Randy Schekman, Premio Nobel de Medicina en 2013, fue el fundador y el primer editor principal de la revista científica eLife, de acceso abierto (open access) y sin ánimo de lucro (not-for-profit). Schekman arremetió en 2013 contra las «revistas de lujo», como Nature, Science y Cell, entre otras razones por su baja tasa de aceptación de artículos. Sorprende porque entonces eLife aceptaba solo el 15 % de los manuscritos que recibía (en 2021 fue el 16 %). Schekman dejó el cargo en 2019 y le sustituyó Michael Eisen, que quiere marcar un nuevo rumbo para eLife tras la pandemia. A partir de enero de 2023 la revisión por pares no servirá para decidir si se acepta o se rechaza la publicación de un artículo en eLife; todos los artículos que superen la revisión editorial y sean enviados a revisión por pares (en 2021 fue el 30 % de los recibidos) serán publicados en la revista; además, la revisión por pares será pública y abierta a toda la comunidad científica. Para hacer más atractivo el nuevo modelo de publicación rápida, se reduce el coste por publicar un artículo de los 3000 dólares actuales a solo 2000 dólares (te recuerdo que quienes se declaran insolventes no pagan nada). Si la jugada de Eisen sale bien, eLife en 2023 duplicará su número de artículos publicados, sin perder índice de impacto y reputación.
Tengo amigos, investigadores en biología y biomedicina, que están encantados con el nuevo modelo de publicación de eLife. En su entusiasmo creen que será un punto de inflexión en la historia de las publicaciones científicas; son tan optimistas que creen que será todo un éxito y que muchas otras revistas se apuntarán al carro liderado por Eisen. Lo siento mucho, pero yo soy muy pesimista al respecto. En mi opinión, el índice de impacto de eLife caerá y en un par de años dejará de ser una revista Q1 (lo ha sido desde que entró en el JCR en 2013); muchos de mis amigos dejarán de enviar artículos a esta revista, pues una revista Q2 ya no es tan atractiva para la ANECA y la CENAI; y su índice de impacto seguirá cayendo (hasta que Eisen asuma su error, dimita y sea sustituido por un nuevo editor que retorne al redil). Aumentar mucho el número de artículos publicados siempre conlleva una reducción del índice de impacto; ya pasó con PLoS ONE, también de acceso abierto y sin ánimo de lucro. Obviamente, me gustaría estar equivocado y que Eisen pase a la historia como el editor de una revista Q1 que revolucionó la revisión por pares.
La noticia del cambio de política editorial de eLife se anunció en el editorial de Michael Eisen, «Scientific Publishing: Peer review without gatekeeping. eLife is changing its editorial process to emphasize public reviews and assessments of preprints by eliminating accept/reject decisions after peer review,» eLife (20 Oct 2022), doi: https://doi.org/10.7554/eLife.83889; y en «eLife’s New Model: Changing the way you share your research,» Inside eLife, 20 Oct 2022. Tengo la impresión de que la nueva política editorial es resultado de un estudio sobre la revisión por pares en eLife que se publicó durante el año 2019; si te interesa lo puedes disfrutar en «Peer Review: First results from a trial at eLife,» Inside eLife, 07 Jan 2019; «Peer Review: Further results from a trial at eLife», Inside eLife, 15 Jul 2019; y «Peer Review: Final results from a trial at eLife,» Inside eLife, 23 Oct 2019. Si te interesa la información financiera de eLife puedes disfrutar de los informes «Annual Report: 2021 in review,» Inside eLife, 18 Aug 2022 [Report PDF], y «Annual Report: 2020 in review,» Inside eLife, 16 Sep 2021. Y, por cierto, sobre el boicot de Schekman te recomiendo leer en este blog «Un premio Nobel decide boicotear a las revistas top (Nature, Science y Cell)», LCMF, 11 dic 2013; «Premio Nobel boicotea a Nature y Science», LCMF, 15 dic 2013.
Por cierto, los científicos interesados una descripción resumida pero completa de la nueva política editorial de eLife disfrutarán con «eLife’s peer review process», eLife, 20 Oct 2022.
