Los nuevos planes de estudio en España deben indicar el porcentaje de egresados esperado (en ingenierías suele rondar el 30-35%). Los planes de estudio aprobados por la ANECA serán válidos durante 5 años y sufrirán 2 auditorías durante estos 5 años. Si superan ambas auditorías serán renovados. Si no las superan podrán sufrir recortes presupuestarios y hasta desaparecer (al menos requerirán una renovación). Obviamente, los directores de escuelas de ingeniería en España se verán obligados a forzar a su profesorado y alumnado a garantizar dichos porcentajes de egresados. ¿Cómo lo lograrán? Ya se verá. Quizás estamos en la antesala de la universidad de los torpes.
«Sarko» quiere imitar a ZP y hacer lo mismo en Francia. Quiere que las Grandes Escuelas francesas cuyo ingreso requiere superar un difícil examen de ingreso (muchos alumnos se lo preparan durante al menos 2 años) se comprometan a garantizar un porcentaje mínimo de ingresados, el 30% de los que se presenten a los exámenes de ingreso deben superarlos. ¿Por qué? Para evitar que las Grandes Escuelas sean las productoras de la élite social en Francia. Para lograr que los «pobres» que no pueden pagar de su bolsillo el coste de las academias que preparan para el examen de ingreso puedan también acceder a estos centros de élite. Obviamente las Grandes Escuelas se oponen rotundamente a «Sarko» y a su ministra de Educación Superior, Valérie Pécresse. Quizás Francia también está en la antesala de una universidad de los torpes.
«Ya lo dijo el sociólogo François Dubet: Si un alumno pertenece a un medio favorecido, tiene más posibilidades de ser un buen alumno; y cuando uno es buen alumno, tiene más posibilidades de llegar a un centro de calidad.» Los gobiernos tienen que garantizar que haya muchos buenos alumnos, no que los no lo son atiborren los centros de calidad.
Todo el mundo tiene derecho a leer el Quijote de la primera palabra a la última. Pero no todo el mundo está dispuesto a leerlo y a disfrutarlo. No todo el mundo está dispuesto a leerlo acompañado de un diccionario en el que buscar todos y cada uno de los términos cuyo significado ignore. Quizás estoy equivocado, pero sinceramente creo que el 30% de los alumnos que se presentan al examen de selectividad no está capacitado para superar un sencillo examen sobre el Quijote. Sí, he dicho «capacitado,» y creo sinceramente que las capacidades se adquieren con esfuerzo y tesón. Nada es gratis, salvo en la universidad de los torpes.
La noticia que ha motivado esta entrada es de Antonio Jiménez Barca, «Sarkozy planta cara a las escuelas de elite francesas,» El País, 05 Ene. 2010 [visto en portada de Menéame].
¿No sería más lógico becar a los buenos estudiantes para que pudieran invertir un año de su vida preparando la prueba de acceso? Consigues que los buenos estudiantes pobres puedan acceder a ese tipo de estudios sin hacer que el nivel de las Grandes Escuelas francesas baje y si el flujo de buenos estudiantes pobres es bueno, los inutiles ricos no podran acceder en la vida a esos estudios, por que, no vamos a negarlo, el que tu familia pueda mantenerte mientras preparas el acceso permite que hasta el más torpe tarde o temprano pueda entrar
Yo tengo muy poca confianza en que el plan Bolonia funcione. Reconozco que tiene cosas buenas, pero estoy convencido de que las malas las superan en número y al final serán las que acaben ganando. Los planes de estudios son rígidos, muy rígidos, con todas las clases programadas de antemano, los temas a tratar cuadriculadamente ordenados y establecidos. No hay ningún lugar para la creatividad, la espontaneidad. La enseñanza universitaria no puede de ninguna manera estar tan encorsetada y únicamente enfocada a que haya un porcentaje de éxito de los estudiantes, sea cual sea el nivel de estos. Como profesor he tenido años buenos y años malos, algún curso el nivel era bastante mediocre. ¿A partir de ahora, deberá mantenerse el mismo nivel de aprobados, sea cual sea el nivel del alumnado?
Efectivamente, estoy de acuerdo en que nos encontramos en la antesala de una universidad de torpes, de café para todos, donde la mediocridad será la norma.
Y, por cierto, estoy muy de acuerdo con el comentario anterior. Hay que fomentar y cuidar a los buenos estudiantes y si éstos no tienen dinero, hay que proporcionárselo como sea.
Un post muy interesante y que da para mucho debate.
Ahora que no nos oye nadie, podemos convenir en que en los porcentajes de suspenso del 80% (de entre estudiantes que han accedido a la carrera con más de 7,5 en selectividad) hay mucha tontería y orgullo de profesor mal entendido. No en todos los casos, pero en muchos si. Una llamada de atención a la sensatez por ese camino no me parece mala, pero la forma de hacerlo con porcentajes rígidos de aprobados y demás puede ser saltar de la sartén para caer al fuego.
Ya de los planes de estudio que comenta Sergio ni hablamos. Se han batido todos los records de ineficacia, inutilidad, falta de inteligencia, de actualización y de imaginación, rigidez, equivocación de objetivos y verborrea pseudodidáctica. Pero creo que este no era el tema ahora.
Estupenda entrada!!
Hablando un poco del tema,
la noticia esta de la Universidad de Sevilla es para no hacer comentarios
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/18/andalucia_sevilla/1263801264.html
Sin palabras. Realmente preocupante. Sobre todo porque las «grandes mentes pensantes» andaluzas suelen copiar este tipo de normativas surgidas en Sevilla y extenderlas cual virus por toda la comunidad universitaria andaluza.
El alumno tiene el «derecho» de aprobar y el profesor tiene el «deber» de aprobarlo, cuando en realidad el alumno debería tener el «deber» de aprender y el profesor el «derecho» de aprobarlo si le consta que ha aprendido (o como dicen ahora, si ha adquirido las competencias oportunas).
No penséis que esto será la caída en desgracia del alumno trabajador, que la prensa lo saca todo de madre y sé de lo que hablo. Me apiado del alumno que tenga la idea de sacar tranquilamente el móvil en el exámen y alegar que tiene derecho a conservar el teléfono y a terminar el exámen y que ya luego un tribunal determinará si ha copiado o no. Cualquier profesor que sea consciente de que tiene la sartén por el mango puede suspender a este alumno aunque saque un señor diez en la prueba, ya que los criterios de evaluación que, en un momento dado, se saque el profesor de la manga hundirán a cualquier alumno que intentase ser más listo de lo debido.