«Las mejores historias nos desafían. Nos hacen vernos de forma diferente, realinear nuestra propia imagen y nuestro lugar en el cosmos. [En] esta historia evolucionamos en un universo cuyas leyes existen independientemente de nuestro propio ser. [El] mayor regalo que puede hacernos la ciencia es permitirnos superar nuestra necesidad de ser el centro de la existencia incluso cuando aprendemos a apreciar la maravilla del accidente del que somos testigos privilegiados».
El amor a la ciencia se demuestra describiendo con pasión sus logros. Lawrence M. Krauss, «La historia más grande jamás contada… hasta ahora. ¿Por qué estamos aquí?», Pasado & Presente, 2016 [327 pp.], es una maravillosa segunda parte de «Un universo de la nada. ¿Por qué hay algo en vez de nada?» Pasado & Presente (2012). Resumir la historia de la física fundamental desde Platón hasta los últimos resultados de LIGO en trescientas páginas parece fácil, pero hay que tener la maestría de Krauss para lograr un libro de lectura imprescindible.
He disfrutado mucho de este libro. Ya sabes que me encanta la historia de la física moderna. Pero este libro no sólo es para el lector aficionado a la física. La escritura de Krauss fluye como el agua entre los dedos. Relata con pasión historias de personas, los científicos que son padres de la física moderna. Anécdotas decoradas con física, o física decorada con anécdotas. La verdad, creo que el nuevo libro de Krauss es muy, muy recomendable.
El prólogo [pp. 11-16] nos recuerda que «las lecciones de nuestra exploración en lo desconocido, dirigida no por nuestros deseos sino por la fuerza del experimento, son lecciones de humildad». Más aún, como nos dice en el segundo capítulo, «es perfectamente razonable que la religión, al menos en el mundo occidental, puede ser la madre de la ciencia. Pero como saben todos los padres, los niños raramente crecen para ser modelos de sus padres». Quizás por ello cada uno de los 23 capítulos del libro está iniciado por una cita bíblica y han sido divididos en tres partes tituladas «Génesis» (10 capítulos), «Éxodo» (6 capítulos) y «Apocalipsis» (7 capítulos).
El capítulo 1, «Del armario a la caverna» [pp. 19-27], nos recuerda la alegoría de la caverna de la República de Platón, que vertebra todo el libro. ¿Qué es la realidad? «La realidad es lo que, cuando uno deja de pensar en ello, no desaparece». Todos los capítulos tienen un protagonista, un científico cuya historia vital se cuenta de forma breve y cuyos aportes científicos se presentan. Directo al grano, Krauss nos cuenta lo mínimo necesario para que entendamos por qué su aporte merece aparecer en «La historia más grande jámás contada… hasta ahora».
En el capítulo 2, «Viendo en la oscuridad» [pp. 29-42], el autor nos comenta que «la religiosidad de los primeros pioneros científicos es también citada hoy por sofistas que afirman que ciencia y doctrina religiosa son compatibles, pero confunden «ciencia» y «científicos». Pese a frecuentes apariencias en contra, los científicos son personas». El gran protagonista de este capítulo es Faraday. «Le tengo en tan alta estima [por] su profundo sentido de admiración y su disposición a compartir sus descubrimientos con la mayor amplitud posible. [Estoy] convencido de que él estaría de acuerdo en que el principal beneficio de la ciencia es su impacto en cambiar nuestra comprensión fundamental de nuestro lugar en el cosmos. Y en definitiva, esto es lo que él hizo».
«Un joven físico teórico escocés, en racha» protagoniza el capítulo 3, «A través de un cristal, brillantemente» [pp. 43-54]. Maxwell logró «una teoría completa de la electricidad y el magnetismo. [Un] campo eléctrico variable produce un campo magnético; un campo magnético variable produce un campo eléctrico. [La] unificación de Maxwell [hacía] a la hipótesis de los campos de Faraday literalmente tan reales como la nariz en la cara. Literalmente, porque sin ellos uno no podría ver la nariz en su cara».
