Qué dura es nuestra infancia, todo sea por ser los más listos

Por Francisco R. Villatoro, el 14 noviembre, 2008. Categoría(s): Ciencia • Historia • Noticias

dibujo20081114lucyEn Brasil, los «meninos y meninas de la rua» sólo sobreviven por sí mismos si tienen al menos 6 años. Una cría de chimpancé con 3 años puede sobrevivir en similares circunstancia (sólo con la ayuda esporádica de otras crías, sin padres o adultos que la atiendan). ¿Por qué los humanos tenemos una infancia tan dura? ¿Por qué dependemos tanto de nuestros padres? ¿Por qué nuestros hijos dependen tanto de nosotros? ¿Qué ventaja evolutiva nos confiere? Las respuestas se encuentran en la paleontología, como nos recuerda Ann Gibbons, «The Birth of Childhood,» Science, 322: 1040-1043, 14 November 2008 .

Se conocen muy pocos restos óseos de «hembras» del género Homo con varios millones de años de antigüedad (restos clave son el cráneo y la pelvis). Se acaba de publicar el análisis de una pelvis casi completa de una hembra adulta de Homo erectus del Pleistoceno temprano (hace entre 0.9 y 1.4 millones de años) encontrada en Etiopía: Scott W. Simpson et al. «A Female Homo erectus Pelvis from Gona, Ethiopia,» Science, 322: 1089-1092, 14 November 2008 . La nueva pelvis, que mantiene muchos rasgos propios de los Australopitecus, confirma la hipótesis de que la forma de la pelvis del H. erectus ha evolucionado para adaptarse al mayor incremento en el cerebro del feto. Otras hipótesis sobre la evolución de la pelvis en el género Homo aludían a adaptaciones al ambiente tropical o a mejoras en la locomoción bípeda (carrera erguida). Parece que la nueva pelvis confirma que dichos factores no fueron importantes durante el Pleistoceno temprano. 

dibujo20081114hullUn cerebro grande es energéticamente muy caro. Por ello, los primates deben posponer la edad de maduración sexual con objeto de permitir el desarrollo completo del cerebro, como nos contaba el año pasado la propia Ann Gibbons, «Food for Thought. Did the first cooked meals help fuel the dramatic evolutionary expansion of the human brain?,» Science, 316: 1558-1560, 15 June 2007 . En los Neandertales el cerebro evolucionó tan rápido que se supone que sus «hijos» maduraban más lentamente que los nuestros, al menos eso opinan Ponce de León y Zollikofer, de Zurich. Los cerebros del H. sapiens han reducido su tamaño en los últimos 50 mil años, por lo que nuestra maduración se supone que tarda menos que la de los Neandertales.

La maduración tardía require un entorno social que garantice la supervivencia de nuestros hijos: poblados bien cohesionados o familias numerosas con lazos intergeneracionales. El papel de las abuelas parece clave. Las madres necesitan un entorno social que las permita amamantar a sus nuevos retoños sin descuidar el necesario cuidado del resto de sus hijos.

¿Cómo ha evolucionado el momento del «destete» en los humanos? Actualmente no hay técnicas que permitan cuantificar de forma fiable este momento, aunque los investigadores están poniendo a prueba un método que detecta la firma química del destete en los dientes humanos. Esta técnica permitirá entender mejor cómo ha evolucionado la dura infancia de nuestros ancestros.

Los seres humanos estamos desvalidos durante nuestra infancia, en comparación con otros primates, pero la seguridad que nos dota la compleja estructura social que ha posibilitado nuestro cerebro nos permite criar a nuestros retoños en «guarderías» familiares. Quizás hemos logrado sobrevivir a la desaparición de los Neandertales, en parte, gracias a esto.

Los datos paleontológicos indican que nuestros ancestros eran como los «cantantes de rock» que «viven rápido y mueren jóvenes.» Ahora somos maduramos más lentamente, pero somos más listos (inteligentes).



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