Se recurre a las mentirijillas, o mentiras para los niños, como recurso para la enseñanza de forma simplificada de temas técnicos o complejos. La intención no es engañar o mentir, sino facilitar la comprensión omitiendo ciertos detalles. Este recurso didáctico es muy usado en divulgación científica dirigida a un público lego. Los temas avanzados en cualquier rama de la ciencia son muy difíciles de entender sin el dominio de la jerga y de la metodología propia del área. Por ello se abusa de las metáforas, el eufemismo más común para reemplazar a mentiras intencionadas.
En rigor, el rigor exige no omitir ningún detalle. Para muchos expertos dichos detalles tienen una importancia capital. Pero en la comunicación científica se suelen olvidar sin rubor. Sobre todo porque incluir los detalles puede desviar la atención del receptor de la idea que se quiere transmitir. Como resultado mucha divulgación está plagada de mentirijillas. No nos ruboricemos. Mucha divulgación está plagada de grandes mentiras.
Muchos divulgadores ya han discutido esta cuestión. La metáfora como elemento esencial para la comprensión de la ciencia. Recomiendo leer a Philip Ball, «A metaphor too far,» News, Nature 23 Feb 2011, doi: 10.1038/news.2011.115.
Esta entrada tiene como objetivo colateral recomendarte oír el podcast del programa «El radioscopio» de Radio Andalucía de Información de la cadena Canal Sur Andalucía (programa del 04 Dic 2015, enlace directo al fichero MP3). El radioscopio viajó a la blogosfera. Susana Escudero y Emilio García nos entrevistaron a varios divulgadores. En mi caso, Susana (filóloga) me propuso como broma aparentar que no entendía lo que yo decía y que necesitaba que Emilio (astrofísico) se lo aclarara. Espero que lo disfrutes.
La verdad hecha de mentiras, la verdad ahistórica y la cita inventada son recursos muy habituales en la narración de ficción. La escritura testimonial de muchos novelistas nos hace verles como memorialistas de la Historia. Sin embargo, cuando leemos ficción histórica siempre tomamos una posición escéptica, sabemos que habrá mentirijillas (y mentiras) que forman parte del discurso narrativo. Nuestra posición escéptica nos llevará a acercarnos a los hechos recurriendo a textos historiográficos más rigurosos. En dichos textos sabemos que el sesgo del autor moldea la Historia y por ello recurriremos a varias fuentes antes de aceptar ninguna verdad como verdadera (hecho histórico).
En la cultura de las mal llamadas Letras y Humanidades todo el mundo es escéptico en este sentido. Sin embargo, muchos aficionados a la divulgación científica olvidamos las mentirijillas (y las mentiras) que forman parte del discurso. Acunados por el divulgador, creemos comprender conceptos muy complicados (que ningún científico experto en el área afirmaría que comprende). Un autoengaño próximo a la lírica, que está muy alejado del objetivo, latente, de muchos divulgadores, incitar el escepticismo en sus lectores. La ciencia no está hecha de verdades. La ciencia está hecha de metáforas consensuadas entre los expertos. Metáforas escritas en una jerga abstrusa que obligan al divulgador a inventar nuevas metáforas.
Muchas veces hemos oído que el mejor divulgador es el que inventa mejores metáforas para el público lego. El problema es que estas metáforas no han sido consensuadas por los científicos, quienes las critican en muchos casos. Por supuesto, hay grandes divulgadores que logran que sus metáforas trasciendan y sean incorporadas a las de la propia ciencia. Pero más allá del impacto de estas metáforas en el imaginario colectivo, lo que debería inculcar la divulgación es una actitud escéptica. Empezando por el discurso del propio divulgador y acabando en los resultados científicos.
Como nos recordaba Juan Ignacio Pérez (Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco), «La ciencia no busca la verdad», Next, Vozpópuli, 08 Jul 2014. «En ciencia no se debe considerar nada como probado, si no es con carácter provisional. Esa es la razón por la que en ciencia no existe la verdad, porque para que pudiera existir deberíamos ser capaces de probar con carácter absoluto y definitivo cada enunciado que se pretenda considerar verdadero; eso no es posible. [El] poder de la ciencia radica en su capacidad para disponer de mejores explicaciones cada vez, de modelos que explican ámbitos de la realidad cada vez más amplios.» Te recomiendo su lectura.