Einstein protagoniza dos capítulos, el cuarto, «Allí, y vuelta atrás» [pp. 55-63], y el quinto, «Una puntada a tiempo» [pp. 65-80]. «Quizá la verdadera marca de [su] genio no fuera su destreza matemática, [sino] su creatividad y su confianza intelectual [que] alimentaban su perseverancia». La dilatación del tiempo y la contracción de las longitudes se ilustran en el capítulo 5 con un ejemplo muy sugerente, el paso de un automóvil a través de un garaje observado por varios observadores. Aparecen en este capítulo Minkowski y su unificación del espaciotiempo. Einstein «inicialmente la llamó «erudición superflua», lo que sugiere que para él eran simplemente matemáticas fantasiosas, carentes de significado físico. Inmediatamente después lo subrayó diciendo: «Desde que las matemáticas han invadido la teoría de la relatividad ya no me entiendo a mí mismo». Finalmente, Einstein rectificó y reconoció que esta idea era esencial para entender la verdadera naturaleza del espacio y del tiempo».
El capítulo 6, «Las sombras de la realidad» [pp. 81-92], introduce la física cuántica de la mano de Planck y de la dualidad onda-corpúsculo para la luz. «Resulta irónico que Einstein, quien inició la revolución cuántica pero nunca se unió a ella realmente, fuera quizá también el primero en utilizar argumentos probabilistas para describir la naturaleza de la materia». Heisenberg y su principio de incertidumbre (según el autor, aunque lo que se describe es el principio de indeterminación) es el primer protagonista del capítulo 7, «Un universo más extraño que la ficción» [pp. 93-106]. El uso de la mecánica ondulatoria permite destacar que «no hay aquí ninguna restricción relacionada con observaciones reales, o con la conciencia, o con la tecnología específica asociada con cualquier observación». Un mensaje que Krauss dirige a Deepak Chopra.
El segundo protagonista del capítulo 7 es Dirac y su ecuación para el electrón. «Introdujo un formalismo totalmente nuevo que utilizaba cuatro funciones diferentes para describir los electrones. [Los] electrones o bien rotan en una dirección, que podemos llamar up, o bien rotan en la dirección contraria, que podemos llamar down. Por esta razón se necesitan dos cantidades para describir las configuraciones de los electrones, una para con espín up y otra para electrones con espín down«. Krauss abusa de alegorías para ilustrar conceptos complicados. «La antimateria es extraña en el mismo sentido que los belgas son extraños. Desde luego no son intrínsecamente extraños, pero si se pide en un gran auditorio lleno de gente [que] los belgas levanten la mano, casi nadie lo hace». Salvo en Bélgica.
Los diagramas de Feynman y su autor son los protagonistas del capítulo 8, «Una arruga en el tiempo» [pp. 107-121]. Vuelve a aparecer Chopra. «Por supuesto la luz no tiene conciencia, pero el resultado matemático hace que parezca que la luz escoge la distancia más corta». El vacío está repleto de partículas y antipartículas que se aniquilan mutuamente. «Usted puede tener por seguro que dentro del papel en el libro que ahora está leyendo, o detrás de la pantalla de su e-book, están ocurriendo continuamente sucesos de este tipo. [En] la teoría cuántica las fuerzas entre partículas son siempre transportadas por el intercambio de partículas virtuales».
«Necesitaríamos una teoría de todo antes de que pudiéramos tener siquiera una teoría de algo. En su lugar, las teorías físicas razonables deberían ser teorías que sean insensibles a cualquier posible nueva física que actúe en escalas mucho más pequeñas que las escalas para cuya descripción fueron desarrolladas las teorías originales. Llamamos a estas teorías «renormalizables»». La electrodinámica cuántica (QED) son su simetría gauge U(1) nos lleva a la «pregunta filosófica. ¿Qué es más fundamental, la simetría o las ecuaciones físicas en donde se manifiesta la simetría? [Toda] teoría conocida que describe la naturaleza en una escala fundamental refleja algún tipo de simetría gauge. [La] QED [es] la más precisa y preeminente teoría cuántica del siglo XX».
El capítulo 9, «Desintegración y escombros» [pp. 123-133], nos habla de los núcleos de los átomos y los papeles de Rutherford, Chadwick y Heisenberg para explicar su estabilidad. Fermi, los neutrinos y su teoría de la interacción débil para explicar la radiactividad beta son los protagonistas del capítulo 10, «De aquí al infinito. Arrojando luz al sol» [pp. 135-146]. «Cada segundo de cada día, más de 400 billones de estos neutrinos están atravesando su cuerpo. Su intensidad de interacción es tan débil que podrían atravesar en promedio diez mil años luz de plomo sólido antes de interactuar».
