Podcast CB SyR 299: variante inglesa de SARS-CoV-2, Proxima Centauri y Proxima b, y otras noticias

Por Francisco R. Villatoro, el 24 diciembre, 2020. Categoría(s): Astrofísica • Astronomía • Ciencia • Medicina • Noticias • Physics • Podcast Coffee Break: Señal y Ruido • Recomendación • Science • Virología ✎ 9

He participado en el episodio 299 del podcast Coffee Break: Señal y Ruido [iVooxiTunes], titulado “Ep299: COVID19; Proxima Centauri; SETI”, 24 dic 2020. «La tertulia semanal en la que repasamos las últimas noticias de la actualidad científica. En el episodio de hoy:  COVID19 y la variante inglesa (min 15:00); Analizando la eficacia de las medidas (47:00); Activaciones neuronales al leer código (1:34:00); Megafulguraciones en Proxima Centauri (1:53:00); Breakthrough Listen detecta una intrigante señal en la dirección de Proxima (2:12:00). . Todos los comentarios vertidos durante la tertulia representan únicamente la opinión de quien los hace… y a veces ni eso. CB:SyR es una colaboración del Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife con el Área de Investigación y la UC3 del Instituto de Astrofísica de Canarias».

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Ir a descargar el episodio 299.

En la foto, en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife, su director Héctor Socas Navarro @hsocasnavarro (@pcoffeebreak), y por videoconferencia Sara Robisco Cavite @SaraRC83, Ángel López-Sánchez @El_Lobo_Rayado, Alberto Aparici  @cienciabrujula, Ignacio Crespo @SdeStendhal, y Francis Villatoro  @emulenews.

Tras la presentación de Héctor, Ángel se admira por la gran labor de divulgación que está realizando y liderando Ignacio; todos los demás asentimos. Y pasamos a hablar de la nueva variante británica del coronavirus y sus implicaciones para vacunas y la enfermedad COVID-19. Recomiendo la lectura de la excelente pieza de Sergio Ferrer, «Preguntas y respuestas pandémicas: ¿cómo me afecta a mí la nueva variante de coronavirus?» Agencia SINC, 23 dic 2020; así como mi pieza «Lo que sabemos sobre la nueva variante británica VUI 202012/01 del coronavirus SARS-CoV-2», LCMF, 20 dic 2020; y la de Ignacio López-Goñi, «La nueva variante “inglesa” de SARS-CoV-2», MicroBIOblog, 21 dic 2020.

Ignacio nos cuenta las conclusiones de un artículo en Science sobre las medidas no farmacológicas contra la COVID-19. Dicho artículo estudia el efecto de las medidas de contención de los contagios tomadas en 41 países. Comento que mezclar churras con merinas siempre lleva a resultados poco útiles en la práctica. Héctor apostilla que en cualquier caso estos estudios son muy importante para ofrecer evidencias en las que apoyar las decisiones políticas.

Se han publicado varios artículos similares este año y todos tienen problemas metodológicos similares: correlacionar la evolución de la epidemia con las decisiones políticas tiene el problema de que estas últimas son muy dependientes del país, siendo muy difíciles de agregar para simplificar el análisis estadístico; en dicha agregación pueden estar incluidos sesgos que penalizan la correlación observada. El artículo es Jan M. Brauner, Sören Mindermann, …, Jan Kulveit, «Inferring the effectiveness of government interventions against COVID-19,» Science eabd9338 (15 Dec 2020), doi: https://doi.org/10.1126/science.abd9338.

Tras la grabación del programa (ayer 23 de diciembre por la mañana) se publicó en el número de Nature de esta semana un artículo similar (aunque ya había aparecido en su web en junio) de Seth Flaxman, Swapnil Mishra, …, Samir Bhatt, «Estimating the effects of non-pharmaceutical interventions on COVID-19 in Europe,» Nature 584: 257-261 (08 Jun 2020), doi: https://doi.org/10.1038/s41586-020-2405-7; se ha publicado junto con una crítica su metodología y a sus conclusiones (poniendo como ejemplo el caso de Suecia) de Kristian Soltesz, Fredrik Gustafsson, …, Bo Bernhardsson, «The effect of interventions on COVID-19,» Nature 588: E26-E28 (23 Dec 2020), doi: https://doi.org/10.1038/s41586-020-3025-y, junto a la respuesta de los autores, Seth Flaxman, Swapnil Mishra, …, Samir Bhatt, «Reply to: The effect of interventions on COVID-19,» Nature 588: E29-E32 (23 Dec 2020), doi: https://doi.org/10.1038/s41586-020-3026-x.

