Mis amigos y colegas que han editado números especiales para revistas de MDPI me aseguran que su revisión por pares ha sido tan rigurosa como la de cualquier otra revista impactada. En su opinión, así ocurre con la mayoría de los números especiales. Para mi escarnio, tengo serias dudas… En la cuenta en X del blog Publishing with Integrity, @fake_journals, han estimado que MDPI tiene abiertos ahora mismo 41 030 números especiales (abiertos significa que aún aceptan contribuciones a fecha de 27 de julio de 2024). Sin embargo, en la Special Issue Library de MDPI solo aparecen 400, un 1 % del total (parece que no quieren presumir del 99 % restante). En las 445 revistas de MDPI se publican números especiales, pero hay diez de ellas que tienen más de 1000 abiertos. No es algo nuevo, según el software de web crawling the Paolo Crosetto (GitHub) en 2023 MDPI publicó 55 985 números especiales, cuando en 2017 solo publicó 1462. Se estima que más de dos tercios de todos los artículos publicados en revistas de MDPI aparecen en números especiales, su gran especialidad. Una explosión de números especiales que parece no tener límite, siendo la gran fuente del negocio de esta editorial.
Los números especiales en las revistas científicas eran especiales porque eran excepcionales. Hace un par de décadas, si una revista publicaba doce números al año, uno o dos eran especiales. Varios científicos solicitaban ser editores invitados de un número especial en una revista. El editor principal y el comité editorial evaluaban dicha solicitud. Si era aceptada, se anunciaba el número especial en la revista, con una fecha tope para la recepción de artículos para dicho número. Tanto la recopilación de los artículos como su revisión por pares era responsabilidad de los editores invitados. Ellos promocionaban dicho número especial enviando correos electrónicos a colegas, invitaban a sus colaboradores y, muy a menudo, publican ellos mismos uno o más artículos en el número especial. De hecho, lo habitual es que los números especiales fueran las actas de algún congreso internacional sobre la temática de la revista. Como es obvio, este proceso favorecía la endogamia, una revisión por pares menos rigurosa, más laxa, y un mayor número de autocitas en la revista. Además, existía el riesgo de publicar artículos con una calidad inferior a la media en la revista. Pero el editor principal y el comité editorial de la revista aceptaban este riesgo porque su efecto negativo era compensado con la disminución de la carga de trabajo que implicaba delegar todo el proceso a los editores invitados. Siendo un arma de doble filo, la mayoría de las revistas evitaba publicar más del 10 % de sus artículos en números invitados.
Todo cambió cuando las nuevas editoriales científicas descubrieron el chollo de los números especiales. El caso más conocido es el de MDPI, que publicó 55 985 números especiales en el año 2023, más de 150 diarios en sus 445 revistas. Una editorial que publica la mayoría de sus artículos en números especiales (aunque se supone que son excepcionales). Cual Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como, muchos investigadores coordinan varios números especiales al año, en los que publican la mayor parte de su producción científica, y la de sus colegas más cercanos. En dichos artículos en números especiales se citan los unos a los otros, incrementando su índice h y otros parámetros bibliométricos. Una práctica que beneficia a muchos científicos (que logran posiciones académicas elevadas gracias a esta ingeniería del impacto científico). Pero que es perniciosa para muchas revistas, al incrementar el número de autocitas de la revista. Para evitarlo, estos palomos prefieren coordinar números especiales en revistas diferentes, aunque afines (por ello editoriales como MDPI tienen una amplia oferta de revistas de contenido parecido).
Publicar demasiados números especiales puede tener consecuencias para las revistas, como le ocurrió a International Journal of Environmental Research and Public Health (IJERPH) de MDPI, que fue expulsada del JCR en el año 2023 (LCMF, 24 mar 2023); su último índice de impacto (4.614) fue en el JCR 2021 (publicado en 2022). No se sabe la causa (ni Clarivate, ni MDPI la han publicado), pero el número de autocitas debido a los números especiales parece haber sido un factor determinante. Que una revista pierda el índice de impacto supone un enorme desmérito, que puede llevar a que los investigadores dejen de enviar artículos. De hecho, esta megarrevista publicó 17 112 artículos en 2022, pero solo 7 247 en 2023 y 753 en la primera mitad de 2024 (datos del Web of Science a fecha 29 de julio de 2024). Una reducción de un 90 % en el número de artículos publicados puede llevar a que la revista desaparezca. Un ejemplo es la revista Mathematical Problems in Engineering de Wiley-Hindwai desde 2021; perdió el índice de impacto en 2022 y ha sido clausurada en 2023 (ya no acepta más envíos de artículos); según el Web of Science publicó 2963 artículos en 2022 y solo 33 en 2023 (en 2024 sigue publicando algunas rémoras que tiene pendientes). Todo el mundo confía en que una revista que desaparece siga manteniendo su página web con lo ya publicado por la eternidad; aunque esta esperanza no siempre se cumple en todas las editoriales. Lo que Springer Nature ha hecho con Investigación y Ciencia también lo puede hacer con cualquier revista científica.
