La enseñanza universitaria en España giraba en torno a las materias que el estudiante debía cursar para obtener un título académico. Gracias al Proceso de Bolonia se ha pretendido que gire en torno al estudiante, que al fin y al cabo es el cliente. Por desgracia no ha tenido el éxito esperado y se han desvirtuado las ideas que lo hicieron emerger. Aún así, cada día son más importantes las evaluaciones del sistema que realizan los alumnos.
La calidad se asocia a documentar la evaluación de la calidad (es decir, al control de calidad). Un cliente puede y debe evaluar si un producto que consume es mejor o peor. ¿Puede un alumno evaluar qué es lo mejor para su aprendizaje? ¿Quién debe evaluar lo que es mejor para el aprendizaje de los alumnos? ¿Los pedagogos? ¿Los profesores? ¿La sociedad?
Discute esta cuestión Arthur Poropat, «Students don’t know what’s best for their own learning,» The Conversation, 18 Nov 2014; me he enterado gracias a un tuit de Juan Ignacio Pérez @Uhandrea; Daniel Manzano @spidermanzano recomendaba su post «Buenos profesores malas calificaciones,» Manzanas Entrelazadas, 2 Oct 2014.
Poropat nos comenta dos estudios recientes que discuten cómo evalúan los alumnos su propio aprendizaje. Ambos llegan a la misma conclusión: Los estudiantes universitarios evalúan mejor a los profesores con los que aprenden menos; su aprendizaje se mide con su rendimiento posterior en exámenes de la materia es peor. Más aún, los estudiantes evalúan mejor a los profesores con los que obtienen mejores notas; en cierto sentido, estos profesores compran la opinión de sus estudiantes.
Los dos estudios son Scott E. Carrell, James E. West, «Does Professor Quality Matter? Evidence from Random Assignment of Students to Professors,» Journal of Political Economy 118: 409-432, 2010 (acceso gratuito), y Michela Braga, Marco Paccagnella, Michele Pellizzari, «Evaluating students’ evaluations of professors,» Economics of Education Review 41: 71-88, 2014 [PDF gratis]. Recomiendo su lectura a los interesados.
La cuestión que me gustaría que los lectores interesados discutieran en los comentarios (si les apetece) es si los gobiernos deben basar la evaluación de la calidad del sistema universitario en la opinión de los estudiantes (como evalúan la calidad de muchos servicios públicos en función de la opinión sobre ellos de los ciudadanos). Y como tema colateral, ¿quién debe evaluar el aprendizaje de los clientes de la universidad?
Está bien que insistas en la palabra ‘cliente’. De hecho, creo que esa es una fuente de problemas: considerar la universidad como una empresa, cuando lo que es es una universidad. Los profesores no son empleados, son profesores contratados. Los alumnos no son clientes, son alumnos. Parece una estupidez, pero es importante la actitud que ambas partes deben tener para que la universidad mantenga su esencia.
Este problema ocurre en casi todas las universidades.
Y el Plan Bolonia, como tú dices, independientemente de si es mejor o peor, no se ha aplicado con éxito.
Bueno, eso será para las universidades españolas. En EEUU no es raro pagar 30.000$ (y más) al año por la universidad, así que en ese caso los alumnos son ambas cosas, clientes y alumnos.
No tuve la fortuna de vivir ó educarme en España pero mi queja con el sistema educativo universitario es que creo que no se toma en cuenta en casi nada al alumno, debería haber más «flexibilidad» fomentando la intuición natural del alumno sin dejar de inculcar «El mínimo teórico (parafraseando a Susskind)»
Me atrevo a decir que la molestia primordial de un alumno universitario es tomar una clase en la que no quiere estar… en mi opinión en efecto destruye la idea básica de la adquisición del conocimiento (este se adquiere por curiosidad natural develando la naturaleza única de cada individuo)
Pero este punto de vista es difícil de defender y el tema casi imposible de debatir. Hablando de esto recomiendo esta fantástica entrada de Francis sobre Einstein y la pregunta ¿Qué hubiera pasado si no hubiere tomado geometría diferencial en la carrera?
https://francis.naukas.com/2012/09/02/nota-dominical-que-hubiera-pasado-si-einstein-no-estudia-geometria-diferencial-durante-su-carrera/
Respuesta corta. Si.