Sara nos cuenta un artículo neurocientífico en la revista eLife que estudia las regiones del córtex que se activan cuando se lee un código (programa) informática. Se observa usando imagen por resonancia magnética funcional (fMRI) que no se activan las áreas asociadas al lenguaje, sino ciertas regiones que se activan en el razonamiento lógico y matemático a la hora de resolver problemas (la región llamada sistema de demanda múltiple, MD). Destaca Ignacio que la estadística del experimento es discutible, pues no es un estudio aleatorizado y puede estar sesgado por la selección de participantes; en el experimento 1 con un código de Python fueron 25 participantes (15 mujeres) y en el experimento 2 con ScratchJr fueron 21 participantes (13 mujeres).

Como comenta Sara los lenguajes de programación se llaman lenguajes pero no son lenguajes (en rigor, lenguas). Así que la lectura, escritura y comprensión de códigos escritos en lenguajes de programación usa áreas del neocórtex diferentes a las que se usan en la comprensión de las lenguas. Como comenta Ignacio se se usan áreas de trabajo que se especializan en esta labor, sobre todo si se ha aprendido a programar de joven (la media de edad a la que aprendieron a programar los participantes del estudio es de 13 años, aunque durante el estudio su media de edad es de 23 años). El artículo es Anna A Ivanova, Shashank Srikant, …, Evelina Fedorenko, «Comprehension of computer code relies primarily on domain-general executive brain regions,» eLife 9: e58906 (15 Dec 2020), doi: https://doi.org/10.7554/eLife.58906. Más información divulgativa en Anne Trafton, «To the brain, reading computer code is not the same as reading language,» MIT News (15 Dec 2020).

Héctor y Ángel nos hablan de una observación de una fulguración en radio en la estrella Proxima Centauri; su brillo ha sido comparable a las del Sol, es decir, que sería visible como un incremento del brillo de la estrella en el cielo desde la superficie de su planeta Proxima b. Este planeta está en la zona habitable de esta estrella enana roja, es decir, a una distancia de unas 20 veces menor que la distancia Tierra-Sol, menor que la distancia Mercurio-Sol. En el Sol estas fulguraciones en radio vienen acompañadas por eyecciones de materia coronal, luego en Proxima también podría haber ocurrido (en cuyo caso sería la primera observación de este fenómeno en otra estrella diferente del Sol).

Destaca Ángel que se ha usado el radiotelescopio ASKAP, en concreto, 34 de sus 36 antenas durante unas 14 horas el 2 de mayo de 2019. Gracias a que puede medir la polarización se han podido los parámetros de Stokes de la señal (I, Q, U, y V, mostradas en esta figura). La frecuencia central es de 888 MHz con un ancho de bando de 288 MHz, dividido en canales de 1 MHz. El artículo es Andrew Zic, Tara Murphy, …, Michael S. Wheatland, «A Flare-type IV Burst Event from Proxima Centauri and Implications for Space Weather,» The Astrophysical Journal (ApJ) 905: 23 (09 Dec 2020), doi: https://doi.org/10.3847/1538-4357/abca90, arXiv:2012.04642 [astro-ph.SR] (08 Dec 2020). Más información divulgativa en Katie Hunt, «Observations of our closest neighboring star dampen hopes of a potentially habitable planet,» CNN, 09 Dec 2020.

