Recomendación: «Los males de la ciencia» de Juan Ignacio Pérez y Joaquín Sevilla

Por Francisco R. Villatoro, el 24 septiembre, 2019. Categoría(s): Ciencia • Política • Recomendación • Science ✎ 3

Te recomiendo la lectura atenta de la serie «Los males de la ciencia» de Juan Ignacio Pérez, Director de la Cátedra de Cultura Científica (UPV/EHU), y Joaquín Sevilla, Director de Cultura y Divulgación (UPNA). Se han publicado las 20 piezas en el blog de Jakiunde (Academia de las Ciencias, Artes y Letras / Zientzia, Arte eta Letren Akademia); he ido actualizando el listado conforme se han ido publicando. Creo que muchos lectores de este blog pueden estar interesados en su lectura. Además de un listado de los enlaces a dichas piezas, me permito incluir un par de párrafos con extractos seleccionados a modo de resumen; aunque seguro que estarán un poco sesgados, mi intención es que preserven la esencia de cada pieza.

(1) «El marco en que se desarrolla la ciencia», Jakiunde, 22 jul 2019.

«En la actualidad la ciencia es mucho más una tarea colectiva realizada por científicos profesionales trabajando en instituciones (e intensiva en financiación) que una vocación personal realizada de forma aislada por personas cuyo sustento no dependía de su actividad científica. [Las] instituciones científicas por excelencia, además de las universidades, son entidades de carácter público. [La] investigación es una actividad esencial del personal de muchas universidades: [todas] las herederas de la tradición alemana (humboldtiana) y [las] que se adscriben al modelo anglosajón de universidades investigadoras (research universities). [Pero las] universidades no son las únicas entidades en las que se realiza investigación».

«El otro elemento clave para el desarrollo de la ciencia es su financiación. [La] administración pública es la principal financiadora de la actividad científica. [Los] poderes públicos son los que determinan las áreas en las que se debe investigar y las líneas que deben desarrollarse. [La] tecnociencia [es] una mediación indispensable para el progreso científico. [El] agente de la tecnociencia es estructuralmente plural e incluye como mínimo a científicos, ingenieros, técnicos, políticos, inversores, empresarios, juristas, publicitarios y, con mucha frecuencia, también instituciones militares».

(2) «Las publicaciones científicas», Jakiunde, 07 ago 2019.

«Un componente clave de la empresa científica es el sistema de publicaciones, pues sin él no sería posible exponer al escrutinio crítico las conclusiones del trabajo de cada uno. [Los] primeros artículos científicos tenían un estilo narrativo más literario y con un hilo argumental biográfico. [Hoy] día [la] estructura [es:] resumen, introducción, materiales y métodos, resultados, discusión, conclusiones y referencias. [Esta] estructura permite una alta densidad de información, a cambio los trabajos son difíciles de leer y más aún de escribir. [Hay] quien argumenta que las publicaciones científicas constituyen el conocimiento científico propiamente dicho, dado que son el archivo de todo lo investigado y conocido. [Pero] se han convertido en uno de los medios más utilizados para evaluar la productividad y la calidad de investigadores e instituciones científicas y académicas».

«Las publicaciones científicas no se consideran solo como un elemento de prestigio. [Son] una herramienta de promoción profesional e institucional e, incluso, de mera supervivencia en el sistema científico. Ello genera una presión muy grande sobre científicos y centros. [El] método que siguen las editoriales para seleccionar los artículos merecedores de ser publicados es [la] revisión por pares. El término par, como sinónimo de igual, hace referencia al hecho de que los revisores son investigadores como los autores de los trabajos. [Así] se genera un circuito de retroalimentación positiva que funciona de acuerdo con la siguiente secuencia: cuantos más son los trabajos remitidos a una revista, más son los rechazados, por lo que como solo se seleccionan los muy buenos, la calidad de los que se publican es cada vez mayor; ello actúa como incentivo para publicar en esa revista, con lo que la remisión de trabajos aumentará, y así sucesivamente. Esa es la teoría».