La respuesta larga, como todas, tiene matices. Una de las direcciones que apunta el post es si un alumno puede evaluar la calidad de su educación, y mi experiencia me dice que si. Yo trabajo actualmente en una universidad privada estadounidense. Los estudiantes pagan al rededor de 55000 dolares al año, clientes o no, los alumnos exigen que el tiempo en clase tenga valor añadido. Por ejemplo, he visto alumnos que se quejan si se sigue muy literalmente el libro de texto, si no se transmite una visión general de la asignatura, si no hay falta de ejemplos, si no hay claridad en la exposición, si el profesor no esta disponible en sus horas de consulta etc. Una característica que hay que destacar de la cultura estadounidense, es que las personas tienden a hacer criticas positivas. es normal leer comentarios como con este profesor aprendí mucho, este profesor nos explico muchos ejemplos interesantes y divertidos, este profesor es exigente pero justo …
El Proceso de Bolonia esta en muchos rasgos inspirados en la universidad americana. Hay que entender que los medios no son los mismos. Yo doy clase de calculo a dos grupos de 25 personas y tengo dos ayudantes. El seguimiento es personalizado y constante. En catorce semanas de curso se corrigen 5 exámenes, dos ejercicios semanalmente y cuatro trabajos. Por eso, las evaluaciones del profesorado que se hacen aquí, no pueden ser iguales que se haga a un profesor con cursos cuatro veces mas grandes.
En cualquier caso, a mi las evaluaciones me han hecho mejorar como docente. Sea universidad o sea empresa, hay que controlar que el trabajo se lleve a cabo de forma adecuada. No se trata de que el alumno sea cliente, se trata de que los profesores hagan lo mejor posible su trabajo, y para eso no se puede ignorar las opiniones de los alumnos.
Volviendo a la pregunta del titulo ¿Sabe un alumno qué es lo mejor para su aprendizaje? Realmente no, pero si sabe evaluar si ha aprendido o no, y eso debería ser escuchado.
Gracias, Yago, por tu instructivo comentario.
En mi opinión la única manera de evaluar la calidad de una universidad es comprobar a dónde han llegado sus alumnos 10 o 20 años después …
La universidad pone los cimientos sobre los que se construye el «edificio de conocimiento» del alumno.
Recién terminados los estudios todo es perfecto, cuando ha pasado el tiempo hay que ver si el alumno ha sido capaz de añadir nuevos pisos a ese edificio de conocimiento, o sólo quedan los escombros.
Ciudadano, una de las recomendaciones del Proceso de Bolonia en España es el siguimiento durante toda la vida de los alumnos egresados. Muchas universidades han tomado o están tomando medidas al respecto. De todas formas este proceso de seguimiento dará resultados útiles dentro de unos lustros.
El tema es muy complejo, eso está claro.
Hora la manera «objetiva» que se propone para evaluar la docencia es evaluando el futuro éxito de los estudiantes. Así en el artículo “Evaluating students’ evaluations of professors,” se evalúa la calidad de los profesores a partir de los resultados de sus alumnos en futuras asignaturas. Igualmente, en las evaluaciones de las universidades, como el ránking de Shangay, se evalúa la docencia a partir del número de estudiantes de la universidad que han obtenido luego cierto reconocimiento, como un premio Nobel.
Además, está el tema de qué queremos de la universidad. En un sistema público como el español, los clientes somos todos, ya que todos pagamos la educación de todos (sí, hay tasas y son muy caras, pero la mayoría se paga vía impuestos). En ese caso debemos buscar un modelo que prepare a la gente para que luego se beneficie la sociedad. Otro tema es una universidad privada como Harvard. Ahí es más complicado, porque el alumno se paga el 100% de su educación, así que quizás deba tener más peso su opinión.
En cuanto a opiniones personales yo no creo que la evaluación del alumnado sea muy buena. Cuando yo estudié física creíamos que muchos profesores suspendían por suspender, porque pensaban que eso da prestigio a la universidad (cosa que ahora pienso que era totalmente cierta). Entonces en mi opinión las evaluaciones promocionaban más a los profesores que más aprobaban. Por supuesto, el que explicaba mejor y no iba a pillarte en el examen solía obtener muy buena puntuación, pero también algunos con los que no aprendías prácticamente nada.
Hola
En mi modesta opinión creo que si que debería contarse con la opinión de los alumnos pero no durante el periodo de docencia sino varios años después, cuando el tiempo ha pasado y han tomado perspectiva y también han olvidado cuestiones de autoestima y rencillas sin importancia.
Cris
Voy a abrir el debate porque creo que es un debate más global.
El tema desde mi punto de vista es ¿realmente todas esas leyes (y desarrollo/aplicación de ellas), basadas en ese principio universal «quien mejor que tú puede saber lo que es bueno, el cliente siempre tiene la razón, la intuición natural de las personas es poderosa… (ya sabéis a que me refiero)», que parece insertado en las mentes de los legisladores/administradores, es cierto?
