La cerveza hay que servirla con «cabeza» (como se dice en inglés: «head»), es decir, con más de un dedo de alto de espuma. Más aún, no hay que «forzar» la cosa. La evolución de la espuma tiene su tiempo y el bebedor debe saber esperar a que la espuma suba «a su ritmo». Una caña bien tirada requiere un cierto tiempo de espera, por eso se recomienda que el primer sorbo sea profundo, largo, con «ganas». En España, no sé el porqué, mucha gente sirve la cerveza prácticamente sin espuma pretendiendo que un cambio de recipiente es suficiente. Obvian el arte de tirar la cerveza. No tienen paciencia o no quieren tenerla: ¡cuánto hay que esperar! ¡Uhm! ¿Cuánto hay que esperar? ¿Cómo evoluciona la espuma de una cerveza?
La evolución sigue una curva exponencial, como es fácil comprobar con un experimento sencillo (Nick Fisher, «The physics of your pint: head of beer exhibits exponential decay,» Phys. Educ. 39: 34-35, 2004) Lo puedes hacer en casa o en clase con tus alumnos, pero el lugar ideal es un bar (solo o con tus alumnos), qué mejor lugar para hablar sobre física.
La espuma de la cerveza está formada por un gran número de burbujas de gas que explotan a un ritmo exponencial, ya que, como un material radiactivo, la tasa de explosión es proporcional al número de burbujas presentes (dB/dt ∝ -B, donde B es el número de burbujas).
¿Cuál es la cerveza ideal para el experimento? Yo recomendaría la Alhambra Reserva 1925, una extra lager de baja fermentación de sabor exquisito (aunque fuerte de graduación 6,4% vol.). Por supuesto, cualquier otra cerveza también sirve (no quiero que parezca que hago publicidad). Otra posibilidad es una cerveza con espuma cremosa gracias al nitrógeno como la Guinness o una cerveza de trigo, yo prefiero las turbias, como la Weihenstephaneres.
Si no quieres realizar el experimento o no te gusta lo suficiente la cerveza quizás prefieras una tabla con los valores experimentales. En el artículo de A. Leike, «Demonstration of the exponential decay law using beer froth,» Eur. J. Phys. 23: 21-26, 2002 (versión gratis en la página web del autor), que compara el resultado de 7 experimentos con Erdinger Weissbier, 4 con Augustinerbräu München y 4 con Budweiser Budvar, incluye detalles sobre el análisis estadítico de los resultados.
¡Ah! Por cierto, ¡cuidado con dónde os tomáis la cerveza! En la Fiesta de la Cerveza de Munich (Octoberfest), hace ya unos años, alguien se la tomó en un condón con graves consecuencias para su intestino: Stephan J. Ott, Thomas Helmberger, and Ulrich Beuers, «Intestinal obstruction after ingestion of a beer-filled condom at the Munich Octoberfest,» The American Journal of Gastroenterology 98: 512-513, 2004 .