Ya se ha publicado el JCR 2020 con los índices de impacto de 2019

Por Francisco R. Villatoro, el 29 junio, 2020. Categoría(s): Bibliometría • Ciencia • Noticias • Recomendación • Science ✎ 5

Hoy se ha publicado el nuevo Journal of Citation Reports, JCR 2020, que recopila los índices de impacto de revistas del año 2019 (hace años se hubiera llamado JCR 2019, pero ya no). Recopila 12 171 revistas con IF (impact factor), 351 son nuevas y 33 lo han abandonado, agrupadas en 236 categorías (disciplinas científicas) en los catálogos SCIE (9370) y SSCI (3486); todas ellas indexadas en el Web of Science de Clarivate Analytics (compañía independiente de Thomson Reuters desde 2016), que recopila más de 20 000 revistas. Los investigadores tenemos que cambiar nuestros CV para poner el nuevo índice de impacto de las revistas de nuestros artículos publicados en 2019 y 2020.

Todos los años destaco los índices de impacto de las revistas del área de Ciencias Multidisciplinares (Multidisciplinary Sciences). Continúa liderando Nature (IF 42.8) por delante de Science (IF 41.8). Tras ellas encontramos una revista muy poco relevante, National Science Review, pero muy bien imptactada, seguida de Science Advances (IF 13.1) que por segunda vez supera a Nature Communications (IF 12.1); en octava posición encontramos a PNAS (IF 9.4). La mayor megarrevista del mundo, con 19 873 artículos publicados en 2019, Scientific Reports (IF 4.0), sigue siendo Q1 (primer cuartil), pero por los pelos, pues está en la posición 17, cuando la revista en la posición 18 es Q2 (segundo cuartil); su competencia, la megarrevista PLoS ONE (2,7), en el puesto 27, se mantiene un segundo año como Q2; intentó subir a Q1 reduciendo los artículos que publica al año, pero no le ha salido la jugada; en 2019 solo publicó 11 244 artículos. En países como España donde pasar de Q1 a Q2 significa ser considerada como revista mediocre por los investigadores, será difícil que quien pueda pagar por publicar en Scientific Reports, se decida por publicar pagando en PLoS ONE.

Por cierto, no olvides que los índices de impacto que se acaban de publicar todavía son provisionales y podría haber pequeños cambios (tras la resolución de los errores, que siempre hay, y de las reclamaciones de las editoriales); estos cambios suelen afectar a revistas Q3 y Q4, así que si publicas en Q1 o Q2 no debes preocuparte. El acceso a todos los índices bibliométricos del JCR 2019 requiere una subscripción institucional (en España via FECYT). El anuncio oficial es «Announcing the 2020 Journal Citation Reports» [web].

Una pena para mis colegas de GEFES que investigan en materia condensada, pues Physical Review B (IF 3.6) pierde la categoría Q1 en el área de Physics, Applied, donde pasa a ser Q2 (39/154), como en la categoría Physics, Condensed Matter, donde ya es un claro Q2 (22/69). Una pena pues es una revista Q1 de toda la vida (LCMF, 28 Jul 2017).

[PS 30 jun 2020] Recomiendo leer a «Clarivate Releases Web of Science Journal Citation Reports to Identify the World’s Leading Journals,» Clarivate Analytics, 29 Jun 2020; Ivan Oransky, «Major indexing service sounds alarm on self-citations by nearly 50 journals,» Retraction Watch, 29 Jun 2020.

La razón de que 33 revistas hayan perdido el índice de impacto son las autocitas (más del 70% de las citas de 2019 a los artículos de dichas revistas publicados en 2017 y 2019 corresponden a artículos en dichas revistas). No se trata de revistas desconocidas: 9 son de Elsevier, 7 de Springer Nature, 6 de Taylor & Francis y 5 de Wiley.  Revistas como el Journal of Environmental and Engineering Geophysics, Journal of Allergy and Clinical Immunology–In Practice, o la famosa JACC: Cardiovascular Imaging (que tenía un índice de impacto mayor de 10) ya no aparecen en el JCR publicado en 2020. Por supuesto, las editoriales pueden reclamar a Clarivate Analytics, con lo que alguna de ellas podría volver a entrar en las próximas semanas. Estas 33 revistas pasarán a un estado de cuarentena y si sus editores «se portan bien» (actuando para eliminar las autocitas) podrían volver a tener índice de impacto el próximo año o dentro de dos años. [/PS]

En mi área de investigación, matemáticas aplicadas y computacionales, sigue liderando SIAM Review (IF 11.4), con las revistas en las que suelo publicar manteniéndose en el primer decil (D1): Communications in Nonlinear Science and Numerical Simulation (IF 5.8), Applied Mathematics and Computation (IF 3.5) y Computers & Mathematics with Applications (IF 3.4). En ese sentido, en mi grupo de investigación no nos podemos quejar (nos exigen publicar en Q1 y publicamos fácil en D1); nuestra gran ventaja es publicar en una disciplina con 260 revistas (la verdad, hay pocas con tantas revistas).

[PS 30 jun 2020] La mayoría de los lectores de este blog ya sabrán cómo se calcula el índice de impacto (impact factor en inglés) de una revista. Pero quizás haya algún despistado que aún lo ignore. Para ilustrar el cálculo tomaré como ejemplo la revista récord del JCR 2019, CA–A Cancer Journal for Clinicians, que alcanza 292.278. El índice de impacto es el cociente entre el número de citas «candentes» recibidas en 2019 (15 783) y el número de artículos publicados (54); se llaman citas «candentes» (hot citations en inglés) a las citas a artículos publicados en los dos años anteriores, 2018 y 2017; en concreto, esta revista publicó 29 artículos en 2017 y 25 artículos en 2018, que recibieron en 2019 nada más y nada menos que 6808 y 8975 citas, respectivamente. Como puedes ver en esta revista el índice de impacto es muy alto porque publica muy pocos artículos que son muy citados (el cáncer es un área de investigación muy candente). En la figura también te muestro cómo el índice de impacto de esta revista ha ido subiendo de 9.1 en 1997, a 69 en 2007, a 245 en 2017.