Y ahora a centrarme en el debate: Desde mi punto de vista «lo objetivo NUNCA puede ser evaluado por lo subjetivo» y «lo subjetivo es tan útil/poderoso que tiene que ser tenido en cuenta en los diseños de lo objetivo». Explicándome:
Un diseño eficiente tiene en cuenta al alumno en la metodología (e incluso en la oferta siempre y cuando no desvirtúe los contenidos a explicar) así atenderemos a sus intereses, sus motivaciones… y el aprendizaje será más eficiente.
Pero jamás la opinión de un alumno deberá determinar el objetivo final de la asignatura: que el alumno adquiera unas destrezas, maneje unos contenidos…
En el fondo lamento decir que ocurre igual con la frase «el cliente siempre tiene la razón»: tiene la razón SIEMPRE que se le pregunte si está satisfecho pero NUNCA la tiene cuando se queja de unos resultados que son los que estaban pactados en el contrato, o los que figuran en las características del producto…
APUNTE: en realidad creo que este es uno de los problema que nos está afectando: mucha gente de esta sociedad (y por supuesto los políticos son un reflejo de esta sociedad), por el constante mensaje pseudocientífico que reciben desde hace años, han perdido la perspectiva de donde acaba el poder de la intuición (que sin duda alguna poderosa es).
Yo esto lo tengo clarísimo: las encuestas a los alumnos reflejan por un lado la relación personal del profesor con los alumnos (el profesor enrollado siempre cae mejor) pero sobre todo lo fácil que resulta la asignatura. En mi caso particular, yo siempre he sido bastante exigente en los exámenes (sin excesos), hasta que llegué a la conclusión de que nadie valoraba el nivel de los conocimientos adquiridos, sino que de lo que se trataba era de que el «consumidor» estuviera satisfecho. Desde que he rebajado la exigencia en los exámenes tengo más aprobados, la comisión de calidad de turno está contenta y yo también porque tengo mejores encuestas. PERO soy consciente de que los alumnos aprenden menos en la asignatura porque necesitan esforzarse menos, lo que no deja de ser triste. Así es el sistema.
Yo, como estudiante de físicas, considero que los alumnos sí que somos capaces de evaluar correctamente la calidad de enseñanza de un profesor. De hecho hay un acuerdo unánime entre alumnos de cuáles son los profesores buenos de cada asignatura; y las clases de dichos profesores están siempre llenas, incluso acude gente de otros grupos.
El principal problema es, al menos aquí en España, que los métodos con los que se pretende evaluar a los profesores son erróneos. A nosotros cuando nos hacen una encuesta de calidad del profesorado no nos preguntan si el profesor en cuestión enseña bien o sabe hacernos llegar los conocimientos que luego necesitaremos para el exámen y para el futuro de la carrera. Lo que nos preguntan es si tiene proyectos de innovación educativa, si fomenta la igualdad y el trabajo en grupo…. De esta manera un profesor muy bueno pero que no sigue evaluación continua o no fomenta la participación en clase, tendrá una evaluación peor que otro malísimo pero que manda muchos trabajos, según los criterios que aplica el cuestionario.
Así que el problema aquí no somos los alumnos, si no los métodos de evaluación del profesorado que nos proporcionan, que tienen trampa.
En conclusión, considero que es cierto que el gobierno no debería basar su proyecto educativo únicamente en la opinión de los alumnos, pero que sí hay que tenerla en cuenta puesto que sabemos cuándo estamos entendiendo y aprendiendo y cuándo no nos enteramos de nada.
Hola Francis! Es una buena pregunta, y como alumno universitario que soy sera un placer discutirla. La respuesta es efectivamente no. Pero mas que discutirla, contestare con otra pregunta parecida con un matiz: ¿Como puede saber el alumno que es lo mejor para su aprendizaje?
Es decir, como puede el alumno discernir si aquel que le esta enseñando lo esta haciendo de manera correcta, e incluso hasta que punto los contenidos son correctos. El alumno, no solo en la universidad, si no desde el colegio, o en otras epocas como las esculas griegas de filosofia o en cultos espirituales, como el aprendiz sabe si esta siendo enseñado por quien deberia? Una buena manera es examinar los resultados o metas que ha alcanzado su maestro. Por eso hecho de menos el antiguo estilo maestro-pupilo, en el que eras enseñado por alguien diestro en la materia a la que vas a dedicar tu vida.
