Las mentiras de Bolonia, visto en Menéame, me ha hecho escribir el siguiente comentario. Quizás no lo he meditado lo suficiente, pero ahí va.
«El problema con el proceso de Bolonia es que el Gobierno nos quiere ignorantes y quería aprovechar el proceso para hacer una reforma en profundidad del sistema de educación superior español. O sea, matar dos pájaros de un tiro. Pero el tiro les ha salido por la culata. La mayoría de las reformas que hemos ido observando en los últimos años han tenido un «marcha para atrás.» El gobierno decide reformar algo, «lo aprueba sin consultar,» la gente protesta, «lo cambia sin consultar,» y acaba casi lo mismo que había, con ligeros cambios. Y en todo el proceso mucha gente se ha encontrado «indefensa.» Sin «norte.» El gobierno nos quiere ignorantes «corderitos» pero muchos universitarios no lo somos. Han tenido 10 años (que es muchísimo tiempo) para dialogar, consultar, apalabrar, consensuar, … y no lo han aprovechado.
Y ahora quieren que todo vaya como la seda. Y se quitan del medio a la única persona que parecía que lo llevaba bien encarrilado (Mercedes Cabrera). Universitaria que al menos dialogaba con los universitarios. La nueva tiene muchos «pájaros» en la cabeza y no tiene tiempo para dialogar. Están metiendo la pata una y otra vez y pretenden que veamos el proceso como algo positivo.
Los Principios de la Declaración de Bolonia son muy positivos y muy fáciles de incorporar en la Universidad Española. La reforma necesaria es ridículamente simple. Se podría haber hecho en muy poco tiempo. Lo que el Gobierno quiere hacer no tiene nada que ver con estos Principios y ese es el problema. Más aún, el gobierno no sabe muy bien qué va a poder hacer, no lo tiene claro y «dispara» a lo loco. Hoy he leído en El País que el gobierno quiere hacer una campaña de marketing para las reformas asociadas al Proceso de Bolonia, como hizo con el carnet por puntos. Ahora. Los últimos 8 años no han existido. Ahora. Es una pena. Como siempre.
¿Estará este «españolismo» en nuestros genes?»