Hay áreas científicas y grupos de investigación donde los autores firman por orden alfabético. Sin embargo, según se publica en Science Advances, en la mayoría de las ocasiones (93%), el orden de los autores determina el peso de su trabajo en un artículo (al menos en ciencias biológicas y de la salud). El análisis de 6000 artículos donde sus autores declaran sus contribuciones de forma explícita indica que el que más contribuye es el primer autor, seguido del último autor, el segundo, el penúltimo y luego los demás. Se han analizado 3800 artículos publicados en PLOS ONE y 2002 en PNAS, complementados con encuestas a algunos de sus coautores.
Lo sé, conoces muchas excepciones. Una de las más famosas nos la ha contado Lluis Montoliu (Naukas, 07 Nov 2017). Angelika Schnieke debería haber sido la primera autora del artículo portada de Nature sobre la clonación de la oveja Dolly; fue la «madre» del artículo, ya que era su tesis doctoral. La lista de coautores debería haber concluido con Ian Wilmut, Jim McWhir y Keith Campbell. Pero Wilmut tomó las riendas, escribió el primer borrador y se colocó él mismo como el primero en la lista de autores. Schnieke y otros coautores aceptaron la posición que les asignaron; una pena para ella, que perdió su oportunidad de recibir el Nobel de Medicina de 2012.
El nuevo artículo bibliométrico es Henry Sauermann, Carolin Haeussler, «Authorship and contribution disclosures,» Science Advances 3: e1700404 (10 Nov 2017), doi: 10.1126/sciadv.1700404. Más información divulgativa en «Contribution statements and author order on research studies still leave readers guessing,» Phys.Org, 15 Nov 2017.
En muchas revistas científicas (Nature, Science, PNAS, PLOS ONE, PeerJ, etc.) es obligatoria la inclusión de un listado de las contribuciones de cada autor del artículo. Por supuesto, se puede indicar que todos los autores han contribuido por igual, pero no siempre ese es el caso. Tareas como la concepción del estudio, la supervisión del proyecto, el diseño de los experimentos, la realización de los experimentos, el análisis de los datos, la realización de simulaciones por ordenador, la extracción de resultados y conclusiones, la escritura del artículo, la preparación de las figuras, etc., se reparten entre los diferentes coautores del artículo de forma desigual según cada ocasión.
En el nuevo artículo, para evitar considerar unas tareas más importantes que otras, solo se han contado el número de tareas realizadas por cada autor, según consta en el ACS (Author Contributions Statement). La ventaja de haber usado PLOS ONE es que el listado de posibles contribuciones está estandarizado y éstas deben ser seleccionadas de un listado de categorías concretas. Por supuesto, hay diferencias entre las diversas áreas de conocimiento; se han estudiado artículos en revistas multidisciplinares, pero hay un claro sesgo hacia las ciencias biológicas y ciencias de la vida (que es donde la costumbre de listar las contribuciones está más extendida). Se han estudiado artículos con entre 2 y 14 autores; por supuesto, el tamaño del equipo influye en el reparto de tareas, siendo más equitativo cuantos menos autores firman el artículo.
Se llama corresponding author al autor que envía el artículo al editor de la revista y canaliza toda la correspondencia con él; además, su correo electrónico suele aparecer en la primera página del artículo, actuando como autor de contacto con otros investigadores interesados. Se ha observado que en el 59% de los casos el corresponding author es el último autor y en el 32% es el primero; suele ser uno de los autores que más ha contribuido. La concepción del estudio ha sido realizada por el primer autor en el 80% de las ocasiones. Por cierto, estos números deben ser tomados con precaución (como cualquier otro estadístico); por ejemplo, el 20% de las veces será incorrecto inferir que la concepción de un estudio ha sido realizada por el primer autor. En la selección de candidatos para un puesto o en la evaluación de los CV de investigadores siempre se debe recurrir al ACS para asignar roles entre los coautores de un artículo concreto, o a una descripción específica (vía una entrevista personal) si se carece de ACS.
Sin entrar en una discusión detallada de los resultados (el artículo es open access y todos los interesados lo pueden leer de primera mano), lo más relevante es la gran heterogeneidad observada. No se deben extraer conclusiones sobre un artículo concreto, incluso si están basadas en observaciones estadísticas de 6000 artículos. Siempre se debe evaluar cada artículo en su contexto. Se ha observado que al menos el 45,59% de los artículos se desvían de las conclusiones estadísticas generales (en al menos un aspecto). Ello no quita que este tipo de artículos bibliométricos carezcan de interés; pero siempre deben ser tomadas como lo que son, estudios estadísticos de los que se pueden extraer conclusiones generales, pero nunca particulares.
En resumen, si eres científico, la próxima vez piensa bien el orden de los autores de tu próximo artículo, pues habrá evaluadores que extraigan conclusiones que quizás no son acertadas. Si en tu grupo de investigación es habitual una política de coautoría diferente a la habitual en tu área de conocimiento, ten cuidado, pues puede llevar a desagradables malentendidos. Y, por supuesto, haz lo que quieras, o lo que sugiera tu jefe, pero no olvides discutirlo siempre entre todos los coautores. No cuesta ningún trabajo y las buenas prácticas a veces se olvidan.
No es ninguna broma, esa mujer ha sido despreciada completamente por algo tan banal como el orden firma de autoría al final del artículo (infiriendo que no haya también ciertos sesgos inconscientes hacia el trabajo científico femenino). Es una completa desgracia.