Te recomiendo escuchar el podcast del episodio T03E18, «La discalculia y el fracaso escolar en matemáticas», 21 ene 2021 [min 48:34–59:36], del programa de radio “Ciencia para todos”, en el que participo junto a Enrique Viguera (Universidad de Málaga), coordinador de Encuentros con la Ciencia. Esta sección semanal del programa “Hoy por Hoy Málaga” presentado por Esther Luque Doblas, se emite todos los jueves en la Cadena SER Málaga (102.4 FM) entre las 13:05 y las 13:15. Enrique y yo hemos intervenido desde nuestras propias casas.
Entrevistamos a Javier García Orza, profesor de psicología básica en la Universidad de Málaga, experto en discalculia. «La discalculia es un trastorno en el aprendizaje de las matemáticas que se caracteriza, entre otras cosas, por la dificultad en la adquisición del sentido numérico y el cálculo, y que afecta alrededor del 5 al 7 por ciento de la población, cerca de 3 millones de personas en España». El equipo de García Orza ha desarrollado un test online para detectar la discalculia, en colaboración con investigadores de la Universidad de Valladolid y con la empresa Smartick; está disponible gratis para padres y madres interesados en la web de Smartick. Más información en medios en «Diseñan un test online que permite detectar el riesgo de discalculia en los niños», Noticias, UMA, 29 ene 2021.
Escucha «La discalculia y el fracaso escolar en matemáticas» [min 48:34–59:36] en Play SER.
Esther: Buenas tardes, Francis y Enrique, [saludos]. Las matemáticas son una materia difícil para muchos estudiantes, con un alto índice de fracaso escolar y con un rechazo generalizado en muchos adultos. Francis, ¿por qué son tan difíciles las matemáticas?
Francis: Hay muchas razones, Esther. Las matemáticas son un lenguaje muy diferente al que usamos normalmente y que aprendemos desde la niñez; nuestro cerebro está preparado para aprender un lenguaje para describir la realidad que nos rodea y poder comunicarnos con los demás en sociedad. Sin embargo, el lenguaje matemático describe conceptos abstractos, que muchas veces parecen alejados de la realidad, y exige un razonamiento de tipo deductivo, que requiere mayor esfuerzo de atención que los razonamientos inductivos; así, como exige un mayor gasto de energía a nuestro cerebro, éste se resiste a hacer ese gasto.
Pero también influye cómo se educa a los estudiantes en matemáticas. Se introducen a edad muy temprana conceptos muy abstractos, pero el pensamiento abstracto radica en el lóbulo frontal del cerebro, que es de los últimos en madurar, no lo hace hasta los 20 años. Por eso nos cuesta tanto pensar un poco antes de responder a una pregunta; en matemáticas la impulsividad es una mala compañía a la hora de resolver problemas conlleva cometer muchos errores.
Además, la enseñanza de las matemáticas es acumulativa; si no conoces los conceptos que te enseñaron en cursos anteriores puedes perderte con los nuevos conceptos. Y si el estudiante no entiende de lo que está hablando el profesor es muy fácil desconectar y aparecen la impotencia y la frustración. Por ello las clases particulares son muy necesarias en matemáticas. En mi opinión, la motivación es la clave en la enseñanza en el aula y en matemáticas requiere conectar los problemas abstractos con problemas cotidianos, una labor difícil para el docente que muchas veces es rechazada por el estudiante. Motivar a toda una clase es muy difícil, pero muy necesario, y más en matemáticas. La labor de los profesores de matemáticas es encomiable, pero es muy difícil en la práctica que tenga éxito con todos los estudiantes.
Esther: Hay algunas personas para quienes resulta que las matemáticas son más fáciles que para otras personas. Enrique, ¿se sabe por qué hay esta diferencia entre los estudiantes?
Enrique: Muchos niños y niñas tienen dificultades con las matemáticas. El aprendizaje de las matemáticas es un aprendizaje complejo que, como ha comentado Francis, debe acompañarse de una maduración neurobiológica oportuna que permita alcanzar un nivel de desarrollo cognitivo capaz de sustentar los aprendizajes matemáticos. Por ello las dificultades en el aprendizaje de las matemáticas no tienen una única causa, pues no hay un único tipo de dificultad. Igual que hay estudiantes que maduran antes que otros, los hay que tienen trastornos neurocognitivos. Los más comunes en la educación primaria son la acalculia y la discalculia.
La acalculia es un trastorno debido a una lesión cerebral que altera las habilidades cognitivas para el procesamiento matemático. Mucho más común es la discalculia, una dificultad de aprendizaje de carácter persistente y especifica en matemáticas, cuyas causas parecen ser neurobiológicas. Se estima que entre el 3 % y el 6% de los niños y niñas padecen discalculia. Como presentan alteraciones en el funcionamiento de las áreas del cerebro encargadas de los aprendizajes matemáticos, requieren una enseñanza adaptada a sus necesidades.
Esther: Hoy contamos al teléfono con Javier García Orza, profesor de psicología básica en la Universidad de Málaga, experto en discalculia. [Saludos] Javier, si la causa de la discalculia es neurobiológica, ¿qué tipo de tratamientos se están abordando para su tratamiento?
