Reseña: «Destellos de luz» coordinado por Abián B. Socorro Leránoz

Por Francisco R. Villatoro, el 23 julio, 2016. Categoría(s): Ciencia • General • Libros • Óptica • Recomendación • Science ✎ 4

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«Hurgando entre los 18 capítulos [de 20 autores] habrá de todo un poco. A veces, se nos presentarán aspectos más científicos. En ocasiones, serán los hitos históricos los que lleven la voz cantante. Habrá, sobre todo, vanguardia. [Pero] siempre desde un punto de vista descriptivo, divulgativo y asequible para cualquier persona interesada en esto de la luz».

El año 2015 fue declarado como Año de la Luz por la Asamblea General de la ONU. Un grupo de profesores de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) decidió contribuir con un libro homenaje, Abián B. Socorro Leránoz (coord.), «Destellos de luz», UPNA, 2015 [263 pp.]. Reseñar un libro editado no es fácil, pues cada autor tiene su estilo propio y por tanto los capítulos son muy desiguales. Pero entre los autores se encuentran un buen número de amigos, así que me siento obligado a reseñarlo.

El libro está muy bien, sobre todo para quien tenga interés en conocer el fenómeno de la luz desde todos los puntos de vista posibles. Muchos temas presentados aparecen en este blog, pero con un enfoque más divulgativo. Por ello creo que es un libro de lectura muy recomendable. Y, por cierto, no hay que confundir el libro con Charles Fernyhough, «Destellos de Luz», Ariel, 2013 [328 pp.], que trata sobre el problema de la memoria en psicología.

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Tras el prólogo del rector de la UPNA y la introducción del coordinador, el capítulo 1, «Hágase la luz» [pp. 15-24] de Nekane Oroz Bretón, nos habla de la etimología de la palabra luz («leuk, lux, argi») y de otras palabras relacionadas con ella (como «elucubrar»).

Carlos Sáenz Gamasa, «Todo iluminado» [pp. 25-50], el capítulo 2, repasa la física básica de la luz. Empieza con las leyes de la reflexión y de la refracción de Snell, para luego discutir la naturaleza ondulatoria de la luz, su espectro  («luz visible y luz invisible») y que la velocidad de la luz depende del medio («luz rápida, luz lenta… más rápido que la luz»). Su fuente son las transiciones electrónicas en los átomos. Se presenta el efecto Doppler, la expansión cósmica del universo y se finaliza con la teoría básica de los colores. Muchos temas, todos tratados de forma superficial, pero que para un lector lego serán un buen punto de partida para profundizar. Finaliza el capítulo con «al final, cada uno de nosotros tiene su propia relación con los colores, su propia historia personal y única con la luz».

El capítulo 3, «Las auroras polares» [pp. 51-60] de Antonio Vela Pons, nos explica la física básica de las auroras polares, desde su fuente en el Sol, el papel del viento solar y su interacción con las partículas atrapadas en la ionosfera por el campo magnético terrestre. La explicación es sencilla y está bien ilustrada con figuras. «Aunque hay detalles que todavía no están suficientemente aclarados, tenemos una comprensión profunda y satisfactoria de las auroras polares. Esto no quita un ápice de belleza y encanto al fenómeno».

Me ha gustado mucho el breve capítulo de Ángel María Andueza Unanua, «Los cristales fotónicos del camaleón» [pp. 61-70], tema del que ya hablé en este blog. Tras explicar lo que son los cristales fotónicos se presenta su papel en los cambios de color de este hermoso animal. Y también en su regulación térmica. Sin lugar a dudas un capítulo que será disfrutado por todos los lectores.

El capítulo 5, «Infrarrojo: la huella digital de los alimentos» [pp. 71-84] de Carmen Jarén Ceballos y Silvia Arazuri Garín, nos presenta cómo el «infrarrojo cercano (NIR) puede ayudarnos a identificar alimentos como si de una huella digital se tratara. Pero no solo eso, sino que además de una forma rápida y no destructiva». Curiosidades como el cambio del espectro de los espárragos entre abril y junio, o «¿por qué están tan buenos los yogures griegos?» Lo más interesante es que los autores hablan en primera persona de sus propias investigaciones en este campo.

Ambrosio Liceaga Elizalde, «El empuje de la luz» [pp. 85-96], nos habla de la presión de radiación, incluyendo «un juguete [que] desafía a la física», por supuesto, el radiómetro de Crookes. Se incluyen temas muy interesantes, como las velas solares, o el papel «de la radiación solar [que] actúa como auténtico aspirador, capaz de limpiar la órbita terrestre en unos pocos miles de años [de partículas pequeñas]». Como siempre, Ambros es toda una garantía y muchos lectores disfrutarán mucho de su estilo expositivo.

El capítulo 7, «Química y luz en los fuegos artificiales» [pp. 97-106] de Pedro José Rivero Fuente, nos desvela cómo el proceso de combustión puede generar luz de diferentes colores. Toda una lección de química y de física, por la «importancia de la temperatura en el color definitivo de los fuegos artificiales».

Silvia Díaz Lucas, «Creando luz» [pp. 107-120], el capítulo 8, nos habla de los diodos LED y de los láseres como fuentes de luz. La presentación es sencilla (omitiendo todo tipo de detalles técnicos) y será disfrutada por todos los lectores legos en estas cuestiones.

