Ciencia para todos T03E26: La pandemia ha supuesto un respiro para el medioambiente

Por Francisco R. Villatoro, el 19 marzo, 2021. Categoría(s): Biología • Ciencia • Noticias • Personajes • Podcast Ciencia para Todos (SER) • Recomendación • Science

Te recomiendo escuchar el podcast del episodio T03E26, «Un respiro para el medioambiente», 18 mar 2021 [min 44:05–53:25], del programa de radio “Ciencia para todos”, en el que participo junto a Enrique Viguera (Universidad de Málaga), coordinador de Encuentros con la Ciencia. Esta sección semanal del programa “Hoy por Hoy Málaga” presentado por Esther Luque Doblas, se emite todos los jueves en la Cadena SER Málaga (102.4 FM) entre las 13:05 y las 13:15. Enrique y yo hemos intervenido desde nuestras propias casas.

Hemos entrevistado a Jesús Olivero Anarte, profesor del Departamento de Biología Animal de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga, sobre el impacto en la fauna y flora de la pandemia; obviamente, del efecto de la pandemia sobre la actividad humana y, en especial, sobre el impacto de la reducción de la contaminación de todo tipo debido a la reducción de dicha actividad. Jesús Olivero coordina el máster sobre Diversidad Biológica y Medio Ambiente.

Escucha «Un respiro para el medioambiente»,  18 mar 2021 [min 44:05–53:25] en Play SER.

Jesús Olivero en primer plano. Fuente: Diario SUR Málaga (2016) https://www.diariosur.es/universidad/201603/07/mirada-puesta-africa-20160306203858.html

Esther: «Se cumple un año del primer estado de alarma. Lo único bueno que ha traído la pandemia ha sido una reducción del uso de los coches y de los aviones, con lo cual se le ha dado un respiro al medioambiente. Antes de la pandemia estábamos preocupados por el calentamiento global y por la calidad del aire que respiramos. Aún lo estamos. Francis, Enrique, ¿cómo se ha notado este cambio en la naturaleza?»

Francis: La pandemia de Covid-19 ha paralizado una gran parte de la actividad humana en todo el planeta, en especial la industria y el transporte que son las más contaminantes. En el verano del año pasado se publicaron varios estudios sobre los efectos beneficiosos del confinamiento durante primavera sobre la atmósfera y el medio natural. Pero algunos científicos advertían que no se podía esperar que estos beneficios continuaran por mucho tiempo. Un año después se confirman sus augurios. A principios de este año se ha observado un retorno a los niveles de contaminación anteriores a la pandemia.

La iniciativa internacional Carbon Monitor realiza un seguimiento de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO₂). Sus datos indican que al final de 2020 solo bajaron un 4.02 % respecto a finales de 2019. En España las caídas de emisiones fue bastante mayor mayores, un 13.8 % en el año 2020 (una reducción récord en nuestro país desde que hay registros en 1990). A nivel global hubo una disminución del 7.8 % entre enero y abril de 2020, que en España llegó a alcanzar un 31 % en el mes de abril, respecto al mismo periodo en el año 2019, pero luego se incrementaron las emisiones. A nivel global lo que más influyó fue la recuperación de la actividad económica en China.

Los datos de satélites, como Copernicus Sentinel-5P, observaron un aumento del dióxido de nitrógeno (NO₂) en las regiones industriales de China y, en menor medida, en las grandes capitales de Europa, a partir del verano del año pasado. Pero el objetivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global en un 7.6 % anual durante toda la década de los 2020 todavía está muy lejos de cumplirse, incluso teniendo en cuenta el efecto positivo de la pandemia.

Enrique: «Francis, al menos ha servido para concienciarnos de que una reducción de toda esta actividad puede tener un efecto positivo. El balance al final no sale tan positivo como nos hubiera gustado en la contaminación ambiental. Pero también se veía un efecto en la contaminación sonora; se había producido una reducción de las vibraciones en la ciudad que produce el tráfico, el metro, la actividad de las obras, etcétera».

«Otra cuestión es cómo estaba afectando el cese de esta actividad humana a las especies de animales. ¿Os acordáis? Aún recordamos las imágenes de animales paseando por las calles: los patos en Teatinos, los jabalíes en el paseo marítimo o en el Limonar, y en eso queremos incidir un poquito hoy…»

Esther: Hoy tenemos al teléfono al profesor Jesús Olivero, del Departamento de Biología Animal de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga. [Saludos] El año pasado se habló mucho de la ocupación de las áreas urbanas por la fauna durante el confinamiento. Jesús, ¿fue un fenómeno real o solo algo anecdótico?