(3) «El ethos de la ciencia», Jakiunde, 09 ago 2019.

«Los males que afligen a la empresa científica [se oponen al] «ethos científico», el conjunto de valores que deben impregnar o inspirar la actividad científica. [Según] Merton (1942) el fin institucional de la ciencia es el crecimiento del conocimiento certificado, [así] propuso cuatro conjuntos de imperativos institucionales. (3.1) El universalismo: [Lo] importante en la ciencia no es quién la practica, sino su contenido. (3.2) El comunalismo: [El] conocimiento científico debería ser compartido por el conjunto de la comunidad científica, con independencia de qué parte de los descubrimientos han sido hechos por unos u otros científicos. (3.3) El desinterés: [Se] supone que los científicos actúan en beneficio de una empresa común, más que por interés personal. (3.4) El escepticismo organizado: [Toda] hipótesis o teoría científica [debe] ser evaluada, sometida al filtro de la prueba o la refutación para comprobar si se sostiene».

«A los científicos no se nos da un manual con esas normas. Se supone que las adquirimos prestando atención a lo que hacen otros científicos en nuestra comunidad, los comportamientos que se castigan y los que se premian. [Según] MacFarland & Cheng (2008) [la] norma que menos apoyo recibe es el desinterés. [Y] cabe plantearse si [es] una disfunción del sistema científico o [una] muestra de una concepción de la empresa científica diferente de la que en su día concibió Merton. [Los] «males de la ciencia» son aquellos comportamientos que no se ajustan a estos principios o aquellas formas de funcionar del sistema científico que impiden o dificultan su cumplimiento».

(4) «Los valores en la Filosofía de la Ciencia», Jakiunde, 11 ago 2019.

«La teoría de los objetivos de la ciencia de Popper [propone que] la falsación y la crítica no son sólo preceptos metodológicos, son también reglas propias del ethos de la ciencia. [Añade] dos valores fundamentales para el desarrollo de la actividad científica: la libertad de pensamiento y la libertad de crítica. [Para] Bunge [hay] valores que la ciencia moderna ha promovido siempre, como la verdad, la novedad, el progreso, la libertad y la utilidad. [Según] Khun [hay] cinco características para admitir que una teoría científica es buena: precisión, coherencia, amplitud, simplicidad y fecundidad; [luego] sugirió un sexto valor, la utilidad».

«[Hay] valores axiológicos que se utilizan para evaluar las teorías y los problemas, [y] valores epistémicos [como] verdad, coherencia, simplicidad y fecundidad predictiva. Según Echeverría (2019) [las] acciones tecnocientíficas están basadas en un complejo sistema de valores (pluralismo axiológico) [y] no basta con tener en cuenta los valores epistémicos, ni tampoco los valores éticos, religiosos o estéticos; además es preciso ocuparse de valores tecnológicos, económicos, políticos, militares, jurídicos, ecológicos y sociales, así como de lo que podría denominarse, siguiendo a Ortega, valores vitales (o valores naturales, en su terminología)».

(5) «Los dueños del conocimiento», Jakiunde, 14 ago 2019.

«El acceso al conocimiento [que] se crea en instituciones públicas, lo lógico sería que [fuera] de carácter público. [Pero] los artículos se publican en las revistas científicas, [un] magnífico negocio para algunas entidades y, sobre todo, empresas editoriales. [En] un régimen muy cercano al monopolio, [las] instituciones científicas se ven obligadas a pagar un alto precio por el acceso a las correspondientes revistas. Los autores no cobran por publicar, los revisores no cobran por revisar y el producto final se ofrece a precios muy altos. Eso genera beneficios enormes. En apariencia no es lógico que quienes se dedican a la ciencia profesionalmente se presten a esto. [Pero] esas publicaciones son las que constituyen sus principales méritos profesionales».