Javier: «Cuando decimos que la discalculia tiene un origen neurobiológico hacemos referencia que tiene un componente genético que afecta a ciertas áreas del cerebro, las parietales fundamentalmente, no se desarrollan. En principio, cuando se lo cuentas a un padre toma una postura un poco pesimista, pues si está en los genes parece que no se puede cambiar. Pero la ciencia nos ha mostrado que a través de la conducta podemos cambiar nuestro cerebro. En relación con los tratamientos, en la base de la discalculia hay un problema para la representación de las cantidades; algo que es relativamente abstracto. Para representar el número siete o el nueva hay activar algo para que tú tengas claro qué significa ese siete o ese nueve. Usar programas de intervención en los que se usan materiales manipulativos, es decir, convertir el siete en algo manipulable, como una barra que tiene siete elementos frente a otra que tiene tres, hace que eso que es tan abstracto se convierta en algo más concreto para él. Esto es lo que parece que funciona mejor. Aún así, hay que decir que hay determinados aspectos que son extraordinariamente difíciles de aprender para las personas con discalculia, por ejemplo, las tablas de multiplicar. Si después de distintos tratamientos vemos que el niño es incapaz de memorizar las tablas, que muchos de ellos acaban resolviendo contando con los dedos muy rápidamente, lo que recomendamos en esos casos es que al niño se le permita tener la calculadora.
Francis: Un punto clave en el tratamiento de la discalculia es la detección temprana. Javier, ¿qué podemos decirles a los profesores y padres sobre cómo detectar este trastorno?
Javier: «Bien, Francis, en verdad la discalculia está infradiagnosticada. Tenemos muchos casos, entre el 3 % y el 6 % de la población, sin embargo si hacemos una encuesta vemos que los diagnósticos de discalculia que se realizan en los colegios son muy pocos. Os pongo un ejemplo, un estudio reciente con casi mil niños identificamos cerca de cincuenta que tenían discalculia, pero solo uno había recibido el diagnóstico. La razón es que no estamos atentos a las señales. Entiendo que los profesores tienen muchas cosas que hacer en el aula, tienen muchos niños, pero hay señales que nos indican que existan problemas que no son los normales; estos problemas, estas señales, dependen de la edad».
«Por ejemplo, cuando el niño está en infantil, esos niños que tienen una dificultad específica para aprenderse las secuencia numérica de conteo, o que tienen incapacidad para distinguir dónde hay más cantidades, dónde hay más cubitos aquí o allí. O aquellos niños que tienen dificultades para entender el lenguaje numérico. En primaria, por ejemplo, en los primeros años vemos que son niños que tienen dificultades con el conteo, con las series, con la lectura de los números arábigos. Un poquito más tarde, dentro de primaria, son esos niños que en cuarto y en quinto todavía siguen usando los dedos para resolver operaciones sencillas como siete más tres, o para resolver las tablas de multiplicar. Esas son señales que nos están diciendo que los niños tienen un problema especial».
«Nosotros hemos desarrollado dos test, ambos gratuitos, pero uno que se puede hacer online, que recomiendo a todos los padres que tengan sospechas. Se hizo en colaboración con la empresa Smartick y se puede encontrar en la web smartick.es/discalculia.html. Si alguien tiene sospecha de que su hijo pueda tener discalculia que pase el test, que le va a dar un una indicación y si sale en riesgo lo importante es que lo ponga en conocimiento de los servicios educativos».
Enrique: «Una vez que se ha identificado que un niño o una niña tienen discalculia, ¿a dónde debemos acudir para que reciba un tratamiento?»
Javier: «Como hemos dicho los tratamientos que están basados en hacer concreto lo abstracto funcionan muy bien. Pero también deben ir acompañados de trabajo cognitivo, como un entrenamiento en memoria, un entrenamiento en función ejecutiva para inhibir respuestas incorrectas, como habéis mencionado antes. Pero, en cualquier caso, los programas deben ser personalizados, diseñados específicamente para cada niño con independencia de que puedan existir diferentes tipos de discalculia».
Esther: «Javier, todo esto tiene un aspecto psicológico importante, porque los niños que son buenos en matemáticas son superinteligentes y los que son malos son unos torpes, y esto no es así, ¿no?»
Javier: «Esto no es así, las inteligencias son múltiples y tú puedes ser muy bueno en una cosa y menos bueno en otras. El problema para el niño con discalculia es esa asociación que hay entre inteligencia y matemáticas, como has dicho tú; como piensa que es torpe su estima se rebaja, su ansiedad ante las tareas matemáticas aumenta y acaba derivando también a un problema de falta de motivación y a un problema de tipo psicológico».
Esther: La discalculia no es solo un problema educativo, sino que también podría afectar a situaciones de la vida diaria ya de adultos. Javier, ¿nos podrías poner algunos ejemplos?
Javier: «Por supuesto Esther, las personas adultas con discalculia siguen teniendo dificultades, así que cuando van al supermercado y les dan la vuelta tienen dificultades para entender si ese cambio se lo han dado correctamente. Te voy a poner un ejemplo, hace unos años nos escribió una chica farmacéutica que decía que ella tenía discalculia; decía, yo, aunque he sido capaz de hacer la carrera de farmacia, mis problemas con las matemáticas se resolvieron cuando me dieron la calculadora; y yo en el día a día en mi farmacia tengo la calculadora en el bolsillo y para lo mínimo saco la calculadora y uso la calculadora. Cuando estoy con mis amigos no puedo jugar a las cartas, digo que no me gusta, pero en realidad es que me cuesta llevar qué números han salido y cuáles no. Y cuando voy por la calle, decía ella, no quiero que me pregunten la hora, me la preguntan y me pongo nerviosa porque son números y eso no se me da bien. Así que evidentemente claro que la discalculia tiene un impacto también en las personas adultas».
Esther: «Interesantísimo esto que estamos tratando hoy. Seguro que muchos padres también están faltos de información en este asunto». [Despedida y cierre].