Cuando el fin justifica los medios

Por Francisco R. Villatoro, el 18 mayo, 2013. Categoría(s): Biología • Bioquímica • Ciencia • Informática • Noticias • Prensa rosa • Science ✎ 3

Dibujo20130518 Diversity of transcript isoforms

El dogma central de la biología molecular, propuesto por Francis Crick en 1958, reza que todo gen (codificante) se transcribe en ARN mensajero que se traduce en una proteína. Hoy sabemos que las cosas nunca fueron tan sencillas. Un estudio del ADN de la levadura de la cerveza (S. cerevisiae) ha mostrado que, aunque contiene unos 6000 genes codificantes de proteínas, produce 1,88 millones de transcritos de ARN. Estas moléculas de ARN se llaman isoformas de transcripción (TIF por sus siglas en inglés) y tienen diferentes secuencias de inicio (5′) y final (3′). ¿Cuál es su función biológica? Lo más fácil es decir que su papel es regular la expresión de otros genes, pero esta función ha sido demostrado sólo en unos cientos de casos. La mayoría de los TIF podrían no tener ninguna función biológica, siendo un subproducto irrelevante de la maquinaria de transcripción. ¿Podrían tener algún papel en la evolución? Como es obvio, el contenido de TIF en un momento dado de una célula dentro de una población la diferencia de todas las demás y quizás podría proporcionarle la oportunidad de estar mejor adaptada a cambios en su entorno. Quizás esta gran diversidad de ARN transcritos sea una de las razones por la que es difícil matar a todas las células cancerosas de un tumor. Así finaliza su News & Views, cuyo titulo he copiado, B. Franklin Pugh, «Molecular biology: The ends justify the means,» Nature 497: 48–49, 02 May 2013, quien se hace eco del artículo técnico de Vicent Pelechano, Wu Wei and Lars M. Steinmetz, «Extensive transcriptional heterogeneity revealed by isoform profiling,» Nature 497: 127–131, 02 May 2013.

Dibujo20130518 total transcript isoforms supported by at least two sequencing reads

Pelechano y sus colegas han estudiado unos 19 millones de transcritos de ARN entre los que han identificado unos 1,88 millones de TIF únicos; entre ellos, 777 mil se han observado repetidos (en al menos dos casos). Esta gran diversidad en la transcripción que produce un genoma eucariota tan simple como el de la levadura de la cerveza nos muestra que el otro gran dogma de la biología, «todo es sencillo,» también ha de ser desterrado. La bioquímica y la biología molecular cada día se vuelven campos más apasionantes que requieren ideas revolucionarias que pongan orden y concierto, que nos salven de ahogarnos en los datos. Como le dije a mis alumnos de bioinformática el primer día de clase: La solución del problema del «big data» en bioquímica está en vuestras manos, vosotros sois el futuro, yo sólo os puedo dotar de herramientas útiles en el pasado.

Por cierto, los interesados en la genética del cáncer y sus aplicaciones biomédicas, que además tengan acceso (vía su universidad, por ejemplo) a la revisa Science, disfrutarán con el Especial «Cancer Genomics» del 29 de marzo de 2013. «Desafortunadamente, no existe una fórmula mágica, ya que ninguna variante genética y ningún efecto epigenético se ha identificado como un objetivo único en la lucha contra todos los tipos de cáncer. Aún así, se espera un gran impacto clínico para los análisis del genoma del cáncer en la detección temprana y el tratamiento de la enfermedad.»



3 Comentarios

  1. Al ver la mortalidad producida por la enfermedad tumoral puede calificársele de pandemia. Tal es así, que no es erróneo adjudicar al cáncer el epíteto de patología cultural.

    “La bioquímica y la biología molecular cada día se vuelven campos más apasionantes que requieren ideas revolucionarias que pongan orden y concierto, que nos salven de ahogarnos en los datos. Como le dije a mis alumnos de bioinformática el primer día de clase: La solución del problema del “big data” en bioquímica está en vuestras manos, vosotros sois el futuro, yo sólo os puedo dotar de herramientas útiles en el pasado”.

    No veo por ningún lado las ideas revolucionarias que pongan orden y concierto puesto que la abundancia de datos se tiene por revolucionaria, de modo que estamos ante el pez que se muerde la cola. Al tener el cáncer un aspecto cultural, volver al pasado y a sus herramientas implica un arduo trabajo hermenéutico. Volver al pasado se considera a menudo una pérdida de tiempo o un ejercicio de irracionalidad. Del mismo modo que la peste medieval y la lepra tuvieron por origen unos hábitos higiénicos deplorables, el aseo personal no se practicaba y el alcantarillado no existía, el aspecto cultural del cáncer exige poner en solfa muchos interesados creados: políticos, económicos, científicos, etc. Pero básicamente, el enemigo a batir es la pomposidad y fatuidad del ego humano, que adornado con todas las máscaras posibles proyecta a su alrededor un juego de sombras y luces que desconcierta y nos estanca.

  2. Francis, ¿de donde sacas el segundo dogma «todo es sencillo»? Me parece una metedura de pata por tu parte, lo siento, sobre todo porque basta estudiar la biología molecular, no de ahora, la de hace veinte, treinta o cuarenta años, para darse cuenta de que es lo contrario de sencilla. De todas formas muchas gracias por ponernos al día en este mundo apasionante de la biología molecular y de la genética, que cada día cuesta más seguir, por lo menos en mi caso.

    1. Daniel, llevo 20 años hablando con biólogos y todos piensan que «todo puede llegar a ser entendido.» Para ellos, no hay nada imposible de entender, todo acabará siendo entendido algún día, olvidando lo que los matemáticos, físicos e informáticos aprendimos hace casi 80 años, gracias a Gödel, Turing y otros, a no engañarnos. Lo incomprensible existe, incluso en biología.

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