La revista que más citas ha recibido en 2019 es Nature, con 767 209 citas, pero solo 74 519 cuentan para el índice de impacto; Nature publicó 838 artículos «citables» en 2017 y 904 en 2018, que recibieron 40 794 y 33 725 citas, resp., en el año 2019, así su IF = 74 519 / 1742 = 42. 778. Le sigue la revista Science, con 699 842 citas en 2019; como publicó 768 artículos en 2017 y 781 en 2018, recibiendo 34 163 y 30 655 citas en 2019, resp., su IF = 64 818 / 1549 = 41.845. La siguiente es la megarrevista PLoS ONE con 688 763 citas en 2019; su secreto es publicar muchos artículos, en concreto, 20 393 en 2017 y 17 878 en 2018 que recibieron 67 792 y 37 072 citas en 2019, logrando un modesto IF = 104 864 / 38 271 = 2.740, insuficiente para ser Q1. Y, ya que estamos, la cuarta es PNAS con 676 425 citas en 2019; publicó 3261 artículos en 2017 y 3273 en 2018 que fueron citados 34 415 y 27 083 veces en 2019, logrando un IF = 61 498 / 6534 = 9.412. Y, para acabar, la séptima es la megarrevista Scientific Reports con 386 848 citas en 2019; publicó la friolera de 24 810 artículos en 2017 y 17 163 en 2018, logrando 112 641 y 55 173 citas, resp., que implican un IF = 167 814 / 41 973 = 3.998, que le permite ser Q1, pero por los pelos. Todo indica que es preferible pagar por publicar en Scientific Reports que en PLoS ONE; seguro que el editor principal de PLoS ONE (Joerg Heber) se estará estrujando el cerebro para arreglar esta situación. [/PS]

[PS 01 jul 2020] El índice de impacto de una revista es una buena medida del impacto inmediato de sus artículos, pero no es una buena medida de su influencia en el área de investigación. En esta tabla te muestro las 14 primeras revistas en el área de Física Matemática (Physics, Mathematical). ¿Cuál crees que es la revista más influyente en este área? Sin mirar la tabla, cualquier experto diría que es Physical Review E (PRE), la revista de la APS específica del área; se considera mucho más prestigioso publicar en PRE (IF 2.296, Q1 9/55, D2) que en CNSNS (IF 4.115, Q1 1/55, D1). Mirando la tabla, ¿cómo nos podríamos haber dado cuenta? Muy fácil, gracias al autofactor (Eigenfactor score), el equivalente al Google PageRank para los artículos científicos; dicha medida bibliográfica valora más las citas desde revistas con mayor autofactor que desde revistas con un valor más pequeño. Así PRE tiene 0.10652 cuando CNSNS solo tiene 0.001778, un valor 60 veces más bajo.

Pero no te engañes, no hay ninguna medida bibliométrica que pueda suplantar a todas las demás. Siempre hay que considerar los valores de varias medidas para conocer la realidad que esconden. Por ejemplo, si ordenas todas las revistas por autofactor (eigenfactor score) descubrirás que, como era de esperar, Nature, Science, PNAS, NEJM, JACS y Cell, las revistas más prestigiosas del mundo, son las que se encuentran en las primeras posiciones; pero no lideran la lista, sino que se encuentran entre la posición cuarta y la novena. La lideran las megarrevistas PLoS ONE (Q2) con 1.38886, seguida de Nature Communications (Q1) con 1.25951 y Scientific Reports (Q1) con 1.23118; estas megarrevistas publican más de 5000 artículos al año y por ello sesgan el autofactor hacia arriba.

¿Quién que la ciencia es fácil? Pues, la ciencia de la ciencia, la cienciometría (y la bibliometría) tampoco son fáciles. La evaluación de una revista requiere un análisis multifactorial, igual que la evaluación de un investigador, un grupo de investigación o un proyecto de investigación. Nunca pongas todo tu dinero en un único número. [/PS]



5 Comentarios

  1. Esta manera de hacer ciencia es penosa de verse y va a acabar, junto con los sistemas de evaluación de los científicos, con la ciencia. Triste

    1. Después de mucho esfuerzo conseguí publicar este año en una revista con un índice de impacto bastante bueno dentro de mi campo. Cuál fue mi sorpresa, que al buscar otra vez el IF, la revista haya sido penalizada por las autocitas y no aparezca.
      En el proceso de revisión te insinuaban que tu trabajo podría mejorar añadiendo referencias específicas de artículos publicados por ellos.
      Ahora que finalizo la tesis, este hecho podría ser determinante para no seguir en la academia, a la hora de pedir postdocs.
      La extrema competición dentro de la ciencia fuerza que los profesionales vayan al límite ético para ser competitivos. Otro ejemplo serían los salami papers.
      Esto empeora la calidad científica aunque mejore la producción.
      Como dirían los anglosajones hay un elefante en la habitación. Y nadie hace nada por cambiar esta situación.
      Los jóvenes investigadores nos vemos en la obligación de sacrificar nuestra vida por la ciencia. Y esperar tener suerte (o buenos padrinos), porque es evidente que con sólo tu esfuerzo no basta. Eso o abandonarla.

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