El capítulo 9, «Autopistas de luz» [pp. 121-132] de María José Erro Betrán y Santiago Tainta Ausejo, nos habla de las fibras ópticas, desde los experimentos pioneros de John Tyndal con la reflexión total interna en un chorro de agua, hasta las modernas fibras monomodo y multimodo. «Combinando técnicas más avanzadas para la transmisión de información se ha llegado a demostrar en laboratorios la posibilidad de transmitir velocidades agregadas de hasta 43 Tbps sobre fibras de un solo núcleo e incluso de 255 Tbps sobre fibras de múltiples núcleos, lo que equivale a todo el tráfico mundial de Internet».

Tan instructivo como siempre, Joaquín Sevilla Moróder, «Los colores de la luces de casa» [pp. 133-144], nos habla de los espectros del fuego, las bombillas de incandescencia, los fluorescentes, las farolas, las bombillas de bajo consumo y los LEDs. Finaliza, no podía ser de otra forma, con las sensaciones que producen los diferentes colores de la luz.

El capítulo 11, «Juegos de luces: de los espejismos a la capa de invisibilidad» [pp. 145-160] de Miguel Beruete Díaz, nos presenta otro tema de actualidad del que encontrarás mucha información en este blog, los metamateriales y las capas de invisibilidad. Un capítulo muy completo y muy interesante, ilustrado con buen número de figuras. Por supuesto, no faltan «el famoso manto de invisibilidad de Harry Potter» y «el mecanismo de ocultación del Depredador». Me ha gustado mucho este capítulo.

Iñigo Ederra Urzainqui, «Cámaras de THz: otras formas de ver las cosas» [pp. 161-168], nos presenta los últimos avances en la tecnología de imagen en el régimen de los terahercios. Sí, esas cámaras que permiten desnudar a los pasajeros en el control de seguridad de un aeropuerto y que por ello han sido muy polémicas. Se nos presenta también la aplicación para la medida del contenido de agua de hojas de árboles. El capítulo es breve pero está bastante bien.

El capítulo siguiente, «La luz como herramienta» [pp. 169-182] de Javier Goicochea Fernández, tras pasar varios temas ya expuestos en capítulos anteriores, nos describe las aplicaciones de los láseres de potencia a nivel industrial, militar y astronómico.

Arantxa Villanueva Larre, ««Ver» más allá de lo visible: la imagen digital» [pp. 183-194], nos compara la imagen digital con la visión humana, incluyendo el uso de marcas de agua «invisibles» en imágenes digitales. Me hubiera gustado que se incluyera más información sobre formatos de imágenes, como las diferencias entre los formatos jpeg, png, tiff, raw, etc. Una pena.

El capítulo 15, «Curarse en sa-luz» [pp. 195-210] del coordinador, Abián Bentor Socorro Leránoz, nos habla de las técnicas de diagnóstico basadas en imagen, incluyendo TAC, PET y RMN. Las últimas secciones son las más curiosas e interesantes, como «los beneficios del (ultra)violeta y del azul», ««verde que te quiero verde» dice la próstata» y «rojo rico en oxígeno».

Gurutze Pérez Artieda y Idoia San Martín Biurrun, «El Sol: fuente de luz, fuente de energía» [pp. 211-228], el capítulo 16, empieza con un poco de mitología, nos habla de la fotosíntesis y pasa a describir las células solares gracias al efecto fotovoltaico. No sin cierta apología hacia las energías renovables, como en «el Sol, la energía más democrática», se nos recuerda el gran potencial de España en este campo.

El capítulo 17, «Luz y oscuridad. Contaminación lumínica en el «año de la luz»» [pp. 229-240] de Fernando Jáuregui Sora, nos habla del problema y, lo más interesante, de las medidas para minimizarlo. La descripción está dirigida a legos y echo en falta una discusión un poco más técnica, sobre todo de la situación española.

Finaliza el libro con «Citius, altius, fortius: la luz del universo, el lenguaje que nos permite ir más lejos» [pp. 241-256] de Javier Armentia Fructuoso, que nos habla de la historia de la astronomía. El «harén de Pickering», los tipos espectrales de las estrellas, el diagrama de Hertzsprung–Russell, el telescopio del Monte Wilson y los primeros radiotelescopios.

En resumen, si puedes leer este libro, te lo recomiendo de forma encarecida. Muchos de los autores son amigos, lo sé, pero el libro cumple con creces con su objetivo. Por supuesto, con tantos autores, los capítulos son muy desiguales, tanto en cuanto a nivel del contenido, como a estilo de escritura. Pero no podía ser de otra forma. «Sobre los autores», el epílogo, nos resume sus biografías. Si te atreves a disfrutar con «Destellos de luz» no te arrepentirás.



4 Comentarios

  1. …“al final, cada uno de nosotros tiene su propia relación con los colores, su propia historia personal y única con la luz”…. ¡Gran frase!
    Y parece inofensiva…Pero estoy harto de, en divulgación de la Relatividad Especial, con el ejemplo de un pasajero en un tren que dispara un fotón o un lleva un reloj de luz, se haga la pregunta respecto del observador en el andén: ¿qué vería tal observador?
    ¡¡NADA!! Los fotones que no llegan a nuestros ojos…no los vemos!! Si realmente viera algo tal observador, seguro que no sería ese fotón que rebota entre espejos. Sería otro…

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