Qué pasó con… la estrella Sirio C

Por Francisco R. Villatoro, el 22 enero, 2013. Categoría(s): Ciencia • Física • Historia • Matemáticas • Mathematics • Noticias • Physics • Prensa rosa • Science ✎ 27

Dibujo20130122 january 2011 observation sirius a sirius b showing non-existence sirius c

Sirio es la estrella más brillante del cielo nocturno visible desde la Tierra y la quinta más cercana al Sol. Esta estrella binaria está formada por Sirio A (estrella blanca de la secuencia principal con magnitud −1,47) y Sirio B (enana blanca con magnitud 8,44). En 1995, dos astrónomos franceses Daniel Benest y Jean-Louis Duvent publicaron un artículo, cuyo título era una pregunta «¿Sirio es un sistema triple?,» en el que afirmaban que ciertas anomalías orbitales (ver figura de abajo) se podían explicar con la existencia de una tercera estrella, Sirio C, un enana roja o marrón con una masa menor de 50 MJup (masas de Júpiter) y que rotaba alrededor de Sirio A con un periodo de unos 6,3 años; la distancia aparente entre dicha hipotética estrella y Sirio A debería ser de unos 3» (segundos de arco); por comparar, la distancia más cercana entre Sirio A y B es de 4». El artículo original es D. Benest, J. L. Duvent, «Is Sirius a triple star?,» Astronomy and Astrophysics 299: 621-628, 1995 [pdf gratis].

Todas las búsquedas de Sirio C emprendidas desde entonces han sido infructuosas y desde 2011 sabemos con absoluta seguridad que dicha estrella no existe. No hay ningún objeto con una masa superior a 1,6 MJup (veces la masa de Júpiter) a una distancia mayor de 4″ de Sirio A y ninguno con una masa mayor de 12 MJup a una distancia mayor de 1». Este resultado fue obtenido gracias a una búsqueda planetas en el sistema binario de Sirio realizada con imágenes de alto contraste obtenidas con el Telescopio Subaru (Observatorio Astronómico Nacional de Japón) localizado en el Observatorio Mauna Kea en Hawaii, cuyo espejo tiene 8,2 metros de diámetro. Se utilizaron los intrumentos IRCS y AO188, descartando 6-12 MJup a 1″, 2-4 MJup a 2″, y 1,6 MJup más allá de 4″, lo que permite refutar con una certeza estadística de 5 sigmas (desviaciones típicas) la existencia de Sirio C. El artículo técnico es C. Thalmann et al., «Piercing the glare: A direct imaging search for planetss in the Sirius system,» The Astrophysical Journal Letters 732: L34, 2011 [arXiv:1104.1427].

Dibujo20130122 fitted orbit and real positions of sirius b around sirius A

Esta figura, extraída del artículo de Benest y Duvent, muestra la órbita estimada de Sirio B alrededor de Sirio A y las observaciones (puntos en la parte derecha). Para explicar la diferencia, estos astrónomos franceses propusieron la existencia de Sirio C e hicieron un cálculo numérico para demostrar que el sistema triple resultante era estable. Su propuesta es teórica y en 1995 no realizaron observaciones que confirmasen o refutasen su hipótesis, por ello el título de su artículo científico era una pregunta.

Dibujo20130122 Orion to Sirius to Procyon 300x264

Más información sobre este sistema binario: Sirio (Sirius) es la estrella Alfa Canis Maioris (α CMa). Sirio A es una estrella blanca de la secuencia principal de tipo espectral A1V; su temperatura superficial es de unos 10.000 K, está a unos 8,6 años-luz del Sol y su magnitud aparente en la banda B (azul) es −1,46, y en la banda V es −1,47. Sirio B es una enana blanca con una magnitud en la banda V es 8,44; su tipo espectral es DA2 y su temperatura superficial es de unos 25.200 K.