La parte II se inicia con el capítulo 11, «Tiempos desesperados y medidas desesperadas» [pp. 149-157], protagonizado por Yukawa, la interacción fuerte y su «mesotrón» («Heisenberg corrigió su griego y el nombre fue abreviado a «mesón»»). «Afortunadamente, el comité Nobel esperó hasta el descubrimiento del pión en 1947 antes de conceder a Yukawa su premio en 1949». En el capítulo 12, «Marcha de los titanes» [pp. 159-174], Krauss nos cuenta como «Lee y Yang propusieron varios experimentos que realmente podían poner a prueba la posibilidad de que la interacción débil distinguiera derecha e izquierda». La Dra. Wu y el Dr. Lederman confirmaron la noción y Lee y Yang recibieron su Nobel en 1957.
«En el espejo una partícula levógira se convertirá en una partícula dextrógira. [Más aún], también [se] puede convertir una partícula levógira en una partícula dextrógira simplemente moviéndose a más velocidad que la partícula. [Solo] aquellos electrones en movimiento con corrientes zurdas pueden «sentir» la fuerza débil y participar en la desintegración del neutrón. [Los] neutrinos solo sienten la fuerza débil, y ninguna otra fuerza. Hasta donde podemos decir, los neutrinos son solo zurdos. [No] hay neutrinos dextrógiros, quizá la demostración más explícita de la violación de la paridad en la naturaleza».
Noether, Yang, Mills, Schwinger y Glashow protagonizan el capítulo 13, «Inagotables formas más bellas: la simetría de nuevo en huelga» [pp. 175-186]. «El artículo de Yang-Mills causó menos revuelo en su momento que la obra posterior de Yang y Lee. Para la mayoría de los físicos fue una curiosidad interesante en el mejor de los casos. [Pero] Schwinger se tómo en serio la idea de Yang-Mills. Debió haberle atraído la belleza matemática. [Él] propuso la idea escandalosa de que el electromagnetismo y la interacción débil eran parte de una única teoría de Yang-Mills, pese a las obvias y notables diferencias entre ellos».
En este capítulo Krauss empieza a relatar anécdotas que le conectan con las grandes mentes de la segunda mitad del siglo XX que él ha conocido gracias a ser físico teórico. «[Me] di cuenta de que Glashow tenía una misteriosa habilidad para saber qué experimentos eran interesantes, y qué resultados podían ser importantes o podrían apuntar a algo nuevo. Parte de esto era sin duda innato, pero parte se basaba en mantenerse en contacto con lo que estaba sucediendo sobre el terreno».
El capítulo 14, «Fría y cruda realidad: ¿haciéndose malo o bello?» [pp. 187-196], está vertebrado por la idea de Nambu de usar la teoría de la superconductividad en física de partículas. El efecto Meissner y el teorema de Nambu-Goldstone son los protagonistas del capítulo 15, «Vivir dentro de un superconductor» [pp. 197-206]. «Cualquier extensión Yang-Mills de la electrodinámica cuántica requería que las nuevas partículas similares a fotones no tengan masa. Punto. Frente a este aparente punto muerto, una inesperada llamada de atención de la superconductividad proporcionó otra posibilidad más sutil, y en definitiva más profunda».
Higgs y, por supuesto, Anderson, Englert y Brout, protagonizan el capítulo 16, «La soportable gravedad del ser: simetría rota, física corregida» [pp. 207-215]. «Hay mucha poesía en casi cualquier aspecto de los episodios que estoy a punto de describir. [Pero] para apreciar el drama real del progreso de la ciencia hay que entender que, en el momento en que se proponen, las teorías hermosas no suelen ser tan seductoras como lo serán con el tiempo, como un buen vino, o un amor lejano». La historia del mecanismo de Brout-Englert-Higgs la puedes leer en este blog. Pero Krauss la presenta de forma mucho más poética.
«El universo podía comportarse como un superconductor después de todo. [Cuando]Physical Review Letters recibió el artículo lo aceptó inmediatamente, pero el recensor pidió a Higgs que comentara la relación de su artículo con un artículo de François Englert y Robert Brout que había sido recibido por la revista aproximadamente un mes antes. Para gran sorpresa de Higgs, ellos habían llegado de forma independiente a esencialmente las mismas conclusiones».