Y como no te quiero aburrir más con estas cuestiones, solo quiero que pienses un poco sobre ellas, me permito recomendarte una última lectura (en inglés). Las mentirijillas plagan la divulgación en los campos científicos que están en la frontera, como la gravedad cuántica. ¿Son inevitables? Me temo que sí. Cuando los expertos no se ponen de acuerdo sobre cuáles son las mejores metáforas de consenso, los divulgadores (y los expertos que tratan de divulgar) acaban cayendo en grandes mentiras para niños.
Te recomiendo leer a Matthew von Hippel, aka @4gravitons, «The “Lies to Children” Model of Science Communication, and The “Amplitudes Are Weird” Model of Amplitudes,» 4 gravitons, 04 Dec 2015. El debate lo generó una entrevista al famoso amplitudólogo Lance Dixon («Q&A: SLAC Theorist Lance Dixon Explains Quantum Gravity,» SLAC 18 Nov 2015). Entraron al trapo, como no, Peter Woit («This Week’s Non-Hype,» Not Even Wrong, 23 Nov 2015) y Lubos Motl («Point-like QFTs in the bulk can’t be a consistent theory of QG,» The Reference 24 Nov 2015). Como amigo y colega de Dixon, von Hippel salió en su defensa (y en defensa de su propio trabajo).
No quiero quitarte el placer de leer estos artículos en inglés. Pero si estás entre quienes consideran extenuante la divulgación de la gravedad cuántica quizás prefieras un breve resumen. El objetivo del trabajo de Dixon, von Hippel y sus colegas se concentra en teorías físicas triviales (como las teorías de super Yang-Mills N=4, consideradas las teorías cuánticas de campos más sencillas entre todas las posibles). La realidad no está descrita por estas teorías. No es necesario ningún experimento o ninguna observación para saber que las predicciones de estas teorías no corresponden con la Naturaleza que nos rodea. Pero entender estas teorías (cuya simplicidad permite abordar cálculos imposibles en las teorías más próximas a la realidad) permitirá desarrollar nuevas herramientas (matemáticas) que podrían ser muy útiles (o caer en un cajón de sastre). El trabajo en amplitudología (tanto en SYM N=4 como en SUGRA N=8) busca algo más, descubrir nuevos principios físicos, nuevas leyes de la Naturaleza, cuya expresión matemática sea asequible en estas teorías de juguete (toy models). Un nuevo prisma (matemático) para desarrollar nuevas metáforas sobre la gravedad cuántica. Nuevas metáforas de consenso.
“La ciencia no busca la verdad” Una forma muy buena de entender esto es como lo describiría el gran Stephen Jay Gould, cuando dijo que la evolución es un hecho, no por que se tenga una certeza al 100%, si no porque se tiene tantas evidencias que sería perverso negarla.
Muy bueno lo de que el mejor divulgador es el que consigue las mejores metáforas; genial.
¿Existe página de la Wikipedia (¡en español!) sobre «mentira para los niños»? ¡Gracias por el descubrimiento!
Yo siempre lo había traducido por «mentir-a-niños», me suena más parecido al original.
Vamos a escuchar el programa de radio.
No es solo en la divulgación: las «mentirillas» también se usan en la educación, incluso a nivel universitario, lo cual es ya más complicado. Hace unos años cuando yo trabajaba aún en cierta universidad un docente colega mío (dábamos el mismo curso en horarios distintos) me dijo que prefería «ser didáctico a ser preciso» (sic). Le pregunté entonces de qué servía eso de ser didáctico si los «conocimientos» que impartía no eran completamente correctos y los estudiantes luego en sus carreras tendrían que «desaprender» lo que con él aprendieron para poder manejar la idea correcta. En fin, que todavía estoy tratando de comprender su respuesta: no fue ni didáctico ni preciso al darla…
Saludos,
Ricardo
El equilibrio entre lo didáctico y lo preciso es complejo. Los libros de Matemáticas de instituto de hace unas décadas eran absolutamente precisos y absolutamente nada didácticos, lo que hacía que solo una minoría entendiera el asunto. Los libros actuales son absolutamente «didácticos» y poco precisos lo que hace que todo el mundo adquiera una idea poco precisa del asunto , pero le niega a una minoría adquirir los conceptos de manera precisa.
Estoy pensando por ejemplo en la definición de límite «epsilón-delta» hoy en día proscrita en los libros de texto.
La receta clásica que yo veo en casi todos los manuales y libros de texto de calidad es introducir los temas primando la didáctica y desatendiendo un poco la precisión y terminándolos primando la precisión y desatendiendo un poco la didáctica .
