Ernie LaPointe, bisnieto de Toro Sentado, solicitó al danés Eske Willerlev, experto en genética, que le ayudara a buscar los restos de su bisabuelo, asesinado en 1890. Nadie sabe dónde se encuentran sus restos. Fue enterrado en Fort Yates, Dakota del Norte, pero con nocturnidad y alevosía unos indígenas profanaron su tumba en 1953 y lo volvieron a enterrar en la reserva de Standing Rock, Dakota del Sur. Nadie conoce el lugar exacto. A LaPointe le gustaría recuperar la «memoria histórica» de su bisabuelo. Willerslev lleva tres años analizando el ADN de unos cabellos de Toro Sentado. Pero el ADN estaba muy dañado y solo ha podido recuperar parte del ADN mitocondrial. El equipo de Willerslev ha tenido que desarrollar nuevos métodos para separar el ADN de los productos químicos que se aplicaron para proteger el cabello. El ADN se está reconstruyendo gracias a su comparación con el ADN de otros nativoamericanos. ¿Por qué LaPointe ha recurrido a un genetista danés en lugar de algún experto de EE.UU.? Nos lo cuenta John Travis, «Science and Native Rights: In Search of Sitting Bull,» Science 330: 172-173, 8 October 2010.
En España no somos ajenos a este tipo de búsquedas e identificación de restos. El caso más famoso es la búsqueda de los restos de Federico García Lorca, fusilado el 18 de agosto de 1936. La identificación de la fosa que contendría sus restos y los trabajos para efectuar su exhumación han sido muy polémicos. La familia del poeta ofreció su propio ADN si fuera necesario para identificar al genial poeta. Hay que recordar que «Federico no está en sus huesos, polvo y ceniza, está vivo en su poesía, en su teatro, en su obra y en el recuerdo de todos los que hayan llorado su muerte» [Santos Juliá].
El equivalente norteamericano a la Ley de la Memoria Histórica es la NAGPRA (Native American Graves Protection and Repatriation Act), que da derecho a los nativoamericanos a reclamar los restos de sus antepasados. Una ley que tiene 20 años de edad y que está dificultando los estudios genéticos y antropológicos de las comunidades de nativoamericanos según algunos científicos, como nos cuenta Andrew Lawler, «Science and Native Rights: Grave Disputes,» News Focus, Science 330: 166-170, 8 October 2010. Muchos científicos de EE.UU. se quejan porque no tienen la suerte del danés Willerslev, que tiene el visto bueno para sus estudios.
«En España no somos ajenos a este tipo de búsquedas e identificación de restos».
Colón también ha sido sujeto de multiples investigaciones geneticas: para determinar si sus restos eran los que estaban en Sevilla o en Santo Domingo y ahora por lo visto para determinar su origen, ya que hay diferentes hipótesis al respecto ( http://www.abc.es/20090314/cultura-cultura/colon-caso-abierto-20090314.html ).
Un caso interesante, y más relacionado con el contenido de este blog, sería aplicar estas técnicas para determinar el origen de la familia Bernoulli. Hay dudas sobre el origen de esta familia:
«Famille bâloise de savants, de marchands et, au XVIIIe s., de mathématiciens. Son origine est anversoise, mais on ne peut prouver de liens ni avec les Bornouilla ou Bernoullie, chefs militaires néerlandais des XVe-XVIIe s., ni avec les marchands espagnols de Bernuy (Bernoille, Bernouille)». Fuente:http://www.hls-dhs-dss.ch/textes/f/F20951.php
Aunque no hay documentos directos que lo acrediten, creo que hay pruebas contextuales suficientes para afirmar que la hipótesis Bernuy debe ser la correcta. Quizás una prueba genética podría aclarar esto.