Dibujo20130122 sirius a and sirius b

La historia de Sirio B: Wilhelm Friedrich Bessel (1784-1846) propuso en 1844 como explicación del movimiento propio de Sirio que existía una estrella compañera no visible. Christian August Friedrich Peters (1806-1880) predijo en 1851 una posible órbita para dicha compañera no visible. La noche del 31 de enero de 1862, el constructor de telescopios Alvan Graham Clark (1832-1897) de Bostón observó dicha estrella con su nuevo telescopio de 18½ pulgadas; su padre, Alvan Clark (1804-1887) confirmó inmediatamente dicha observación, que catapultó a la fama a los ópticos americanos por todo el mundo. Otto Wilhelm Struve (1819-1905) estimó en 1864 el cociente entre las masas de Sirio A y Sirio B obteniendo un valor de 2,09:1 (el valor actual es 2.03:1) con lo que propuso que Sirio B era una estrella de un tipo diferente a Sirio A. George Knott (1835-1894) observó en 1866 que el color de ambas estrellas era diferente. John Ellard Gore (1845-1910) determinó en 1905 que la densidad de Sirio B tenía que ser de 44.282 veces la del agua. Una densidad tan alta parecía absurda en dicha época. Hoy en día sabemos que Sirio B es una enana blanca con un radio de 5840 km (0,0084 veces el radio del Sol) y una densidad media de 2,38 × 106 g/cm3, más de 50 veces la estimación de Gore. Walter Sydney Adams (1876-1956) fue el primero en determinar el espectro óptico de Sirio B en 1915, clave para que se la identificara su tipo estelar (entonces solo se conocía otro ejemplo del mismo tipo, 40 Eridani B, descubierta en 1914). La tercera estrella de este tipo fue descubierta en 1917 por Adriaan Van Maanen (1884-1946) quien introdujo el nombre de enana blanca. 

Dibujo20130122 Pseudoscience artistical representation of Sirius triple system

¿A qué viene todo esto? En la Tertulia Zona Cero del programa La Rosa de los Vientos de Onda Cero, a partir del minuto 22 en este audio, se habló del libro «The Sirius Mystery,» de Robert K. G. Temple [wikipedia] que se publicó en 1975. Presenta la hipótesis de que los dogones, un grupo étnico de la región central de Malí, habían contacto con extraterrestres en el pasado que les habían informado de la existencia de Sirio B antes del descubrimiento en 1862, así como de la existencia de Sirio C. Como los primeros contactos con este pueblo fueron en los años 1920, se cree que se enteraron de la existencia de Sirio B gracias a su contacto con europeos. En la tertulia radiofónica se afirma que Sirio C fue descubierta en 1995. Obviamente, como colaboro con el programa (en la sección de ciencia ¡Eureka!) creo que debía aclarar la situación a todos lo lectores y/u oyentes.



27 Comentarios

  1. Ahora solo falta que abordes la disposición de las pirámides de Gizeh y desmantelarás toda la teoría pseudocientifica alrededor de Sirio.

    1. Haz tú una pirámide a ver si eres capaz. Los egipcios tenían conocimientos astronómicos. La gran pirámide está orientada exactamente en los ejes norte-sur y este-oeste.

  2. Espero que en el próximo programa de Onda Cero. La estrella de los vientos, hagan mención de tus aportaciones al tema. Una pena que los contertulios del debate sobre Sirio, no conociesen justo este detalle, de tanta importancia en el tema del que trataban.

  3. Buen artículo Francis. Lo de La rosa de los vientos…es que es un programa muy al límite de la ciencia. Directamente en la pseudociencia a menudo. Por eso es bueno que estés ahí. Para poner algunas cosas claras a quien las quiera entender

  4. En los imaginarios cosmogónicos dogón y egipcio Sirio ocupaba un lugar de referencia. Esto coincide con la hipótesis que dice que los asentamientos predinásticos egipcios tenían un origen nubio, de manera que con el tiempo se produjo una migración del alto al bajo Egipto. La identificación con Orión fue posterior y es materia de debate entre los estudiosos de la arqueoastronomía egipcia.

  5. Pues lo primero que pensé fue, precisamente, en los Dogon xD. Pero, si no estoy equivocado, estos dicen que en torno al sistema binario existe un planeta con un período de 50 años, no de 6.

