Medir con rigor, pero a corto plazo, la relación entre la inversión en I+D por habitante y la producción científico-técnica es casi imposible. Las medidas rigurosas que se pueden utilizar a largo plazo han de ser reemplazadas por otras susceptibles a crítica. Sin embargo, en 2008, annus mirabilis de la inversión española en I+D, «la producción científica por dolar invertido es superior a la de Francia y Alemania, y llega a duplicar la de EEUU. El número de artículos en Science y Nature por dolar invertido es tan solo un 10% menor al de Alemania. Y la producción de patentes por dolar invertido, aunque muy inferior a la de Alemania y Francia, es tan solo un 4% menor que la de EEUU.» Nos lo recuerdan Luis Santamaría, Mario Díaz, Fernando Valladares, Joaquín Hortal, Miguel A. Rodríguez Gironés, Adrián Escudero, «I+D+i en España: falla la inversión, no el rendimiento,» eldiario.es, 19 jun 2013; «Nubes negras se ciernen sobre la ciencia española,» AACTE, 15 jun 2013; y por supuesto (a quien tenga acceso) Luis Santamaría, Mario Diaz, Fernando Valladares, «Dark Clouds over Spanish Science,» Policy Forum, Science in Europe, Science 340: 1292, 14 Jun 2013.
Permíteme otro extracto: «En 2008 (“pico” en financiación), España invertía en I+D entre un 31% y un 66% menos que Francia, Alemania, Reino Unido y EEUU, tenía entre un 15% y un 26% menos de personal dedicado a esta actividad, y mostraba una contribución de la inversión privada al gasto total en I+D comparable a la de Reino Unido y ligeramente (entre un 11% y un 22%) inferior al resto. En ese mismo año, España producía entre un 6% y un 47% menos de artículos científicos, entre un 51% y un 83% menos de artículos en Science y Nature, y entre un 64% y un 89% menos de patentes que estos países de referencia.» Aunque el rigor de estas medidas es criticable, son una clara muestra de que «en España falla la inversión, pero no el rendimiento.»
Así es, falla la inversión pero no el rendimiento. Al carecer de financiación e infraestructuras muchos científicos españoles valiosos emigran a otros países para desarrollar sus talentos e investigaciones. Valgan dos ejemplos notables: el asturiano Severo Ochoa y el catalán Juan Oró. Ochoa investigó en Madrid bajo la tutela del canario Juan Negrín, científico y político republicano destacado; en el Instituto Max Planck de Berlín; en Glasgow, bajo la dirección de Noel Paton; en Londres, allí trabajó con sir Henry Dale; por último se estableció en Estados Unidos en 1941. Ganó el Nobel de Fisiología en 1.959.
Juan (Joan) Oró, que procedía de una familia modesta de panaderos, tuvo una brillante carrera científica. Licenciado en Ciencias Químicas en la Universidad de Barcelona, viajó en 1952 a Estados Unidos, acompañado de su familia, y cuatro años después se doctoró en Bioquímica en la facultad de Medicina del Baylor University College (Houston). Fundó el Departamento de Ciencias Biofísicas en la Universidad de Houston, en 1956, donde estudió el metabolismo del ácido fórmico en los tejidos animales, investigaciones que serían clave para el estudio sobre el origen de la vida y la interpretación de la ausencia de vida en el planeta Marte. Participó desde 1963 en varios proyectos de investigación espacial de la NASA, como en el Programa Apollo para el análisis de las rocas lunares y otras muestras de material de la Luna, y en el Programa Viking, encargándose del desarrollo de un instrumento para el análisis molecular de la atmósfera y la materia de la superficie del planeta Marte.
Por cierto que Severo Ochoa se mudó a los siete años de edad a Málaga en compañía de su madre tras el fallecimiento de su padre. En la ciudad andaluza estudió el bachillerato.
Creo que una de las causas de la crisis económica de España es por la falta de vinculación efectiva de los centros de investigación con la industria y el sector privado. Pueden tener excelentes investigadores de ciencia básica con publicaciones de alto impacto, pero su repercusión económica es a muy largo plazo (en promedio). Aun cuando el número de patentes puede ser considerable hay que ver el alcance efectivo que tiene cada una de ellas, la complejidad, el impacto que puede tener en un sector industrial y el trabajo que se requiere realizar antes que sea un producto aplicable que pueda generar alguna utilidad. A diferencia de países como Corea del sur, Finlandia o Israel países líderes en patentes útiles, aplicables y con un sector dinámico de empresas spin off. Yo como latinoamericano preferiría que mi país tuviera una industria como la coreana o la de israel a tener sendos premios nobeles o científicos con un gran número de publicaciones en nature o science. No es que este mal tenerlos pero creo que es mucho mas importante tener un país avanzado tecnológicamente con una industria fuerte que con su derrame económico impacte y financie a investigaciones de frontera de largo plazo.
«El Gobierno gastará 1,5 millones de euros en auditar las ayudas concedidas a científicos desde 2004» (http://esmateria.com/2013/06/14/el-gobierno-gastara-15-millones-de-euros-en-auditar-las-ayudas-concedidas-a-cientificos-desde-2004/
No se si has comentado esta noticia. ¿que te parece???
¿piensas que también en cien cia se «malgasta»???
El rendimiento de la inversión en I+D viene siendo más alto que en los países vecinos desde hace muchos años. Los datos que tengo son de un artículo de Ángel Pestaña en la desaparecida revista Mundo Científico en diciembre de 1996. Lo tengo escaneado (creo que no hay versión electrónica) No se si se podrá descargar de este enlace https://miaulario.unavarra.es/access/content/user/joaquin.sevilla/ABAINV/5-%20Tema%205/%285-2%29ImDEsp-Pestana.pdf (se debería poder, pero me está dando problemas ahora). Si no se puede y le interesa a alguien que me lo diga y se lo envío por email