[PS 28 oct 2022] La noticia se ha publicado en Science con un curioso comentario: Mientras el artículo esté publicado en eLife, pero marcado como Reviewed Preprint, los «autores podrán enviar el preprint en eLife a otras revistas; aunque no podrán hacerlo cuando esté marcado como Version of Record«. Obviamente, esto significa que aunque se haya pagado 2000 dólares por publicar el preprint en eLife, oficialmente el artículo aún no estará publicado. En mi opinión, un sinsentido que generará muchos conflictos. La noticia de Jeffrey Brainard, «Journal declares an end to accepting or rejecting papers,» Science 378: 346 (27 Oct 2022), doi: https://doi.org/10.1126/science.adf4964. [/PS]
[PS 05 nov 2022] Recomiendo leer a Paul Bieniasz, “Destroying eLife’s reputation for selectivity does not serve science,” Times Higher Education, 28 oct 2022, investigador que ha publicado ocho artículos en eLife y que ha decidido no enviar ningún artículo más tras el cambio de política editorial. [/PS]
En realidad, la nueva política editorial de eLife no supone un cambio tan grande como parece. Desde 2021 la revista eLife solo acepta manuscritos que estén publicados como preprints en bioRxiv o en medRxiv; este modelo tipo «publish, then review» (publica y luego revisa) se anunció en el Editorial de Eisen, «Peer Review: Implementing a «publish, then review» model of publishing,» eLife, 01 Dec 2020, doi: https://doi.org/10.7554/eLife.64910. Todos los artículos recibidos en eLife son sometidos a una revisión editorial (editorial review) realizada por los científicos del comité editorial de la revista; si el artículo supera dicha revisión editorial pasa a una revisión por pares (peer review) convencional, tras la cual se decide si el artículo es aceptado para publicación (con ciertos cambios) o es rechazado. Como ya te he indicado, en el año 2021 el 30 % de los artículos superaron la revisión editorial y fueron enviados a revisión por pares para decidir si serían o no publicados.
El nuevo modelo consiste en publicar el artículo en la revista, si supera la revisión editorial, pero marcado como «Reviewed Preprint» (manuscrito en proceso de revisión); el artículo será enviado a revisión por pares, con informes públicos. Una vez finalice dicha revisión por pares, los autores deberán modificar el artículo incorporando los comentarios de los revisores. Cuando los autores estén satisfechos con la versión revisada de su artículo solicitarán al editor que sea marcada en la revista como «Version of Record» (versión definitiva); entonces dicho artículo será enviado a los agregadores de artículos (PubMed, ISI Web of Science, etc.). La gran diferencia es que no se pedirá a los científicos encargados de la revisión por pares que decidan si el artículo debe ser aceptado para publicación, con o sin cambios, o rechazado; no se les preguntará porque el artículo ya estará publicado en la revista al haber sido aceptado en la revisión editorial.
Para los científicos el nuevo modelo es atractivo porque supone acelerar la publicación del artículo en la revista. Para la editorial de eLife el mayor atractivo es que cobrará 2000 dólares por todos los artículos que superen la revisión editorial (ahora cobra 3000 dólares por los artículos aceptados para publicación). Como ahora mismo no cobra nada por casi la mitad de los artículos aceptados en la revisión editorial, que son rechazados en la revisión por pares, todo apunta a que podría duplicar el número de artículos publicados y casi duplicar sus beneficios. Según Eisen, en el sistema actual se pierde un enorme esfuerzo editorial sin compensación (económica), ni reconocimiento (público); con el nuevo sistema habrá una compensación económica (para la revista, no creo que paguen a los editores) y, quizás también, un reconocimiento público a los miembros del comité editorial (cuyo nombre marcará todos los artículos que acepten). Además, al ser la revisión por pares pública, también habrá un reconocimiento para los investigadores que ocupen parte de su tiempo revisando artículos para eLife (aunque no puedan influir en que se publiquen o no).
