Cuando la física es necesaria para entender la literatura

Por Francisco R. Villatoro, el 27 enero, 2014. Categoría(s): Ciencia • Docencia • Física • Noticias • Physics • Recomendación • Science ✎ 8

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Harry Manos, profesor de física en enseñanza secundaria en Los Angeles, EEUU,  nos cuenta una curiosa anécdota. Hace unos años sus estudiantes de física entraron en clase quejándose porque el profesor de literatura les había mandado leer el libro «Heart of Darknes» («El corazón de las tinieblas») de Joseph Conrad. Los estudiantes decían que era imposible de leer. ¿Por qué? Porque no eran capaces de entender ni el primer párrafo. El problema no era el vocabulario ni el estilo literario de la época victoriana. El problema era la física náutica que Conrad utiliza en su libro. Manos explicó la física a sus alumnos y ellos pudieron disfrutar del libro. Nos lo cuenta en Harry Manos, «Physics in Literature,» The Physics Teacher 52: 22-25, 2014.

«El Nellie, un bergantín de considerable tonelaje, se inclinó hacia el ancla sin una sola vibración de las velas y permaneció inmóvil. El flujo de la marea había terminado, casi no soplaba viento y, como había que seguir río abajo, lo único que quedaba por hacer era detenerse y esperar el cambio de la marea.

El estuario del Támesis se prolongaba frente a nosotros como el comienzo de un interminable camino de agua. […]» Fuente de esta traducción [PDF].

El primer párrafo de la novela que Conrad escribió en 1910 (su nombre verdadero era Josef Teodor Konrad Nalecz Korzeniowski y para entonces ya se había jubilado de la marina mercante británica) describe el efecto que la marea, al entrar en un río, ejerce sobre un barco anclado. El estuario del Támesis puede tener mareas de varios metros y aunque el barco Nellie tiene echada el ancla, por efecto de la marea puede girar y cambiar la dirección de su proa, como ilustra la figura que abre esta entrada en un barco anclado en el río de las Perlas, en Cantón, China. El profesor Manos nos dice que aprovechó la ocasión para contarle a sus alumnos cómo se forman las mareas debido a la gravedad de la Luna (también influye la gravedad del Sol) y que gracias a su explicación los alumnos disfrutaron del libro de Conrad.

La física, la astronomía, la óptica y muchas otras ciencias aparecen en muchas obras de la literatura universal, sobre todo en la anglosajona. A veces la referencia es obvia (sobre todo en las obras calificadas como ciencia ficción), pero no siempre. Una relación más fluida entre los profesores de secundaria de las ramas de humanidades y de ciencias puede enriquecer la formación que imparten a sus alumnos. No existen las dos culturas, la cultura es única. Y los primeros que tienen que ser conscientes de ello son los profesores de enseñanza secundaria, pues su papel en nuestra sociedad es de capital importancia. No sólo para romper las falsas barreras entre las dos culturas, sino sobre todo para evitar poner barreras donde no deben existir. No lo olvidemos, no existen las dos culturas, la cultura es única.



8 Comentarios

  1. Esto me recuerda un «shock cultural» que sufrí en la escuela primaria cuando a una de mis maestras se le ocurrió leernos un pasaje de Crónicas Marcianas (añares después descubrí que era el principio del cuento Las Langostas):

    «(…) Y de los cohetes salieron de prisa los hombres armados de martillos, con las bocas orladas de clavos como animales feroces de dientes de acero, y dispuestos a dar a aquel mundo extraño una forma familiar, dispuestos a derribar todo lo insólito, escupieron los clavos en las manos activas, levantaron a martillazos las casas de madera, clavaron rápidamente los techos que suprimirían el imponente cielo estrellado e instalaron unas persianas verdes que ocultarían la noche. Y cuando los carpinteros terminaron su trabajo, llegaron las mujeres con tiestos de flores y telas de algodón y cacerolas, y el ruido de las vajillas, cubrió el silencio de Marte, que esperaba detrás de puertas y ventanas.

    Pese a mi corta edad (yo tendría unos 12 años) entendí que Bradbury estaba comparando metafóricamente la colonización de Marte con la del Far West.

    PERO… ¿Clavos en la boca? ¿Cómo los escupen a través de la escafandra? ¿Y dónde están las escafandras? ¿Qué infiernos está pasando aquí? -SHOCK- ¡Ese NO es el Marte que estudiamos en Ciencias!

    Valga esta anécdota como un ejemplo de falta absoluta de relación entre las ramas de humanidades y de ciencias en los centros de enseñanza.

    Y en una pequeña cosilla llamada crítica literaria también. Me sobra saber que el género Ciencia Ficción es difícil de definir, por no decir imposible. Pero, ¿Bradbury escritor de «ciencia» ficción? ¡Por favor!

    Saludos.