Una vez tuve una conversación con un maestro de la sabiduría oriental. Muy humilde el viejito.
Hice la gran Poncio Pilatos y le pregunte:
-Maestro, ¿Que es la verdad? (acá dije para mi, -Te soné, viejo)
Y el maestro, mirándome con con una sonrisita en los labios, me contesto:
-«Gastón, la verdad es la mentira cuando se queda sin palabras».
Un capo el viejo…
Con su permiso, Francisco, querría hacer una observación a propósito del primer párrafo: no creo que sea correcto hablar de «mentiras intencionadas» (de hecho, es posible que sea demasiado correcto puesto que toda toda mentira es intencionada). ¿No sería mejor hablar de «mentiras acordadas» o «mentiras pactadas»? Creo que en la divulgación científica hay un pacto implícito entre el autor y el lector. Es como si el autor nos dijera: «voy a desvirtuar las cosas al simplificarlas y por lo tanto a mentir, tú podrás hacerte una idea general pero no debes olvidar que hay trampa y es recomendable que amplíes la información por otras vías». El problema es que muchos lectores olvidan que existe ese pacto, o no comprenden que existe. En este último caso, es como ir al cine y pensar que en los tiroteos los actores mueren de verdad.
Como habrá notado, esto que acabo de escribir para ilustrar mi crítica viene a ser una de las ideas que hay en su texto. Por eso me extraña su elección del término «intencionada».
Estoy de acuerdo con la idea expresada en el foro de que lo que se aplica a la divulgación puede aplicarse a la enseñanza. Probablemente, el término medio entre «didáctico» y «preciso» sea lo mejor. El profesor debe asegurarse de que los alumnos entienden qué partes de su discurso son información rigurosa y qué partes son metáforas y aproximaciones. Es decir, debe recordar a sus alumnos en qué momentos rige el «pacto de la divulgación».
Por otro lado, me sorprende mucho lo que explica al final. Soy lego en la materia y no imaginaba que los científicos usaran esas «teorías de juguete» para pensar con mayor claridad. Hubiera dicho que siempre tratarían de investigar a partir de las teorías consideradas más cercanas a la realidad, a fin de evitar los callejones sin salida. Pero lo entiendo: sin una intuición aproximada, sin un «marco general» más o menos comprensible desde el que pensar, la creatividad ha de ser imposible.
Descubrí su blog hace poco tiempo y me parece excelente (aunque no siempre puedo seguir su explicaciones debido a mi falta de preparación). Enhorabuena, es un gran trabajo.
Gracias, Leonard, por tu comentario.
Estimado Francis:
me parecen tremendos tus artículos. Me quito el sombrero y hasta extiendo la alfombra del color que prefieras por la capacidad de trabajo que implica leer los artículos, sacarles el zumo, presentarlos y además vivir fuera del ciberespacio. Como lo consigues no lo sé pero que me quito el sombrero es un hecho.
Me gustaría pedirte que pusieras un recorrido bibliográfico para poder entender bien y lo de bien con sus restricciones propias, de libros habría que trabajar para acercarte mejor a la Relatividad y la Cuántica desde casi cero.
Mucho ánimo por esta gran y magnífica tarea de explicar temas muy agrios pero no imposibles.
Un Abrazo muy cordial.
José Antonio, ¿acercarse a la relatividad y la cuántica desde qué punto de partida (Educación Básica, ESO, Bachillerato, …)?
Curioso.
Estaba leyendo un articulito sobre la renormalización https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Renormalizaci%C3%B3n&redirect=no (que me entero de la mitad de la mitad!!!), y eso mismo estaba pensando de vosotros los físicos: os hacéis trampas en el solitario…
…empezando por los diagramas de feynman.
Es como si dijéramos que Google Maps nos miente con sus indicaciones; Google lo cuenta con toooooda claridad, y cuando yo me meto en el coche, me encuentro con cientos de obstáculos que se empeñan en complicarme la ruta.
😉
Abuela, el artículo sobre renormalización de la wikipedia en español es bastante malo. La renormalización es una técnica de finales del siglo XIX que consiste en que los parámetros de un sistema físico deben depender de la escala de energía (inverso de las escalas de distancia y tiempo) a la que se evalúan. Se usa en mecánica clásica, mecánica cuántica no relativista y en teoría cuántica de campos. Se asume que la solución de un problema se puede construir en forma de serie, aunque la solución no tenga un desarrollo en serie convergente; se habla de serie asintótica, series divergentes pero cuyos «primeros» términos (a veces cientos de ellos) son convergentes (en apariencia). Cuando la solución se aproxima por una serie asintótica siempre hay que considerar que los parámetros (constantes) del problema no son constantes en sentido estricto, sino que varían (con la escala de energía) y calcular dicha variación es lo que se llama renormalización (o regularización).