«La ciudadanía ha de pagar por partida doble. Paga para producir los resultados de las investigaciones y ha de volverlo a hacer para que las instituciones científicas tengan acceso a esos resultados. Diferentes iniciativas han surgido para dar respuesta a ese problema. [La] Universidad de California —con sus diez campus una de las instituciones universitarias más grandes y prestigiosas del mundo— ha cancelado la suscripción a las revistas científicas del todopoderoso grupo Elsevier  para promover así el llamado “acceso abierto” (open access)».

«El secretismo es lo opuesto a la norma mertoniana del comunalismo. [Las] investigaciones militares y ciertas investigaciones de carácter empresarial conllevan fuertes restricciones del ámbito de acceso. [Si tanto] el carácter comunal como el ejercicio del escepticismo [se] considerasen requisitos para la consideración de la investigación como científica, las investigaciones citadas no podrían ser consideradas así. [A] medio camino entre la publicación y el secreto está la patente. [El] sistema de patentes se considera una pieza indispensable en el proceso de desarrollo de la ciencia aplicada».

(6) «El papel de los gobiernos en el desarrollo científico», Jakiunde, 15 ago 2019.

«El hecho de que la ciencia la gobierne la administración entraña riesgos. (1) La obsesión por el llamado «conocimiento útil». [Las] administraciones que gobiernan el sistema científico establecen los criterios para la asignación de los fondos necesarios; [una] buena política científica [es] equilibrada, [sin] reforzar las líneas de investigación susceptibles, supuestamente, de generar beneficios económicos. [El] ejemplo de la técnica CRISPR es en este sentido paradigmático: un descubrimiento teórico aparentemente sin aplicación práctica puede llegar a rendir beneficios enormes. [Debe evitarse] el efecto de modas y prioridades que acaban siendo efímeras».

«(2) La burocratización del sistema científico. [Con] el paso del tiempo los procedimientos administrativos asociados al desarrollo de la actividad investigadora se han hecho cada vez más largos, prolijos y difíciles. [En] el colmo, los actuales gestores de los programas de investigación llegan a pedir a quienes solicitan financiación para sus proyectos que anticipen los resultados que esperan obtener. La misma esencia del hecho científico, la imprevisibilidad de sus resultados, pretende ser abolida mediante este tipo de requerimientos».

«(3) La obsesión por las métricas. [Siendo] difícil valorar la pertinencia, conveniencia y oportunidad de financiar las propuestas que dirigen los investigadores a las agencias financiadoras, [se] sustituye, al menos parcialmente, la evaluación concienzuda de los proyectos a cargo de especialistas por el recurso a indicadores sintéticos de fácil obtención y manejo y, lo que parece más atractivo, supuestamente objetivos. [Los] indicadores bibliométricos tienen muchos problemas y, lo que es más importante, se convierte en un sistema de incentivos perversos, puesto que los afectados asumen prácticas cuyo objetivo real deja de ser la producción genuina de nuevo conocimiento para ser la obtención de los mejores registros bibliométricos posibles».

(7) «No todos tienen la mismas oportunidades de hacer ciencia», Jakiunde, 17 ago 2019.

«Hay grandes diferencias entre los ciudadanos de unos países y otros en las posibilidades de practicar ciencia; [la] práctica científica requiere de un adiestramiento muy prolongado, para lo que se necesitan largos periodos de formación. [Las] diferencias socioeconómicas en el seno de un mismo país también pueden representar una limitación para el acceso universal a la ciencia».

«En todos los países en que se ha estudiado, se han observado diferencias en el desarrollo de una carrera científica por parte de hombres y de mujeres; [la causa son] las expectativas de brillantez, [un] efecto de base cultural y, por ello, susceptible de ser corregido o atenuado. Las diferencias de género en el desempeño investigador y su impacto en las carreras científicas [parecen] resultado del efecto que decisiones igualmente sesgadas ejercen sobre la actitud de las mujeres ante su trabajo. El conocido como “estudio de Jennifer y John” [lo] ilustra bien. [La] menor presencia de mujeres en los puestos de alto nivel junto con su menor producción de literatura científica, explicaría también el minúsculo porcentaje de mujeres que han sido otorgado el premio Nobel u otros equivalentes».