  2. «Una relación más fluida entre los profesores de secundaria de las ramas de humanidades y de ciencias puede enriquecer la formación que imparten a sus alumnos. »
    Oiga! Yo estoy muy de acuerdo con eso!
    Saludos

  3. Sera que ya soy muy viejo y ya no me acuerdo del colegio, pero a mi me llama mas la atencion la escasisima cultura e intelecto de los estuidantes.
    O sera que mi padre, tipografo y amante de los libros, desde muy pequeño me enseño a buscar en ellos lo que no entendia.
    Va a ser eso, que el susodicho profesor de literatura (?) no empezo por enseñarles a usar una simple enciclopedia o a buscar en una biblioteca… o a saber leer sin emoticones. Que tambien es otro problema.
    En fin, muy americano y muy «reforma educativa» del opusguer.

    J.Diaz

    1. No es que los adolescentes tengan menos cultura o intelecto, es que ambas cosas están más DISPERSAS, y el que mucho abarca poco aprieta. Los jóvenes de hoy están expuestos a muchísimos más focos de atención.

      Lo notas en todo. Por ejemplo, cuando un post es «demasiado extenso» (media carilla, vamos), los jovencitos lo pasan de largo porque «tienen muchas otras cosas que hacer».

      Yo mismo noto que internet me ha cambiado la cabeza. Ya no es tan necesario memorizar los contenidos, ahora basta con memorizar patrones de búsqueda para que el contenido salte a la pantalla con un click. Eso por un lado está genial, pero por otro lado es peligrosísimo.

      Para un adolescente, un libro es un pedazo de árbol muerto, estático, insufriblemente aburrido y poco práctico. La manera de interactuar con un libro es insoportablemente LINEAL, dictatorial, lenta.

      La «generación Nintendo» ha sido entrenada por los videojuegos para discernir entre OPCIONES y considerar múltiples caminos alternativos simultáneamente.

      Los videojuegos hace rato que ya NO son meros juegos. Son una nueva forma de narrar un argumento, un medio con todos los recursos del cine y más, porque necesita la participación ACTIVA del usuario para proseguir.

      Para alguien con ese entrenamiento, Borges no sólo es ciego sino MUDO, tan obsoleto como una cajita de música comparada con un reproductor MP3. Borges sencillamente NO habla el lenguaje interactivo multimedia y multihilo de los videojuegos. Ni siquiera Hollywood puede competir con eso.

      Qué podemos esperar entonces de los profes de Literatura, que empiezan por enseñarnos a ODIAR los libros, sometiéndonos a textos infumables escritos hace más de 500 años.

      Deberían empezar al revés: cómics, ciencia ficción, fantasía moderna, y LUEGO las joyas históricas de la literatura universal. Es la única forma de apreciarlas, de otro modo resultan un shock traumático, el rechazo es inevitable.

      El abismo entre educadores y educandos es más grande que nunca en la Historia. Si los educadores no aprenden a tender un puente sobre ese abismo… el asunto irá de mal en peor. Los síntomas ya están ahí para quien quiera verlos.

      Saludos.

  4. Me recuerda mucho a los libros de Patrick O’Brian que dieron lugar a la conocida película de Master and Commander. Pero estos libros, por lo menos en la versión española, siempre incluían un glosario de terminología naval para los neófitos.

  5. Entonces ¿Julio Verne lo dejamos para la Universidad?.

    Resulta curioso que tenga que ser en una High School donde tengan que explicar las mareas en una ciudad como Los Angeles con el Pacifico pegadito. En Kansas vale pero en la tierra de los «vigilantes de la playa» donde cada dos por tres mencionaban la marea para esto o aquello tener que esperar a la secundaria (y no creo que fueran cursos bajos por la lectura de Conrad) para explicar las mareas, tiene narices.

    Y si les resultaba «imposible» Conrad ¿Que hubiera pasado si les hubiera mandado a Julio Verne donde las mareas aparecen en muchas de sus obras para explicar salidas de puerto, desembarracamientos, cruce de bajios, etc.? ¿Habrian tenido pesadillas perpetuas? ¿Tendrian que dedicar un par de años en explicar la fisica que aparece en «Viaje a la Luna» y «Alrededor de la Luna»? ¿Habrian considerado ciencia ficción, semejante a la máquina del tiempo de Wells, la reducción de la duración del dia en 4 minutos por cada grado que se viaja al este, tal y como aparece en «La vuelta al mundo en 80 dias»?.

    Son ejemplos extremos pero resulta curioso que autores que antes se consideraban «juveniles» ahora resulten incomprensibles.

    Imagino que a este paso el «Halcón Milenario» será más real que la «Bounty», que el motor warp es más probable que el aparejo de un bergantin o que habia extraterrestres en el viaje de Colón porque es «im-com-pren-si-ble» que se pudiera navegar sin GPS.

  6. Estos alumnos buscan escusas muy raras para no hacer los deberes. Yo me leí el libro y tampoco tengo ni idea de náutica. No me parece que este sea un pasaje fundamental para entender el libro la verdad.

  7. Justamente hablando sobre este tema con un amigo con mi mismo perfil: Formación Científica Superior y descendiendo de familia en mayor parte formada en Humanidades y dedicada al mundo de le Educación, me dijo la siguiente frase lapidaria:
    «En mi familia piensan que en este mundo hay tres clases de personas, las que saben de Ciencia, las que saben de Letras (humanidades) y las que «solo» saben de Letras».
    Cada uno que saque sus propias conclusiones.

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