En los problemas lineales suelen existir series convergentes que aproximan bien la solución, pero en los problemas no lineales esto es algo muy excepcional; lo habitual es que las series que aproximan la solución sean divergentes. Ya Poincaré a finales del siglo XIX se dio cuenta de que muchas de estas series se podían tratar como series asintóticas y que una técnica de regularización permitía obtener resultados útiles. En el artículo de la wikipedia se usa el término «autointeracción de un campo consigo mismo» para referirse al concepto de no linealidad.
No te aburro más. Si te interesa el tema, hay muchos libros sobre métodos asintóticos que te cuentan de qué va la renormalización con problemas muy sencillos y fáciles de entender (como un péndulo doble o un péndulo forzado). Una vez los entiendas puedes tratar de entender el método aplicado a problemas más complicados (una teoría cuántica de campos es algo mucho más complicada de entender que un péndulo forzado). Conceptualmente es lo mismo, pero la escritura matemática es mucho más engorrosa.
Saludos
Francis
Hola. Pues si bien es cierto la mayoría de lo que se dice en el post, no es menos cierto que no todo es color de rosa en esto de las metáforas en divulgación.
Hay muchos casos en los que se nota que la metáfora o el ejemplo o el uso de un recurso para transmitir una idea o un concepto no son adecuados. Y eso sucede cuando el científico divulgador no domina la materia sobre la que divulga , cosa que es fácil cuando sale de su campo de formación, trabajo o experiencia. Y de igual forma pasa con algunos periodistas divulgadores, que pretenden poner ese tipo de metáforas o usar palabras para «allanar la comprensión» sin que ellos hayan comprendido bien el mensaje científico que pretenden divulgar.
También está la blogosfera, los periódicos y programas de radio y tv llenos de estos ejemplos. Y ahí sí que hay que aplicar el rigor. Pues se transmite, y lo peor es que se fijan, conceptos muy erróneos sobre los temas que correspondan.
La divulgación científica hace mucho bien, pero también puede perpetuar errores … que quiero pensar que de forma involuntaria se transmiten. Finalmente, quizás un poco de autocrítica en el mundo de la divulgación podría ayudar a no intentar abarcar más de lo que se puede en determinados campos. Incluso más difícil, intentar eliminar la idea que finalmente se genera (porque el pensamiento humano es así) de que si un divulgador es bueno en un tema…. lo tiene que ser en todos. Damos ese «por supuesto» ese «principio de autoridad» por defecto. Y para ilustrar esta última idea está uno de esos ratos de Faemino y Cansado en el que cuentan aquello de …
– «dice el doctor que deje de fumar. ¡Pues déjalo tú, pesao!. ¡Mira como fumo!!. Que me lo diga Sanchez-Ocaña que sabe más de medicina porque ha hecho más de 100 programas ya!.
Pues eso mismo… hay algunos que han escrito más de 100 artículos ya…. y no por eso deben permitirse determinadas licencias.
Salud y ánimo.
Pues con este post me deja usted sorprendido: había tomado nota del libro de su amigo Enrique F. Borja, que recomienda con entusiasmo, esperanzado en comprender algo como lego en la materia.
Imagino que no nos recordó en el post las aquí descritas limitaciones de la divulgación porque puede resultar cansino a los lectores que se lo repitan constantemente.
Hace tiempo que dejé de leer divulgación sobre física «avanzada» al haberme enterado de la futilidad de ese tipo de lecturas para aprender algo en ese tema. De la misma manera, he dejado de ver películas «basadas en hechos reales» al enterarme de la vergonzosa manipulación de los hechos por parte de Hollywood. Yo leía y veía con esperanza de aprender algo real. Si con ellos lo único que leo y veo es «arte», metáforas, etc. , francamente, prefiero leer poesía y ver los «X Men»….
Estoy confuso.
Un notorio ejemplo particularmente irritante de este tipo de simplificaciones se da en las representaciones del denominado «Big Bang». La explosión y subsecuente expansión del espacio-tiempo se las pinta teniendo lugar en medio de un espacio nebuloso que las rodea y en el seno del cual se producen (V.gr. la ilustración que encabeza https://francis.naukas.com/2014/05/24/vacuogenesis-durante-la-inflacion-cosmica/). Por otro lado la imagen del globo que se infla para explicar la expansión del universo es discutible, puesto que si uno situase un telescopio en cualquier punto de la superficie de globo, no importa cuán lejos observara, vería siempre lo mismo, no una imagen del pasado como de hecho captan los telescopios reales.