«Los colectivos identificados mediante las siglas LGTBQ siguen siendo acosados y perseguidos en [muchos] países. [Y] como señala Javier Armentia el “visibilizar la ciencia LGTBIQ sirve para ayudar a muchas personas. Y sirve para la misma ciencia (en general), para mostrar que la herramienta que está cambiando el mundo también trabaja para permitir un mundo inclusivo y más justo con la diversidad”. O sea, para conseguir un mundo mejor».

(8) «El fraude y las malas prácticas en ciencia», Jakiunde, 19 ago 2019.

«Fraude y malas prácticas ha habido desde hace mucho tiempo. [Según] algunos estudios más de dos tercios de los científicos admite realizar algún tipo de malas prácticas: la fabricación o falsificación de datos, el plagio, y lo que podríamos denominar el cocinado de datos (selección, manipulación y manejo). [También] la autoría honoraria, el no reconocimiento expreso de las fuentes, la opacidad en la metodología, la publicación fragmentada y la publicación duplicada de los mismos resultados en diferentes artículos. [Se] incluyen malos comportamientos no solo de los autores de los trabajos, sino también de los revisores; entre estas están las revisiones sesgadas de los originales remitidos para su publicación y el uso de información privilegiada tomada de esos originales, entre otros. De mala práctica debe ser calificada también la pesca de datos o p-hacking».

«Podríamos ordenar un listado de prácticas cuestionables de las más graves a las que apenas suponen un problema. [Muchos] científicos, si no todos, podemos incurrir en malas prácticas de bajo nivel, siendo mucho menos frecuentes las prácticas moralmente más reprobables. [Di] Trochio (1993) estableció dos categorías de fraude: (1) la obnubilación por lo que se cree una buena teoría [y] la perseveración empecinada incluso cuando las pruebas en su contra son ya clamorosas; y (2) [el] hecho de que la de científico es una profesión, [con] sistemas de acceso, estabilización laboral y promoción; [una] profesión muy exigente [que lleva a] la expresión “publicar o perecer”. En resumen, [la] idea de una gradación de comportamientos cuestionables y un umbral de lo aceptable (socialmente establecido) resulta más adecuada y ayuda a entender los datos sobre incidencia de malas prácticas que muestran los diferentes estudios».

(9) «Ciencia patológica», Jakiunde, 21 ago 2019.

«En 1953, Langmuir describió la “ciencia de las cosas que no son”, más tarde conocida como “ciencia patológica”. [Un] tipo de investigación científica afectada por sesgos inconscientes y efectos subjetivos, [como] el autoengaño. Como regla general la ciencia patológica trabaja en los límites difusos, no hay pretensión de fraude, simplemente es mala ciencia, que se practica por no saber reconocer las limitaciones epistemológicas del investigador, sus instrumentos y sus diseños experimentales. Hay mucha más de lo que sería deseable, sobre todo en algunos campos nuevos y de moda».

«El caso más sonado de ciencia patológica es, quizás, el de la supuesta “fusión fría”. [El] reconocimiento por los hallazgos –que compensa, supuestamente, el carácter desinteresado de la actividad científica—, actúa como factor principal de esta variedad de mal. [En] este caso, es el escepticismo, la virtud mertoniana que queda en entredicho, porque no se actúa conforme a lo que tal virtud exige».

(10) «Sesgos cognitivos que aquejan a la ciencia», Jakiunde, 26 ago 2019.

