«Un médico coge un bolígrafo y te prescribe un tratamiento. El último paso de un proceso que lleva [detrás] miles de años de historia de la Medicina. [De] la Grecia clásica [a lo último] en microbiología o genética». Nos lo cuenta en su libro «Medicina sin engaños. Todo lo que necesitas saber sobre los peligros de la medicina alternativa«, Destino, Planeta, Abr 2015, mi amigo y gran divulgador José Miguel Mulet Salort (Universidad Politécnica de Valencia, España), aka @JMMulet. Seguro que ya conoces su blog en la red de Naukas, Tomates con genes.
Un libro muy necesario. «La pseudomedicina no está regulada; nada te protege. Salvo casos muy claros, [tras] juicios largos y caros, la ley se pone a favor del pseudomédico con la excusa de que deberías haber sabido que te estaba tomando el pelo. Nadie te ampara cuando vayas a una terapia alternativa.» Por ello tú única arma es el conocimiento. Que no te llamen ignorante. Libros como «Medicina sin engaños» son de lectura imprescindible.
Me ha gustado. Un libro muy bien documentado, pero que se lee fácil gracias al personal estilo de su autor. La justa dosis de picardía, sazonada con un toque de humor y siempre con rigor. El rigor es lo más destacable del libro. Hablar de pseudomedicina exige hacerlo con rigor. Por ello, te recomiendo la lectura de este libro. No te arrepentirás.
Tras una gran introducción («Conectando los puntos» [PDF gratis]), la primera parte del libro nos recuerda la importancia de la metodología científica en la Medicina. Hubo un tiempo en el que «los médicos hacían más mal que bien. Ellos eran los transmisores de la enfermedad. […] El ejercicio de la Medicina no implica que el médico sea un científico, pero sí que tiene que usar la información científica disponible sobre su especialidad. [Por supuesto, hay] escándalos relacionados con las farmacéuticas o las prácticas poco éticas de algunos investigadores médicos. [Pero,] lo que no te mata te hace más fuerte [y han servido para endurecer] las normas y los controles, [para hacer] la Medicina más segura y fiable.»
«El genial Tim Minchin canta: ‘¿Cómo se llama la medicina alternativa que se ha demostrado que funciona? Medicina.’ Y John Diamond dice: ‘no existe la medicina alternativa, sólo la que funciona y la que no.’ La Medicina no tiene apellidos. [Mulet engloba] en la categoría de pseudomedicina a toda aquella práctica, que pretende ser terapéutica o médica, que no tenga evidencia científica detrás que avale sus afirmaciones y alerte sobre posibles efectos secundarios.»
La segunda parte se dedica a la pseudomedicina. Nos cuenta Mulet la historia de la hija de cinco años de unos amigos. «Un cáncer infantil con un pronóstico de casi desahucio que tuvo una remisión espontánea. Le dieron menos de un 5% de posibilidades de sobrevivir, pero fue ese 5% el que le tocó. Sus padres no eran creyentes. Si se hubieran encomendado a un santo le habrían imputado un milagro de primera división. Si hubieran creído en alguna pseudoterapia, ahora estarían haciendo apostolado de la curación. El cáncer, sin que nadie sepa el porqué, presentó una extraña remisión espontánea. O lo más probable es que el diagnóstico original de cáncer fuera erróneo. Hoy, casi treinta años después, ella lleva una vida normal.»
El efecto placebo está detrás de la mayoría de las pseudoterapias. «En el siglo XX se ha estudiado mucho el placebo. Y se ha visto que su efecto es comparable al de un fármaco. Dos pastillas de placebo funcionan mejor que una, y su color y su forma influyen, resultando mejor un placebo caro que uno barato porque el paciente siempre cree que lo caro es más bueno. […] Sustituye placebo por pseudomedicina y entenderás por qué hay quien dice que le funciona.» Y por qué la pseudomedicina suele ser muy cara.
