Un artículo publicado en PLoS ONE, firme candidato a un Ig Nobel de biología, me ha recordado la canción «Walk the Dinosaur» del grupo Was (Not Was) en 1987. Para estudiar la locomoción de los dinosaurios terápodos hay dos opciones: usar simulaciones numéricas por ordenador o utilizar aves tuneadas. Las aves son descendientes directos de estos dinosaurios, pero tienen su centro de gravedad más adelantado, por lo que hay que reubicarlo con una cola artificial.
El nuevo estudio ha criado pollos con colas artificiales desde que salen del huevo que han aprendido a caminar con dicho apéndice. Los resultados confirman lo ya conocido gracias a simulaciones numéricas y estudios similares previos, pero sugieren que las aves pueden ofrecer información muy valiosa sobre la locomoción bípeda de los dinosaurios terápodos. El artículo técnico es Bruno Grossi, José Iriarte-Díaz, Omar Larach, Mauricio Canals, Rodrigo A. Vásquez, «Walking Like Dinosaurs: Chickens with Artificial Tails Provide Clues about Non-Avian Theropod Locomotion,» PLoS ONE 9: e88458, 05 Feb 2014.
El trabajo de Bruno Grossi (Facultad de Ciencias, Universidad de Chile, Santiago, Chile) y sus colegas se basa en un estudio previo de Matthew T. Carrano, Andrew A. Biewener, «Experimental alteration of limb posture in the chicken (Gallus gallus) and its bearing on the use of birds as analogs for dinosaur locomotion,» Journal of Morphology 240: 237-249, Jun 1999. En dicho estudio se le colocaba una cola artificial con un contrapeso a gallos adultos, se esperaba a que se adaptaran a la nueva situación y luego se estudiaba los cambios en su locomoción. En el nuevo estudio se utiliza una cola artificial más realista, que se le coloca a los polluelos desde la eclosión del huevo. Así, los polluelos aprenden a caminar desde el principio con su apéndice artificial.
Se han criado doce pollos (Gallus gallus) desde los dos días tras la eclosión del huevo (43,0 ± 2,8 gramos de peso) hasta alcanzar la madurez sexual (unas 12 semanas, con 725 ± 51 gramos). Se dividieron en tres grupos de cuatro pollos: el de control (C), el de control con un peso (CW) y el grupo experimental con la cola (E). La cola fue reemplazada cada cinco días conforme el pollo iba creciendo, con un tamaño similar a la longitud del pollo (se cambió de 9 a 28 centímetros durante el experimento). El peso de la cola fue del 15% del peso de pollo (se supone que es una proporción similar a la de los dinosaurios terópodos de menor tamaño). Que no se preocupen los defensores de los animales; según los autores, no se observaron efectos adversos o angustia en los animales y en apariencia se comportaban de forma normal.
El análisis de la locomoción bípeda se realizó cuando todos los pollos tenían 12 semanas. Fueron grabados en vídeo tanto de pie en reposo, como caminando de forma espontánea en una pista de 3 metros (la velocidad osciló entre 0,4 y 0,6 m/s). Un análisis digital de los vídeos permito reconstruir la postura de sus articulaciones. Las mayores diferencias se observaron entre los animales de control y los experimentales cuando su marcha era más rápida. Sin entrar en una descripción detallada, este vídeo de youtube nos muestra un claro ejemplo.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=YMmgnpcaKyM]
Los autores del estudio creen que los cambios en la postura y en la locomoción son debidos al cambio en la posición del centro de masas (y no al cambio de peso). El desplazamiento hacia atrás del centro de masas hace que el fémur se coloque más vertical cuando el animal está en reposo. Durante la marcha, disminuye la flexión de la rodilla y el fémur se retrae mucho más (dependiendo de la velocidad). Comparando los resultados con los de Carrano y Biewener se observan notables diferencias. La más notable es que el cambio en el momento de inercia de los animales ha sido más gradual, permitiendo que los pollos experimentales se acostumbraran mejor a su nueva configuración física.
¿Realmente es fiable este estudio de la locomoción de los dinosaurios bípedos? Por supuesto, hay diferencias en el esqueleto de las aves que hacen que la comparación no sea fiable al 100%, como que su fémur es más corto y menos resistente que el de los dinosaurios terápodos, y otras diferencias morfológicas sustanciales. Por ello es muy difícil evaluar la validez de las conclusiones obtenidas. Sin embargo, los autores creen que su enfoque experimental es prometedor y que abre una nueva vías de investigación experimental de la mecánica del aparato locomotor de los dinosaurios. Futuros estudios se centrarán en el consumo energético y en el control de la locomoción.
Muy curioso. Sobre las diferencias morfológicas, quizás fuera conveniente usar aves con patas más estilizadas, como las avestruces o alguna otra ave corredora.