«Eso que se suele denominar “método científico” no deja de ser, en el fondo, un conjunto de estrategias que se han ido poniendo en práctica para evitar los sesgos que afectan a los científicos. [El] sesgo de confirmación lleva a favorecer, interpretar y recordar la información que confirma las creencias o hipótesis propias. [El] sesgo de publicación es la tendencia a publicar solamente resultados positivos, confirmatorios, [y] novedosos. [Mientras] que el sesgo de confirmación es personal, el de publicación, sin embargo, es sistémico».

«El sesgo retrospectivo consiste en proponer post hoc una hipótesis como si se hubiese formulado a priori; [lo] que eleva la probabilidad [de] que se produzcan errores de tipo I (falsos positivos). [El] sesgo más común [es] el razonamiento motivado, que consiste en interpretar los resultados de acuerdo con una idea preconcebida; [los] científicos buscamos la manera de verificar nuestros hallazgos o los de los científicos con los que nos alineamos. Por eso, cuando los datos contradicen las expectativas, no es extraño que se rechacen por irrelevantes o erróneos. [La] presión por publicar es tan fuerte que provoca una relajación de los controles subjetivos frente a los sesgos personales e introduce sesgos sistémicos. [Estos] sesgos suponen un obstáculo serio para que nuevos descubrimientos e ideas se abran paso y se afiancen en el bagaje universal del conocimiento».

(11) «Sesgos ideológicos que aquejan a la ciencia», Jakiunde, 29 ago 2019.

«Quienes se dedican a la investigación científica no son ajenos a la influencia de la cosmovisión, la ideología, las creencias, etc. [Y] llevados por sus creencias se ven afectados por sesgos [que] les llevan realizar una actividad científica poco rigurosa (eligiendo datos —cherry picking— , interpretándolos, etc.) en la dirección de sostener con sus conclusiones científicas lo que ya creían antes de comenzar. El “razonamiento motivado” [estaría] en la base cognitiva de este comportamiento y la motivación sería un fuerte convencimiento ideológico».

«La física es la disciplina cuyas observaciones ofrecen mayores garantías. [A] las ciencias sociales les ocurre lo contrario. [Las] creencias religiosas han alimentado actitudes claramente anticientíficas ([como] el llamado “diseño inteligente” que es, en realidad, una forma sofisticada de creacionismo). [La] ideología política puede tener también una influencia notable; [la] negación del cambio climático, en sus diferentes modalidades, está vinculada al campo conservador. [Las] actitudes anticientíficas más características de la izquierda suelen estar relacionadas [con] ciertas tecnologías ejercen efectos negativos sobre la salud de las personas y del medio ambiente ([como] la oposición a los organismos modificados genéticamente [y] los transgénicos)».

(12) «La crisis de reproducibilidad en ciencia», Jakiunde, 02 sep 2019.

«La mayoría de los científicos se muestran poco inclinados a tratar de replicar los experimentos o análisis realizados por otros investigadores. [Pero] en varios estudios se ha llegado a la conclusión de que muchos resultados publicados no son reproducibles o solo lo son parcialmente. [Una] severa limitación al ejercicio del escepticismo, sin el cual no es posible someter a contraste los resultados y conclusiones publicadas. [Las] razones por las que los resultados experimentales no se reproducen al repetirse los experimentos son diversas».

«La llamada “crisis de reproducibilidad” [no significa] que la ciencia se encuentra hoy en crisis. [La] falta de reproducibilidad procede de una progresiva relajación de los estándares que se consideran aceptables en cuanto calidad de la evidencia científica; nos referimos a asuntos tales como tamaños de muestra, claridad de la significación estadística más allá del valor de p, calidad de los blancos, etc. [Que] poco a poco se vayan aceptando niveles cada vez más bajos nos conviene si nuestro objetivo es el de publicar más rápidamente y engrosar un currículo investigador en un tiempo breve. Pero eso conduce, lógicamente, a un declive del rigor y exigencia generales».

(13) «Parte de la investigación científica es quizás irrelevante», Jakiunde, 04 sep 2019.