«Muchas enfermedades y molestias siguen procesos cíclicos, pasando de un progreso a una remisión. Si estás muy mal es porque estás en lo peor del ciclo, y a partir de ahí sólo puedes mejorar. Si en ese momento [visitas al pseudomédico pensarás su su pseudoterapia] te ha hecho efecto, cuando en realidad lo que pasa es que la enfermedad está siguiendo su curso natural.» El amimefuncionismo suele tener una explicación sencilla.
No se puede culpar a «la gente que acude a un pseudomédico. […] Son víctimas, con el agravante de que, además de dinero, están poniendo en juego su salud. El campo de las pseudomedicinas es muy amplio, pues la falta de control permite que haya casi tantas disciplinas como pseudomédicos. Cuando deja una terapia efectiva para seguir una pseudoterapia, ¿quién es el responsable?»
Mulet nos brinda un buen listado de pseudomedicinas, pseudoterapias y engaños varios en la última parte de su libro (unas 200 páginas). El psicoanálisis es el tema estrella del séptimo capítulo (primero de esta tercera parte). «En numerosos países el psicoanálisis no está regulado y se puede ejercer sin título: basta con anunciarse como terapeuta o psicoterapeuta.»
Nos recuerda el autor que «Freud vivió en la rígida sociedad de finales del siglo XIX, donde imperaba una estricta moral cristiana. […] Que en ese momento alguien hablara con tanto desparpajo de la sexualidad, criticara la religión o recetase cocaína con tanta alegría supuso una brisa fresca que fue recibida como agua de mayo por la sociedad. [Pero] su trabajo no se guiaba por una metodología científica. Elucubraba y describía sus teorías, dándolas por buenas sin antes someterlas a ningún tipo de validación experimental. […] ¿Acertó? [Hoy] muy pocas partes de su discurso han sido corroboradas por la ciencia. [La mayoría] son indemostrables o son falsas.»
Las medicinas naturales se encuentran en la frontera entre Medicina y pseudomedicina. «La fitoterapia [o la etnobotánica] no son pseudomedicinas. Pero el uso que hacen de ella muchos terapeutas naturales o fitoterapeutas sí que cae en la pseudomedicina. [No es cierto que] todos los remedios basados en plantas medicinales son efectivos porque se conocen desde la antigüedad.»
«La Unión Europea ha tratado de regular todas las alegaciones de salud que se planteaban sobre las plantas medicinales con el reglamento 1924/2006. [Para sorpresa de] las compañías de productos naturales, [la] Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) tumbó la mayoría de las alegaciones por ser imaginarias (de 44.000 sólo se aprobaron 222). Montaron en cólera. [Estas compañías quieren] poder vender un producto como medicamento, pero sin cumplir los controles de un medicamento. Todos los derechos para el vendedor, pero ninguno para el cliente. [Piden] comercializar lo que les dé la gana alegando las propiedades que les dé la gana y sin tener que demostrarlas.» Mulet siempre encuentra la frase justa. «Piden que Bruselas les autorice a vender alfombrillas de cuarto de baño como alfombras mágicas.»
La mayoría de las pseudomedicinas tienen un origen con nombre y apellidos. Un gurú pseudorreligioso o similar. Buen ejemplo es el sanatorio de hidroterapia de Battle Creek, Michigan. «Ellen G. White tenía visiones en las que Dios le hablaba, que surgieron a partir de un fuerte golpe en la cabeza. Durante una de sus visiones en el día de Navidad de 1865, Dios (o el funcionamiento anormal de su cerebro debido al traumatismo craneoencefálico) le dijo que tenía que construir un sanatorio. Como director médico contrató a John Kellogg (el inventor de los famosos corn flakes). Su visión de la enfermedad era religiosa. [Toda] dolencia era una disgresión de la ley de Dios. [Su pseudoterapia basada en baños y dieta] estaba basada en la Biblia. La curación sólo dependía de Dios. […] Kellogg tenía una gran visión comercial. Logró que el balneario fuera un lugar de moda por el que pasaron todos los ricos y famosos de la época.»