Si el objetivo del alumno es la investigacion, lo tiene facil, si su maestro o profesor universitario, no importa el marco, han alcanzado resultados significativos en sus respectivos campos ya sabe que al menos los contenidos seran correctos, el problema radica en que para ser un buen maestro no basta con ser experto en la materia, se necesida sed y ganas de transmitir conocimientos, y eso en la universidad si no cuesta encontrarlo (al menos en mi experiencia), si cuesta discernirlos.
En mi anterior carrera encontre en incontables ocasiones profesores para los cuales la enseñanza era la ultima de sus preocupaciones, y se centraban totalmente en su investigacion. Ser profesor parecia que era el precio que tenian que pagar para poder seguir haciendo aquello que de verdad quieren.
En definitiva, que me desvio, un alumno actualmente no puede saber que es lo mejor para su aprendizaje, , y mi pregunta es como saberlo. Lo comentado arriba de esperar y ver en unos años como ha ido la cosa no me vale. El aprendizaje es tan importante que no puedo dejarselo al destino. Es hacer un acto de fe.
*No puedo poner acentos actualmente.
Desafortunado uso de la palabra cliente. Nada mas que decir.
Por desgracia nos están obligando a adaptar modelos muy anglosajones en los que lo que importa es tener certificaciones profesionales y masters, la mayoría de las veces privadas y que cuestan una pasta.
Y en la universidad veo un problema, la mayoría de los profesores no piensan que lo importante son los alumnos, piensan que lo importante es estar en su despacho y publicar, el alumno es una molestia.
En la facultad donde estudio algunos alumnos toman materias que consideran son inservibles para su desarrollo profesional (algunos actuarios toman clases básicas de geometría), sin embargo no consideran que es indispensable que desarrollen una forma de pensamiento científico (en este caso) y se dan cuenta de ello años después… Sí se debe tomar en cuenta su opinión pero no como alumnos, sino como profesionistas, cuando sean capaces de evaluar con más objetividad la importancia (o no) de las diferentes partes de su formación
Saludos.
Considero muy dificil que un alumno pueda evaluar por si mismo cómo y cuánto ha recorrido de un camino que no conoce.
Sin embargo, si creo que un profesional (O mejor, un equipo de profesionales multidisciplinar) si es perfectamente valido para fijar unos objetivos, evaluar el seguimiento y el grado de cumplimiento de los mismos.
Mi opinión pues es:
1.- No existe relacción cliente/proveedor entre alumno y profesor.
2.- La gestión y calidad puede y debe ser auditada (con resultados públicos) para profesores y alumnos.
3.- Esos resultados han de tener unas consecuencias. (Precios de mátricula, nivel salarial…)
4.- Contamos con excelentes profesionales para implementar el método idoneo en nuestra sociedad.
Y como este tema «permite la alusión»: No tengo ninguna esperanza de avance mientras los «políticos» no abandonen sus cuestiones ideológicas y dejen tan delicado asunto a los profesionales de la educación.
Buenas
Como ya se ha comentado anteriormente, es difícil ser juez y parte, y por tanto se tiende a «comprar votos». Lo que quiero decir con esto es que si está en juego el puesto de trabajo, y conocidas las reglas del juego lo más sencillo es ponerse de parte del que te va evaluar y darle lo que quiere a corto plazo, ¡APROBAR!, -excepto alguna minoría que lo que quiere es aprende-.
Una vez nos alejamos del corto plazo, y visto desde una perspectiva más lejana cuando ya han pasado los años, se valora más a aquel profesor que nos enseño a pensar a que nos lo puso un poco más difícil, pero con el que realmente aprendimos
Conozco universidades privadas en que se valora en gran medida la opinión de las encuestas para la continuidad de en el puesto de trabajo, lo que provoca que algunos docentes bajen el nivel de exigencias hasta cotas insospechadas.
Asignaturas con un gran nivel de complejidad, tanto por el aparato matemático requerido, como por el nivel de abstracción necesario para su entendimiento eran aprobadas por el 100% del alumnado a costa de obtener unas buenas encuestas.
Hago otra reflexión ¿se puede comparar una asignatura de historia del derecho con una de física cuántica? Pues aunque parezca absurdo, cunado se hace un estudio todas entran en el mismo saco, con las mismas preguntas y sin tener en cuenta el nivel de dificultad intrínseco a la materia. Aunque también parece difícil como medir este nivel de dificultad.
los alumnos deben ser tomados en cuenta y su opinión debería tener valor de 50% porque son los que van a formarse y el cliente tiene la razón, el gobierno 30% porque que proporcionan la logística para beneficio a la sociedad y los profesores 20% porque son los que realizan la adecuada pedagogía.