Quizás te preguntes, qué beneficios tiene una editorial sin ánimo de lucro, que está obligada a gastar todos sus beneficios. La editorial eLife Sciences Publications publica sus cuentas financieras anuales; en ellas los gastos y los beneficios deben estar equiparados, salvo un pequeño porcentaje que se transfiere de un año a otro. Gracias a ello sabemos que en 2021 la revista eLife tuvo unos beneficios de unos 6.8 millones de libras (unos 7.8 millones de euros), de los que 3.5 millones han sido cargos por publicar (APC, article processing charges) pagados por los propios autores de los artículos científicos y 3.3 millones han sido contribuciones de varias fundaciones que financian esta editorial (Howard Hughes Medical Institute, Knut and Alice Wallenberg Foundation, Max Planck Society y Wellcome). Con la nueva política editorial se incrementará el número de artículos publicados y los beneficios a costa de los autores; no sé qué pasará con las fundaciones que financian a eLife, pues quizás rebajen su contribución (que ya subió de 2020 a 2021).
Como puedes ver en esta tabla resumen, los gastos de la editorial son muy próximos a sus beneficios (como debe ser). En 2021 se gastaron 2.5 millones de libras en salarios (obviamente, los directivos cobrarán mucho más que el sueldo medio de los empleados). Los costes editoriales fueron 1.4 millones de libras. La manera habitual en la que las editoriales sin ánimo de lucro gastan sus beneficios es incrementando los sueldos de los altos cargos y abriendo nuevas sedes internacionales (auguro que, si tiene éxito la nueva iniciativa, la sede de eLife en Londres será la primera de una serie de sedes en lugares como New York o Tokio); la apertura de nuevas sedes implica gastos materiales y el contrato de personal administrativo adicional.
En resumen, soy pesimista al respecto de la nueva iniciativa del editor de eLife. Todo esto me recuerda a cuando Schekman pretendió boicotear a Nature, Science y Cell no publicando en estas revistas y echando pestes de sus políticas editoriales; no me consta que nadie siguiera su estela, que pudiendo publicar en dichas revistas dejara de hacerlo. Me temo que lo mismo va a pasar con la iniciativa de Michael Eisen, ninguna editorial va a considerar que su decisión es acertada y la potencial revolución de las publicaciones científicas que algunos asocian a la boutade del editor de eLife nunca va a ocurrir. Lo siento, pero auguro que el editor de eLife ha cometido un grave error y acabará teniendo que rectificar dentro de unos tres años. Espero estar equivocado. Os mantendré informados los próximos años.
«Si la jugada de Eisen sale bien, eLife en 2013 duplicará su número de artículos publicados, sin perder índice de impacto y reputación». Imagino que querías decir 2023.
Gracias, Bronson, cambiado.
3k por donar tu esfuerzo y trabajo… Un lector investigador ¿no debería maximizar la contribución de sus lecturas a sus propósitos? «Antiguamente», entendería que la preselección la dirigieran editoriales con recursos, pero hoy día, parecería que algo como arXiv debería ser más que suficiente unido a (xej) montañas de predictores de impacto que deben haber en la red. ¿Los investigadores sólo leen lo que dicen esas editoriales? ¿qué buscan los que las leen que no encuentran en otro sitio? Siempre me confunden estos post de JIF/JCR.
> ¿Los investigadores sólo leen lo que dicen esas editoriales?
No, los investigadores leen mucho, pero los paneles de contratación solo tienen en cuenta (normalmente) lo que está publicado en esas editoriales (y en algunos campos solo tienen en cuenta las revistas del Q1 de JRC).
Josejuan, AS Mascareño tiene toda la razón, el gran problema es el sistema actual de evaluación de la investigación basada en el índice de impacto de la revista en la que publicas; se evalúa a investigadores, grupos de investigación e instituciones en función de un parámetro numérico asociada a las revistas, sin necesidad de leer (ni entender) el contenido de ningún artículo, y sin ni siquiera tener en cuenta el número de citas a dichos artículos (índice bibliométricos como el famoso índice-h de Hirsch son poco usados en la práctica). Mientras una empresa privada, Clarivate (que edita el JCR y que cuesta tres millones de euros anuales a España), sea quién marque qué es bueno y qué es malo en ciencia, a la hora de publicar los investigadores no dejarán de consultar el JCR.
