - bworld - facebook com

El libro de Pere nos ilustra con muchos ejemplos que el sexo sigue siendo un tabú para la ciencia. [Página 292] «Impresiona el pavor que el Gobierno de EEUU le tiene al sexo, incluso en su aspecto científico y médico. Contacté con el instituto del NIH responsable lesiones medulares para preguntar si tenían en cuenta la respuesta sexual de los discapacitados y ni me respondieron. La sexualidad humana está censurada en la agencia pública de investigación biomédica estodunidense y en menor grado en la ciencia en general. Y es una lástima.»

El sexo forma parte íntegra de nuestras vidas y toma el control hasta en las situaciones más incómodas. [Página 435] «Una noche me presentaron al ex ciclista profesional Peio Ruiz Cabestany. Estaba entusiasmado explicándole a Peio un estudio científico sobre mujeres que tenían orgasmos haciendo ejercicios y según el cual sucedía a menudo al ir en bicicleta. Peio se quedó desconcertado, pero de repente me respondió: «bueno… a mí me ha pasado varias veces, sobre todo al subir cuestas.» Debby Herbenick (Univ. Indiana, EEUU) realizó este estudio en 2011 con 246 mujeres. Según Debby es un fenómeno muy interesante porque representa un nuevo ejemplo de reflejo orgásmico espontáneo desvinculado del deseo y de la actividad sexual. Se está investigando qué mecanismos fisiológicos podrían estar involucrados. Debby sugiere que la activación del sistema nervioso simpático debido al estrés físico podría ser el desencadenante del orgasmo.»

En resumen, el libro  «S=ex². La ciencia del sexo» de Pere Estupnyà es muy recomendable, casi imprescindible. Bien escrito, de lectura fácil, está repleto de anécdotas y curiosidades para recordar, pero además incluye una extensa bibliografía con artículos técnicos para los que quieran profundizar en los detalles. Yo me lo he pasado muy bien leyendo este libro y en varias ocasiones, tras comentar con amigos su contenido más fascinante, he tenido que decir: «No. No te lo presto. ¡Cómpratelo!»



8 Comentarios

  1. Excelente entrada Francis y mucho màs para destacar la ardua labor de este gran trabajador de la divulgaciòn cientìfica, Pere Estupinya, en toda su trayectoria los que les hemos seguidos, nos hemos nutridos de sus conocimientos, asì como los que otros cientìficos han aportados.

  2. Bueno tema respecto al sexo que siempre me ha ingritado es si la intensidad y tipo de deseo sexual en las mujeres es realmente equivanlente a la de los hombre. A mi me parece que es mucho menor, me parece observarlo constantemente, pero entonces aparece un sicologo diciendo que no, que la libido de una mujer es mas o menos igual que la de un hombre solo que nuestra sociedad machisa las hace reprimir su expresión en gran medida.. pero eso no me cuadra… por que de hecho va en contra de la seleccion natural… si la libido de una mujer es igual que la de un hombre entonces no habría selectividad… yo lo que digo es que es menor y que nuestra sociedad es como es precisamente por eso… en fin. Espero que eso alguna vez se demuestre para darme paz espiritual…

    1. Te aseguro que nuestra libido no es menor. Podemos sentir placer tanto como ustedes e, incluso, tener más de un orgasmo.
      Creo que la mujer y el hombre son iguales en algunos aspectos, y la sexualidad es uno de ellos.

Deja un comentario

Por Francisco R. Villatoro, publicado el 7 septiembre, 2013
Categoría(s): Cerebro • Ciencia • Libros • Medicina • Noticias • Recomendación • Science
Etiqueta(s): , , , , ,