La luz viaja a la velocidad de la luz en el vacío (siempre a la misma velocidad lo que da fundamento a la Teoría de la Relatividad Especial). Sin embargo, en un medio «transparente», la luz viaja a una velocidad menor (en función de su índice de refracción). ¿Puede llegar a detenerse? ¿Puede llegar a «reflejarse» hacia atrás? En un cristal no lineal sí es posible, como nos recuerda Diederik Sybolt Wiersma, «Optics: Light reined in,» Nature 452, 942-944, 24 April 2008 . Este tipo de materiales tiene un gran número de aplicaciones prácticas potenciales en optoelectrónica y tecnologías afines.
T. V. Shubina et al. «Resonant Light Delay in GaN with Ballistic and Diffusive Propagation,» Phys. Rev. Lett. 100, 087402, 2008, han mostrado como «casi» detener la luz en nitruro de galio (GaN). Este semiconductor permite emitir luz azul y se puede dopar fácilmente con impurezas, siendo mecánicamente robusto incluso a altas temperaturas, por lo que se usa habitualmente en los diodos láser azules que podemos encontrar en los discos de almacenamiento Blu-ray de alta densidad (de Sony, que ha ganado la batalla contra el HD-DVD de Toshiba).
La razón de que se pueda «detener» la luz en un cristal es que los pulsos ópticos están formados por una superposición de muchos fotones de longitudes de onda (colores puros) distintos. La velocidad con la que se propaga el pulso en el medio es la velocidad de grupo o velocidad de la envolvente del pulso. Dentro del pulso, cada fotón se propaga a su propia velocidad de fase, que viene determinada por el índice de refracción del material. Sea w(k) la relación de dispersión que determina con qué velocidad se propagan las fotones de diferentes colores (números de onda, k). Sus velocidadesd de fase serán w(k)/k. La velocidad de grupo del pulso o paquete de ondas o de la envolvente es la derivada de la dispersión w'(k)=dw(k)/dk.
En medio con mucha dispersión, donde w(k) cambia mucho con cambios de k, la envolvente del pulso cambia de forma y el pico (máxima amplitud) de la envolvente puede «aparentar» propagarse a una velocidad mayor que la velocidad de la luz en el vacío, o a una velocidad mucho más pequeña, incluso llegar a pararse. Por supuesto, la velocidad de la información (relacionada con la «energía») propagada por el pulso nunca puede propagarse a mayor velocidad que la luz en el vacío.
En el experimento de Shubina et al., ver la ilustración arriba, la propagación dispersiva del pulso en GaN hace que el frente delantero del pulso se reduzca (ver las flechas) y el frente trasero crezca (ver también las flechas), con lo que el pico o máxima amplitud de la envolvente se puede conseguir que permanezca prácticamente en reposo. Ello gracias a interacciones resonantes entre las moléculas del material y la luz a ciertas frecuencias específicas. ¿Dónde se va la energía que se acumula cuando el pulso se «detiene»? Se consume en la interacción con los electrones del material, que pasan a estados excitados, se crean «excitones» que termporalmente almacenan la energía óptica. La interacción resonante ocurre sólo para las frecuencias de luz que exactamente coinciden con las frecuencias de los excitones.
Las aplicaciones prácticas de esta tecnología, todavía en pañales, son muy prometedoras. Por ejemplo, se podría crear memorias ópticas (de corta vida) como las DRAM de silicio, que requieren refresco. Junto con guías de onda de cristal fotónico (estructuras microestructuradas con agujeros) se podría diseñar circuitería fotónica para computación completamente óptica, sin mediar, dispositivo electrónico alguno, que podría sustituir en ciertas aplicaciones a las tecnologías actuales basadas en Silicio. ¡Adiós Silicon Valley! ¡Bienvenido Gallium Valley!