El pasado invisible (o las publicaciones que ya no son citadas)

Por Francisco R. Villatoro, el 18 julio, 2008. Categoría(s): Bibliometría • Ciencia • Noticias

La internet ha cambiado el modo en el que se publica, lee, busca y cita a las publicaciones científicas. Un estudio de Evans, publicado hoy en Science, concluye que los investigadores citan a otros autores «mejor» que en el pasado: los artículos citados tienden a ser más recientes, se citan menos artículos, y la mayoría de estas citas son a un conjunto más reducido de revistas y artículos. ¿Por qué? Quizás como no disponían de buscadores automáticos y documentos repletos de hiperenlaces, las búsquedas individuales en la literatura impresa exponían a los investigadores a un conjunto de referencias mucho más amplio, por lo que las citas eran más dispersas, aunque con la ventaja de que también les exponía a un conjunto más amplio de ideas. Según el autor, la educación superior moderna sigue la línea marcada por el «publish or perish». Cada vez dura menos años, es más especializada y culmina menos frecuentemente en una tesis doctoral de «verdad» en lugar de un mero álbum expositor de artículos.

El estudio de James A. Evans, «Electronic Publication and the Narrowing of Science and Scholarship,» Science, Vol. 321. no. 5887, pp. 395-399, 18 July 2008 , ha utilizado una base de datos con 34 millones de artículos de múltiples revistas disponibles online entre 1998 y 2005, que citan a artículos de 1945 a 2005. Se ha analizado el número de artículos (de una revista concreta) citadas por otros artículos en una año dado. Los resultados son consistentes en el tiempo, no dependen del año, e independientes del campo de conocimiento, es decir, independientes de la revista elegida.

Figura 1. Número de artículos citados en función del número de años que lleva la revista disponible online en Internet.

La mayoría de los estudios sobre cómo los investigadores realizan búsquedas bibliográficas demuestran que el uso de fuentes impresas está en declive respecto al uso de medios electrónicos ya que la mayoría prefiere éstos últimos a los primeros porque facilitan el proceso de búsqueda de información más focalizada [yo mismo era un ratón de hemeroteca hace 10 años y ahora soy un fisgón de internet]. Desafortunadamente esto también sus problemas. Por un lado, la mayoría de los investigadores se limita a búsqueda en un núcleo muy reducido en número de revistas en las que suponen que se publican los artículos más relevantes para su área de conocimiento. Por otro lado, la mayoría de los investigadores hace búsquedas bibliográficas basadas en un tópico o concepto concreto, con lo que el porcentaje de artículos leídos ha decrecido significativamente apareciendo muchas citas a artículos sólo por su título o por su resumen (abstract) sin conocimiento detallado de su contenido.

Figura 2. Número de artículos citados en función del número de años que lleva la revista disponible online.

Sin entrar en los detalles del estudio del que hemos ilustrado dos Figuras representativas, los resultados ilustran un cambio en la manera en la que se cita artículos desde la introducción de los servidores electrónicos de revistas. Incluso teniendo en cuenta que cada día son más los artículos del pasado que pasan a formato online, los artículos recientes citan con preferencia a artículos recientes. Más aún, las revistas electrónicas están provocando que las ideas que no alcanzan cierto consenso científico rápidamente, reflejando las opiniones más citadas o preferidas por la mayoría, son rápidamente olvidadas ante la borágine de las ideas que sí lo alcanzan.

Irónicamente, uno de los grandes valores de la literatura impresa respecto a la electrónica es que está mal indexada, lo que obliga a los investigadores a ojear artículos aparentemente no relacionados, a rebuscar más en el pasado y a comparar ideas más diversas.



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