    En el tema de retroalimentar la magufada a veces se hace uso de una excesiva batería, en mi opinión. Con independencia del tema puramente estadístico, de interpretación, o lo que se quiera, el hecho de que una cultura primitiva tenga conocimiento de un fenómeno como este (compañera invisible) no sé hasta qué punto cabe calificarlo de «imposible». De entrada, en ninguna hipótesis hacen falta extraterrestres, ni vienen a cuento, ni se entiende que de haberlos, se dediquen a divulgar chorradas como esa y no conocimientos cienfíticos más generales, de seguida, no conozco en detalle el entorno cultural del asunto Dogon, pero creo recordar que dicen que es una compañera invisible, no necesariamente hacen alusión a mecánica celeste, algo que resultaría bastante difícil de encajar incluso para una contaminación cultural de cualquier parte. Como es obvio, lo más probable es que se trate ya ni siquiera de una contaminación, sino de una pura y simple mala interpretación, de todos modos la historia de la astronomía está salpicada de fenómenos más o menos similares (el famoso color rojo de Sirio, que aparece y desaparece en las crónicas sin que haya una explicación más satisfactoria que la confusión lingüística), o ya puestos, que Swift predijo perfectamente que Marte tiene dos lunas (como supongo que podría haber dicho 27, si quería criticar al Tribunal de Londres, por ejemplo). Por no perderme, lo que no entiendo es pasar por alto el asunto de que «suponiendo (que es mucho suponer) que, efectivamente, los Dogon tuvieran un concepto que probablemente no comprenderían sobre ‘compañera invisible’, ¿por qué coño nadie señala la evidente disfunción mental de quien mete a extraterrestres en medio del fregado?». Porque vamos, viene siendo la versión tecnoloterrorífica de la inspiración divina y/o satánica.

    Por cierto, no tenía ni idea de lo de Sirio C. Para mí, el «misterio» más interesante sobre Sirio es el arriba comentado, el hecho de que en momentos puntuales de la historia aparecen crónicas «certificando» su color rojo.

    1. “Para mí, el “misterio” más interesante sobre Sirio es el arriba comentado, el hecho de que en momentos puntuales de la historia aparecen crónicas “certificando” su color rojo”.

      Cierto, pero ahora no recuerdo con exactitud el/los autores clásicos que mencionaron el cromatismo rojo siriano. ¿Fueron egipcios, romanos, helenos o mesopotámicos?

      1. De entrada, Tolomeo. Además, el propio Tolomeo dice que es de un color parecido o similar al de Aldebarán, Antares, Betelgeuse, Arcturus y Pollux. Vamos, que no era daltónico ni se equivocó de palabra. Tenemos sin salir del mundo romano textos de Aratus, Cicerón, Séneca (éste dice que es más rojo que Marte) y Germánico (el papá de Claudio), aunque es posible que muchos de estos ni supieran donde estaba la estrella y se limiten a repetir información ajena (de Germánico lo dudo). Marco Manilio, que no está muy lejos cronológicamente lo describe (a Sirio) como azul marino. Un manuscrito del siglo VIII, De cursu stellarum ratio, atribuido a S.Gregorio de Tours dice que Sirio es de color «rubeolus» (rojizo). Hay más, naturalmente. No obstante, todos los registros chinos dicen unánimemente que no es roja, o más precisamente, ningún registro chino la describe de este color (sino con su color conocido).

        ¿Efecto óptico no conocido? ¿Algún tipo de fenómeno atmosférico, presumiblemente «local»? La posibilidad de algún cambio de color inducido por una nube interestelar, o una compañera (descartada en este estudio) parece más remota e improbable.

        1. Hace poco leí que el color con el que se refieren, es aquel con el que la ven en el amanecer el primer día que era visible para ellos, que efectivamente, adquiría las tonalidades que cada cultura le da. Pero no ha cambiado su color en el cielo. Espero haberme explicado.