Por otro lado las ficciones de la divulgación, creo, no son más que amplificaciones de las mentirijillas que utilizan los propios científicos cuando hacen sus cálculos, pues, si nos ponemos a pensar en la simple expresión v=e/t, ¿Qué diablos significan e y t? ¿Debemos llegar a la extraña conclusión de que no lo saben, pero que eso no importa mientras el cálculo funcione?
«La propia teoría cuántica, y en particular el concepto de entrelazamiento, es muy difícil de
comprender, incluso para físicos o matemáticos experimentados», advierte Amir D. Aczel a lector de su libro ENTRELAZAMIENTO. EL MAYOR MISTERIO DE LA FÍSICA. «Algunos de los científicos actuales más brillantes -prosigue el matemático- han trabajado sobre el entrelazamiento durante toda su vida; la verdad es que, incluso tras décadas de investigación, resulta difícil encontrar a alguien que admita entender perfectamente la mecánica cuántica. Esos físicos saben cómo aplicar la mecánica cuántica en una diversidad de situaciones. Pueden realizar cálculos y hacer predicciones con un alto grado de precisión, lo que es raro en otras áreas. Pero con frecuencia esos brillantes científicos confesarán que no entienden verdaderamente lo que acontece en el mundo cuántico.»
Por supuesto no se puede enseñar a nadie aquello para lo que no está preparado. Ocurre en ciencia y en cualquier ámbito del conocimiento. Aquí el problema de fondo es que resulta imposible divulgar lo que no se sabe explicar y los científicos aún tienen que demostrar que, más allá de conocer y saber manejar un MODELO matemático, entienden la REALIDAD física que ese modelo, supuestamente, describe.
Y de todas formas, aunque si que parece lícito y útil el uso de esas «mentirijillas»… no deja de tener cierto parecido toda esta historia de la divulgación en algunos ámbitos con el inicio de las religiones… donde se utilizaban metáforas por parte de «los iniciados que conocían el designio…» para que todos entendieran y disfrutaran de las verdades.
Luego, muchos de los iniciados tomaron la actitud de irrevocables e infalibles, por lo que se fue perpetuando una transmisión de ideas y de metáforas que no se correspondían ni con designios de uno ni otro dios. … Pero esos iniciados ya tenían la categoría superior autoasignada y al mismo tiempo asumida por los seguidores de infalibles y superiores, que en ningún caso osaban discutir ni preguntar más allá de lo que se contaba.
La divulgación científica en ciertos ámbitos y sectores sufre un proceso similar. Esos que han adquirido la sabiduría en todos los campos, que además tiene don de palabra y usan las mentirijillas para contar lo que saben y lo que no. … pero esas mentirijillas quedan en la mente de los seguidores como verdades absolutas. Nadie o pocos entran en la crítica razonada de nada, porque la excusa siempre es… ya lo sé, pero hablo para no iniciados y me permito licencias que solo yo tengo…. y solo justifico a mis iguales. El conocimiento es de unos pocos. jijijiji.
Sinceramente, yo pienso que hay que tener mucho cuidado con la divulgación científica. No todo vale, y no todos entienden de todo como para hacerla e incluso salir de su campo y ser expertos en todo, y no todos (ni siquiera los autoasignados o los que pertenecen a castas de divulgadores) tienen capacidad para hacerlo bien.
Pero falta la autocrítica y aceptación de la crítica externa… como en aquellos iniciados que entendían los designios y empezaron a contarlo a un pueblo elegido…
Crítica y autocrítica saludables.
Es una ilusión (lícita) pensar en el lenguaje científico como estricto y riguroso, cuando no es más que una representación de lo que trata de explicar (incluso a veces entender) y por lo tanto una metáfora de «la realidad». Porque la ciencia, en tanto construccion del ser humano, es inevitablemente metafórica en esencia.
No hay nada equivocado en el uso de metáforas para transmitir el conocimiento a los ajenos al campo (eso es la divulgación) estableciendo siempre las limitaciones de la metáfora. En muchos casos la alternativa «estricta y rigurosa» fallará en el objetivo de la divulgación: hacer entender a los no iniciados las observaciones, modelos y teorías científicas.
Saludos