Gracias, Francis. La estrategia editorial que describes parece muy similar a la de la nueva plataforma «Open Research Europe», (https://open-research-europe.ec.europa.eu/), ¿no?
Jose Manuel, no te confundas, Open Research Europe no es una revista científica, ni tiene ISSN, ni índice de impacto. ORE es una servidor de preprints similar a bioRxiv o medRxiv; estas plataformas admiten comentarios en los artículos que permiten implantar un sistema de revisión por pares público, aunque no lo llaman peer review, como hace ORE.
En coffee break ya os escuché hablar del tema y vine al blog a saber más. Coincido con otros comentarios en todo lo esencial y añado algo más: ¿éste es un ejemplo de cuñadismo en ciencia? Quiero decir, ¿de verdad debe parecernos medio normal que el editor decida si es «aceptable» para ser publicado como si fuera experto en todos los temas y especialidades? En fin, creía que en la ciencia estaba a salvo de la tertulias «de amplio espectro» como me gusta llamarlas, donde todos saben de todo, pero iniciativas como ésta parecen ir en sentido contrario.
Francisco, el editor no puede decidir sobre todos los manuscritos enviados, pues es imposible que se los lea todos (son demasiados para una sola persona); el editor envía el artículo a un miembro del comité editorial (en eLife son unos cien científicos), que es quien toma la decisión (y que se leerá del orden del uno por ciento de todos los manuscritos enviados, que son unos treinta al año). El nombre del editor que acepte el artículo aparecerá en el artículo publicado en eLife (como reconocimiento de su labor). Los miembros del comité editorial son investigadores de gran prestigio (mucho más prestigiosos que la amplia mayoría de científicos invitados a la revisión por pares). Además, si aumenta mucho el número de manuscritos enviados, el editor puede invitar a nuevos científicos prestigiosos al comité editorial para reducir la carga de los ya existentes.
La propuesta de política de publicación parece interesante, pero no tengo tan claro que sea tan revolucionaria. Nature ya ofrece algo así (de manera voluntaria). Tiene un servidor de preprints que publica la versión enviada a la revista en el momento en que pasa el filtro editorial (Researchsquare).
En astrofísica a día de hoy, en USA, es también muy normal enviar a arxiv y después enviar a la revista. Suele quedarse en arxiv aunque la revista nunca lo acepte.
De todos modos esto:
» La gran diferencia es que no se pedirá a los científicos encargados de la revisión por pares que decidan si el artículo debe ser aceptado para publicación, con o sin cambios, o rechazado; no se les preguntará porque el artículo ya estará publicado en la revista al haber sido aceptado en la revisión editorial.»
Si se implementase bien, y explicitamente en las revistas, creo que podría ayudar a una mejora en el proceso de revisión. En la forma actual se genera muchas veces una relación hostil entre autores y revisores, porque estos últimos tienne el poder de frenar la publicación. A veces parece que el objetivo de la revisión no es asegurar el rigor del artículo, sino dejarlo al gusto del revisor o revisores en el menor tiempo posible. Quizá una relación diferente entre autores y revisores podría llevar también a un intercambio más constructivo y a una mejor calidad de los propios artículos.
AS Mascareño, todas las editoriales tienen servidores de preprints propios, p.ej. Elsevier tiene SSRN, que compiten con los públicos (arXiv, bioRxiv, etc.). Lo supuestamente revolucionario es volver a la época en la que el editor (o comité editorial) acepta o rechaza sin necesidad de peer review externo, p.ej. esto pasaba en Nature antes de 1974, o en Physical Review Letters hasta principios de los 1980s (no sé si sabes que la gran diferencia entre Physical Review y Physical Review Letters era que las Letters no pasaban por peer review externo).
Muchos coincidimos que el modelo predominante de publicar «en cerrado» no es el más deseable, pero creo que este modelo en abierto no está tomando una buena deriva. Los costes por publicar siguen siendo muy altos (curiosamente a veces más altos cuanto más prestigio tenga la revista …) para lo que supone mantener el sistema. Porque no cobramos nada por censar, ser miembros del comité editorial, etc …