Ciencia para todos T07E14: Cultura fenicio-púnica en la costa malagueña

Por Francisco R. Villatoro, el 18 junio, 2025. Categoría(s): Ciencia • Historia • Nature • Noticias • Podcast Ciencia para Todos (SER) • Recomendación • Science ✎ 1

Te recomiendo escuchar el episodio T07E14, «Fenicios», 13 may 2025 [a partir de min. 01:19:00], del programa de radio “Ciencia para Todos”, en el que participo junto a Enrique Viguera (Universidad de Málaga), coordinador de Encuentros con la Ciencia. Esta sección semanal del programa “Hoy por Hoy Málaga”, que presenta Esther Luque Doblas (y a veces Isabel Ladrón de Guevara), se emite todos los martes en la Cadena SER Málaga (102.4 FM) sobre las 13:45 horas.

Entrevistamos a Sonia López Chamizo, del Departamento de Ciencias Históricas, que ha participado en un estudio publicado en Nature José Suárez y Enrique Viguera, habiendo realizado su tesis doctoral sobre este tema. El artículo es Harald Ringbauer, …, Enrique Viguera, …, Sonia López Chamizo, …, Carles Lalueza-Fox, …, David Reich, «Punic people were genetically diverse with almost no Levantine ancestors,» Nature (23 Apr 2025), doi: https://doi.org/10.1038/s41586-025-08913-3. Más información divulgativa en «Un estudio pionero revela la diversidad genética de las comunidades fenicio-púnicas del Mediterráneo occidental», Fundación Desqbre, 24 abr 2025.

Puedes escuchar el episodio en Play SER, «Fenicios», 13 may 2025 [a partir de min. 01:19:00].

Esther: «Hoy queremos tratar un tema ligado directamente con los orígenes de la ciudad de Málaga, concretamente de Malaka, el nombre que dieron los fenicios a nuestra ciudad alrededor del siglo VIII a.e.c. Se publicaba recientemente en la revista Nature el origen genético de los fenicios. Enrique, tú además has estado implicado en esta publicación. Cuéntanos».

Enrique: «Así es, Esther, hasta ahora teníamos muchos datos arqueológicos que nos mostraban el tipo de cultura de estas poblaciones, pero no teníamos datos genéticos de los individuos que las componían de forma que pudiéramos estudiar la relación genética entre ellos, por ejemplo, si estaban emparentados con otras poblaciones fenicias del Mediterráneo. Así que se trata del mayor estudio realizado hasta la fecha en el que se analizan los datos genómicos de 210 individuos procedentes de 14 yacimientos feniciopúnicos del Levante, norte de África, Sicilia, Cerdeña, Ibiza y la Península ibérica, incluyendo, por primera vez, el análisis de muestras procedentes de Málaga».

«Se trata de un estudio con 5 años de trabajo dirigido desde el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, la Universidad de Harvard y la Universidad Reichman, de Israel, con la participación de más de 30 investigadores vinculados a diversas instituciones europeas y mediterráneas, entre ellos tres científicos de la Universidad de Málaga, José Suárez, Sonia López y yo».

Francis: «Los oyentes ya sabrán que Malaka (con K) fue un importante puerto de intercambio de productos locales como metales, cerámica o salazón a cambio de productos de lujo como vidrio, telas y perfumes. La Bahía de Málaga es uno de los dos asentamientos más antiguos del occidente mediterráneo en el que allá por el siglo IX a.e.c. se asentaron un grupo de personas procedentes del actual Líbano».

«A finales del siglo VII a.e.c. se funda Malaka en la ladera del monte Gibralfaro, extendiéndose hacia el mar. Se han descubierto restos de murallas defensivas bajo el actual Museo Picasso y el antiguo edificio de Correos, así como un santuario en la calle Císter. La ciudad se extendía desde la ladera de Gibralfaro hasta el mar, que en aquella época llegaba hasta el actual edificio del Rectorado de la Universidad y la zona de la catedral».

«También tenemos el Yacimiento del Cerro del Villar en la desembocadura del Guadalhorce, uno de los asentamientos fenicios mejor conservados de la Península Ibérica o la Necrópolis fenicia de Trayamar, en Vélez-Málaga, o el Morro de Mezquitilla y Chorreras (Algarrobo) que son asentamientos costeros. En el Museo de Málaga se conservan numerosos objetos fenicios como cerámica, joyas, estelas funerarias, objetos de metal y vidrio. Recomiendo a todos los oyentes visitarlo para disfrutar de ellos».

