El genoma de Bob Esponja, digo de la esponja de mar (Amphimedon queenslandica)

Por Francisco R. Villatoro, el 4 agosto, 2010. Categoría(s): Biología • Bioquímica • Ciencia • Noticias • Science

Bob Esponja le encanta a mi hijo. No sé por qué. Ni siquiera es una esponja de mar. Ahora Bob, digo, la esponja de mar, es noticia. Se ha secuenciado su genoma, en concreto el de la esponja de mar  de la Gran Barrera de Coral(Amphimedon queenslandica). El genoma se publica en Nature, como no. ¿Para qué secuenciar el genoma de una esponja de mar? Para estudiar los orígenes del cáncer. ¿Cómo? Un genoma que ofrece una ventana crucial hacia los orígenes de la vida multicelular. Uno de los descubrimientos más interesantes de este estudio es la existencia de células suicidas, células que se suicidan por el bien de la comunidad, cuya regulación génica, con toda seguridad, está implicada en el cáncer. El cáncer, el enemigo público número uno de los organismos multicelulares. El cáncer, el motivo último por el que se ha secuenciado el genoma de la esponja. «Las esponjas forman parte de uno de los linajes más antiguos del reino animal, por ello su ADN permite identificar las innovaciones genéticas que han permitido la transición de la vida unicelular a la multicelular hace unos 600 millones de años.» Podrían incluso arrojar luz sobre la biología del cáncer, ya que muchos de los genes relacionados con la aparición de animales están también implicados en el cáncer, que surge de los defectos en los procesos básicos relacionados con la multicelularidad animal. El genoma de la esponja nos permite estudiar la evolución de los animales unicelulares (protozoos) hacia los multicelulares (metazoos). La autora principal del artículo es la genetista Mansi Srivastava, ahora postdoctorada en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) en Cambridge, EEUU. Un genoma con más de 18000 genes individuales que codifica los mecanismos por los que células diversas se adhieren entre sí, crecen de forma organizada y reconocen células intrusas. Un genoma que incluye genes análogos a los que codifican el sistema neuromuscular, el código genético para el tejido muscular y las neuronas.  Nos lo cuentan Maely Gauthier, «El genoma de la esponja de mar arroja luz sobre la evolución animal y la formación del cáncer,» SINC, 4 Ago. 2010, y Adam Mann, «Sponge genome goes deep. Researchers wring evolutionary clues from gene sequence,» News, Nature 466: 673, 4 August 2010. El artículo técnico es Mansi Srivastava et al., «The Amphimedon queenslandica genome and the evolution of animal complexity,» Nature 466: 720–726, 05 August 2010.



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