Jesús: ”Fue un fenómeno real, absolutamente real, todos fuimos testigos. Como bien dice Enrique, vimos patos en Teatinos, jabalíes en el Limonar, flamencos en la Playa de La Misericordia; incluso águilas calzadas que nidificaban en propiedades, en casas que habían quedado vacías, en El Atabal; y en algunos pueblos de Sevilla se vieron cabras montesas. Fue un fenómeno real, aunque tampoco era la primera vez que ocurría”.

Francis: Jesús, ¿cómo se explica el avistamiento de tanta fauna en pueblos y ciudades? ¿Os ha sorprendido o era algo esperable?

Jesús: “Era algo esperable, la fauna vive con nosotros, los animales no aparecieron de la nada, eran vecinos ya. Hay jabalíes en los bosques que rodean la ciudad; hay patos en la Laguna de la Barrera, cerca de Teatinos; hay flamencos en la desembocadura del Guadalhorce. Lo que pasa es que la fauna está siempre sometida a un estrés competitivo en busca de recursos y los animales aprovechan la más mínima oportunidad de explorar nuevos campos”.

“En el momento en que una ciudad deja de emitir sonido, deja de causar estrés por el tráfico o por la presencia humana. La fauna entra en ella, explora y eso es lo que ocurrió. Tenemos ejemplos mucho más espectaculares, por ejemplo, el caso de Chernóbil, que en los años 1980 quedó vacía; muchos hemos visto imágenes de Chernóbil en la actualidad. Ahora es una ciudad fantasma, pero cubierta por vegetación y fauna”.

Enrique: «Yo quería incidir un poquito en esto. Lo que comentas quiere decir que en la medida que le damos oportunidad, la naturaleza ocupa el nicho, y no solo los animales sino también la flora. La dispersión de semillas, si no se realiza un control específico, conlleva la aparición de todo tipo de vegetación. Además, a nosotros nos sirve para mentalizarnos sobre nuestra incidencia en el medioambiente”.

Jesús: “Así es, Enrique, junto con la presencia de animales en la ciudad, también ocurrió otro fenómeno que quizás ayudó a que llegáramos a la conclusión de que esta fauna estaba con nosotros. El hecho de que las ventanas de los edificios de la ciudad estaban llenas de observadores confinados y ávidos de actividad. Aquella circunstancia no solo favoreció la presencia de fauna de la ciudad, sino que también favoreció que nos hiciéramos conscientes de que estos animales están ahí. Todo esto es algo de lo que tenemos que aprender”.

Esther: En el caso particular de Málaga capital y otras urbes de nuestra provincia, ¿cómo nos ha afectado? Más aún, ¿qué podemos aprender de todo esto?

Jesús: “A la fauna le afectó en principio de manera muy positiva; ha habido especies que normalmente no nidifican en la ciudad y que encontraron en ella lugares para sus nidos donde poder reproducirse. Pero no solo afectó a la fauna que nos agrada ver, sino también a esa otra fauna que es un poco indeseable, como las cucarachas o las ratas, o incluso los jabalíes, que pueden ser causa de accidentes de seguridad vial, como se ha visto en Benalmádena”.

“Estos casos nos enseñan que no debemos relajar las medidas de control. Hay que controlar toda la fauna que pueda considerarse plaga. Por otra parte, hay un tipo de fauna cuya presencia nos indica que tenemos un ambiente saludable, apto para la vida y, por tanto, apto para nosotros. Me refiero al carácter bioindicador de los animales. El hecho de que en una ciudad habiten insectos polinizadores, aves insectívoras o pequeños vertebrados terrestres como las lagartijas o salamanquesas, que campen a sus anchas, significa que el ambiente es apto para la vida; si el ambiente es apto para estas especies también es apto para nosotros”.

«Deberíamos aprender a convivir con esta fauna, crear espacios para la convivencia, jardines preferentemente de vegetación en lugar de hormigón, y de vegetación preferentemente autóctona, ubicaciones para la nidificación del tipo de cajas nido, y respectarlas allí donde ya existen”.

“Hoy día en los ambientes rurales en los que predomina el uso de pesticidas, los insectos y otras poblaciones sufren un impacto enorme que redunda en todas las cadenas tróficas, esos otros animales que se alimentan de ellos. Las ciudades pueden ser islas para los insectos polinizadores y para otros insectos que sirvan de base para la alimentación de las aves. Sustituir herbicidas donde sea posible, e insecticidas en la ciudad, por otras prácticas como las siegas, mantener la vegetación con flor autóctona donde sea posible, disminuir el estrés al que se somete a la pequeña fauna… Incluso algo políticamente incorrecto como disminuir el estrés provocado por la población de gatos en la ciudad”.

Esther: Sin lugar a dudas podemos hacer muchas cosas por mejorar el medioambiente en nuestras ciudades y para mejorar nuestra convivencia con la fauna que convive con nosotros. Un tema apasionante del que hemos hablado con el profesor Jesús Olivero, del Departamento de Biología Animal de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Málaga. [Despedida y cierre]



Deja un comentario