Esther: «Hoy tenemos al habla a la investigadora Sonia López Chamizo, del Departamento de Ciencias Históricas, que ha participado en este estudio junto con José Suárez y con Enrique, habiendo realizado su tesis doctoral sobre este tema. [Saludos] ¿Qué papel ha tenido Málaga en este estudio internacional sobre genética antigua y cultura fenicio-púnica?»

Sonia: «Málaga es una de las 14 localizaciones arqueológicas incluidas en el estudio, y su incorporación supone un hito, ya que por primera vez se analizan genéticamente individuos procedentes de sus necrópolis fenicio-púnicas. Aportamos ocho genomas antiguos que permiten situar a la bahía de Málaga dentro de las dinámicas poblacionales del Mediterráneo occidental, ofreciendo una nueva perspectiva sobre su integración en redes de movilidad y contacto de largo recorrido. Esta inclusión ha sido posible gracias al trabajo interdisciplinar desarrollado en el marco del PGI «Cerro del Villar» con José Suárez y de mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga que será próximamente defendida».

Francis: «Sonia, ¿qué revelan los análisis genéticos sobre los orígenes y composición de las poblaciones púnicas de la bahía de Málaga?»

Sonia: «Los resultados muestran una composición genética muy diversa, con influencias predominantes del Mediterráneo central y del área del Egeo, especialmente de Sicilia y del entorno micénico del bronce final. En cambio, la ascendencia directa procedente del Levante —de donde se originó la cultura fenicia— es prácticamente inexistente. Esto confirma que, al menos en Málaga, la expansión fenicia no implicó un gran desplazamiento de personas desde Oriente, sino que se basó en procesos de transmisión cultural e integración con poblaciones locales o regionales».

Esther: «¿Qué tipo de relaciones genéticas se han identificado entre los individuos enterrados en las necrópolis malagueñas? Porque, ¿cuántas necrópolis habéis analizado?»

Sonia: «Hemos podido analizar restos de dos necrópolis, de la necrópolis occidental y de la necrópolis oriental. Esto implica que son enterramientos comunes, donde varios grupos de personas se enterraban juntos en un contexto cronológico determinado de un par de siglos. A priori, podríamos pensar que estas personas tendrían que tener algunos lazos de parentesco entre sí, bien sean clientelares, bien sean por matrimonio, bien sean por familia directa, que hace que se quieran enterrar juntos en el mismo espacio».

«Precisamente, eso es lo que hemos podido documentar, que existen unas relaciones de parentesco entre individuos, incluso también entre distintos hipogeos, tanto por vía materna como paterna. Esto sugiere la existencia de linajes familiares extendidos que perduraron a lo largo de varias generaciones. Esta información nos ayuda a pensar en las estructuras familiares y en la forma en que se organizaban las comunidades funerarias».

Esther: «Para que los oyentes lo puedan entender mejor, lo que habéis querido demostrar es que el origen fenicio de Málaga no es tanto genético como cultural, ¿no?»

Sonia: «Sí, el estudio incide en esa línea, un nuevo paradigma. Siempre se había planteado que podría haber habido varias oleadas de colonización, que distintos grupos de la zona del actual Líbano se iban trasladando hacia occidente. Lo que este estudio nos pone de manifiesto es que, al menos para el siglo VI y II a.e.c., estas afluencias eran bastante escasas. Y, más bien, casi residuales».

Esther: «¿Podríamos tener más relación genética con los árabes, por ejemplo?»

Sonia: «Para eso tendríamos que hacer un análisis y muestreo más moderno de los que nosotros ahora mismo hemos hecho».

Esther: «¿Y no se han hecho todavía esos estudios?»

Sonia: «No, son estudios incipientes que están en fase de trabajo. De hecho, los grupos árabes de la zona de Arabia nos pillan geográficamente bastante alejados. Habría que pensar en como nos relacionaríamos con nuestro sur geográfico más directo, como las poblaciones del norte de África, el Sáhara, desde el Sáhara hacia arriba, quizás un poco más hacia el Atlántico, esa zona sería la más interesante para estudiar. Pero ya estaríamos hablando de casi la Edad Media, de la época tardorromana o la Edad Media. Sí parece que hay contactos intensos con el norte de África. Sí parece que el Mediterráneo, tanto el Estrecho como la zona directa entre Málaga y Melilla, por ejemplo, sí tendría que ser un espacio de comunicación bastante fluido».