      2. Dr. innes y Artemio, el color rojizo aparente de Sirio se ha observado muchas veces en el pasado; hay documentos desde 800 años a. C. y hasta 600 años d. C (observaciones desde Mesopotamia, China, Grecia, Roma, etc.); la más reciente documentada es del siglo VI (Wolfhard Schlosser, Werner Bergmann, «An early-medieval account on the red colour of Sirius and its astrophysical implications,» Nature 318: 45-46, 1985).

        Todas las explicaciones astrofísicas razonables para un cambio de color en los últimos 2000 años han sido descartadas en múltiples y variados estudios. En el momento actual, todo indica que la explicación más razonable es un fenómeno atmosférico (tono rojizo en el cielo). Lo explica muy bien D. C. B. Whittet, «A physical interpretation of the `red Sirius’ anomaly,» Monthly Notices 310: 355-359, 1999 [copia gratis].

  6. Si la tradición cosmológica dogon era oral, da igual que sus diagramas estuviesen escritos en la arena, en las piedras, en madera o en arcilla, bastaba con llamar a uno de los testigos orales para que dibujase sus conocimientos astronómicos incluso en un papel. Si bien es cierto que la contaminación puede existir y por tanto desbarata la hipótesis alienígena, lo que me resulta interesante es la tradición oral cosmológica y, de paso, la hipótesis nubia de los asentamientos predinásticos egipcios. Esto quiere decir que grupos de africanos del interior del continente emigraron al alto Egipto y después, a lo largo del río, hacia el delta.

  7. » Se utilizaron los intrumentos IRCS y AO188, descartando 6-12 MJup a 1″, 2-4 MJup a 2″, y 1,6 MJup más allá de 4″, lo que permite refutar con una certeza estadística de 5 sigmas»

    Si en el articulo originario de Sirio C hablaban de perturbaciones gravitatorias, pero estos lo descartan mediante observaciones de luminosidad por telescopio, siempre cabría la posibilidad de que los que la suponen hogar de una civilizacion extraterrestre dijeran que esa disparidad se debe a una esfera de Dyson, ya puestos… 😉
    http://es.wikipedia.org/wiki/Esfera_de_Dyson

  8. “Otra cosa es que hubieran encontrado referencias dibujadas o talladas de SirioB datadas antes de 1850, sería sorprendente, pero no es el caso”.

    Insisto: da igual que hubiesen diagramas dibujados en cualquier formato, la tradición cosmológica dogon es oral, se transmite de memoria de generación en generación. Basta con que el investigador llame a uno de los transmisores y le ayude a poner en papel sus conocimientos. Lo que tiene de “particular” es que hay una coincidencia cultural de los imaginarios dogon y egipcio acerca de Sirio. Como la raíz de la cultura egipcia parece ser africana (nubia) y el pueblo dogon también es africano (malí), hay cierta coincidencia en el espacio y el tiempo.

  9. Para complicarlo más aún, Hesiodo escribió que Sirio era policromática, brillaba en muchos colores. Pero Claudio Ptolomeo describió a Sirio de color rojizo y la agrupó con otras estrellas rojizas o anaranjadas: Betelgeuse, Antares, Aldebarán, Arturo y Pólux. Se cree que Hesiodo nació en Ascra, cerca de Tebas, hacia la segunda mitad del siglo VIII a. C. o la primera del siglo VII a. C. Claudio Ptolomeo (85 d.C, 165 d.C.) fue un astrónomo greco-egipcio. A ambos personajes los separa un intervalo de alrededor de 800 años, parece haber una tradición que registra un cromatismo peculiar de la estrella sothiaca, aunque también pudo ocurrir que Ptolomeo se limitase a copiar registros más antiguos sin verificar su autenticidad

    1. Contesté sin ver este tuyo. Hombre, sí, puede ser, pero que Tolomeo hiciera eso estaría francamente mal, ¿no? xD.

      Además Sirio es una estrella importante. Se supone que forma parte de esas 20 estrellas de referencia que todo el mundo (al menos en la antigüedad, donde el cielo estaba ahí siempre, y se veía tan bien como el resto del paisaje) debía conocer y saber ubicar. Si un chorbo como él se descuelga con un «Marte es verde» o «la Luna es Fucsia», pues no digo que no pueda ser, pero desde luego alguna explicación tiene que haber, y la de que no miró como que no vale. Para otro tipo de autor, sí, es una explicación no sólo verosímil sino incluso probable.