La tercera y última parte se inicia con el capítulo 17, «El lugar equivocado en el tiempo correcto» [pp. 217-224]. «los seis autores de los artículos que describen lo que es más comúnmente llamado el mecanismo de Higgs [sospechaban] y esperaban que su trabajo encontraría aplicación en la comprensión de la fuerza fuerte en los núcleos». Mostró otra cosa «Weinberg, [el] físico más serio y erudito que yo he conocido. Tiene un sentido del humor maravillosamente irónico, pero nunca emprende un proyecto de física a la ligera, sin la intención de dominar el campo relevante. [Pero] hay más. En virtud de la simetría gauge que él introdujo, la nueva partícula Higgs de Weinberg también interactuaría con electrones».
«Cualquier faceta es responsable de nuestra existencia, de hecho la propia existencia de las partículas masivas de las que estamos hechos, aparecería como un accidente de la naturaleza: la formación de un condensado de Higgs específico en nuestro universo». Lo que nos lleva a Gerardus ‘t Hooft y Martinus Veltman en el capítulo 18, «La niebla se levanta» [pp. 225-234]. «El experimento SLAC [empezó] a mostrar signos evidentes de violación de paridad, y en junio de 1978 se anunció un resultado no nulo, en acuerdo con las predicciones del modelo de Glashow-Weinberg-Salam, basado en corrientes neutras. [Un] año más tarde, en octubre de 1979, [fueron] galardonados con el premio Nobel por su teoría electrodébil».
La interacción fuerte y los quarks son los protagonistas del capítulo 19, «Libre al fin» [pp. 235-252]. Puedes pensar en Gell-Mann, pero los grandes personajes del capítulo son Gross, Wilczek y Politzer. «Si grazna como un pato, y anda como un pato, probablemente es un pato. Así pues, para Gross, y otros, la realidad de los quarks era ahora convincente». La verdad es que este capítulo está muy bien hilvanado, a pesar de ser uno de los capítulos con mayor número personajes. Muy recomendable para todos los que ignoran por qué el premio Nobel a la interacción fuerte no fue concedido a los padres de la QCD sino a los físicos responsables de la libertad asintótica.
Me gusta más el título que el contenido del capítulo 20, «Azotando el vacío» [pp. 253-262], porque por su brevedad muchos lectores se perderán en el hilo experimental de la historia de la física de partículas. Krauss describe mejor los trabajos de científicos concretos que las historias de grandes colaboraciones científicas que llevaron a la observación de los bosones vectoriales. Aún así, los lectores disfrutarán más del capítulo 21, «Las catedrales góticas del siglo XXI» [pp. 263-278], que se centra en la reciente observación del bosón de Higgs. Aún también siendo breve, presenta bastantes detalles del LHC y sus detectores lo que ayuda a entender el inmenso logro alcanzado.
El capítulo 22, «Más preguntas que respuestas» [pp. 279-292], nos habla de física más allá del modelo estándar. Las teorías de gran unificación (GUT), la desintegración del protón, el descubrimiento de la masa de los neutrinos y la importancia de la supersimetría. Muy recomendable, finaliza destacando el problema de la naturalidad y su solución supersimétrica, que nos lleva a partículas candidatas para la materia oscura.
El último capítulo 23, «De una fiesta al fin del tiempo» [pp. 293-304], trata de justificar como este nuevo libro complementa a su libro anterior, Un universo de la nada, muy recomendable. Para ello usa las ideas de la inflación de Guth, que usa un campo tipo Higgs, las ondas gravitacionales observadas por LIGO y la fallida observación de BICEP de las producidas por la inflación. El problema de la energía oscura nos lleva a la clave de la ciencia: «buenas preguntas. Y las respuestas a todas son la misma: no lo sabemos».
El epílogo final, «Humildad cósmica» [pp. 305-310], conecta con el prólogo y la caverna de Platón, con lo que el epílogo parece un prólogo. «Una historia que yo creo que es más humilde. En esta historia evolucionamos en un universo cuyas leyes existen independientemente de nuestro propio ser. En esta historia comprobamos los detalles para ver si podrían ser erróneos. En esta historia vamos a sorprendernos en cada giro. [Empecé] este libro con la alegoría de la caverna de Platón porque no conozco ninguna representación mejor o más lírica de la historia real de la ciencia. El triunfo de la existencia humana ha sido escapar de las cadenas que nuestros sentidos nos han impuesto. [El] mayor regalo que puede hacernos la ciencia es permitirnos superar nuestra necesidad de ser el centro de la existencia incluso cuando aprendemos a apreciar la maravilla del accidente del que somos testigos privilegiados».