«Se publican infinidad de artículos científicos cada día, miles, de todo tipo de temas, cada vez más y, en promedio, cada vez más breves. [Una] parte importante de esos artículos no son leídos por nadie. [Si] se excluyen las autocitas, o sea, las ocasiones en que un investigador cita su propio trabajo, el porcentaje de artículos no citados sube de manera considerable (en algunas especialidades hasta un 50%). [Y] hay más artículos que son citados una o dos veces que los que no son citados. [Hay] muchísima investigación que tiene un impacto mínimo o que lo tiene nulo».

«Una parte muy importante de la investigación no es relevante a juicio de la propia comunidad científica, por lo que es desconocida y el esfuerzo que se le ha dedicado, es un esfuerzo baldío. [Una] derivación extrema y, cabría decirse, patológica, de este estado de cosas, es el fenómeno de las revistas depredadoras de acceso abierto. [Existen] esas revistas y se celebran esos congresos porque hay investigadores que los alimentan con sus contribuciones. [El] sistema de publicaciones ha perdido su función original y ha pasado a satisfacer los requerimientos de una comunidad necesitada de acreditar logros para estabilizarse o progresar en la carrera académica. [Una] consecuencia de un sistema que ha pervertido sus objetivos primordiales».

(14) «Conflictos de intereses en la ciencia», Jakiunde, 06 sep 2019.

«La práctica científica no está exenta de dilemas éticos. [La] situación más justificable es la que se produce cuando de manera inconsciente de toman decisiones erróneas que favorecen el resultado supuestamente deseado por quien patrocina la investigación, [por] ejemplo, en el sector farmacéutico. [Los] ensayos clínicos se pueden prestar a serias interferencias, con potenciales consecuencias graves. Esa es la razón por la que los investigadores están obligados a declarar los conflictos de interés que pudieran darse en el contexto de la investigación que da lugar a los resultados que se publican».

«Hay casos en los que [se] suma un deseo de obtener beneficios económicos a cambio del aval “científico” a productos que, o bien carecen de los efectos que se predican o pueden, incluso, ser perjudiciales para la salud. [Como] el aval científico al consumo de alcohol (aunque sea a dosis bajas), [siendo] potencialmente dañino para la salud a cualquier dosis. [O como] los efectos del consumo de tabaco sobre la salud de fumadores (activos y pasivos). [Las] compañías tabacaleras desarrollaron numerosas tácticas para contrarrestar el impacto negativo de los científicos y médicos que alertaban acerca de los males que causa el tabaco, [como] contratar prestigiosos científicos cuyo papel fue el de obtener datos que sirviesen para sembrar dudas acerca de la vinculación entre el tabaco y el cáncer».

(15) «Mala ciencia con consecuencias catastróficas», Jakiunde, 09 sep 2019. y el del lysenkoismo.

«La eugenesia que proponía Galton era una eugenesia positiva, pues no pretendía actuar de forma directa para evitar que los menos favorecidos tuvieran descendencia (eugenesia negativa). Pero [en] varios países se llegó [a] practicar mediante esterilizaciones masivas de personas que, supuestamente, tenían rasgos genéticos considerados indeseables. [En] Alemania, el gobierno del III Reich, [llegó] a esterilizar a más de 400.000 personas. [Además en] Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, Noruega, Francia, Finlandia, Dinamarca, Estonia, Islandia y Suiza [hubo] programas de esterilización de personas que habían sido declaradas deficientes mentales».

«En la Unión Soviética […] Lysenko adoptó las ideas de Lamarck [postuló] que las condiciones ambientales podían alterar la constitución genética del trigo y llego a proponer que el trigo, cultivado en un entorno especial, podía convertirse de esa forma en centeno. [Muchos] de quienes se opusieron a su doctrina fueron eliminados o deportados a Siberia. [Los] dos casos analizados tienen algo en común: [hay] científicos que, consciente o inconscientemente, vulneran los principios básicos del funcionamiento de la ciencia. [Cuando] de esa forma de proceder se derivan actuaciones que afectan a numerosas personas, las consecuencias pueden llegar a ser catastróficas».