Finalmente, Héctor nos habla de una nueva señal SETI procedente de la estrella Proxima Centauri, observada por el radiotelescopio Parkes (Australia). No se ha publicado ningún artículo científico, sino una serie de noticias en diferentes medios; la fuente original es una noticia del periódico británico The Guardian del pasado 18 de diciembre. Se ha obtenido gracias al proyecto Breakthrough Listen de la Breakthrough Prize Foundation del millonario ruso Yuri Milner. Se sabe poco de la señal, bautizada BLC1 (Breakthrough Listen Candidate 1), cuya duración es de unas tres horas y cuya frecuencia es 982.002 MHz; siendo un número tan próximo a un número entero y siendo la definición del segundo dependiente de la duración del día terrestre (una parte en 24 horas divididas en 60 minutos divididos en 60 segundos), la única explicación razonable es que su origen es humano. La incógnita es cuál es dicho origen (pues el paso de un satélite no puede explicar una duración de 3 horas, salvo quizás para satélites espías). Hasta que no se publique un artículo científico sobre esta señal seguiremos con el misterio.

¡Qué disfrutes del podcast!



9 Comentarios

  1. Gracias por sus maravillosas intervenciones, Francis. Me ha gustado mucho su comparación sobre la diferencia entre, cepa – variante/mutación, con Especie – sub-especie.

    Comparto algo de material interesante que me he encontrado (gracias a las publicaciones de Francis en Twitter).

    – No, really, mRNA vaccines are not going to affect your DNA https://www.deplatformdisease.com/blog/no-really-mrna-vaccines-are-not-going-to-affect-your-dna

    -Reverse Engineering the source code of the BioNTech/Pfizer SARS-CoV-2 Vaccine https://berthub.eu/articles/posts/reverse-engineering-source-code-of-the-biontech-pfizer-vaccine/

    -Una infografía del New York Times sobre el funcionamiento de la vacuna de Pfizer y BioNTech https://www.nytimes.com/interactive/2020/health/pfizer-biontech-covid-19-vaccine.html

    Un saludo para los lectores.

    1. No quiero empezar este año, sin agradecer todas tus aportaciones, que para mí, son invalorables, te deseo un hermoso 2021 y… gracias!!

  2. Francis, las ondas de radio de alta intensidad cuan destructivas pueden ser? … como lego que soy siempre las he asociado con algo suave, pero me imagino que solo es parte de mi ignorancia acerca del tema.

    1. Galo, las ondas de radio no son ionizantes (no tienen energía suficiente para separar los electrones de los átomos y moléculas, luego no producen mutaciones en el ADN) y su efecto en el tejido biológico conforme aumenta su intensidad es generar calor (que penetra una profundidad mayor que con la radiación infrarroja).

      Supongo que por «destructivas» te refieres a las ondas de radio astrofísicas y su efecto sobre cuerpos como los planetas; normalmente son emitidas por objetos (púlsares, supernovas, núcleos galácticos activos, …) que también emiten en otras longitudes de onda (rayos gamma, rayos X, …) que son mucho más «destructivas», luego resulta difícil separar los efectos en sistemas reales. No he leído ningún estudio específico, pero creo que las ondas de radio son «poco destructivas» y para un cuerpo como la Tierra, situado muy cerca de una fuente astrofísica muy intensa, solo se observaría un calentamiento de su interior en algunos grados (algo irrelevante dadas las temperaturas del interior terrestre); recuerda que las ondas de radio van desde 30 Hz (10 000 km) hasta 300 GHz (1 mm). Como la Tierra está muy alejada de estas fuentes de ondas de radio, su efecto es despreciable para nuestro planeta.

  3. Francis, leí por ahí que las mutaciones se producen en forma aleatoria y por selección natural tanto en virus como en células somáticas , que hay de cierto en eso?

  4. Francis, esto de «cuya frecuencia es 982.002 MHz; siendo un número tan próximo a un número entero» es argumento suficiente para que pierda validez ?. Alberto Aparici comenta que el segundo es demasiado arbitrario como para que otra civilización lo tenga como referente… sería posible abundar más en este punto? .

    1. Hay dos indicios fuertes de origen antropogénico: primero, que la señal está en la banda 960-1215 MHz, que se usa en radionavegación aeronáutica, y que la señal sea tan redonda (982) en MHz, como indica Alberto; la frecuencia de emisión y el comportamiento apunta a un satélite espía (otro asunto es el geopolítico, ¿quién y a quién se estaba espiando?).

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