La homeopatía se discute en el capítulo noveno. A «Samuel Hahnemann la iluminación le llegó en 1796. […] Ingirió una alta dosis de quinina. Sufrió fiebres y sudores, que son los mismos síntomas que provoca la malaria. [Gracias] a esta experiencia dearrolló los principios de la homeopatía. El primero, ‘lo semejante cura a lo semejante’ [que] viene a decir que toda sustancia que es capaz de provocar ciertos síntomas en [una persona sana] puede también curarlos. […] El segundo, [dice] que cuanto más diluido está [lo] que causa la enfermedad, más potente es su efecto. […] Los homeópatas alegan que el agua tiene memoria. ¿Cómo logra el homeópata que ésta recuerda exactamente lo que él quiere y no todo lo que ha hecho antes? […] La canción Mi agüita amarilla, de Los Toreros Muertos [viene al pelo].» Por cierto, el libro está repleto de golpes de efecto que quizás desconcierten a los lectores más jóvenes.
«Para disimular que no es lo que realmente es (agua, nada, un placebo), la homeopatía acompaña a sus preparados de mucha liturgia. Las diluciones se tienen que elaborar siguiendo un procedimiento llamado sucusión, que consiste en golpear el frasco para infundir dinamismo o energía dinámica en la sustancia. […] Hahnemann usaba su Biblia para los golpes porque le otorgaba poderes curativos sobrenaturales. […] La homeopatía llegó a España en 1821 gracias a María Cristina de Borbón, prometida de Fernando VII. En 1845 se fundó la Sociedad Hahnemanniana Matritense.»
Como con todas las pseudomedicinas, aunque mucha gente lo quiere olvidar, «existen casos de personas cuya muerte ha sido atribuida al uso de la homeopatía en vez de tratamientos médicos. No vale la excusa de que, al final, como son pastillas de azúcar, daño no te pueden hacer. La homeopatía puede hacer daño, aunque sea por omisión.»
Las medicinas orientales y otros cuentos chinos, la osteopatía y la quiropráctica, e incluso los antivacunas y los negacionistas del sida también tienen su hueco (y su capítulo) en el libro. «El corazón de las tinieblas, […] son las pseudomedicinas que tratan de curarte afecciones graves y te inducen a que dejes los tratamientos convencionales. Tratamientos alternativos que suelen acabar con la vida del paciente y los ahorros de la familia. Es imposible hacerse una idea del sufrimiento, las frustaciones, la desesperación y las vidas truncadas que se agazapan entre las líneas del capítulo 12.»
Hay tantas pseudomedicinas para tratar el cáncer «que parece que morirse de cáncer sea de idiotas. […] En el mundo de la pseudomedicina no eres nadie si no has descubierto el método milagroso. […] Obviamente, algo falla. ¿Por qué se sigue muriendo la gente de cáncer? Pues está claro, porque [los pseudomédicos] mienten. Todos los que venden tratamientos mágicos contra el cáncer se benefician de un hecho. La quimioterapia y la radioterapia son tratamientos muy duros que te dejan hecho polvo. Si en algún momento abandonas una quimioterapia, siempre vas a encontrarte mejor en las siguientes semanas. Este hecho es aprovechado por mucha gente para recoger testimonios de pacientes que están muy bien gracias a su pseudoterapia… durante las primeras semanas. Luego el cáncer sigue su camino y viene el problema, pero eso ya no sale en la publicidad del presunto tratamiento milagroso.»