(16) «La ciencia al servicio de la guerra», Jakiunde, 11 sep 2019.

«En las guerras siempre se ha utilizado el conocimiento del que se disponía en la época. Por tanto, la ciencia y la tecnología, en tanto que formas de conocimiento, no han sido ajenas a los conflictos bélicos. Más bien habría que decir que las guerras han incentivado la generación de conocimiento científico y tecnológico, y lo siguen haciendo en la actualidad. [El] ejemplo más evidente de contribución científica a la guerra es el proyecto Manhattan, nombre clave con el que se conocía el proyecto que desarrolló Estados Unidos para fabricar la bomba atómica durante la II Guerra Mundial. [Los] científicos que toman parte activa en el desarrollo de armas de gran potencial para segar vidas humanas [actúan] motivados por su compromiso con el destino de los conflictos bélicos en que se vieron involucrados».

(17) «No todo vale al servicio de la ciencia», Jakiunde, 13 sep 2019.

«[Antes] de la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos, no era infrecuente que los médicos comprasen esclavos negros para experimentar con ellos. [Muchos] médicos nazis realizaron experimentos atroces con prisioneros de campos de concentración. [Y los japoneses] en la Unidad 731 de guerra química y biológica. [Más aún,] a lo largo de lo que llevamos de siglo, una parte importante de la investigación clínica se ha trasladado a países pobres. [En] los países más pobres [los] comités éticos son más permisivos, [los] riesgos jurídicos son menores [y] es también más fácil contar con voluntarios para participar en ensayos clínicos».

«La experimentación con animales es una cuestión controvertida. [Se] utilizan porque no se pueden usar seres humanos en cuestiones que nos afectan o interesan; en cierto modo son nuestros sustitutos. Los utilizamos como modelo en ensayos de fármacos y, en general, de tratamientos médicos. [En] España, además de las normas legales que todos los laboratorios están obligados a cumplir, las sociedades científicas (COSCE) han impulsado un Acuerdo de transparencia sobre el uso de animales en experimentación científica. [Se] comprometen a compartir información de forma transparente, y fomentar la comunicación acerca de la investigación con animales para hacer llegar al público toda la información sobre las razones, los métodos y el avance en el conocimiento que la misma genera y que justifica el uso de animales en investigación científica”.

(18) «Dilemas éticos en la frontera de la ciencia», Jakiunde, 16 sep 2019.

«Los avances científicos y tecnológicos suscitan a menudo la duda de si, además de los beneficios que se puedan derivar de ellos, pueden también dar lugar a perjuicios o, incluso, causar daños que puedan eventualmente llegar a tener efectos catastróficos. [En] materia de ingeniería genética, hay asuntos que son objeto de controversia, [como] la edición genómica [con] las técnicas CRISPR, [que] abre la puerta, de entrada, a una eugenesia positiva. [O] los dilemas que plantea la nanociencia y nanotecnología por los posibles riesgos que su uso pudiera provocar. [Entre] otros casos (inteligencia artificial, “big data”, uso de robots, etc.). [Hay] quien duda de que la ciencia disponga de la tecnología adecuada para evaluar los posibles daños.»

(19) «Normas de prudencia en el quehacer científico», Jakiunde, 18 sep 2019.

«Se ha propuesto la aplicación del llamado Principio de Precaución a la hora de tomar decisiones relativas a la aplicación de las técnicas objeto de controversia. [Las] medidas de gestión del riesgo deben ser tomadas sobre la base de una apreciación política que determine el nivel de protección buscado. El problema es que es una definición ambigua. La expresión “cierto nivel de riesgo” —que puede tener consecuencias de muy largo alcance— no puede ser más indefinida. [Una] de las críticas más sólidas que se ha hecho al Principio de Precaución es que su aplicación puede generar costes de oportunidad que acaben causando un daño muy superior al que se pretendía evitar».

