Hay pocos estudios sobre los flujos de calor durante la ducha y ninguno en condiciones tan tórridas como las de este verano en España. El balance térmico depende del caudal de agua, el tipo de ducha, el porcentaje de cuerpo expuesto y de la manera de ducharse. En invierno buscas calentarte y en verano refrescarte. En invierno está claro que te debes duchar con agua un poco caliente, pero ¿cómo has de hacerlo en verano con agua fría o caliente? No conozco estudios específicos que resuelvan esta cuestión, pero la temperatura de confort para el agua en una ducha ronda entre los 35 ºC y los 36 ºC, luego la respuesta más adecuada parecer ser templada, ni fría (por debajo de 30 ºC), ni caliente (por encima de 38 ºC).
Me basaré en el artículo experimental de Carine Herrmann et al., «Humans under showers: Thermal sensitivity, thermoneutral sensations, and comfort estimates,» Physiology & Behavior 56: 1003-1008, 1994, doi: 10.1016/0031-9384(94)90335-2, y en el teórico de Abdul Munir et al., «Prediction of human thermophysiological responses during shower bathing,» International Journal of Biometeorology 54: 165-178, 2010, doi: 10.1007/s00484-009-0265-9 [PDF gratis].
El artículo de Herrmann et al. ha estimado la temperatura de confort midiendo la temperatura del cuerpo con 10 termosensores a 30 franceses durante 100 duchas en condiciones controladas (el cabezal de la ducha estaba fijo sobre la cabeza de cada sujeto). La temperatura del aire en el cuarto de baño se mantuvo a 24°C y se observó que el agua de la ducha se enfría unos 0,8 °C tras salir del cabezal de la ducha y alcanzar el cuerpo. La temperatura del agua neutra (ni fría, ni caliente) fue de 35,1 ± 0,14 ºC (con una temperatura corporal media de 34,5 ± 0,11 ºC), siendo la temperatura de confort preferida por la mayoría de los sujetos un poco mayor, en concreto 36,3 ± 0,16 °C (con una temperatura corporal media de 35,7 ± 0,11 ºC).
Por supuesto, en lugar de medir las temperaturas de personas mientras se duchan y preguntarles en qué ocasiones han estado más a gusto, también se puede desarrollar un modelo matemático termofisiológico. Como el que presentan Munir et al. para la transferencia de calor entre el agua y la piel durante la ducha.
El modelo térmico desarrollado es muy sencillo (como suelen ser la mayoría de los modelos térmicos que usan en análisis de confort). Se divide la piel en tres regiones: la parte seca, la parte húmeda sin flujo de agua y la parte húmeda con flujo de agua. El modelo sólo cuenta con cinco ecuaciones diferenciales ordinarias acopladas. Recuerda que un modelo más complicado supondría incorporar un número demasiado grande de parámetros que no se pueden estimar ni medir fácilmente. Además de convección y radiación, el modelo incluye la pérdida de calor por sudoración y por evaporación a través de la difusión de la piel (aunque se suponen constantes).
Se han realizado experimentos con una piel artificial (un plancha de espuma de poliestireno con una ventana de aluminio) para estimar los parámetros termofluidodinámicos del flujo de agua tras salir del cabezal de la ducha y fluir por el cuerpo. En los modelos térmicos zonales los detalles geométricos (forma del cuerpo y postura bajo la ducha) son poco relevantes, de ahí que un modelo muy simplificado permite estimar los parámetros con bastante confianza.
También se han realizado unos pocos experimentos para validar las predicciones del modelo. La temperatura del agua de la ducha se ha variado entre fría (de 23 °C y 28 ºC) y caliente (entre 38 ºC y 39 ° C). La temperatura del aire del cuarto de baño varió entre 25 ºC y 28 °C, luego están bastante alejadas de las temperaturas que estamos padeciendo en España este tórrido verano.
