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Nuesto Sol nos parece grande, pero es una estrella más bien pequeña. Una más del montón. Las estrellas grandes de verdad, son grandes de verdad, cientos de veces nuestro Sol. ¿Cómo «engordan» las estrellas jóvenes tanto? Simulaciones numéricas tridimensionales indican que gracias al canibalismo y al fratricidio, técnicamente, a la acreción de estrellas más pequeñas formadas en su misma «cuna» (nube protoestelar). Nos lo cuenta Phil Berardelli, «Big Stars Resist Dieting,» ScienceNOW Daily News, 16 January 2009 .
Se pensaba que la glotonería de las estrellas jóvenes tenía límite. Las estrellas jóvenes se forman por condensación del gas y polvo interestelar que las rodea, hasta que por la presión de la gravedad empiezan a brillar gracias a una ignición termonuclear. En ese momento se pensaba que la gran cantidad de radiación emitida por la estrella arrastraría el gas y polvo que su entorno, expulsándolo lejos e impidiendo que la estrella siguiera consumiéndolo. A finales de los 1960 los astrofísicos calcularon que las estrellas no podrían tener una masa superior a unas 20 veces la masa de nuestro Sol. El problema es que los astrónomos han encontrado gran número de estrellas mucho más masivas, hasta 100 veces más que el Sol. ¿Cómo es posible?
Se ha descubierto que la glotonería de las estrellas jóvenes no tiene límites. Los astrofísicos Mark R. Krumholz, Richard I. Klein, Christopher F. McKee, Stella S. R. Offner, Andrew J. Cunningham, describen en «The Formation of Massive Star Systems by Accretion,» Science, Published online January 15 2009 (ArXiv preprint 20 jan 2009, incluye Información Adicional), los resultados de simulaciones tridimensionales mediante supercomputadores que muestran que contradicen las ideas anteriores (el vídeo muestra una de sus simulaciones). Las estrellas al arrancar su motor termonuclear no expulsan todo el gas y polvo que las rodea, por lo que pueden seguir creciendo a su costa.
Las estrellas jóvenes son tan glotonas que canibalizan a sus «hermanas» enanas. Las nubes de gas y polvo protoestalares que no son expulsadas por la estrella joven permiten el crecimiento de pequeñas estrellas (enanas) que no llegan a brillar y son canibalizadas por sus congéneres mayores. Un fratricidio interestelar al más puro estilo de Caín y Abel. La lucha del más fuerte ante el más débil. La gravedad sin escrúpulos.