«No son dilemas fáciles. Basta recordar la tragedia de la talidomida, o los efectos del amianto, graves problemas de salud que podían haberse evitado si se hubiese sido más cauteloso en determinadas ocasiones. Pero [la] cautela debe tener también doble filo: además de para limitar o prohibir, también podría aplicarse para desarrollar y permitir. La evaluación de las novedades debe, por ello, ser lo más equilibrada posible, contemplando riesgos y beneficios, y tratando de evitar que la carga de la prueba recaiga siempre en quien propone alguna innovación. El principio de proacción, [una] especie de reverso del principio de precaución, consiste en “asumir los riesgos de acuerdo con la ciencia disponible y no la percepción popular” y tener en cuenta no solo los impactos de una tecnología sino los beneficios que se pierden en el caso de no ponerla en marcha».

(20) «Los males de la ciencia tienen remedio», Jakiunde, 20 sep 2019.

«En las anotaciones precedentes nos hemos dedicado a repasar los que a nuestro juicio son los males de la ciencia actual. [Una] gran parte de los problemas se atenuaría si universidades y centros de investigación modificasen el sistema de incentivos que utilizan para reconocer y premiar el trabajo de su personal científico. La cantidad debería perder importancia como criterio, para ir valorando cada vez más la calidad del trabajo y la trascendencia o relevancia de las investigaciones. No se trata de acudir a indicadores de las publicaciones tal y como se utilizan hoy o, al menos, no sólo a esos indicadores (basados en métricas de impacto y similares), sino de recurrir a la valoración experta del nivel y alcance del trabajo realizado».

«El desarrollo de la ciencia se enfrenta a dilemas de naturaleza ética. [Quienes] hacen la investigación científica deberán aportar su criterio experto, y tanto la sociedad como los responsables deberían tomar buena nota y tener en cuenta el dictamen experto, pero en última instancia, las decisiones son de carácter social y político. [No] parece saludable que los científicos se desentiendan de las implicaciones sociales de su trabajo. [No] hay que ser tan ingenuo como para pensar que muchos de los problemas aquí expuestos tienen una solución definitiva. [Pero] la misma comunidad científica está tratando de aportar soluciones. [Esas] son las buenas noticias».

Léete las piezas y disfruta de su contenido.



3 Comentarios

  1. Estoy leyendo con mucho interés esta serie de artículos, gracias por divulgarlos. ¿Alguna vez trataste el tema del antropomorfismo en textos científicos? V.g. «la luz ‘prefiere’ seguir el camino de menos tiempo» o «los cuerpos menos densos que el agua ‘pugnan’ por salir a la superficie cuando están sumergidos». Te lo pregunto porque alguna vez leí un artículo de divulgación referido al tema y luego quise hallarlo y lo perdí en las brumas de Internet. Se me hizo que podía ser de tu autoría, por eso la consulta. De todos modos me gustaría que me recomiendes alguna obra que trate el tema si te viene alguna a la cabeza. Muchas gracias.

    1. Luciano, yo no recuerdo haber escrito nada al respecto; aunque quizás mencioné en alguna ocasión la charla de Antonio J. Osuna (biotay), «Antropomorfismo» Naukas Bilbao 2017 [video]. ¿Algo que leer? Quizás «El antropomorfismo como herramienta de divulgación científica por televisión: estudio de El Hombre y la Tierra» [PDF]; hay un libro con un capítulo sobre el tema: «Ciencia para la televisión: El documental científico y sus claves,» de José Manuel Bienvenido León.

      1. Muchas gracias. Es una información muy buena. Ahora mismo estoy ojeando el artículo y me está gustando. Ya más tranquilo en mi casa miraré el video. Un saludo grande.

Deja un comentario