El cinturón de asteroides está repleto de cuerpos rocosos que están tan cerca del Sol que parece imposible que puedan estar recubiertos de hielo. Sin embargo, desde Telescopio Infrarrojo en la cima del monte Mauna Kea, Hawai, dos equipos de investigadores han encontrado evidencias de hielo en la superficie de uno de los asteroides más grandes, el número 24 de la familia de asteroides llamada Themis. El espectro infrarrojo de Themis 24 mide la luz solar reflejada en su superficie y permite determinar la composición del material de la superficie del asteroide. Una línea de absorción en su espectro ha indicado la presencia de agua helada (una delgada capa sobre la superficie). Más aún, como Themis 24 rota sobre sí mismo cada 8’37 horas y se ha observado la misma línea de absorción en cuatro lecturas sucesivas, todo indica que Themis está completamente recubierto de hielo. Una cantidad de hielo tan grande en la superficie de un asteroide es una gran sorpresa para los astrónomos ya que la temperatura media en su superficie (entre 150 y 200 grados Kelvin) debe causar que dicho hielo se sublime en unos pocos años. La única explicación es que la capa de escarcha es continuamente generada por una lenta liberación de vapor de agua desde el interior de Themis 24. Obviamente una hipótesis que parece descabellada. Si este descubrimiento se confirma con estudios posteriores, supondrá un cambio profundo significativo en la manera en que entendemos la física de los pequeños cuerpos del sistema solar. Hsieh califica estos estudios de paleontología cósmica: en Themis 24 los científicos han descubierto el equivalente astronómico de un celacanto, un pez prehistórico que se creía extinto hasta que uno fue rescatado del mar en 1938 en Sudáfrica. Themis 24 representa un ventana «viva» hacia los orígenes del sistema solar en forma de hielo que, según todo el mundo cree, debería haber desaparecido hace mucho tiempo. Themis nos ofrece pistas muy interesantes sobre el surgimiento del agua líquida en la superficie de la Tierra. Habrá que estar al loro de lo que se descubra en este campo en un futuro próximo. Nos lo ha contado Henry H. Hsieh, «Asteroids: A frosty finding,» News and Views, Nature 464: 1286–1287, 29 April 2010, haciéndose eco de los artículos técnicos Humberto Campins et al., «Water ice and organics on the surface of the asteroid 24 Themis,» Nature 464: 1320–1321, 29 April 2010, y Andrew S. Rivkin, Joshua P. Emery, «Detection of ice and organics on an asteroidal surface,» Nature 464: 1322–1323, 29 April 2010. Uno de los investigadores del primer artículo es español, Javier Licandro del Instituto de Astrofísica de Canarias y de la Universidad de La Laguna.
La noticia del descubrimiento ya apareció en muchos medios, por ejemplo, en Ron Cowen, «Ice confirmed on an asteroid. Frozen water leaves its signature over the entire surface of the asteroid 24 Themis,» Science News, 176: 9, November 7th, 2009 [visto en su momento en Menéame].
PS (30 abr. 2010): A propósito de esta noticia, os recomiendo la lectura de César, «La falta de rigor en la comunicación de la ciencia: el caso del hielo en 24 Themis,» Experiencia docet, viernes 30 de abril de 2010.