Nanopuentes de Calatrava que vibran al paso de la luz

Por Francisco R. Villatoro, el 15 mayo, 2009. Categoría(s): Ciencia • Física • Mecánica • Noticias • Óptica • Physics • Science

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Calatrava se caracteriza por el sobrecoste. No hay obra de nuestro genial arquitecto-ingeniero que no acabe costando dos o tres veces el precio inicialmente presupuestado. ¡Eso dicen las malas lenguas de la prensa! ¡Envidiosos serán! Sin pensar sus obras parece que desafían a la gravedad, pero si piensas un poco descubres que están bien pensadas (bien calculadas, dicen). Un puente nanométrico de unos pocos picogramos estructurado en forma de cristal fotónico que me recuerda los desafíos a la gravedad de Calatrava. La nanooptomecánica en acción. Para los interesados: Matt Eichenfield, Ryan Camacho, Jasper Chan, Kerry J. Vahala, Oskar Painter, «A picogram- and nanometre-scale photonic-crystal optomechanical cavity,» Nature advance online publication 13 May 2009 .

Es sorprendente, pero la teoría de la gravedad no había sido comprobada a escalas inferiores al milímetro hace menos de una década (o ahora mismo inferiores al micrómetro). Parece mentira que la gravedad haya sido probada con casi 20 dígitos decimales en cuásares remotísimos y que nadie sepa si la ley de Newton de la inversa del cuadrado se cumple a una escala de medio micrómetro. Así es la ciencia. La nanooptomecánica promete permitir medir la gravedad donde la microelectromecánica no nos permite. El futuro es prometedor. Quizás teorías como MOND reluzcan como faros. Lo creen pocos. La opinión general es que la gravedad newtoniana (la einsteniana sólo es necesaria para campos fuertes que no se dan a estas escalas) subsistirá a todas estas pruebas experimentales. ¡Quién sabe! Lo que está claro es que medir efectos fotónicos es extremadamente fácil y medir efectos gravitatorios es extremadamente difícil (en la micro o nanoescala).

Físicos que desafíen a la gravedad cual Calatravas, que prueban la física más allá del Modelo Estándar mediante dispositivos que podría haber concebido un griego hace más de 2500 años, a una escala «razonable» para un griego de aquella época, pero que incluso hoy requieren una maestría técnica propia de una artista grecorromano.



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