«Una característica típica de muchos estafadores del cáncer [es que] la inspiración les viene cuando lo sufren. Ellos lo superan con las técnicas convencionales, pero, una vez curados, afirman que esas técnicas no funcionan y, en cambio, la suya (que ni siquiera han probado en sí mismos) es la mejor. […] El príncipe Carlos de Inglaterra dijo que conocía a una persona que se había recuperado de un cáncer terminal gracias a la terapia [alimentaria de] Gerson. Michael Baum, especialista en cáncer, dijo: ‘Mi autoridad en el cáncer viene de un conocimiento construido a partir de cuarenta años de estudio y veinticinco años de investigación activa del cáncer. La suya (refiriéndose al príncipe Carlos) viene de un accidente de nacimiento’.»
[youtube=https://www.youtube.com/watch?v=xdK9Il3-J78]
«Vivimos en una sociedad donde puedes apelar a tu libertad para no vacunar a tu hijo antes de llevarlo a una guardería, pero no puedes dejar de vacunar a tu perro o a tu gato si quieres meterlo en una guardería de animales. Parece que las leyes protegen más la salud de las mascotas que la de nuestros hijos. […] Yo creo que si la obligación de un padre es garantizar la protección, salud y educación de los hijos, no vacunarlos debería ser motivo para la retirada de la patria potestad.» Completamente de acuerdo. La salud pública está por encima del abuso de la libertad y del libertinaje. [PS 23 Feb 2015: Ignacio López-Goñi, «La demostración de que las vacunas funcionan,» Naukas, 23 Feb 2015].
El gran libro de Mulet finaliza con un «decálogo para evitar pseudomédicos: (1) ¿te duele algo? ve al médico; (2) si parece demasiado bueno, no lo es; (3) si parece una tontería, lo es; (4) que no te cuente su vida, un médico aprende estudiando; (5) que parezca una consulta no quiere decir que lo sea; (6) que parezca un genio no quiere decir que lo sea; (7) que sea cara no significa que sea mejor; (8) si usa términos como ‘holístico’, ‘energía vital’, ‘salud natural’, o ‘conciencia’ ya está tardando en irte; (9) no te fíes si presume de importante o de pacientes importantes; y (10) ¿te han tomado el pelo? La única manera de evitar problemas es no ir. Así que, ante la duda, ve al médico, nunca al pseudomédico.» Y recuerda, si no te gusta la opinión de tu médico, busca una segunda opinión.
En resumen, te recomiendo la lectura del nuevo libro de J.M. Mulet. Me ha gustado mucho. Y, por si te lo preguntas, no cobro comisión. Mi comisión es que entre todos luchemos contra la pseudomedicina en pro de la Medicina, en pro de la ciencia.
Falta el caso 11: Si médico y seudomédico coinciden aplica degradación por defecto
Solo estoy en desacuerdo en el comentario de la patria potestad. Dejar a un niño sin sus padres es algo muy serio como para proponerlo así tan fácilmente. Tiene que ser un motivo muy grave para ello. Ya se que os puede parecer lo suficientemente grave el tema de las vacuna, pero y si decido no llevar a mi hijo al colegio también me lo quitan…es curioso que en Australia solo es obligatorio vacunar si llevas a tu hijo al cole, conozco alguna familia que no vacuna de todo y tienen sus propios proyectos educativos en casa y por que no? . Entiendo que no se puede causar un problema mayor intentando resolver otro.
Me parece mas lógico el método australiano pero lo de la patria potestad vamos os recomiendo «Lady bird Lady bir» de Ken Loach para ver a donde pueden llegar los Sistemas de asistencia social en algunos casos.
Conozco la película. Muy buena, pero no tiene nada que ver con lo que digo.
A ver. Un motivo de Retirada de patria potestad es no garantizar el bienestar, salud, cuidado y educación de tus hijos. Si no los vacunas no estás cumpliendo Con tu obligación.
Ese niño educado en casa, no creo que lleve bién la sección de ciencia no? pero total, pa lo que sirve..
Un perfecto ejemplo de lo que nos cuentan en este libro
https://www.youtube.com/watch?v=qcdO2CD9KtM