«It is well known that theoretical physics is at present almost helpless in dealing with the problem of strong interactions. We are driven to the conclusion that the Hamiltonian method for strong interactions is dead and must be buried, although of course with deserved honour.» Lev D. Landau (c. 1960).
Muchos físicos teóricos parecen desesperados porque los experimentos no encuentran «nueva física» más allá del modelo estándar. Quizás este es el mejor momento para recordar el estado de la física de partículas en 1961. La teoría cuántica del campo electromagnético, la electrodinámica cuántica (QED), era todo un éxito, pero utilizaba un procedimiento matemático, la renormalización, que nadie entendía y que disgustaba incluso a sus descubridores (que la calificaban de «procedimiento para esconder los infinitos debajo de la alfombra»). La versión V-A de la teoría de Fermi para la interacción débil también era un éxito a nivel experimental, pero a nivel teórico era inconsistente para energías altas (aunque no fueran alcanzables en los experimentos). La interacción fuerte estaba en un estado deplorable, más allá de la clasificación de los hadrones de Gell-Mann y Zweig basada en la idea de los quarks (puras entelequias matemáticas). La mayoría de los físicos teóricos rehuía de las teorías gauge para la interacción fuerte (cuyo único éxito era la QED) y preferían ideas como el bootstrap o la democracia nuclear en el contexto de la teoría de la matriz S.
Todo se clarificó a finales de los 1960 gracias a los experimentos. La colisión de electrones de alta energía contra núcleos atómicos y nucleones (protones y neutrones) demostró que estaban compuestos de partículas (partones les llamó Feynman) que no interaccionaban entre sí. Lo más obvio era que los partones fueran los quarks, pero nadie entendía cómo era posible que a cortas distancias (o energía y momento grandes) se comportaran como partículas libres, mientras que a distancias más grandes (o energía y momento más pequeños) estuvieran ligados por una interacción muy fuerte. La conjetura entre los físicos teóricos era que las teorías cuánticas de campos no podían ser asintóticamente libres. Coleman y Gross propusieron demostrar esta conjetura de forma general a dos de sus estudiantes de doctorado, Politzer y Wilczek, quienes bajo la atenta guía de Gross demostraron en 1973 que la conjetura era falsa (por ello recibieron el Premio Nobel de Física en 2004). Las teorías de Yang-Mills no abelianas son asintóticamente libres (la QED es la excepción, por ser abeliana).
La teoría de la interacción fuerte, la cromodinámica cuántica (QCD), es asintóticamente libre porque los gluones tienen carga de color, mientras que la QED no lo es porque los fotones son neutros para la carga eléctrica. La teoría de la relatividad de Einstein implica que el vacío de una teoría cuántica de campos cuyos bosones gauge no tengan masa cumpla la relación εµ = 1 donde ε es la permitividad eléctrica, µ es la permeabilidad magnética y se ha usado c=1 (la expresión dimensional es εµ = 1/c²). En la QED el apantallamiento de la carga eléctrica implica que ε > 1, por lo que el vacío de la QED actúa como un material diamagnético (µ < 1). En la QCD los gluones tienen dos colores y actúan como dipolos permanentes de color (µ > 1), por lo que la teoría predice el anti-apantallamiento de la carga de color (ε < 1); este resultado se da para 3 colores si el número de sabores (o generaciones) de quarks es menor de 17.
En 1972, Fritzsch y Gell-Mann mencionaron la posibilidad de que la teoría de los gluones fuera no abeliana, aunque el nombre de cromodinámica cuántica aparece por primera vez en un artículo de Fritzsch, Gell-Mann y Minkowski en 1975 (una nota a pie de página sugiere “A good name for this theory is quantum chromodynamics”).
Referencias para profundizar.
[1] Gerhard Ecker, «Quantum Chromodynamics,» Lectures given at the 2005 European School of High-Energy Physics, Kitzbuehel, Austria, Aug. 21 – Sept. 3, 2005 [arXiv:hep-ph/0604165].
[2] Gerhard Ecker, «The Shaping of Quantum Chromodynamics,» Quark Confinement and the Hadron Spectrum X, Munich, Oct. 8, 2012 [slides – pdf].
“Las teorías de Yang-Mills no abelianas son asintóticamente libres (la QED es la excepción, por ser abeliana)”.
A este respecto me gustaría apuntar lo siguiente. Antes de que Yang y Mill formulasen su teoría, el matemático Herman Weyl, al que Einstein tenía por un espíritu preclaro, fue el primero en comprobar la fuerte conexión que había entre la invariancia local en la función de onda de una partícula y la teoría electromagnética propuesta por Maxwell. Fue Weyl el que acuñó el término “gauge”, palabra inglesa que se traduce como calibre o medida, para referirse a esa invariancia ya que al principio pensó en cambios de escala o de calibre en vez de variaciones de fase. Weyl proponía que la invariancia gauge, que pensaba que era una simetría de la naturaleza, era el fundamento de la teoría electromagnética. La idea de Weyl resultó fértil para el trabajo de Yang y Mill, pero la teoría de estos últimos tenía un punto débil, no pudieron verificar la masa del cuanto portador del campo propuesto por ellos. Lo novedoso fue que a diferencia del esquema clásico donde el campo electromagnético no cambia las cargas de las partículas, la carga eléctrica es la fuente del campo, en la teoría de Yang-Mills el campo es una fuente de sí mismo.
La mecánica cuántica es pura matemática pura es mas todo lo que nos rodea son números y tal vez por eso es que los cuerpo se ligan así este n separados y funcionen mejor que cuando se juntan y por eso no lo entienden se les olvida que hay otras dimensiones que la ciencia no termina por aceptar