  10. Caramba, acabo de ver tus respuestas. Hoy pensaba en este asunto y se me ocurrió que los antiguos, o al menos algunos de ellos, no hacían una separación tajante del microcosmos y el macrocosmos. Quiero decir que así como hay cambios orográficos y climáticos, ríos que se secan, vergeles que trocan en desiertos, etcétera, el cielo también cambia. Desconozco si Hesiodo observó directamente el policromatismo siriano o si tenía un colega astrónomo que se lo hizo saber, pero el caso es que mientras más antiguo es el registro más sorprendente parece. Si le confieres autoridad a Germánico, entonces es plausible que Sirio tuviese un brillo rojizo. Respecto de Ptolomeo a) vio que la estrella sothiaca era rojiza y no hay que dudarlo y b) no quiso arriesgarse o entrar en polémicas con vaya usted a saber quién y prefirió dejarla en rojiza en vez de policromática. No obstante, ciertos cálculos de Ptolomeo llevaron a errores menores a Copérnico, pero al ser menores Kepler pudo salvar la teoría heliocéntrica. En fin, es un asunto con intriga. En efecto, Sirio/Sothis era una estrella clave en la astronomía egipcia porque su orto coincidía con las inundaciones del Nilo.

    1. Hombre, autoridad… sí que sabía orientarse por las estrellas, y reconocerlas, y algo de astrología sabía (no sabemos hasta qué punto esto podía contaminar), imagino que si una era blanca no iba a decir que era roja, cosa que sí podría decir otro autor con una licencia más o menos literaria. Pero puede seguir siendo perfectamente un problema de lenguaje.

  11. Pensé que el Germánico de tu ejemplo fue o bien un astrónomo o bien un aficionado a la astronomía, pero ahora veo que fue un navegante con conocimientos de astrología, ¿es así? Otro punto a tener en cuenta es que Germánico es un apodo que muestra a varios personajes distintos, siendo algunos de los “germánicos” personajes con cierto relieve en el imaginario romano. No hay que irse a estrellas lejanas para atribuirles un brillo rojizo, algún autor clásico detectó halos rojizos en torno al sol aunque fueron eventos puntuales que no son comparables al de la estrella siriana. La entrada de Francis sobre la rubicundez de Sothis es interesante, aunque me deja algunas dudas.

  12. En un video en youtube http://www.youtube.com/watch?v=qGU5k7wuWXQ se muestra una explicación imposible tratando de justificar que Akenaton era un hibrido extraterrestre. Se muestra (en relación a los dogones) un sistema triple con dos planetas externos a Sirio B y a Sirio C con una especie de ancla con cada una de la estrellas en sus extremos, pero esto no puede ser porque a Sirio C lo colocan (casi) el centro de rotación del sistema, pero en un plano paralelo diferente al que contendría las órbitas de Sirio A y Sirio B. Esto contradice de manera alarmante las leyes físicas (no puede ser estable). Es una pena tener que ver a astrónomos y físicos teniendo que explicar cosas básicas a la gente que a toda costa quiere imponer teorías descabelladas (no se puede buscar el anillo perdido donde hay luz, sino donde se lo ha perdido !!!!)

  13. Bueno. Me imagino a los Dogones leyendo con gran interés el Boletin Astronómico del Observatorio de París para que sus tradiciones tengan una base científica…
    En fin. Los Dogones no tiene culpa de nada. Pero que hablen de tres estrellas tiene su miga. Sobre todo porque cualquier científico sabe que «la ausencia de evidencia no es evidencia de la ausencia». Que no la encontremos aun no quiere decir que no exista. Ni que si ni que no ni quizá… Negar su existencia es acientífico porque sencillamente no hay datos definitivos. Solo será definitivo encontrarla. Ese es el problema. lo demás cae en el ámbito de las creencias.

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Por Francisco R. Villatoro, publicado el 22 enero, 2013
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