Lo sé, dirás que estoy vendido a la divulgación de la física de partículas. Que me apasiona tanto que cualquier libro me parece una maravilla. He leído mucha divulgación sobre el campo, pero he de confesar que he disfrutado mucho del nuevo libro de Krauss. También disfruté del anterior (aunque no lo reseñé en este blog). Si te puedes hacer con una copia seguro que no te arrepentirás.
Recuerdo que hace varios años este hombre hizo una teoría algo rara.
Involucro el efecto del observador pero en mecánica cuántica, el dijo que nosotros al ver la energía oscura acortamos mucho la vida del universo y eso nos matara, aquí un link: http://arstechnica.com/uncategorized/2007/11/human-observation-of-dark-energy-may-shorten-the-life-span-of-the-universe/
La verdad es que no se si el Dr. Lawrance Krauss aun crea en esto, pero ¿Usted cree que esto sea verdad? El profesor Max Tegmark no lo cree a si.
George, el artículo de Krauss y Dent no afirma que «nosotros al observar la energía oscura acortamos mucho la vida del universo». No habla de «nosotros» sólo sugiere que hay que estudiar si influye o no la física cuántica en la evolución clásica metaestable, basándose en un trabajo de Khalfin de 1958; pero no concluye nada al respecto, ni a favor ni en contra. Más aún, tampoco estima cuánto podría influir (la probabilidad exponencial decayente se sustituiría por una ley de potencia decayente, pero no se estiman sus parámetros). Desde entonces ni Krauss ni otros, que yo sepa, han avanzado en este tema.
Por otro lado, en la página 303 del libro reseñado Krauss afirma: «Y si esto no es consuelo suficiente para aquellos que siguen preocupados porque el futuro del universo pudiera ser el más miserable que acabo de describir, los mismos cálculos que sugieren esto también pueden sugerir que nuestra actual configuración metaestable de la realidad persistiría no durante meramente miles de millones de años en el futuro, sino durante miles de billones de billones de años«.
Buenos dias-tardes o noches tenga usted Dr. Francisco.
Tengo una serie de dudas y quería saber si usted podría despejarme un poco. Aquí la información:
http://phys.org/news/2010-10-billion-years-physicists.html
https://www.technologyreview.com/s/420963/time-likely-to-end-within-earths-lifespan-say-physicists/
Es una teoría del profesor Raphael Bousso en la cual explica o dice que nuestro universo terminara en un tiempo estimado de 3700 millones de años.
Pero, solo me gustaría saber si esto aun es respaldado o tiene cierto peso en la física moderna.
Guntep, el cálculo de Bousso et al. se basa en la paradoja de Guth y Vanchurin que afirma que el universo dejó de existir hace unos miles de millones de años. ¿Existe en la actualidad? Por tanto, los cálculos están mal. Bousso et al. trataron de
evitar la paradoja cambiando un detalle, pero lo cierto es que los cálculos siguen estando igual de mal. Hoy en día nadie respalda la paradoja, ni los cálculos de Bousso et al.
El cálculo se basa en estimar la probabilidad de producción de universos dentro del multiverso inflacionario predicho por la inflación eterna; no sabemos si dicha inflación es correcta (los datos cosmológicos apuntan en contra) y tampoco sabemos calcular dicha probabilidad. Se trata de un cálculo del tipo en ciertas especulaciones se especula que se puede calcular ciertas cosas en función de cierto parámetro y si especulamos que dicho parámetro tiene cierto valor entonces ocurrirá tal cosa (no existimos o dejaremos de existir pronto). Pero en rigor todo son especulaciones sin ninguna base firme. Por ello no tienen el consenso de los cosmólogos. Estos artículos se publican porque su eco mediático (que le viene bien a las revistas que los publican).