Enrique: «Añado lo que comentas que se hizo un estudio previo de las poblaciones ibéricas en los últimos ocho mil años, un estudio paleogenético, y se concluyó que la influencia del norte de África fue mucho menor de lo esperado. Hay contactos, pero mucho menor de lo esperado. Genéticamente no hubo tanta información (transferida). Entonces, un poco resumiendo lo que viene a contar este estudio, es que los fenicios, o la cultura fenicia, no eran propiamente genéticamente fenicios, sino locales que habían adoptado esa cultura».

«Sonia, ¿cómo se integran estos resultados en el marco arqueológico e histórico de la ciudad de Málaga en época fenicio-púnica?»

Sonia: «Los datos genéticos refuerzan las interpretaciones arqueológicas que ven a Málaga como un asentamiento oriental. Recordemos que es uno de los dos asentamientos más antiguos en Occidente desde el siglo IX a.e.c., un enclave plenamente insertado en las dinámicas propias del Mediterráneo occidental. Su población muestra conexiones con otros territorios púnicos como Sicilia o Villaricos (Almería), lo que apunta a una continuidad de vínculos y una circulación de personas y linajes. Este enfoque aporta una nueva dimensión a las investigaciones que veníamos desarrollando desde la arqueología clásica y funeraria».

Esther: «¿Qué implicaciones tiene este estudio para repensar la expansión fenicia en Occidente? O sea, la cultura fenicia no se extendió a través de migraciones masivas, sino a través de un proceso cultural, de asimilación cultural. ¿No es así?»

Sonia: «Efectivamente, la investigación aporta evidencia sólida para plantear que la expansión fenicia fue más un proceso cultural que demográfico. Las poblaciones púnicas compartían lengua, religión y símbolos, pero no una ascendencia genética común procedente del Levante. Esto indica que la cultura fenicia se transmitió mediante mecanismos como el comercio, los matrimonios mixtos, la movilidad y la integración en sociedades locales. Esta perspectiva transforma el modo en que interpretamos la diáspora fenicia: no como un movimiento uniforme de colonización, sino como una red flexible, dinámica y profundamente cosmopolita».

Esther: «Como ahora asimilamos otras culturas también, en la nuestra propia, por hacer un símil…»

Enrique: «Eso te iba a decir, nosotros celebramos Halloween, comemos en McDonald y bebemos Coca-Cola. Cuando llegaron los fenicios, también asimilamos sus tradiciones y su cultura. Nuestro trabajo es uno de los primeros que observa esa globalización, se transmite y acepta la cultura, pero pero genéticamente se sigue siendo locales».

Esther: «No hay tanta transmisión genética, claro. ¿Cómo ha sido para vosotros, Enrique, Sonia, participar en una publicación tan prestigiosa como Nature? ¿Y qué supone todo esto para la investigación arqueológica malagueña?»

Enrique: «Se inició el estudio gracias a Carles Lalueza-Fox, de Barcelona, que ahora es el director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona. Contactó conmigo y me dijo que estaban trabajando en este estudio y que si quería participar, porque Málaga tiene un buen recorrido fenicio y las muestras malagueñas seguro que serían muy interesantes. Yo entré en contacto con José Suárez y con Sonia, fue una maravilla descubrirles».

«Durante mucho tiempo el estudio requirió identificar los restos en busca de muestras dentales, que son las que se analizan. Se toma una muestra dental que no tenga ninguna fisura, lo que permite conservar ADN en buena calidad. O restos de hueso temporal, muestras que se analizaban en la Universidad de Harvard, que tienen mucho dinero, pero no tienen muestras, por lo están interesados en este tipo de colaboraciones».

Sonia: «Ha sido una experiencia muy enriquecedora y al mismo tiempo muy exigente. Formar parte de un equipo internacional de esta magnitud y contribuir con datos procedentes de Málaga supone también una gran responsabilidad. Una oportunidad extraordinaria para visibilizar el potencial de los yacimientos malagueños en investigaciones punteras. Creo que este trabajo abre nuevas líneas de colaboración entre arqueología y genética, y demuestra que desde contextos locales podemos participar en debates globales sobre la historia del Mediterráneo antiguo».

Francis: «Me gustaría destacar que todos los profesores de la Universidad de Málaga estamos súper orgullosos de que nuestros colegas estén publicando en Nature».

Esther: «Nada más y nada menos. El origen fenicio de Málaga es más cultural que genético». [Despedida y cierre].



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