La comparación entre los resultados experimentales y los calculados indica que el modelo es bastante confiable. Lo más relevante respecto a la cuestión del enunciado es que la temperatura final, tras el secado de la piel, es muy próxima a la temperatura ambiente cuando se toma una ducha fría, pero unos grados por encima cuando la ducha es caliente. Por tanto, en verano, para lograr una sensación de frescor basta tomar una ducha templada, pues la temperatura de la parte externa de la piel tras el secado acabará tendiendo a la temperatura ambiente.
En resumen, no tengo la respuesta definitiva a la pregunta del título de esta entrada del blog, pero todo indica que lo ideal es ducharse a la temperatura de confort, es decir, con agua templada, para tener una sensación de frescor y minimizar el desequilibrio térmico con el aire circundante tras el secado posterior a la ducha.
Por cierto, ¿y tú qué opinas? ¿Prefieres ducha fría o caliente en un tórrido verano?
Gracias Francis, ya me puedo duchar tranquilo.
Agua de la ducha sin calentar. El error es hablar de agua fria cuando es agua a unos 15°.
Para mi es mejor agua sin calentar porque hay un aspecto importante. Cuando sales de la ducha con agua sin calentar te secas, no sudas, el cuerpo lo que hace es parar momentáneamente el control de temperatura y siendo como es una máquina de fabricar calor no tiene que trabajar más ya que el calor se transfiere poco a poco. Con agua caliente es justo al contrario, el cuerpo tiene que disipar el exceso de temperatura, y si hay mucha humedad ambiental es mucho peor.
Ola, respondo a la pregunta planteada diciendo que en verano y con calor me gusta el agua como sale del grifo. En este caso no se puede decir que sea agua muy fría, nada que ver con cómo sale en invierno que entonces si hay que echarle telendengues.
Creo que los umbrales de frío y calor varían mucho de unas personas a otras, dependiendo tambien de las temperaturas medias del lugar, no creo que tengamos las mismas sensaciones los habitantes del norte de la península que los del sur.
Con respecto a posibles desórdenes atmosféricos deberíamos tomar nota, en lo que esté en nuestra mano, a dónde se puede llegar: ahí está Venus…
Hola, me ha gustado sobre todo porque es un tema de debate y reflexión científica dentro del ámbito familiar. Te cuento el caso:
Hace unas tres semanas mi mujer se quejó por haberse duchado con agua muy fria y luego ponerse a pasar calor a lo salvaje. Mi hija (10 años) pensó «yo me ducharé con agua fría y antes de salir me daré un golpe de caliente». Mi hijo (6 años) mientras nos duchábamos anoche me indicó que tenía que hacer lo que mi hija había dicho. Cuando yo les dije que habías publicado este post (que no había podido leer hasta esta mañana: he estado sin cobertura 1 semana) todos se han interesado por su contenido.
Un saludado y gracias.
A mí las duchas en un día caluroso de verano me gustan calientes también (no he medido nunca la T, pero suelo poner el agua a más de 37°C seguro). Soy del sur, y me intriga si eso pudiera tener su influencia y cuál sería ésta en concreto. Es una pena que en los estudios citados no se haya analizado un rango de temperaturas de la habitación más extremo, je.
Tema muy discutido. En el fondo las conclusiones las indica el estudio. Y parece que pierde el bando que defiende ducha caliente en días tórridos porque así no te pones a sudar al salir frente a una ducha templada-fresca, donde sales con la piel por debajo de la temperatura ambiente y tiendes al equilibrio. En el fondo es lógico. Si tienes calor es que te ‘sobra’ calor en tu cuerpo y activas los mecanismos de regulación. (sudas), si tienes fresco no sudas. De hecho un baño en la piscina o en el mar acaba con una transferencia de tu calor al medio, y al salir estás en la gloria. Algo que no te pasa si te metes en una piscina termal, por ejemplo. (ahí estás en la gloria pero en invierno). Saludos