Desde luego es increíble todo lo que hemos logrado durante el pasado siglo XX. ¿Quien puede siquiera aventurar que lograremos durante el siglo XXI? La metáfora de la cueva de Platón me parece muy apropiada para describir la actual situación de la Física fundamental: estamos viendo las «sombras» o mejor dicho las «proyecciones» de entidades de «orden superior». Ya el gran Gauss cuando utilizó los números complejos para demostrar el teorema fundamental del Álgebra afirmó tener la sensación de estar visualizando las sombras de «un poder (Matemático) superior». La teoría de cuerdas, los espacios de Hilbert y las proyecciones sobre el espacio de autovectores, el uso de espacios proyectivos, el uso de «manyfolds», compactificaciones, etc, etc. La Fisica moderna está llena de «estructuras Físico-Matemáticas» que utilizan nuevas dimensiones del espacio-tiempo. De hecho en teoría de cuerdas el vacío depende de la compactificación de las dimensiones extra y hay indicios de que el mismo espacio emerge de la dinámica de entidades más fundamentales ¿Seremos algún día capaces de salir de la cueva y vislumbrar la «fuente fundamental» que proyecta las sombras? Desde luego ya hay un grupo de valientes exploradores que armados con el enorme poder de las Matemáticas y del conocimiento adquirido están empezando a salir de la cueva y a vislumbrar un mundo totalmente nuevo y desconocido.
Nadie sabe hasta donde podremos llegar, muy probablemente la realidad más fundamental sea más increíble de lo que nadie se haya atrevido a imaginar y nosotros tenemos el privilegio de vivir en la época en la que esta búsqueda está teniendo lugar.
“Nada expande la mente como el Universo en expansión”. Es una cita de Richard Dawkins en el postfacio, (el epílogo que parece un prólogo) del libro anterior de Krauss, Un universo de la nada, un libro realmente revelador y desde luego muy muy recomendable.
Krauss tiene este sentido atrayente de la divulgación que no está al alcance de todos, se puede comprobar en la cantidad de videos que circulan de él en la red, pero sin rebajar ni un ápice el rigor con el que presenta las cosas. Es capaz de que los que somos expertos en estos temas, podamos seguir el hilo de lo que expone sin perdernos. Así que no queda otra opción que hacerse con el libro y más después de la detallada reseña que pones a nuestra disposición y por la que hay que dar las gracias.
Krauss es un grande. A mi me gustó Un universo de la nada, si bien, ni el el libro, ni en las discusiones posteriores, fue capaz de explicar correctamente por qué la nada filosófica no tiene sentido hoy por hoy, en física.
En fin, otro gran libro, y yo con lectura atrasada que no me cabe en la mesita de noche.
Efectivamente la «nada filosófica» no tiene sentido en física, simplemente porque esta ciencia trata de procesos de transformación, no de procesos de «generación espontánea», y por eso la Cosmología nunca podrá explicar el por qué hay algo en lugar de no haber nada. La física es una herramienta poderosa para investigar las transformaciones que se producen en el seno del mundo que nos rodea, pero inútil para explicar el por qué existe este mundo. Pero da la casualidad que no sólo de física vive el hombre, sino que también necesitamos a la filosofía para dar pleno sentido a nuestra existencia. Y la nada filosófica es un abismo absoluto e inexpugnable. Dios quizás no juegue a los dados, pero lo cierto es que nos tiene bien cogidos de donde ya sabemos.
Pues fíjate, Jesús, que yo creo que cometemos un error con la nada filosófica, con esta nada absoluta (es redundante, lo sé, pero es para que nos entendamos). Es decir, que no creo que vayamos a tener un problema a la hora de dilucidar el origen de la naturaleza, si no que la pregunta ¿por qué hay algo en lugar de nada? es una pregunta incorrecta, mal planteada, pues tiene su origen en suponerle a nuestro universo un origen tal cual nosotros observamos que las cosas tienen origen dentro de él, eso es un error, como lo fue, por ejemplo, suponerle a la tierra la misma idea de «caida hacia abajo» que tenían los objetos dentro de ella.
La aproximación a la nada que va haciendo la ciencia es la forma correcta de llegar a dilucidar finalmente la verdad; el salto filosófico hasta la pregunta de por qué hay algo en lugar de nada es eso, un salto para nada justificado hoy por hoy.
Pedro, yo creo que la pregunta de por qué existe algo sí tiene sentido -ahí están más de 2000 años de filosofía, y es más, en sus más íntimos deseos cualquier Físico aspira a responderla -ahí está el último asalto de Krauss en su libro «Un universo de la nada», de título más que significativo, y que se saldó con un rotundo fracaso. Otra cosa, como digo, es que la Física fundamental jamás podrá explicar dicha pregunta, la ciencia sólo puede explicar por qué desde A se va a B, pero si desaparece A, entonces la Física se queda coja, no tiene capacidad explicativa. En definitiva, hay que dar a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César. Y el origen del Universo (que no su Evolución) queda fuera del ámbito de la ciencia. Sin embargo habitualmente en la divulgación científica se presenta la parte por el todo, y se hace creer que la ciencia lo puede explicar todo. Lo cual es una impostura.
que opinas?
http://www.magufos.com/2016/06/nada-de-nada-y-el-universo-2-cuentos-cu.html
Witten llamó «nada» a lo que Coleman llamó «falso vacío»; hoy se prefiere este último término. Aún así la «nada» de Witten no tiene nada que ver con la nada en filosofía.