Quienes envían artículos de forma habitual a revistas científicas que publican una gran cantidad de números especiales deben ser conscientes de los riesgos. No solo dichas revistas podrían perder su índice de impacto, sino incluso desaparecer. No soyo quien para dar consejos, pero creo que siempre hay que pensárselo dos veces. Quienes se estén pensado en solicitar un número especial deberían leer «Guest edited collections best practice», Committee on Publication Ethics (COPE), 10 pp. (2023), doi: https://doi.org/10.24318/7cKLAia0. Y si es de una revista MDPI, también Emilio Delgado López-Cózar, Alberto Martín-Martín, «Detectando patrones anómalos de publicación científica en España: Más sobre el impacto del sistema de evaluación científica,» ResearchGate (2022) [PDF]; Rafael Repiso, Adoración Merino-Arribas, Álvaro Cabezas-Clavijo, «El año que nos volvimos insostenibles: Análisis de la producción española en Sustainability (2020),» Profesional de la información 30: e300409 (2021), doi: https://doi.org/10.3145/epi.2021.jul.09; y Paolo Crosetto, «Is MDPI a predatory publisher?» Blog, 12 Apr 2021. También recomiendo seguir el blog Publishing with Integrity, y su cuenta @fake_journals.
Sobre el impacto de los números especiales en la ciencia recomiendo leer a David Mills, Sefika Mertkan, Gulen Onurkan Aliusta, «‘Special issue-ization’ as a growth and revenue strategy: Reproduction by the “big five” and the risks for research integrity,» Accountability in Research (07 Jul 2024), doi: https://doi.org/10.1080/08989621.2024.2374567; Mark A. Hanson, Pablo Gómez Barreiro, …, Dan Brockington, «The strain on scientific publishing,» arXiv:2309.15884 [cs.DL] (27 Sep 2023), doi: https://doi.org/10.48550/arXiv.2309.15884; Ruhua Huang, Yuting Huang, …, Wei Yu, «Exploring the characteristics of special issues: distribution, topicality, and citation impact,» Scientometrics 127: 5233-5256 (2022), doi: https://doi.org/10.1007/s11192-022-04384-9.
Buenas, lo de las autocitas se sabe hace decenas de años, desde que empezaron los estudios métricos se señaló este defecto
En defensa de las auto citas.
Si un científico está trabajando sobre un tema muy específico, ¿quien sabe más que ese investigador sobre ese tema?
Por lo tanto, es lógico que se cite a si mismo pues cada artículo que quiera publicar será continuación de los anteriores.
Como es obvio, Andarín, todo en su justa medida. Si en su nuevo artículo solo usa cosas de algunos de sus artículos, que los cite es necesario. Pero si solo usa cosas de su último artículo, que cite sus últimos artículos diez artículos, aunque no use nada de nueve de ellos, ¿te parece lógico?
Soy revisor de muchas revistas y siento decir que a día de hoy las revisiones de MPDI están más controladas que las de Elsevier y Springer. Lo de los números especiales es verdad y lo llevan haciendo años. Las grandes editoriales os comen el coco con que son las más honorables y no es del todo cierto. En todas las casas se cuecen habas. Existen muchos intereses ocultos para que el número H suba mucho y tengas miles de papers. Yo soy partidario de publicar, no argumento nada contra las publicaciones, pero si que hay muchos editores y editores que son como los jueces, en este caso del avance de la ciencia.
Pues el problema es que si un tema de investigación solo le interesa a una persona, carece de valor alguno. Las autocitas deberían puntuar restando -2 cada una de ellas sobre las citas totales y problemas resuelto
Hay varias inexactitudes y omisiones aquí. Creo que hay un sesgo cognitivo negativo de los que acostumbra a denunciar Francis.
Lo primero, «su revisión por pares era responsabilidad de los editores invitados» no es verdad en mi experiencia, a veces los editores del número tenían alguna opinión en la selección de los revisores, pero no hacían la revisión, ni antes ni ahora con MDPI.
Tampoco «números especiales fueran las actas de algún congreso» es verdad: los artículos eran versiones extendidas con un porcentaje de novedad suficiente como para que pudieran ser considerados contribuciones distintas del congreso.
«Como es obvio, este proceso favorecía la endogamia, una revisión por pares menos rigurosa, más laxa», pues no me parece obvio.
Aquí es donde hay que decir uno de los aspectos positivos de los SI: al tratarse de un tema especializado, los editores son más expertos y pueden tomar una decisión más cualificada. Francis opina que los editores usan mal ese poder, lo que es posible, igual que cualquier editor, ya sea de número especial, Open Access, o lo que sea. En cierta forma, lo que hace un SI es crear temporalmente una revista más pequeña, donde todo el mundo se conoce, del estilo de las que hay en temas muy especializados como el Álgebra Abstracta o la Geometría Diferencial. Los artículos de esas revistas pueden ser buenos o malos, pero no los hace peores estar en un ámbito más reducido. Y, al igual que en esas revistas pequeñas, en un número especial hay más citas cruzadas, al concentrarse artículos de un tema especializado.
En fin, detrás de todo esto me parece que hay un sesgo negativo: estamos hartos de escuchar que un artículo no es bueno por estar en una revista Q1, pero vemos que es automáticamente malo por estar en un número especial de esa misma Q1. Esto se ha llegado a poner por escrito en los criterios de algún comité de los sexenios. Con lo que volvemos a lo de siempre: juzga mi artículo, no la revista.
Juzgar el artículo y no la revista tiene un gran problema para las comisiones de evaluación: es necesario leerse los artículos, y eso no va a pasar, al menos en España