Opino lo mismo que ya he dicho: otra forma de confundir la parte («evolución desde el falso vacío a cualquier otro estado») por el todo («y con esto explico el origen del Universo»), craso error. ¿Por qué? Léase la respuesta de Francis.
Un completo resumen de la Historia de la Filosofia y la Ciencia, de Geymonat: https://blogsostenible.wordpress.com/libros-gratis/libros-sobre-filosofia-religion/libro-historia-de-la-filosofia-y-de-la-ciencia-de-ludovico-geymonat-resumen/
Gracias por la recomendación, Francis. El anterior que leíste y dices recomendable cual es, «El Universo desde la nada»? Ya se que no serán comparables pero, ¿más recomendable este o el anterior?
Manu, se llama “Un universo de la nada» y es un libro de divulgación sobre cosmología. Son diferentes. Tengo un buen recuerdo de él. A mí me han gustado los dos.
Gracias!
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Jesús 5 diciembre, 2016
Pedro, yo creo que la pregunta de por qué existe algo sí tiene sentido -ahí están más de 2000 años de filosofía,
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Bueno. La ciencia tiene su propia filosofía porque hay muchas. Las orientales divergen de buena parte de las occidentales antes de que las influyeran…
La cosa es si tiene sentido y la física tiene relación es decir hablamos de algo factual o algo del mundo de las ideas. Si es del mundo de las ideas la física podrá limitar o precisar algunas cosas pero no determinar tal cual. Pero yo lo veo simple con lo que esta ha podido encontrar
Primero ¿qué se entiende por NADA? Cuando decimos que en una caja no hay nada quiere decir que no hay algo de interés. Habrá aire, hay la misma caja y puede que alguna cosa pero nada que ver con lo que se busca.
Quiero decir que la nada es la no existencia. Y la nada absoluta la no existencia absoluta. Entiendo que la pregunta es porque existen cosas y no existe la NADA o nada absoluta
pero que algo exista es que esté en algún lugar en algún momento ya sea como cosa física o como idea contenida en algo pero existir es estar en alguna parte en algún momento.
NOrmalmente se entiende la nada como vacío sin cosas (ni materia ni energía) pero entonces viene Krauss y explica percisamente la formación de las cosas a partir de fluctuaciones del vacío… etc Dado que la misma pregunta «¿de donde surge el universo o cual es su causa?» es para el contenido de este dado que se refiere a un lugar en donde está o una relación de causa-efecto que es un evento en el tiempo en algún lugar. Es decir todo eso da por hecho la existenca del espacio-tiempo. Y por lo que sabemos AHORA gracias a la física es que el espacio-tiempo es parte consustancial al universo. Es el mismo universo no solo lo que contiene. Por tanto existir algo es estar en el universo. ¿tiene sentido una causa del conjunto de todas las causas habiendo encima sucesos incausados o una causa para el espacio y el tiempo? Haber una causa ya impica que ha de existir espacio tiempo
para que la NADA existiera esta no existencia debería estar en algún momento en un lugar y por tanto ya existiría el espacio-tiempo es decir el universo.
La NADA absoluta no puede existir puesto que si existiera ya no sería la nada absoluta sino que habría espacio y tiempo dado que existir es estar en este y el espacio y tiempo es dado que es lo que permite que algo exista. Que exista la nada es como que haya una contradicción como hecho factual, es una contradicción en sí mismo
Es decir que ha de existir algo en lugar de nada, la nada no puede existir. El caso es que es ese algo que debe haber si pueden haber muchos si el que existe es el que debe haber o el que puede haber de un conjunto de posibles o existen todos de una forma u otra etc
¿Y hablan en ningún capítulo de la entropía? Que desilusión.
¿Algún libro divulgativo, pero no por eso menos completo, de la entropía?
LocoDeRemate, te recomiendo “Entropía” de Enrique F. Borja, LCMF, 19 Ago 2016.